¿FUE ASESINADO TUT-ANJ-AMÓN? |
Por Teresa Bedman |
Del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. |
correo: [email protected]
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"….
Hubo
que sacar los últimos vendajes que cubrían la cara del rey con el máximo
cuidado, ya que debido al estado de la cabeza, muy carbonizada, siempre
había el riesgo de dañar los delicados rasgos….. Al toque de un
pincel cayeron los últimos fragmentos de tejido desintegrado, revelando
una cara serena y plácida, la de un joven. Era refinada y educada y tenía
los rasgos bien formados, especialmente los labios que estaban muy bien
marcados…" Así nos describe Howard Carter el momento en el que, después de 3.200 años el rostro de un joven rey de la dinastía XVIII, llamado Tut-Anj-Amon volvió a ser contemplado por los ojos de los hombres.
Tebas,
hacia el 1349 a. de C. El
primer enigma de Tut-Anj-Amon, Tut-Anj-Aton antes del cambio de su
nombre, fue el lugar de su nacimiento. ¿Tebas o Ajet-Aton (El Amarna)?.
Porque si fue hijo de
Amen-Hotep III y de alguna de sus hijas reales, podría haber
visto la luz en la ciudad-palacio de Malkata, en la orilla
occidental de Tebas, o también en la residencia real de Menfis. En
tal caso habría nacido en los últimos años del reinado del gran rey.
Se
decidió ponerle el nombre más adecuado 'Tut-Anj-Aton' que significaba
'la imagen viviente del Aton', pues Amen-Hotep III era considerado, en
aquélla época, como 'el Aton Viviente'. Por el contrario, también se cree que el infante podría haber nacido en la ciudad de El Amarna, siendo, en tal caso, hijo de Aj-en-Aton y de una princesa o reina no determinada. Pero si esto fuese así ¿por qué no se ha encontrado evidencia alguna del paso del infante en dicha ciudad? ¿No resulta extraño contemplar como todas las hijas del rey son retratada una y otra vez y no hay una sola iconografía que nos muestre al joven príncipe?
Los
cómplices en la sombra. Pero
detrás de las figuras de los niños-reyes de apenas ocho y diez años, había
todo un entramado de intereses manejado por una serie de personajes turbios y
de intenciones muy poco claras.
En
medio de todo ello, antes de que Ay se hiciera coronar como rey, parece que la
reina viuda Anj-es-en-Amon se dirigió en una angustiosa llamada al rey de los
hititas para que le enviase un príncipe a fin de desposarlo y hacerle rey de
Egipto. Naturalmente el príncipe hitita enviado, el propio hijo del rey,
Sennansa parece que fue asesinado en su camino hacia el valle del Nilo. Tras
ser coronado rey, Ay desposó a la reina viuda Anj-es-en-Amon y probablemente
la hizo desaparecer. El
General Hor-em-Heb, fue otro
oscuro personaje que sobrevivió a todos los dramas de El Amarna. Fiel
seguidor del rey hereje en Ajet-Aton, donde se llamaba Pa-Aton-em-Heb, cambió
luego su nombre cuando, al servicio del rey Tut-Anj-Amon, fue nombrado
'Comandante de todos los ejércitos del norte' y residió en Menfis, la gran
capital del bajo Egipto. Hor-em-Heb fue el siguiente rey, cuando Ay murió. El
General Najt-Min, otro militar, probable hijo del Padre Divino Ay, que,
concurriendo en los intereses por el trono con Hor-em-Heb, fue hecho
desaparecer oportunamente a la muerte de Ay, o al mismo tiempo que éste. En
cualquier caso queda bastante claro que, alrededor de Tut-Anj-Amon, había un
conjunto de personas que solo esperaban agazapados como chacales, para
lanzarse sobre él y usurpar el trono. Las
evidencias de la momia Cuando
se descubrió la momia de Tut-Anj-Amon, sacándola de su tercer sarcófago se
evidenció que el rey no tenía más de dieciocho años cuando murió. Pero
en aquél momento no se pudo aclarar cuales fueron las causas de su muerte. No
obstante, el encargado de hacer la autopsia de la momia en 1925, el Doctor
Douglas Derry, sugirió que la causa de la muerte podría haber sido la
tuberculosis, pero sin ningún argumento convincente. En
el año 1969 se procedió a hacer un nuevo examen de la momia por el Doctor R.
G. Harrison. Esta vez se utilizaron rayos 'X'. Este estudio mostró que a la
momia de Tut-Anj-Amon le faltaban el esternón y parte de las costillas.
Aunque lo más lógico era pensar que se trataba de daños sufridos por el
cuerpo al ser manipulado por los embalsamadores, también se pensó que
pudiera tratarse de lesiones producidas por violencia que quizás fueran la
causa de la muerte. Sin embargo lo que sí fue descartado por los
investigadores es que Tut-Anj-Amon hubiera fallecido a causa de la
tuberculosis. El
estudio del cráneo, en cambio, sí mostró que existía una mancha oscura en
su base. Conforme
a las conclusiones del Dr. Harrison dicha mancha pudo haber sido causada por
una hemorragia bajo las membranas que recubren el cerebro en esa zona. Por
dicha razón Harris propuso que se podría haber producido una lesión en la
región occipital la cual podría haber sido el origen de la causa del
fallecimiento. Los
estudios posteriores de las radiografías del cráneo, llevados a cabo a
instancias de Bob Brier, han indicado de modo incuestionable que Tut-Anj-Amon
fue víctima de una lesión en el occipucio y que tardó al menos dos meses en
morir, en un proceso lento de agonía, a medida que la presión del creciente
hematoma fue afectando al cerebro, produciéndose un coma antes del
fallecimiento por deshidratación o neumonía. En
conclusión parece incuestionable que la causa de la muerte de Tut-Anj-Amon
tuvo su origen en una lesión traumática en el occipital del rey. Pero,
¿Cómo pudo haberse causado tal lesión?. Los
indicios parecen abonar la tesis de una caída de espaldas, quizá desde la
altura de un carro. Pero, los expertos han desechado esa teoría porque el
lugar donde la lesión se produjo no parece la lógica por la trayectoria
normal de una caída de espaldas. Por
ello, más bien se ha preferido contemplar la posibilidad de que la lesión se
produjera con un objeto contundente, posiblemente una maza. En realidad, nunca
tendremos una certeza absoluta al respecto. Lo
que sí apoya la idea de una muerte inducida es la existencia del complejo
ambiente político alrededor del joven rey y los turbios manejos de los
personajes que le rodearon. Sin
duda el joven rey fue casi la última víctima de la gran lucha que había
estallado en tiempos de sus antepasados Thutmosis IV y Amen-Hotep III entre el
clero de Amon y la casa real. El vencedor fue el dios Amon. La suerte de
Egipto estaba echada. |