Por Teresa Bedman y Francisco Mart�n Valent�n
Del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto
Directores del Proyecto Sen-en-Mut
Publicado en La Aventura de la Historia
Octubre de 2003

SEN-EN-MUT, EL PLEBEYO QUE PUDO SER REY

A principios del reinado del gran Amen-Hotep I Dyeser-Ka-Ra, el segundo rey de la dinast�a XVIII del Imperio Nuevo egipcio (hacia el 1520 a C.), vio por primera vez la luz del luminoso cielo de Egipto, un ni�o que ven�a marcado para llegar a ser tan poderoso como el propio rey de las Dos Tierras, a pesar de su humilde origen.

EL ORIGEN DE SEN-EN-MUT

El lugar que le vio nacer, llevaba entonces el nombre de Iuny (la actual Armant) y era un arrabal fronterizo del nomo de Uaset, situado en la orilla occidental del r�o Nilo, apenas a veinte kil�metros al sur de la gloriosa capital del dios Am�n: la gloriosa Tebas.



Retrato de Sen-en-Mut
de la tumba TT 353

El peque�o, al que pusieron el nombre de Sen-en-Mut,que significaba �el hermano de Mut�, naci� de una sencilla �Se�ora de la Casa� llamada Hat-Nefer, y su padre fue Ra-Mose, un modesto funcionario local. Podemos imaginar el ambiente en que Sen-en-Mut dio sus primeros pasos; era una �poca en la que Egipto hab�a iniciado de nuevo su ambiciosa andadura de expansi�n y poder, despu�s de la expulsi�n de los invasores hicsos de la sagrada tierra del Nilo .

Iuny era, como se ha dicho, un barrio extremo de la ciudad de Tebas. El centro pol�tico y religioso local lo constitu�a el templo del poderoso dios solar de la guerra, Montu, venerado en la zona desde los tiempos del rey Montu-Hotep II Neb-Hepet-Ra, de la dinast�a XI (hacia el 2064-2013 a C.).

Los polvorientos callejones de la ciudad que separaban las frescas casas hechas con adobe, debieron ver jugar a este peque�o, �el hermano de la (diosa) Mut�, que, probablemente, ya entonces, so�aba con alcanzar los m�s altos puestos en el Palacio del rey. Es seguro que el ni�o Sen-en-Mut destacaba sobre sus compa�eros. �l ser�a el general que mandaba a los soldados del fara�n y jugaba a ser el gran constructor de los templos, mientras se quedaba ensimismado escuchando las antiguas historias que hablaban de los dioses y los faraones, y de los h�roes que gozaban del favor del soberano de las Dos Tierras. Sus otros cinco hermanos varones le mirar�an con admiraci�n y cierta envidia, mientras sus dos hermanas, seguramente pensar�an que �l era m�s importante y hermoso que el mism�simo pr�ncipe heredero del trono.

En todo caso, �l fue el �nico entre todos sus hermanos que llegar�a a alcanzar importantes puestos en la corte real. Verdaderamente, Sen-en-Mut llevaba en su rostro la expresi�n del hombre predestinado a ser poderoso entre los poderosos. Sus ojos almendrados y grandes deb�an tener una profunda mirada que magnetizaba a todos sus interlocutores. Su nariz aguile�a, sobre unos labios carnosos y marcados, expresaba la agudeza de su ingenio y su car�cter inteligente e inquisitivo, mientras que su firme ment�n denotaba su determinaci�n y firmeza para enfrentarse a los problemas y los adversarios.

SEN-EN-MUT INICIA SU CARRERA

Cuando alcanz� la pubertad, apenas con diez a�os, probablemente ser�a enviado por su padre Ra-Mose a la escuela de Escribas del templo del dios Montu. Era muy importante que Sen-en-Mut aprendiera a leer y a escribir. Siempre recordar�a c�mo su padre le contaba la historia de Dua-Jety, en la que �ste instru�a a su hijo Pepy acerca de lo importantes que eran los libros. En ellos resid�an toda la sabidur�a y todo el poder. El hombre que sab�a escribir dominar�a las palabras de los dioses y, por tanto, podr�a tener a su disposici�n todas las oportunidades para llegar hasta lo m�s alto del mundo.

