LOS VALEDORES DE UNA REINA: HAPU-SENEB Y SEN-EN-MUT.

 

Por Teresa Bedman.

 

            Siempre se ha dicho que detr�s de un hombre importante, hay una inteligente mujer. Pero la historia no es siempre perfecta, y como veremos a continuaci�n, en este caso, detr�s de una impresionante mujer, hubieron dos hombres inteligentes,  que la encumbraron, cuidaron y protegieron. Por ello posiblemente perdieron la vida. Si pudi�ramos  preguntarles si lo volver�an hacer, seguramente su respuesta ser�a, que valdr�a la pena perdedlo todo, una y cien veces m�s por compartir un instante de su vida.

             Esta es la historia de dos hombres, de los valedores de una reina: Hapuseneb y Senenmut.

            Para todos aquellos que no conozcan la historia de este periodo, he cre�do oportuno, dar unas cuantas pinceladas r�pidas para introducirnos en �l.

            Ahmose liber� al pa�s expulsando a los Hicsos y se alz� como Horus victorioso y unificador del doble pa�s despu�s de a�os de lucha, fund�ndose la XVIII dinast�a y entrando en el Imperio Nuevo. De Ahmose y de la Gran Esposa Real Ahmosis Nefertary, nacer� el futuro rey Amen-Hotep I, que continuar� la labor de su padre en cuanto a pol�tica exterior. Este ser� un per�odo de continuas conquistas militares. Podr�amos decir, que comienza aqu� un momento de expansi�n de la civilizaci�n egipcia. No olvidemos que estamos en el comienzo de la XVIII dinast�a, que ser� la dinast�a de oro, es el momento del esplendor, cuando se alcanzan las cotas m�s altas en todos los aspectos de la historia de Egipto.

            Con Amen-Hotep I las fronteras de Egipto hay que situarlas en Nubia y en el pasillo palestino.  A su muerte, le suceder� su hijo Thutmosis I, hijo este que no es de esposa real sino de una esposa secundaria, de una concubina. Hago hincapi� en este dato porque va a tener una importancia crucial, como veremos m�s tarde, para desarrollar las circunstancias que llevaron a Hatshepsut a legitimar su toma del trono de las dos tierras.

            Thutmosis I, tiene un reinado largo. Podr�amos decir de �l, que es el primer rey conquistador. En los textos se dice que logra llevar las fronteras de Egipto desde el E�frates hasta Nubia ( 3� � 4� catarata, esto no est� muy claro). Pero como vemos en el mapa el territorio es demasiado extenso como para pensar que todo estuviese dominado por Egipto. Casi tendr�amos que pensar mejor que existiese una forma de vasallaje, como veremos que ocurre posteriormente con Tutmosis III.

            A Thutmosis I, se le presenta el mismo problema que a su padre: de la esposa real tiene dos hijas, Hatshepsut  y Amenfrure, y de una esposa secundaria, un hijo que al casarse con la princesa Hatshepsut,  le da la legitimidad necesaria para ser el futuro Thutmosis II[1]

            La cronolog�a del reinado de Thutmosis II es pol�mica, como casi todo de este per�odo, pues los autores no se ponen de acuerdo en cuanto a la duraci�n del mismo, aunque la mayor�a se inclinan por la teor�a de Kitchen, que da una duraci�n para el reinado, no superior a 14 a�os. Del reinado de Thutmosis II, podr�amos decir que es un per�odo tranquilo. No hay monumentos importantes. En cuanto a campa�as militares, tan s�lo conocemos que sofoc� una revuelta en Nubia.

            Por tercera vez, con Thutmosis II se vuelve a producir el mismo fen�meno que venimos observando en toda la dinast�a: de la Gran Esposa Real Hatshepsut, tiene dos hijas,  Nefrure y Meritet-Hatshepsut, y de una esposa secundaria, de una concubina llamada Isis, un hijo llamado Thutmosis, que ser� el futuro Thutmosis III.

            El problema se plantea a la muerte de Thutmosis II, ya que el futuro rey no tiene m�s de cinco o seis a�os. Hasta este momento, hemos visto como hijos ileg�timos, se casaban con princesas reales y heredaban el trono. Con Hatshepsut, esto va a cambiar. Y esto se produce por varios motivos. El primero es que ella es la Gran Esposa Real y no es madre del futuro rey, con lo cual la l�gica corregencia entre madre e hijo no se va a producir. Por otro lado en Hatshepsut, subyace el elemento del matriarcado. Ella se considera, al igual que ya lo hicieran su abuela y su madre, que son hijas leg�timas de matrimonios reales. Por lo tanto ella y s�lo ella, tiene el derecho a ocupar el trono de Egipto.  Y con esta l�gica y con este razonamiento tan aplastante, tenemos que en el a�o 2[2] de su reinado, ella se auto proclama  Rey del Alto y Bajo Egipto, pasando el peque�o Thutmosis a un segundo plano.

            Esto sin duda provoc� una revoluci�n. Hasta este momento o salvo raras excepciones las Esposas Reales se hab�an visto relegadas a un papel  secundario o como mucho a ser corregentes durante la minor�a de edad de los pr�ncipes. La minor�a o mayor�a de edad es algo relativo.  En el caso de Tut-Anj-Amon, sabemos, que la alcanz� a la edad de nueve a�os. Del resto sabemos muy  poco.

            Pero para que la reina Hatshepsut, pudiera dar este salto cualitativo, se supo rodear de influyentes, poderosos y fieles colaboradores, que la ayudaron  ha hacer realidad  su sue�o: el de  ser  rey.

            Un simple examen de los acontecimientos, jam�s permitir�an comprender las razones y los motivos que surgieron en la mente y los corazones de las personas que rodearon a la joven reina. Y estos son, precisamente, los secretos que la historia tiene la obligaci�n de desvelar. Pues bien, sin Hapuseneb y Senenmut es seguro que la reina no hubiera podido alcanzar los altos designios del estado. Hapuseneb, sumo sacerdote de Am�n, visir, jefe de todos los cultos de todos los templos, encarnaba en su persona el m�ximo poder pol�tico y religioso de Egipto. Senenmut, mayordomo de la reina,  arquitecto real, jefe de todas las obras, preceptor de Neferura. Era el valuarte de Hatshepsut.  En suma, dos personajes que  crearon y propulsaron la fracci�n pol�tica el la cual la reina Hatshepsut era la cabeza visible, frente a la oposici�n de los partidarios del joven Thutmosis.

            Para ello, uno, concibi� el m�s bello mito religioso conocido en la historia de Egipto, haciendo descender a los dioses entre los hombres: la teogamia, milagro de hibridaci�n entre un dios y una mujer, en cuyo vientre se gest� la semilla divina. Y as� elev� por encima de todos los mortales  Hapuseneb a su adorada soberana, convirti�ndola en la hija carnal del gran Am�n tebano.

             El otro, despleg� su inteligencia, su ingenio y lo plasm� en suave piedra dorada de rampas ascendentes .  Un sue�o de sol,  oro, ricas maderas, jardines ex�ticos..., de eternidad, como su amor.

