TUT-ANJ-AMON: SU VIDA Y SU TUMBA 

Por D�a. Gabriela Arrache V�rtiz)[1]

 

�Qui�n fue Tut-Ankh-Am�n, el rey ni�o?, es un enigma que quiz� nunca podremos desentra�ar y sin embargo es tanto lo que hemos sabido a trav�s de su tumba descubierta casi intacta, que podemos afirmar que el descubrimiento de su tumba fue el acontecimiento del siglo.

No sabemos quienes fueron sus padres, lo �nico que sabemos por una inscripci�n encontrada cerca de Amarna es que era hijo de rey, sin saber ni cual era ese rey ni quien fue su madre.

A pesar de todo esto, el estudio del fara�n ni�o resulta apasionante.

Su padre, casi seguro, fue el fara�n Amen-Hotep III el magn�fico, pero la madre podr�a ser o la poderosa reina Teye o su hija Sitam�n, quien en se momento ten�a en su sangre la cepa divina que consagraba el poder del trono.

Pero hay quien asegura que era hijo de Amen-Hotep IV (Akhenat�n), pero no con su esposa principal la bella Nefertiti, sino con una reina secundaria llamada Kiya, quien parece haber sido una princesa mitania, posiblemente hija del rey Tusharatta, quien era favorita del fara�n. De esta reina existen relieves sobre todo provenientes de Amarna, en donde se le da el t�tulo de �Esposa muy Amada del rey�. Esta reina desaparece sin explicaci�n m�s o menos en la fecha de nacimiento de Tut-Ankh-Am�n, por lo que se piensa que pudo haber muerto al dar a luz.

De lo que no hay duda por estudios realizados es de que Tut-Ankh-Am�n ten�a un hermano llamado Smen-Ka-Ra, el cual fue corregente con Amen-Hotep IV (Akhenat�n).

De todos modos, fuera quien fuera su padre, ten�a derecho legal al trono el cual fue legitimado al casarse con Ankhesat�n, m�s tarde Ankhesam�n, quien fue hija de Akhenat�n el fara�n anterior y su reina principal Nefertiti.[2]

Aunque no sabremos nunca quienes fueron sus padres, sabemos con toda seguridad que cuando sube al trono lo hace apoyado tanto por el clero de Am�n, como por el ej�rcito, en ese momento dirigido por el poderoso General Hor-Em-Heb, quien m�s tarde se convertir�a �l mismo en fara�n. Tambi�n estaba apoyado por el hermano de la reina Teye, el anciano primer ministro Ay, quien ser�a su sucesor al casarse con su viuda.

A�n su muerte est� sumida en el misterio, se hab�a manejado la teor�a de que hab�a muerto asesinado por sus sucesores, tanto por su ministro Ay como el general  Hor-Em-Heb quien debido a su matrimonio con la hija de Ay fue el siguiente gobernante y el �ltimo de la dinast�a XVIII. Se pens� en un principio que hab�a  sido asesinado con un fuerte golpe en la cabeza, ya que la momia presentaba una lesi�n hecha con alg�n instrumento punzo-cortante; se demostr� que para que esto hubiera ocurrido en esa forma, �l casi tendr�a que haber ayudado a sus asesinos y esto por supuesto est� fuera de discusi�n. Estudios de rayos X de la momia del rey hechos a partir de 1968, publicados por Denis C. Forbes, mostraron la ausencia del hueso del estern�n y una de las costillas frontales, siendo imposible haber llegado a la adolescencia con un defecto cong�nito como este, se deduce que fueron removidos despu�s de la muerte de Tut-Ankh-Am�n, quiz� por encontrarse en muy mal estado durante el proceso de momificaci�n.

Todo lo anterior nos abre una nueva teor�a de la causa de su muerte, disculpando as� a los principales sospechosos. Debido a la representaci�n en numerosos objetos, murales del rey en actividades deportivas y al gran n�mero de arcos, bumerangs y jabalinas encontradas en la tumba, se presume que Tut-Ankh-Am�n fue el gran aficionado a estas cosas, por lo tanto se puede aceptar como correcta la teor�a de que posiblemente el rey personalmente conduc�a su carro, anudando las riendas alrededor de su cintura para poder disparar, ya sea el arco o cualquier otra de las armas usadas en la cacer�a. As� podemos imaginar que pudo tener un accidente al cruzarse con alg�n animal o al toparse con una piedra o con cualquier otra cosa. Este tipo de accidente explicar�a las lesiones presentadas por su momia, a�n la de la cabeza ya que en este tipo de sucesos se presentan golpes que son dif�ciles de diagnosticar.

Aunque era muy oportuna la muerte del rey para Ay y Hor-Em.Heb, no se puede afirmar de manera tan determinante como antes la causa de la muerte del rey, otro elemento que debemos tomar en cuenta es que en la tumba muchos de los objetos encontrados y algunos de ellos tan importantes, como el segundo de los sarc�fagos momiformes o los cofrecillos momiformes en donde se guardaron las v�sceras, no pertenec�an al ajuar funerario de Tut-Ankh-Am�n sino al de su hermano Smen-Ka-Ra.

Asimismo muchos objetos de otros faraones como Amen-Hotep III, fueron encontrados en la tumba completando dicho ajuar funerario, e incluso la tumba parece que era la que ser�a de su sucesor Ay, tomando �ste para �l la que posiblemente fuera a ser para Tut-Ankh-Am�n en el valle de los monos.

Todo lo anterior nos habla de un enterramiento apresurado en el que fue completado el ajuar funerario a toda prisa, se concluye que la teor�a m�s probable ser�a la de una muerte, muy oportuna pero accidental del rey.