Concluidos sus estudios en la Casa de la Vida del templo, probablemente ingres� en el ej�rcito del fara�n para ejercer sus funciones como escriba. La naturaleza guerrera del dios Montu, patrono de su localidad de nacimiento, no ser�a ajena a la decisi�n del joven. De hecho, ser escriba de las tropas del �Se�or de las Dos Tierras� en el momento en que Egipto estaba conquistando un vasto territorio de influencia, fuera de sus fronteras tradicionales, en la zona siria y en Nubia supon�a un excelente modo de abrirse camino hacia los m�s altos puestos de la administraci�n real. En todo caso, su vinculaci�n con el clero del dios de su localidad tambi�n fue muy importante en la carrera administrativa de Sen-en-Mut. De hecho, lleg� a ser �Inspector de los sacerdotes del dios Montu de Iuny�.

As� pues, comenzar�a a servir al rey Thutmosis I Aa-Jeper-Ka-Ra (hacia el 1496-1483 a C.), llegando a alcanzar en tiempos del sucesor de este, su hijo Thutmosis II Aa-Jeper-en-Ra (hacia el 1483-1480 a C.), si no antes, los primeros puestos de importancia cerca de la casa real.

SEN-EN-MUT Y HATSHEPSUT SE ENCUENTRAN



Estatua de Hatshepsut procedente de Karnak.
Museo Egipcio de El Cairo

Sen-en-Mut fue nombrado en primer lugar �Intendente de la hija del rey�, en referencia a la propia Hatshepsut, hija mayor de Thutmosis I. Esto implica una diferencia de edad entre la joven princesa y el eficiente funcionario real que justifica todos los perfiles �ntimos de la posible relaci�n amorosa que, se ha sugerido, existi� entre ambos. En cualquier caso, la cercan�a de Sen-en-Mut y Hatshepsut fue un hecho de rango oficial desde la muerte de Thutmosis II, momento en el que el maduro oficial pas� a servir directamente a su soberana y se�ora.

Lo m�s curioso del caso es que Sen-en-Mut ya hab�a sido nombrado tutor de la heredera real Neferu-Ra, la hija mayor de Hatshepsut y (presuntamente) Thutmosis II, antes de que esta �ltima subiera al trono como rey de Egipto, lo que tambi�n parece indicar las especiales relaciones de �ndole casi familiar que ambos, Hatshepsut y Sen-en-Mut, tuvieron desde la adolescencia de la futura reina.

En el desempe�o de tales cargos Sen-en-Mut debi� demostrar sus excepcionales facultades como experto administrador, puesto que muy pronto fue nombrado �Servidor e Inspector de los dominios reales de Hatshepsut y de Neferu-Ra�, lo que le permitir�a ejercer un control direct�simo y absolutamente personal sobre las enormes riquezas de ambas mujeres reales. Estos cargos se complementaron con el de �Tutor de la princesa real Neferu-Ra�, lo que era tanto como entregarle una hija para cuidase de ella y de su educaci�n.

EL TRONO DE EGIPTO ES OCUPADO POR UNA REINA SIN REY

Muerto Thutmosis II, la joven reina Hatshepsut, a�n casi una adolescente, qued� sola. Sin embargo, todo permite pensar que Sen-en-Mut estaba muy cerca de ella. Nada m�s quedar viuda, Sen-en-Mut fue encargado de llevar a cabo la extracci�n en las canteras de Assu�n, el transporte por el Nilo y la erecci�n en el coraz�n del templo del dios Am�n, en Karnak, de dos enormes obeliscos destinados a maravillar a las futuras generaciones que los contemplasen.

El problema planteado a la sucesi�n de Thutmosis II es sobradamente conocido. Un pr�ncipe nacido de una concubina, que luego ser�a el futuro Thutmosis III, era el heredero del difunto rey. Sin embargo, Hatshepsut, era primog�nita de Thutmosis I e hija de la Gran Esposa Real de este �ltimo, la reina Ahmosis Ta-Sherit. Este conjunto de circunstancias hizo a la reina reconsiderar la injusta situaci�n en la que el destino la hab�a colocado. No pod�a ejercer una regencia respecto de un pr�ncipe que no era su hijo y, adem�s, ella hab�a sido la Gran Esposa Real del difunto Thutmosis II. Lo natural habr�a sido que ella hubiera reinado de haber nacido var�n en lugar de mujer. Se puede comprender f�cilmente que quiz�s Sen-en-Mut instruyese a su reina sobre todos estos detalles, haci�ndola ver que, en realidad, era ella quien deb�a ser �el rey�.