             El primero de estos dos valedores es Hapuseneb. Este, proced�a de una familia de sacerdotes[3], su padre llamado Hapu, ejerc�a las funciones de sacerdote   lector de dio Am�n, en su templo de Karnak. Su madre, llamada Aahhotep, era dama de la corte, ya que delante de su nombre aparece, aunque s�lo en una ocasi�n, el t�tulo, desgraciadamente incompleto de "(nodriza) real"[4].  Las nodrizas reales eran seleccionadas en los harenes de los oficiales  y en los de los altos funcionarios. Esta elecci�n establec�a entre �stos y el rey un aut�ntico parentesco: el parentesco de la leche, tan respetado por los egipcios como el  v�nculo de la sangre. De este modo, la hija de una nodriza real ostentaba el t�tulo de "hermana del rey". Maspero[5], nos dice que, "en muchos casos se hac�a el simulacro de acercar al ni�o al pecho de la mujer durante unos instantes para convertirla en nodriza de hecho".

            Pero volviendo a nuestro personaje, tambi�n sabemos que tuvo un hermano llamado Siamen, que tambi�n estuvo vinculado al templo de Am�n[6], y  una hermana llamada  Ahmose, aunque esta  pudo ser su esposa. Tuvo ocho hijos (cuatro hijos y cuatro hijas). De los hijos, dos de ellos fueron sacerdotes vinculados al culto funerario de Thutmosis I. Dos de las hijas fueron cantoras de Am�n.

            La carrera  de Hapuseneb, comenz� bajo el reinado de Thutmosis I, pero ser� bajo el de Hatshepsut cuando alcanz� su cenit. La iconograf�a de nuestro personaje es muy  escasa.  Esta que estamos viendo y que se encuentra en el Museo del Louvre (Par�s) , es de capital importancia por varias rezones, no s�lo por ser la fuente principal para establecer la biograf�a de nuestro personaje. En ella podemos ver como el nombre de la reina  Maat-Ka-Ra, fue da�ado y sustituido por el de Thutmosis II, dato este importante para datar la estatua. Pero quiz�s el dato m�s relevante sea el propio texto donde se nos dice que fue la propia Hatshepsut quien le hizo "Jefe de todos los empleos de la casa de Am�n" y "Jefe en Karnak, en el terreno de Am�n y en toda la tierra de Am�n"[7]. El t�tulo principal de Hapuseneb fue el de "Gran Sacerdote de Am�n", t�tulo este que conserv� hasta su muerte. En todos los monumentos, le reconocen este t�tulo a excepci�n de la estatua que se encuentra en el Museo de Bolonia donde el t�tulo de Primer padre divino de Am�n, se alterna con el de Primer profeta de Am�n[8]. Pero su cargo no se limitaba, como ocurri� con sus antecesores, s�lo a sus funciones religiosas y a la administraci�n del clero de Karnak. Por primera vez, su cargo se extender� a todo el sacerdocio egipcio. Hapuseneb, ser� "el Jefe de los templos", y muy especialmente el de Heli�polis, "Administrador de los templos" y "Jefe de los profetas  del Alto y Bajo Egipto". Fue el  "pont�fice m�ximo", de la religi�n egipcia. Por lo tanto el clero que controlaba y gobernaba se convirti�, bajo su mando, en uno de los principales apoyos del trono de Hatshepsut.

            Los t�tulos de Hapuseneb, nos dan una idea aproximada de la importancia que ten�a para la reina: "Noble", "Compa�ero �nico", "Gran compa�ero", "Amado", "el que lleva el sello real", que hab�a hecho de �l "su favorito en toda la tierra", que le hab�a "admitido en el consejo privado", pero si estos no eran pocos y para aumentar su poder le nombra "Gobernador del sur, prefecto y Visir"[9].  El t�tulo de "Visir", es de trascendental importancia. Sabemos que, a partir de Thutmosis III, aparece muy  frecuentemente los t�tulos de "Visir del Sur" y "Visir del Norte". Tambi�n es cierto que no hay nada que pruebe que la doble administraci�n de Kemet no hubiese reca�do en una misma persona. Encontramos paralelos  por ejemplo en el reinado e Amen-Hotep III donde a uno de sus visires se le designa �nicamente con el cargo de "Visir". Con Rams�s II encontramos tambi�n el t�tulo de "Visir del Sur y del Norte". De cualquier modo parece ser que bajo el reinado de Hatshepsut,  hubo un s�lo Visir a pesar que Egipto y como mandaba la tradici�n se hallaba dividido en  Alto y Bajo.

            Esta reflexi�n nos hace pensar que nuestro Hapuseneb, se hab�a hecho primero cargo del gobierno del Alto Egipto y posteriormente al alc�zar  y "concentrarse en su persona todo el poder administrativo del Estado y del clero"[10], fue nombrado tambi�n Visir.  Pero hay que resaltar que este t�tulo lo encontraremos en uno s�lo de sus monumentos,  precisamente en la estatua del Louvre. En esta misma estatua, se le designa como "Jefe de los trabajos reales" y como "Gu�a de los trabajos de la tumba real ( la primera) para la perfecci�n de sus planos". En Karnak , se le encarga la construcci�n de la barca "Userhat", as� como diversos pilonos, una naos de madera "mery" y �bano, as� como un templo en una hermosa piedra blanca llamado "Maat-ka-ra es divino en monumentos".  Como en la ya mencionada estatua del Louvre ni en ning�n otro monumento se hace referencia a que Hapuseneb, participase de alguna forma en la construcci�n de los grandes monumentos que perpet�an el nombre de la reina,  que coinciden con la segunda mitad de su reinado, y que sabemos son obra de Senenmut, Thouty y el segundo profeta de Amon llamado Puyemre, algunos autores deducen que Hapuseneb, hab�a muerto ya.

            Mi opini�n al respecto es que Hapuseneb no hab�a muerto, sino que se le comienzan a transferir ciertos cargos y obligaciones a Senenmut, como veremos m�s tarde.  Y tanto Hapuseneb como Senenmut debieron morir muy pr�ximos en el tiempo hac�a el a�o 18 � 20 del reinado de Hatshepsut

            Como sucede con muchos de los grandes personajes de  comienzos de la XVIII dinast�a, Hapuseneb, se mand� construir una tumba en las canteras de Gebel  Silsil�h. En dicha tumba, s�lo se incluye una c�mara en cuya entrada se lee el cartucho de la reina (Maat-ka-ra), al fondo (en la lado oeste), se encuentra una estatua sedente del propio Hapuseneb. Las paredes norte y sur de la tumba se encuentran decoradas con bajorrelieves donde se pueden ver a los hijos de Hapuseneb, haciendo ofrendas funerarias de alimentos.  Pero esta tumba nunca lleg� a ser utilizada. Legrain afirma[11] que s�lo fue un cenotafio, "que crearon esta capilla provisional por si en el momento de la muerte de nuestro personaje, su tumba tebana no pudiese acoger su cuerpo".

            La tumba de Hapuseneb, se encuentra en Gournah (67). Esta era amplia y suntuosa como correspond�a a un personaje de su rango. Se compon�a de un patio exterior y una primera sala larga y estrecha con cuatro pilares.  Pero los restos de Hapuseneb no debieron descansar all� por mucho tiempo, y el deseo que reza en la inscripci�n de su estatua de Bolonia donde se enorgullece de haber cumplido todos los deberes con el clero de Am�n, de ser fiel a su soberano, no debi� verse  cumplido por mucho tiempo. El texto dice as�: "Soy un muerto que estuvo en la tierra... (el texto se cambi� aqu�) -continua diciendo-, y consegu� mi lugar en la eternidad, en mi mundo eterno. Hice lo que quieren los hombres, lo que place a los dioses. Serv� a Horus, se�or del palacio (se refiere a Hashepsut), segu� las instrucciones que me daba, no quebrant� la voluntad del Se�or del Doble Pa�s, me consagr� firmemente a sus ense�anzas; no di nunca ejemplo de indignidad en la corte, nunca fui objeto de ning�n reproche por parte de mis cortesanos. Nunca se hall� ninguna falta de la que yo me hubiese declarado culpable en los templos, no existe ning�n misterio que haya divulgado en el exterior. Vine (aqu�) con los favores del "rey" y descanso en la buena Amenti. Mi alma est� en el cielo, mi cuerpo en mi tumba. Me un� a Dios, habi�ndole sido (siempre) fiel. Y he aqu� lo que digo a los que est�n en la tierra: que inclinen su mano (hacia mi) recordando (mi nombre), que hagan para mi la ceremonia de la ofrenda funeraria, como debe hacerse para un hombre de bien. El alimento de la boca es �til para el muerto, no hay en �l nada que le fatigue. A los que act�en conmigo como les pido, les suceder� lo mismo (despu�s de la muerte)[12]. Seg�n todos lo indicios, cuando por fin Thutmosis III accede al trono de las dos tierras, propici� una  damnatio memoriae  contra �l, del mismo modo , como veremos m�s tarde, que sucede con el segundo de los personajes que estamos analizando.  Seguramente, cuando Hapuseneb muere o le matan, la reina viv�a a�n. Debilitar los pilares sobre el  que se sujetaba el poder de  Hatshepsut era una forma de obligarla a claudicar.

 

SENENMUT.

            S�lo mencionar su nombre nos evoca irremediablemente el nombre de la reina a quien sirvi�. Muchos r�os de tinta se han vertido sobre la supuesta historia de ambos personajes. Pero, �quien fue este hombre para que una reina con t�tulo de rey, le diese el control absoluto del pa�s?

            Seg�n todos los indicios, indican que Senenmut  y toda su familia  proced�an de On, la actual Armat a unos 20 Km., de Tebas. De su familia sabemos por la tumba que se encuentra en Gurna, junto a la 71 de Senenmut, que su padre se llamaba Ramose y que s�lo ten�a el t�tulo de "respetable", Su madre se llamaba Hatnofer y junto a su nombre s�lo se acompa�aba el t�tulo de "Se�ora de la casa".

            Hay que resaltar varios datos curiosos en torno a los padres de Senenmut y su tumba en Gurna. Esta parece ser que es mandada construir por Senenmut hacia el a�o 7 de Hashepsut, coincidiendo con el momento de coronaci�n de la reina. En esta tumba aparecen enterrados los padres, tres mujeres y tres hombres m�s, sin identificar. Tanto la momia del padre as� como la de los otros miembros de la familia (suponemos que eran sus hermanos), parece ser que ya hab�an fallecido cuando son de nuevo depositados en esta tumba pues, existen claras diferencias de momificaci�n entre estos y la madre. Los primeros aparecen con brazos y piernas partidas (puede ser debido al traslado o bien por un mal procedimiento de embalsamamiento) y con restos de barro no procedente de las colinas de Gurna. Por el contrario, la momia de la madre, presenta un proceso de momificaci�n muy cuidado, digno de un alto personaje. Esta apareci�, con su ajuar funerario, entre los que se encontraban cartuchos con el nombre de la reina y de la princesa Neferura, vasos canopos, etc... Otro dato curioso, es que dicha momia corresponde a una mujer de unos aproximadamente 75 a�os, edad muy avanzada para la �poca. Del resto de las momias, que como he dicho anteriormente estaban sin identificar, las mujeres bien pudieron ser sus hermanas Aahhotep y Nofret-hor. En un principio se pens� que pudieran ser estas sus esposas, pero esta teor�a est� actualmente descartada.[13]

            �C�mo y cuando llega Senenmut al poder?

            Una vez m�s, los autores no se ponen de acuerdo. Hay algunos que opinan, como Dorman, que comienza su ascenso pol�tico desde el ej�rcito, pues cree ver una alusi�n a este respecto en las inscripciones biogr�ficas y  que se encuentran en muy mal estado de conservaci�n, en la primera tumba de Senenmut la 71, durante los �ltimos a�os del reinado de Amen-Hotep I. La verdad es que son muchos a�os para pensar  que ya desde Amen-Hotep I, Senenmut se est� preparando para un ascenso en la vida pol�tica. Hay autores como Winlock[14], que dudan que Senenmut pudiera hacer una carrera militar en la �poca de Amen-Hotep I, ya que este fue "una generaci�n singularmente pac�fica".  Winlock, tampoco cree que Senenmut adquiriera importancia por medio del sacerdocio, pues s�lo dos de sus t�tulos, y son m�s de noventa, son sacerdotales: "Profeta de la Barca Divina de Am�n" y  "Superintendente de los profetas de Montu en On".

            Podr�amos pensar que el estar cerca del clero de Am�n, ganarse la amistad o confianza de Hapuseneb, para ocupar cargos administrativos,  fue lo que le abri� las puertas  del poder y su acercamiento a la corte, pues, sus cargos administrativos del templo de Am�n si son muy importantes: "Superintendente de los Graneros, Almacenes, Campos, Jardines, Ganados y esclavos de Am�n"; "Jefe de la Residencia de Am�n"; "Superintendente de los trabajos de Am�n; "Superintendente de todos los trabajos del rey en el templo de Am�n". Podr�amos decir que administrativamente era la �autoridad suprema de Am�n�

            Pero la mayor�a de los autores apuntan m�s bien en que fue en �poca tutmosida cuando Senenmut atrajo la atenci�n de la familia real. Chistine Meyer cree que empez� a servir en el palacio bajo Thutmosis I, ya que existe una inscripci�n en un altar en Gebel el Silsila, que se refiere a �l como administrador de la esposa del dios y administrador de la hija del rey. Ambos t�tulos est�n sin nombre, pero a los que Meyer relaciona con la reina Ahmose y la princesa Hatshepsut. Dorman lo rechaza y entiende que son la reina Hatshepsut y la princesa Neferura

            Seg�n todos los indicios, pues en este momento la reina Hatshepsut s�lo era Gran Esposa Real, Thutmosis II nombr� a Senenmut: "Administrador de los bienes de la reina Hatshepsut"; "Administrador de los bienes de la princesa Neferura".

            Una vez alcanzada su carrera en palacio, comenz� a adquirir responsabilidades adicionales y m�s t�tulos: Jefe, Supervisor, Supervisor de Supervisores de todos los trabajos del Rey; Superintendente del Tesoro; Superintendente de la Armer�a; Superintendente del Castillo de la Corona Roja; Gobernador del Palacio Real; Superintendente de los Aposentos Privados, etc... Senenmut, recoger� a lo largo de su carrera m�s de noventa t�tulos.