Templo de Millones de Años de la reina Hatshepsut en Deir el Bahari

Templo de Millones de A�os
de la reina Hatshepsut en Deir el Bahari

De este modo, Hatshepsut se proclam� a s� misma como fara�n de Egipto, lo que debi� suceder entre los a�os 5 al 7 de Thutmosis III. Con tal motivo, o al menos, en tal momento, Sen-en-Mut fue nombrado nada menos que �Mayordomo de la Casa del dios Am�n�, lo que equival�a a ser el supervisor de todas las riquezas del omnipotente dios tebano. Como consecuencia de este t�tulo y directamente vinculados con �l, Sen-en-Mut fue encargado de desempe�ar otras muchas funciones relacionadas con el dios Am�n, incluso las de car�cter sacerdotal. Este era un important�simo punto de apoyo para la consecuci�n de las aspiraciones de este hombre.

De esta manera Sen-en-Mut pas� a controlar todas las obras hechas en favor del dios Am�n, no solo en el templo de Karnak, sino tambi�n en el templo de su divina esposa, la diosa Mut. Sin embargo, la m�s espl�ndida obra atribuida a nuestro hombre fue el Dyeser-Dyeseru, el gran templo funerario construido para la reina Hatshepsut en la orilla occidental de Tebas, en el lugar hoy llamado Deir El Bahari.

Resulta meridianamente claro que, a partir del a�o 7 del reinado de Thutmosis III, Sen-en-Mut hab�a alcanzado ya extraordinarios poderes e influencias en la casa real. La prueba nos la dan los monumentos hechos para �l. Un elevado n�mero de estatuas que lo representan solo o como preceptor de la princesa real Neferu-Ra, as� lo prueba. Sen-en-Mut est� presente en las escenas que muestran la expedici�n al Pa�s del Punt que tanta fama dieron a la reina Hatshepsut. Durante el a�o 15 del reinado desempe�ar�a tambi�n importantes papeles rituales en el Jubileo de la reina celebrado en aqu�lla fecha.

EL MISTERIO DE LAS 'TUMBAS' DE SEN-EN-MUT

Pero, adem�s, en aquellos momentos se comenzaron a construir, a mayor gloria personal de Sen-en-Mut dos importantes monumentos funerarios. El primero, su tumba, (hoy catalogada como la TT91), dotada con una capilla que domina la necr�polis desde la cima de Sheij Abd El Gurnah y todo el conjunto de la zona; se encuentra estrat�gicamente situada frente al grandioso Templo de Am�n de Karnak, en la orilla este del Nilo. Extremo curioso es que, habiendo fallecido tambi�n en esas fechas su amada madre Hat-Nefer, Sen-en-Mut la hizo enterrar, con otros miembros de su familia muertos con anterioridad, en una c�mara excavada justo bajo la capilla de su citada morada de eternidad. Este hecho supon�a un extraordinario privilegio para personas que nunca hab�an pertenecido a la clase alta.



Detalle de la tumba TT 353 de Sen-en-Mut

Este monumento funerario estaba perfectamente conectado, desde un punto de vista m�gico-religioso, con su otra construcci�n funeraria, (hoy catalogada como la TT 353), situada en la zona de El Assasif, en el l�mite noroeste del templo funerario de Hatshepsut, en Deir El Bahari. En realidad, se trata de un largo corredor excavado en el suelo de arcilla pizarrosa que profundiza sesenta metros hasta alcanzar capas de piedra calc�rea dura. El hipogeo fue dotado con tres c�maras a las que se desciende sucesivamente por el citado corredor. Resulta evidente que el monumento est� inacabado pues solo contiene decoraci�n la primera de las c�maras citadas. Sin embargo, la importancia de este aut�ntico camino subterr�neo al M�s All�, reside en su evidente intencionalidad ritual. Conectado en su orientaci�n con la tumba de Sheij Abd El Gurnah, llega a penetrar literalmente bajo el patio del templo funerario de la reina Hatshepsut.