            Winlock ha compuesto, un relato sobre la carrera de Senenmut, que ha ido recopilando de diferentes fuentes:

            "Fui el m�s grande de los grandes de la tierra. Fui el guardi�n de los secretos del Rey en todos sus palacios; consejero del consejo privado en la mano derecha del Soberano, seguro en favores y al que se le daba audiencia solo; un amante de la verdad que no se mostr� parcial; alguien a quien los jueces escuchaban y cuyo mismo silencio era elocuente. Fui alguien en cuyas palabras confi� su Se�or, con cuyo consejo fue satisfecha la Se�ora de las Dos Tierras, y colmado por completo el coraz�n de la Consorte Divina. Fui un noble a quien se escuchaba, ya que repet�a las palabras del Rey a los compa�eros. Fui alguien cuyos pasos se conoc�an en Palacio, un confidente verdadero del Soberano, enamorado y con su apoyo, que hizo feliz todos los d�as al coraz�n dl Soberano. Fui alguien �til al Rey, leal a Dios y sin tachas ante el pueblo. Fui alguien que deb�a controlar las inundaciones del Nilo; alguien a quien se confiaban los asuntos de las dos Tierras. Aquello con lo que contribu�an el Sur y el Norte estaba a mi cargo. Es m�s, ten�a acceso a todas las escrituras de los profetas (no hab�a nada desde el comienzo del mundo que yo no supiera).[15]

            La mayor�a de los historiadores de este per�odo han considerado la mete�rica subida al poder de Senenmut y la "usurpaci�n" final de Hatshepsut de los t�tulos fara�nicos, como algo inseparable. Tras la muerte de Thutmosis II, la joven reina fue la se�ora indiscutible de las Dos Tierras, como regente en nombre de su hijastro Thutmosis III primero, y posteriormente, cuando este alcanz� la mayor�a de edad, decidi� continuar como corregente con los mismos derechos. Respecto a esto Winlock, nos dice lo siguiente:" Senenmut debi� actuar en connivencia, si es que no fue el verdadero instigador, pues resulta dif�cil comprender c�mo podr�a haber tenido �xito cualquier proceder sin la ayuda del "Gran Administrador"....".  A mi entender Winlock se olvida que la reina tambi�n era apoyada por  el "Gran Sacerdote de Am�n" , Hapuseneb. Pero continuando con Senenmut, la �nica cuesti�n reside en si fue el hecho de encapricharse con ella lo que  le llev� a seguirla en un proceder que la mism�sima Hatshepsut ide�, o s� fue la ambici�n de �l, lo que la hizo romper con la tradici�n de su pasado.[16]

            Diversos autores, ya que el tema es muy sugerente, han cre�do ver una relaci�n personal entre el plebeyo y la reina. Algo m�s que un mero encaprichamiento. De hecho, a menudo se le califica como su amante, aunque esta hip�tesis resulta m�s bien un espejismo. Dicha relaci�n personal entre Senenmut y Hatshepsut, se basa solamente en pruebas tan poco consistentes como son una pintura localizada en Deir el Bahari, m�s exactamente en una tumba inacabada excavada en la roca perteneciente al Imperio Medio y situada en el risco que  se encuentra encima del templo de la reina. Los trabajadores que construyeron  el templo lo utilizaron como lugar de descanso y se entreten�an all� garabateando dibujos  y textos hier�ticos en las paredes. Entre estos dibujos destaca el boceto de una especie de Superintendente que, a pesar de no tener inscripci�n alguna, se ha identificado con Senenmut, el "Superintendente de toda actividad constructiva del Djeser-Djeseru". Junto a �l se encuentra una imagen femenina que lleva la corona real en la cabeza y con quien se ha querido identificar a la reina Hatshepsut.[17

            Ya tenemos analizado el como pudo llegar Senenmut al poder. Ahora vamos con la cuesti�n de: cuando.

            A ciencia cierta no tenemos una fecha concreta, pero cada vez m�s se apunta que  el ascenso de Senenmut, correr en paralelo con la toma de poder de la reina. Se menciona con mucha frecuencia la fecha del a�os 7, pero sabemos por diversos monumentos que en esta fecha Senenmut ya ejerc�a con plenos poderes, a saber: es la fecha del inicio de su tumba 71 de Gurna y muy posiblemente como veremos m�s tarde, tambi�n de la segunda.  Para esta misma fecha tenemos el comienzo de la construcci�n del  Djeser-Djeseru.  Estos datos, son en s� mismos lo suficientemente elocuentes para poder afirmar, sin caer en el error, que la carrera de nuestro personaje es anterior al a�o 7 de la reina, y que estar�amos m�s acertados si pensamos  en el a�o 2 que es el que se considera, como he dicho anteriormente, como el de coronaci�n..

            Hemos hablado de Senenmut como tutor de la princesa Neferura, de Senenmut, como posible militar, como supervisor ,etc..., pero a�n no hemos mencionado el t�tulo por el cual ha pasado a la historia, el de arquitecto. Simplemente, no lo hemos mencionado, porque de todos los que tuvo, este como tal, fue el �nico que no ostent� �Entonces?, - nos preguntamos- �de donde parte el error?. El error no es tal.  El, como Gran Administrador de Am�n, ser� el responsable �nico de todo el programa constructivo, que se llevar� a cabo durante el reinado de Hatshepsut, aunque  es muy posible que este t�tulo lo compartiese durante alg�n tiempo con Hapuseneb, como as� parece indicarlo la estatua de Bolonia, pero nunca fue el arquitecto de la reina como err�neamente se le ha venido llamando.

            Como hemos mencionado anteriormente, en el a�o 7 se comienza la construcci�n de la obra m�s emblem�tica de todo el reinado y posiblemente la m�s majestuosa de todo el periodo egipcio el  Djeser-Djeseru "la maravilla de las maravillas", el Templo de Deir el Bahari.

            En la zona se encontraba el templo funerario de Mentuhotep II, el primer rey tebano de Egipto, que supuso, no s�lo un reto, sino una inspiraci�n para Senenmut. " Su plano fue el modelo l�gico, y el espacio que hab�a junto a �l, el lugar id�neo. Sus ambiciones,  al principio, no llegaban hasta el punto de intentar algo tan grandioso como el templo de Mentuhotep. Pero llegado al fin, Senenmut, hab�a edificado un templo cuya estructura, sin contar con el patio, abarcaba m�s de tres veces el �rea prevista en el plano original y hab�a alterado casi todo el aspecto, excepto el esquema general de las terrazas con p�rticos de columnas"[18].  El antiguo esquema fue conservado: templo del valle, calzada ascendente, templo funerario y santuario, excavado en la misma monta�a.  Pero naci� de una forma arquitect�nica totalmente diferente. Aqu� todo resulta m�s libre, m�s delicado, m�s abierto que en cualquier otro conjunto arquitect�nico egipcio, de antes y de despu�s.