Los textos recogidos en el interior de la c�mara decorada son de una enorme importancia para las creencias funerarias de los egipcios. Sen-en-Mut, perfectamente versado en el conocimiento de estos rituales m�gicos, seleccion� personalmente los textos que se incluir�an en la misma. Se trata de pasajes escogidos de los antiguos Textos de las Pir�mides, de los de los Sarc�fagos y del Libro de los Muertos. Lo m�s chocante es que todos ellos est�n destinados a facilitar la transfiguraci�n de Sen-en-Mut en un ser iniciado, en un esp�ritu luminoso que los egipcios llamaban �esp�ritu Aj� y est�n redactados en un sistema especial de escritura, llamado �retroescritura�, que solo pod�an interpretar adecuadamente una serie de sacerdotes ritualistas, especialistas en esta clase de ceremonias m�gicas. De hecho, la inscripci�n que inicia el conjunto de las f�rmulas dice lo siguiente: ��Oh (vosotros) los que viv�s sobre las Dos Tierras (Egipto), escribas ritualistas que conoc�is las cosas secretas, que ador�is a Dios, recitad los ensalmos para el Mayordomo (de Am�n) Sen-en-Mut.!.

En el muro oeste de la c�mara, Sen-en-Mut orden� incluir una �Falsa Puerta�, entrada simb�lico-m�gica para que su esp�ritu transformado pudiera entrar y salir del M�s All� a su libre antojo. El viaje que Sen-en-Mut pretend�a realizar como �esp�ritu luminoso�, necesitaba del auxilio de mapas y planos de las regiones subterr�neas por las que deambular�a y viajar�a. Todos ellos est�n tambi�n representados en esta excepcional �c�mara del tiempo�.

EL PRIMER TECHO ASTRON�MICO DEL MUNDO

Pero lo m�s sorprendente del extra�o monumento secreto que Sen-en-Mut llev� hasta las mismas entra�as del templo de la reina Hatshepsut es el excepcional �Plano Astron�mico� que hizo incluir en el techo de la c�mara.



Detalle del techo astron�mico
de la c�mara A de la tumba TT 353

Se trata de una representaci�n de las constelaciones del hemisferio sur, de los doce decanes que reg�an los equivalentes meses lunares, y de una tabla astral, gracias a la cual se pod�an medir y observar los movimientos celestes nocturnos. En suma, un asombroso mapa interestelar para navegar por los espacios celestes.

La mitad sur del techo est� dedicada a las constelaciones septentrionales. Se ven doce c�rculos que representan los doce meses lunares. Los c�rculos est�n separados en dos grupos desiguales por un tri�ngulo largo y estrecho que representa el meridiano. En su v�rtice m�s agudo, el tri�ngulo se halla conectado con una constelaci�n en forma de toro que se identifica con nuestra �Osa Mayor�. Mediciones actualizadas han permitido comprobar que, seg�n este plano, la Osa Mayor, se encuentra situada en el exacto lugar o declinaci�n que le corresponder�a en el cielo en el tiempo en que Sen-en-Mut vivi�. En el techo est�n representadas tres fechas estelares que marcaban en la �poca de Sen-en-Mut; tres momentos especiales desde el punto de vista religioso y del calendario egipcio. Estos son: la medianoche del 18 al 19 de nuestro mes de marzo, la culminaci�n de la Osa Mayor; la medianoche del 16 al 17 de nuestro mes de julio, momento en el que la estrella Sirius se confunde al amanecer con el sol, lo que para los egipcios marcaba el comienzo de su �A�o Nuevo�, coincidiendo con la crecido del r�o Nilo; y la medianoche del 14 al 15 de nuestro mes de noviembre, momento en el que se produc�a la culminaci�n de la estrella principal de la constelaci�n de Ori�n, asimilada por los egipcios antiguos con el dios Osiris, es decir la resurrecci�n m�stica del dios. A la izquierda de esta imagen se ve a la diosa Isis, identificada con Sothis, detr�s siguen J�piter y Saturno, en forma de dioses con cabeza de halc�n. Al final de esta escena se puede identificar a Venus bajo el aspecto de un ave f�nix. Una figura de Seth evoca al planeta Mercurio.

Curiosamente, Marte no consta en este lugar, lo cual constituye un gran misterio sin resolver. La �nica explicaci�n plausible, puesto que sabemos que los egipcios conoc�an perfectamente la existencia del planeta Marte es que, durante la concreta noche estelar representada en el techo astron�mico de Sen-en-Mut, ese planeta no fue visible en Egipto. Adem�s, los astr�nomos que han estudiado el techo han podido determinar de modo absoluto la fecha en la que el mismo fue dise�ado y representado, lo que permite datar la tumba con una exactitud casi precisa. En los cincuenta a�os que median entre el 1505 y el 1455 a. C., existi� una sola noche en la que el planeta J�piter tuvo una ascensi�n derecha determinada, tal y como est� representado en el techo, y en la que el planeta Marte no fue visible; �sa fue la del 14 al 15 de noviembre del a�o 1463 a C., que coincide con el a�o 16/17 de Thutmosis III.