            En el curso del  pasado a�o, ya expliqu� arquitect�nicamente este templo , y me voy a detener en �l tan s�lo unos minutos en deferencia a los compa�eros nuevos de este a�o:  Aunque exist�an capillas dedicadas a varias deidades, Hatshepsut, dedic� todo el templo a su padre divino Am�n Re.  La calzada del valle conectaba directamente, al otro lado del r�o, con el templo de Am�n en Karnak (despu�s veremos lo que se est� construyendo simult�neamente). La posible intenci�n, que tuvieron los dos valedores de la reina Hapuseneb y Senenmut, para dar esta orientaci�n al templo no fue otra que defender los propios intereses de su soberana,  no fue casualidad por tanto,  y con esta orientaci�n, trataron, una vez m�s, legitimar su ascendencia divina, cuando en la "Bella Fiesta del Valle", la estatua de Am�n, su padre sal�a de su santuario en Karnak y visitaba el templo de su hija Hatshepsut,  instal�ndose,  en su propia capilla situada en la tercera terraza.

            Tres terrazas (plano I), se extend�an desde el l�mite de la tierra f�rtil hasta la monta�a. Partes de dichas terrazas estaban excavadas en la roca  Rampas anchas y suavemente inclinadas dividen al templo a lo largo de un eje central de este a oeste y de norte a sur. Pero posiblemente la idea que subyace en todo el conjunto sea su sentido ascendente.

            Voy a pasar a comentar brevemente el templo, pero lo voy hacer al contrario de como se ha venido haciendo siempre, lo voy  a comentar de dentro hac�a fuera, es decir seg�n se fue construyendo:

            De a�o 7 de la reina sabemos que es el  Santa-Santorum (su fachada fue restaurada posteriormente por los tolomeos) y est� compuesto por tres c�maras:

            Primera: esta era la sala principal, el reposadero de la barca. contiene cuatro   nichos, dos a cada lado. Est� decorada con pinturas donde se ve a la reina, a Thutmosis III y a la princesa Neferura (este es el �nico lugar donde los podemos encontrar juntos y adem�s es un indicio clar�simo de que no hubo persecuci�n por parte de Thutmosis III contra la reina, pero este es un punto en el que entraremos m�s tarde), haciendo ofrenda a los reyes divinizados: Thutmosis I, Thutmosis II y a la reina Ahmosis. En la otra pared se hacen ofrendas a Am�n-Re, y tambi�n encontraremos a Hatshepsut, como rey del Alto y Bajo Egipto.

            Segunda: esta capilla es muy peque�a, la decoraci�n est� muy deteriorada y    tan s�lo lo salen dos nichos a cada lado.

            Tercera: esta �ltima capilla fue realizada por Tolomeo VIII Evergete II y est� dedicada a dos grandes  personajes divinizados: Injotep y Amenhotep, hijo de Hapu.

            Saliendo del Santa-Santorum, se accede a una sala hip�stila, que se encuentra muy deteriorada. Pegada a lo que es la pared del santuario, le salen a esta sala hip�stila, una serie de nichos, donde estar�an colocadas sendas estatuas de la reina o de dioses y donde en algunos de ellos se ha encontrado disimulado el nombre de Senenmut. Hay autores  que apuntan que la ca�da (que veremos m�s tarde),  tendr� nuestro personaje se debe en a la usurpaci�n de poder real.

            Tanto a derechas como a izquierdas de esta sala  hip�stila, se abren otras capillas dedicadas, por la derecha a Re-Hor-ajty. Esta comprend�a un peque�o vest�bulo rodeado por una serie de nichos donde debieron estar depositadas tambi�n m�s estatuas de la reina.  De esta capilla, salen otras que la reina dedic� al culto de sus antepasados: Thutmosis I, la reina Senseneb, abuela de Hatshepsut.  Si volvemos a la capilla principal, en su centro se levanta un altar solar de 5 x 4 x 1,60 m altura.

            Cruzando de nuevo la sala hip�stila, en el lado izquierdo, se abren de nuevo capillas: la de la propia Hatshepsut (izquierda), donde encontramos los m�s finos relieves  pintados de todo el santuario, con sacrificio de animales, largas procesiones con ofrendas, etc... En esta zona la reina dedica dos capillas a sus dos padres: al terrenal Thutmosis I y al divino: al dios Am�n de Tebas.

            Una rampa descendente nos conducir� a la segunda terraza.  Pero si nos volvemos, podemos ver el frontal de esta tercera terraza que estuvo compuesta por veintis�is estatuas colosales de pie de la reina en forma osiriaca, esculpidas en hileras junto con las paredes y columnas donde se encontraban adheridas. Seg�n los informes  preliminares de la Misi�n Polaca, estas representar�an el estilo de escultura m�s antiguo de todo el recinto, es decir estar�amos a�n en el a�o 7.

            La rampa descendente que nos conducir� a la segunda terraza,  termina (o comienza) con una representaci�n de la diosa cobra  y el dios Horus que sostiene entre sus garras el signo de eternidad. Hasta esta segunda terraza ten�a acceso, como ocurre ahora, el pueblo. Hago hincapi� en este punto porque como veremos m�s tarde, esta segunda terraza est� cargada de mensajes subliminales.

            A la derecha de esta segunda terraza, en la pared rocosa, fue introducido un elemento formal: un peristilo inacabado de 15 columnas protod�ricas. Volviendo al eje central, a derecha e izquierda se abre una sala con columnas. La sala de la derecha est� decorada con finos relieves pintados. En esta misma sala, en un intento m�s de posicionar el derecho de la reina a llevar la doble corona y puesto que en esta  terraza ten�a como he dicho anteriormente acceso el pueblo, inventaron para ella el  nacimiento divino , nada menos que la emparentaron con el propio dios Am�n. Y para que no hubiese dudas se coloca aqu�, a la vista de todos qued� la concepci�n de Am�n y la reina Ahmosis, el nacimiento y la educaci�n de Hatshepsut. Termina esta terraza, con una capilla dedicada al dios Anubis que consta de una peque�a sala hip�stila y tres peque�as capillas. Cruzando de nuevo la rampa que da acceso a la tercera terraza, se encuentra la otra sala columnada que contiene los m�s conocidos relieves pintados de todo el templo: la expedici�n al pa�s de Punto. Sabemos que esta expedici�n se lleva a cabo durante el a�o 8 de  Hatshepsut. En el a�o 9 se coloca todo este magn�fico relieve ( unos 50 m.), con la descripci�n detallada de esta expedici�n. Aqu� tambi�n se nos relata como por medio de un or�culo el propio d�os Am�n,  indica a la reina que debe emprender una expedici�n al pa�s de Punt, para traer maderas, piedras semipreciosas, �rboles para embellecer el templo, etc... Este or�culo lo est� recibiendo la reina en presencia de tres personas: Nehesi, que era el almirante de la flota egipcia que rige la expedici�n, Senenmut , y un tercero que no ha podido ser identificado porque la inscripci�n est� muy deteriorada pero es muy posible que sea Hapuseneb.

            A la izquierda de esta sala, se encuentra la capilla dedicada a la diosa Hat-hor, que se encuentra integrada en este conjunto. Esta capilla ten�a acceso directamente desde el valle por medio de una rampa que part�a de la primera terraza. Consta esta capilla de dos salas hip�stilas, de 20 y 12 columnas. La primera contiene dos columnas con capiteles hat-horicos dobles, orientados a oriente y occidente. El resto de la capilla est� decorada con pinturas y relieves de la diosa Hat-hor amamantando a la reina con apariencia masculina, mientras que en otros presenta ofrenda de vino y otros alimentos. La figura de la reina, como ocurre en otras partes del templo, ha sido mutilada. En la parte m�s oculta de la capilla se encuentra la �nica representaci�n que se conserva intacta de la reina y Thutmosis, arrodillados, haciendo una ofrenda de leche y vino. Dentro de este mismo recinto se abre una c�mara excavada en la roca de donde parten otras m�s peque�as, que terminan en un nicho con b�veda de ca��n.

            La rampa de descenso que nos conduce a la primera terraza, estaba custodiada por esfinges  de la reina.  En la parte de la izquierda, part�a una rampa que conectaba directamente con la capilla de la diosa Hat-hor (situada en la segunda terraza). Esta primera terraza estaba amurallada y se penetraba en ella por medio de una puerta. Existieron de unos lagos rodeados por jardines donde se hab�an plantado �rboles y otras plantas que se hab�an tra�do del Punt. La  Misi�n Polaca-egipcia que est� trabajando en la reconstrucci�n del templo, ha encontrado  restos de "bumerang" de arcilla y han argumentado que muy posiblemente en este vergel de el interior de la primera terraza la se dedicasen a la caza de patos y otras aves acu�ticas.

              La calzada estaba custodiada, del mismo modo que en la segunda rampa por esfinges de la reina dispuestas en paralelo.  Esta �ltima parte del templo es del a�o 16 de la reina. Lo sabemos gracias a una ostraca, que ha sido publicada por Hayes, donde se nos dice que un grupo de trabajadores est� realizando una serie de trabajos en la zona, no se especifican los trabajos.  Para acometer la realizaci�n de la primera terraza, Senenmut, se vi� en la obligaci�n de desmontar un templo de adobe de Amen-Hotep I que exist�a en la zona.  Los trabajos a los que hace referencia la ostraca, bien pudieran ser los de despejar la zona.

            As� pues,  con todo lo que acabamos de ver, es m�s l�gico pensar que el a�o 2,  es el  m�s acertado para dar como el de subida al poder de Hatshepsut, ya que, como estamos viendo en el a�o 7 ya tiene el suficiente apoyo y poder como para poder construir su Templo de Millones de a�os.

             Pero ahora bien, para  analizar los a�os siguientes, los que van del a�o 7 al 16, no podemos dejar pasar por alto un dato, que seg�n yo creo es el que cambiar� el rumbo de los acontecimientos.  Hay claros indicios para creer que la futura reina de Egipto, la princesa Neferura muere en torno al a�o 11, ya que el �ltimo monumento donde aparece, y que est� junto con su tutor Senenmut,  est� datado en este a�o. Sin duda, para la reina, la muerte de la princesa debi� ser un duro golpe por partida doble: primero el dolor de madre y en segundo lugar se terminaban  las aspiraciones de perpetuar una l�nea de mujeres que llevasen la Doble Corona. 

            A partir de este momento, la reina comienza a ver claro que a su muerte el peso del  Doble Pa�s, recaer� en el joven Tutmosis. Hay algunos autores que apuntara el pr�ncipe Tutmosis,  estuvo secuestrado  durante todo el reinado de  Hatshepsut en el Templo de Am�n, bajo la supervisi�n de Hapuseneb. Esto no tiene fundamento alguno, ya que como hemos visto en Deir el Bahari, en zonas muy sagradas del templo aparecen los dos juntos, estamos hablando de la tercera terraza, que est�  datada en torno  al a�o  7.

            El a�o 16 de Hatshepsut, parece que fue una fecha importante ya que con este motivo,  Senenmut va  poner en marcha un gran programa constructivo que cambiar� para siempre la faz de Tebas. Por la importancia de los monumentos que se construyen para celebrar tal acontecimiento, diversos autores piensan que fue el a�o del Jubileo de la reina.

            En Karnak , en la estrecha sala hip�stila que fue mandada construir por el padre de Hatshepsut,  Senenmut  levant� para  su reina,  los obeliscos  m�s altos de todo Egipto (aproximadamente de 30 m), y que fueron el resultado de siete meses de trabajo.  La piedra proced�a de las canteras de Asu�n.  Eran de granito rosa . El piramidion estaba revestido de electr�n (plata y oro) y fueron realizados "para elevarse hasta el cielo , ser vistos desde lo largo y ancho de ambas orillas del Nilo y para iluminar a Egipto como el sol" .  Muy posiblemente Senenmut decidi� colocar en este lugar los obeliscos para dar realce a la entrada de la nueva capilla que hab�a levantado detr�s y que estaba destinado para alojar la barca de Am�n. Esta capilla  en cuarcita roja, se encontraba detr�s del V Pilono,  en lo que actualmente es la capilla de Filipo Arrideo, esta, fue desmontada posteriormente y utilizada como deposito de fundaci�n en diversos pilonos (actualmente se encuentra en el museo al aire libre de Karnak). A la derecha y a la izquierda de esta capilla, Senenmut introduce un elemento nuevo , que ser�  copiado a partir de este momento, y que  no es otro, que la construcci�n de capillas auxiliares, las capillas del norte y del sur, destinadas a inciensos, ofrendas, vestidos, etc...

            Con la construcci�n del VIII Pilono, Senenmut, inaugura el eje norte-sur. Como en otros tantos edificios, exteriormente sigui� la tradici�n establecida, pero en su interior se permiti� algunos cambios. La forma del pilono es la tradicional: trapezoidal, de paredes inclinadas m�s estrechas en la zona de arriba, con filetes redondos en sus �ngulos y con cornisa gargantada que se hab�a establecido desde Zoser. La composici�n esc�nica es inusual: Hatshepsut, rinde homenaje a sus antepasados: Tutmosis I, Tutmosis II, Amenhotep I y a ella misma. De este modo, tambi�n, en el centro religioso de Egipto, Senenmut, reitera  a escala monumental para su reina, la legitimidad para llevar la doble corona. Seis estatuas colosales de la reina guardaban el recinto ( una de estas estatuas fue usurpada posteriormente por Tutmosis III).

            De este pilono part�a un camino sagrado hac�a el templo de la diosa Mut, que aunque el constructor principal del recinto fuese Amen-Hotep III, en este momento exist�a un santuario de Imperio Medio.  Todo el camino procesional fue bordeado con esfinges de la reina. Tambi�n se construy� en esta zona una reposadero de la barca  dedicado a Am�n-Min-Kamutef, con un peque�o deambulatorio. Tambi�n Senenmut acomete la obra de crear un lago sagrado para la diosa Mut. A esta zona se acced�a por un camino que se bifurcaba en �ngulo recto y se un�a con el camino que ven�a del templo denominado el Haren Meridional. Aunque arqueol�gicamente el camino de esfinges es de �poca de Amen-Hotep III, y posteriores, debi� existir ya un camino  de �poca del Imperio Medio. Borchardt, trat� de relacionar todos estos trabajos de embellecimiento de la zona, tambi�n  con el jubileo  de la   reina.  