Cerca de la entrada de la tumba se encontr� un �stracon datado en el a�o 16, lo que determina el momento en el que a�n se trabajaba en el monumento. As� pues, es casi seguro que fuera el a�o 17 aqu�l en el que se dibuj� el Techo Astron�mico. Queda por desentra�ar qu�, se supon�a, deb�a suceder la noche del 14 al 15 de noviembre de aqu�l a�o de 1463 a. C. Quiz�s fuera el momento en que se produjo la transformaci�n en vida de Sen-en-Mut, por medio de los ritos inici�ticos recogidos en las paredes de la c�mara. En realidad, nunca lo sabremos con exactitud. Sin embargo, s� tenemos constancia de que las obras del templo funerario de la reina Hatshepsut en Deir el Bahari, construido bajo las �rdenes de Sen-en-Mut, concluyeron el mismo a�o 16/17, es decir, en el 1463 a.C.

LA DESAPARICI�N DE SEN-EN-MUT

No se puede aventurar nada concreto a prop�sito del momento en que Sen-en Mut muri� o cual fuera su suerte durante el reinado de Thutmosis III. Cuando Herbert Winlock descubri� en 1927 la misteriosa TT353, se comprob� que la misma estaba sin concluir y, cosa extra�a, la entrada cuidadosamente cerrada con un muro de adobes dispuesto por los obreros que hab�an trabajado en ella. El sarc�fago de Sen-en-Mut se encontr�, hecho a�icos, en la capilla de la tumba construida sobre Sheij Abd El Gurnah y no, como deber�a haber sido razonable, en la c�mara funeraria, al fondo del pozo de la tumba. �Quiz�s nunca estuvo depositado all�?.



Estatua de pie de Sen-en-Mut
con Neferu-Ra en brazos

El hecho de que muchas de sus numerosas estatuas hayan sido destruidas, o su nombre y efigie borrados de algunos lugares, dio motivo para pensar que, desaparecida la reina que le hab�a protegido y a la cual �l hab�a servido tan fielmente, su memoria tambi�n fue atacada y, si a�n estaba vivo entonces, apartado de todos sus cargos. Pero, poco m�s se puede decir.

Ahora bien, �por qu� raz�n no se ha encontrado ni un solo resto de su momia, o de su ajuar funerario, cuando la tumba de sus familiares fue hallada con los cuerpos de todos ellos dentro, debidamente amortajados y en sus sarc�fagos, sin da�o alguno?.

Los c�lculos de los investigadores manejan como fecha para la desaparici�n de Sen-en-Mut de la vida p�blica, los a�os 18 � 19 de Thutmosis III, puesto que no se conocen por el momento datos posteriores a ellos. Sin embargo, s� parece que la prematura muerte de su protegida, la princesa Neferu-Ra, fue el momento que marc�, no solo su declive, sino el de la propia reina Hatshepsut.

El que fuera el hombre m�s poderoso de Egipto, a quien no se le conoce esposa oficial, que posey� cerca de ochenta t�tulos y nombramientos de cargo, y ayud� a Hatshepsut a ser rey y soberano de las Dos Tierras, compartiendo con ella su poder y su gloria, parece haber desaparecido entre la niebla como alguno de los misteriosos personajes de la Biblia que, se dice en el libro sagrado, no muri� f�sicamente sino que fue arrebatado por los �ngeles hacia el cielo, en un carro de fuego.

En todo caso, la memoria de este importante personaje est� viva y su misterio por desentra�ar. Egipto lo guarda celosamente entre sus arenas, quiz�s para siempre.


PARA SABER M�S

  • BEDMAN, T. Reinas de Egipto. El secreto del poder. Madrid, 2003.
  • DEL CASAL, B. Hatshepsut. La primog�nita del dios Am�n. Madrid, 1998.
  • DORMAN, PETER, F. The Monuments of Senenmut. Problems in Historical Methodology. London, 1988.
  • DORMAN, PETER, F. The Tombs of Senenmut. The Arquitecture and Decoration of Tombs 71 and 353. New York, 1991.
  • MART�N VALENT�N, F. J. Los magos del antiguo Egipto. Madrid, 2002.
  • RATI�, S. La reine Hatchepsout. Sources et probl�mes. Leyde, 1979.