            Senenmut, no se limit� s�lo a embellecer  estos dos templos de Karnak y Luxor. A lo largo de pa�s, podemos citar otros templos  como son los de Edfu, El Kab, On, Medinet Habu, el Sina�, donde hizo grabar una larga inscripci�n en la fachada del peque�o templo provinciano que los griegos denominaron Speos Artemidos, etc..., donde se realizaron estupendos trabajos para su reina.

            Si la vida de Senenmut es un misterio, la p�rdida de poder, su muerte y memoria lo son a�n m�s.  Hay autores que creen que la muerte de la princesa Neferura  hizo que nuestro personaje perdiera poder y fuerza en la corte y  ante la reina.  Pero hay que tener en cuenta, que se observa un cambio en la titulatura de Senenmut  respecto a la princesa Neferura en torno al a�o 7, por lo tanto, la teor�a  de que la muerte de Neferura influye negativamente en �l , no deja de ser una mera especulaci�n, si tenemos en cuenta que Senenmut, se est� ocupando personalmente de todos los trabajos que se est�n realizando para el jubileo de la reina.  Hay autores como Winlock y Helk, que por otro lado afirman, que la perdida de poder por parte de Senenmut, se debe a que la reina descubre que ha cometido  un delito de  lesa majestad . Seg�n ellos, la reina habr�a descubierto que su Administrador hab�a usurpado prerrogativas reales tales como haber colocado su nombre en los nichos de la tercera terraza, que se hab�a construido un sarc�fago id�ntico al suyo o  la construcci�n de su tumba que se introduc�a en el subsuelo de la primera terraza. Esta  teor�a tan poco la podemos admitir ya que una estatua de Senenmut que se conserva en el Museo de El Cairo G 42144, hay una inscripci�n  donde se recoge el permiso expl�cito de la reina  para que su "favorito"  pudiese  colocar su imagen no solamente en Deir el Bahari, sino  "todos los templos de los dioses del Alto y Bajo Egipto".

            As� pues, al d�a de hoy, no sabemos ni como, ni cuando pierde Senenmut su poder.

            Otra de las grandes inc�gnitas, es el momento de su muerte.  Hay teor�as para todos los gustos.  Pero de lo que no hay duda es que se tiene que producir muy cercana en el tiempo que la de su amigo Hapusneb y desde luego despu�s del a�o 16 de la reina. As� pues estar�amos hablando en torno al a�o 20 de Hatshepsut. Aunque tambi�n es cierto que no tenemos fecha m�s alta para Senenmut que el a�o 16.

            De la misma forma que hemos visto con Hapuseneb, Senenmut se construye una magn�fico cenotafio en Gebel el Silsila. Y como era tradicional su tumba en la zona de Gurna junto a la que ha construido para sus padres, y que es la n� 71. Esta, que tradicionalmente se la denominado primera tumba, ya se conoc�a en �poca de la expedici�n napole�nica. Posteriormente en 1927 Winlock, descubri�  otra tumba cuyo propietario era nuestro personajes, en las inmediaciones de Deir el Bahari, la 353. Entonces, la pregunta ser�a, �tuvo Senenmut dos tumbas?. Esta ha sido la eterna discusi�n de este siglo, pero hoy por hoy, podemos decir que no. Senenmut, s�lo tuvo una tumba, pero construida en dos partes.

            La XVIII Dinast�a se caracteriza,  por un intento de vuelta a las costumbres del pasado, en �l , la realeza se enterraba en pir�mides y adosadas a ellas, se encontraban los templos funerarios. En la XVIII dinast�a  los monarcas se hacen enterrar en el Valle de los Reyes y  el templo funerario  lo sit�an en el valle.  Esta es una prerrogativa real, pero que  Senenmut va a adoptar. As� tenemos que la tumba 71 de Gurna, donde se encontraba la estela de falsa puerta ser�a la capilla de culto, siendo la  353 de Deir el Bahari la propia tumba.

            La tumba 71, comienza a ser construida por Senenmut en el a�o 7. En ella se han encontrado una estela de falsa puerta y lo m�s curioso de todo,  su  sarc�fago. El motivo por el cual este sarc�fago se encuentra aqu� y no en la tumba 353 lo desconocemos, pero desde luego, la intenci�n que tuvo Senenmut al construir la tumba 71 fue s�lo para su culto.  Otra de las grandes cuestiones fue llegar a la conclusi�n de que la tumba 353 y la 71, se construyeron paralelamente en el tiempo. En un principio se pens� que la segunda tumba, la 353 se hab�a empezado a construir en el a�o 16 o entorno a este .  Pero por el nivel del estrato donde Winlok encontr� la ostraca, a la que antes he hecho referencia en torno a los trabajos que se estaban realizando en la zona de Deir el Bahari y que est� fechada en el a�o 16 donde se nos dec�a que se estaban realizando trabajos en la zona  y que pensamos que bien pudieran referirse estos trabajos al desmontaje del templo de Amen-Hotep I, ya que se necesitaba para terminar la primera terraza y  se estaba construyendo y limpiando la avenida que enlazaba el templo del valle con el  Djeser-Djeseru.  Esto quiere decir, que si los escombros de la limpieza de la avenida se est�n depositando aqu� es porque la tumba de Senenmut ya estaba terminada, por lo menos su fase de excavaci�n.   Pero  ahora la pregunta ser�a el porque entonces esta tumba no fue terminada, ya que s�lo la primera de las tres de sus c�maras presentan decoraci�n y  otra de las cuestiones es la propia decoraci�n de esta primera c�mara ya que los motivos que son elegidos por Senenmut, su techo astron�mico, son totalmente revolucionarios ya que en ninguna otra tumba vamos a encontrar este tipo de simbolog�a y nos tendremos que espera para encontrarla de nuevo, hasta Sethy I y los ram�sidas. No sabemos si esto nos quiere indicar que Senenmut era un perfecto conocedor " de lo que est� escrito en el cielo", pero lo que si es seguro es que hay que saber mucha astronom�a para poder interpretar ese techo.

            Otra de la peculiaridades que nos presenta esta tumba es la localizaci�n de otra estela de falsa puerta  en esta tumba. No nos podemos explicar el objeto de esta segunda estela pues como bien sabemos la estela eran colocadas ante las puerta de las tumbas para recibir el culto diario o en festividades.  Pero nunca en el interior de una tumba donde no pod�a tener acceso nadie.  En la tercera c�mara de esta tumba se ha localizado el pozo para depositar sus vasos canopos. Tanto la segunda como la tercera c�mara est�n sin decoraci�n y ni siquiera fueron sus paredes revestidas a la espera de su decoraci�n.

            Los autores que defiende o han defendido la toma de prerrogativas reales por parte de Senenmut, se basan en que tanto la segunda c�mara as� como la tercera de esta tumba 353 se introducen por el subsuelo,  en la zona del templo correspondiente a la primera terraza, y as�, de este modo Senenmut intentaba beneficiarse de los ritos y de las ceremonias que se realizasen en el templo de la reina. Pero en ning�n sitio podemos encontrar de los supuestos beneficios m�gicos que se encuentran en los suelos de los templos, y por lo tanto el supuesto "beneficio" de Senenmut.  A lo mejor la explicaci�n fuese m�s sencilla que todo esto y  tend�amos  que d�rsela a la localizaci�n de una mejor caliza a la hora de trabajar como tan bien han apuntado algunos investigadores. 

            Otra de las grandes inc�gnitas es poder llegar a respondernos si nuestro personaje utiliz�  est� tumba.  Como ya he comentado anteriormente, el sarc�fago se localiz� en la tumba 71. Este se encontraba fragmentado en miles de tozos y que han sido magistralmente recompuestos por  Metropolitam Museum de Nueva York.  El an�lisis del sarc�fago es tambi�n magistral. Este era una copia exacta al de la reina, tal es as� que incluso los pronombres son femeninos. El minucioso an�lisis que se realiz� al sarc�fago nos ha revelado datos muy curiosos, tales como que este nunca fue utilizado, ya que no se ha podido encontrar ninguna resina u otro material de los utilizados para el embalsamamiento. Este �ltimo dato nos hace suponer que el cuerpo de Senenmut  se perdi� o lo perdieron

            Como �ltimo dato no podemos pasar por alto la persecuci�n de memoria que se realizar� contra  los valedores de esta reina y contra ella misma.

            Ya he mencionado la persecuci�n de memoria que se hace contra Hapuseneb borrando su nombre  en las inscripciones de Gebel el Silsila, pero sin duda las m�s numerosas o m�s importantes son las de Senenmut y la propia reina.

            En torno a este tema hay teor�as para todos los gustos, que se has superpuesto a medida que han  ido apareciendo nuevas inscripciones o nuevas estatuas.  Actualmente parece que no hay duda, de quien es el autor de la persecuci�n de memoria  de Hapuseneb , ya que todos los indicios apuntan a Tutmosis III. En cuanto a la autor�a de la persecuci�n de Senenmut, tambi�n , y yo lo creo as�, hay que acusar de nuevo al propio Tutmosis III. Incluso es m�s, este tambi�n hubiera podido ser el autor de la desaparici�n de ambos personajes, pu�s mientras la reina estuviese protegida por tan fuertes baluartes,  Tutmosis III no podr�a pensar en llegar al trono de Egipto de una forma r�pida. Necesitaba por lo tanto minar el poder de la reina para lograr sus aspiraciones. Pero con Senenmut observamos que se produce algo ins�lito, una doble persecuci�n de memoria. La primera, sin duda se produce en un periodo muy cercano a la muerte de la reina y cuyo autor es Tutmosis III. El es quien ordena que se persiga su iconograf�a tanto de su tumba como de otros monumento: Deir el Bahari, estatuas, etc... El motivo, es f�cil averiguarlo: rabia, celos. Ellos han sido los causantes de no haber podido acceder al trono de las dos tierras antes. Tutmosis III no se atreve a perseguir la memoria de Hatshepsut, ya que en cualquier caso, ella era o hab�a sido el soberano de las Dos Tierra, y por lo tanto era un dios, algo demasiado sagrado que incluso el propio Tutmosis III, a pesar de su rabia, respeta. Por eso, se ensa�a contra aquellos que la hab�an hecho poderosa: Hapuseneb y Senenmut. Pero item mas, y es que con Senenmut nos encontramos con otra persecuci�n que es totalmente distinta y por distintos motivos. Esta segunda persecuci�n tendr� su origen en el per�odo amarniense, y es porque el clero de At�n asocia el nombre teof�rico de Mut como esposa de Am�n. Y por este motivo se destruye el nombre de Senenmut, eso s�, s�lo el  nombre,  no la  iconograf�a. Posteriormente, tambi�n tenemos que �poca ramesida son restituidos los da�os ocasionados contra la memoria de Senenmut o de su nombre, pero observamos con cierta incredulidad, que se produce otro fen�meno. ahora es perseguida la figura de la reina, se da�a su iconograf�a, su nombre e incluso se borra su recuerdo no haci�ndose referencia e ella ni en la tabla de los anales de Abydos.

            Hay un �ltimo dato y es el que se desprende de las publicaciones de Marciniak y es relativa a la localizaci�n de una estatua de Senenmut en el templo funerario de Tutmosis III. La curiosidad no radica s�lo en la localizaci�n de esta estatua en este templo ya que la explicaci�n que se nos da es que es colocada posteriormente en �poca ramesida, sino que aparece el nombre de Senenmut, asociado al de Tutmosis III y no aparece el nombre de la reina.

            Sin duda, la muerte accidental o provocada de ambos pesonajes fue para la reina tan dura  y dolorosa como  aceptar la muerte de su amada hija Neferua.  La reina se apoy� en ellos, porque ellos fueron su fuerza, su tes�n, su empe�o...

            Y  por fidelidad o por amor, sin duda, vali� la pena  vivir y morir, para que ella alcanzase su sue�o, para que ella pudiese  ser: Horus viviente Poderosa de Kas, Nebty Floreciente de A�os, Horus de Oro Divina de Apariciones radiantes, Rey del Alto y Bajo Egipto Maat-Ka-Re, regente de Tebas

BIBLIOGRAFIA

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Martinez, Ph: Le VIII pylone et l'axe royal du domaine d'Amon. D.A,187.1993

Rati�,S: La reine Hatchepsout sources et probl�mes. Paris 1979.

Publicado con la autorizaci�n del autor.



    [1] La princesa Hatshepsut es la mayor, es posible que la princesa Amenfrure hubiese muerto.    [1]    [1]    [1]

    [2] Nachr. G�ttingen,1955, p.212.

    [3] Hay otra teor�a que dice que tambi�n es posible que hubiese sido el hijo peque�o de Imhotep, visir de Thutmosis I.

    [4] Se han encontrado paralelos que avalan esta teor�a con los t�tulos que lleva la abuela del Gran Sacerdote Menkheperre y la madre del Gran Sacerdote Mery.

    [5] Maspero, Historia II,p.487.

    [6] Hapuseneb y su hermano dedicaron una estatua a su padre Hapu en el templo de Am�n para "hacer vivir su nombre" y para que participara de las ofrendas de todas las fiestas del calendario.

    [7] Urk IV 472,5-7;477,7;472,15-16.

    [8] Urk IV, 482,4; 483,6; 484,15.

    [9] Urk IV 471,16; 472,1: hrj-tp,m sm'w - mr-nwt-t; tj. La frase indica que los dos t�tulos son independientes el uno del otro.

    [10] Cambridge History,II,p.6.

    [11] Anales IV,1903, p.193.

    [12] Urk,IV,483,17; 485,5.

    [13] Meyer,C.1982.

    [14] Winlock,H:"Excavations at Deir el Bahari, 1911-1913". N,York,1942, p.146.

    [15] Winlock,p.150.

    [16] Winlock,p.147.

    [17] Romer,J:"People of the Nile.N.York,1982.p.157-159.

    [18] Winlock 1942, pag.135.