Su nacimiento y coronaci�n tuvo lugar en Amarna, la cual se hab�a convertido en la capital del imperio en la �poca de Akhenat�n, pero aproximadamente a los seis a�os de su reinado regres� la capital a Tebas.

Sube con el nombre de Tut-Ankh-Am�n, ya que nace en la �poca de la revoluci�n religiosa en la que el dios At�n se convirti� en el dios oficial, pero ya desde el a�o dos de su reinado cambia su nombre y el de su esposa, llam�ndose ahora Tut-Ankh-Am�n, al incluir en su nombre el del dios Am�n vuelve a la ortodoxia religiosa.

Casi no hay evidencias de lo ocurrido durante su reinado, se menciona al menos una campa�a militar asi�tica y acaso nubia en  unos fragmentos en los templos de Luxor y Karnak, as� como en los relieves de la tumba de Hor-Em-Heb, en Saqqara de cuando era general, como en su magn�fica tumba como fara�n en el Valle de los Reyes. Lo m�s importante durante su reinado fue la reorganizaci�n interna del imperio tan necesaria en ese momento.

Es posible que el rey estuviera presente en alguna campa�a militar, pero estas fueron llevadas a cabo por el general Hor-Em-Heb, quien con su formaci�n miliar pudo con mano dura reorganizar un Imperio que presentaba grandes problemas.

Existe una importante estela en el museo de El Cairo, llamada �Estela de la Restauraci�n�, en la que el rey describe en que deplorables condiciones se encontraba el reino al iniciar su gobierno y como volviendo a la fe en el dios Am�n, Egipto vuelve a recuperarse y el pueblo deja de sentir el hambre. Aunque los nombres de la estela fueron cambiados por los de Hor-Em-Heb, el general que hab�a estado al frente del ej�rcito ya desde el tiempo de Akhenat�n, y quien era el hombre m�s poderoso durante el reinado de Tut-Ankh-Am�n, se sabe que esta estela es del per�odo del rey Tut-Ankh-Am�n.

Muy poco pudo en realidad intervenir personalmente Tut-Ankh-Am�n en el gobierno, el cual estuvo en las manos de Ay y de Hor-Em-Heb, ya que muri� a muy temprana edad, aproximadamente a los 18 a�os.

Hay quien opina que lo esplendoroso de su ajuar funerario se debe a una acci�n del clero de Am�n en agradecimiento de haber regresado a la anterior religi�n, y que no todos los ajuares, a�n de los grandes faraones, ten�an la magnificencia encontrada en la tumba del fara�n Tut-Ankh-Am�n.

Se llevaron a cabo dos robos en la tumba en la �poca fara�nica, muy posiblemente en los dos reinados siguientes al del fara�n Tut-Ankh-Am�n, se piensa que en el primer robo solamente se entr� a la antec�mara y al anexo, el inter�s de los ladrones estaba principalmente en los objetos de metal, las telas y los cosm�ticos, lo que prueba que entraron a la tumba no mucho tiempo despu�s del enterramiento, ya que los cosm�ticos conten�an grasa que ten�a un per�odo de vida corto debido al calor del clima egipcio. Se sabe que al sellar la tumba, el corredor de la entrada conten�a los desechos del proceso de momificaci�n y los restos del banquete funerario; los funcionarios de la necr�polis pusieron en orden el enterramiento tapiando los boquetes abiertos en la pared de la entrada y poniendo nuevos sellos para cerrar la tumba, llenando de cascotes el pasillo.

El segundo robo se llev� a cabo no mucho tiempo despu�s y se piensa que en �ste se tuvo acceso a todas las c�maras y que los ladrones dispusieron de varios d�as para poder llevarlo a cabo. Debido a los cascotes del pasillo de la entrada Carter calcul� que una cadena de seis o siete hombres pas�ndose las piedras uno al otro, se llevar�an de siete a ocho horas para hacer un t�nel por donde pudieran pasar, en esta ocasi�n parece que el inter�s principal fueron las joyas. Las tapas de los joyeros fueron abiertas y por las listas que exist�an en el momento de ser cerrados, Carter calcul� que un 60% de las joyas fueron extra�das en esta ocasi�n. Se encontr� un echarpe anudado con una serie de anillos que accidentalmente cay� en una caja de la antec�mara, por lo que se concluye que los ladrones fueron descubiertos en el lugar pero que ya hab�an trabajado por varios d�as y el resto de las joyas no fue restituido en el momento en que se volvi� a sellar la tumba. El encargado de volver a cerrar la tumba fue Maya, un funcionario del gobierno de Hor-Em-Heb, Djehutymose su asistente dej� su nombre en una jarra encontrada en el anexo, pero si el robo fue llevado a toda prisa, los que ordenaron el mobiliario y sellaron nuevamente la tumba tambi�n lo hicieron con la misma premura, siendo esta de mala calidad. La pared de la entrada fue sellada con los mismos sellos de la necr�polis real con que fue restaurada la primera vez, siendo esto prueba de que ambos robos se sucedieron con muy poca diferencia de tiempo y sin duda en la �poca fara�nica, detalle muy importante que explicaremos m�s adelante.

Es interesante hacer notar que cuando escuchamos que la entrada de la tumba fue encontrada no podemos alejarnos de nuestra mentalidad moderna y muchas veces pensamos casi en una puerta de bisagras esperando a que el explorador encuentre la llave, por esto es importante observar la figura....en la que se muestra que era simple hueco tapiado con yeso con los sellos colocados en forma desordenada lo que se encontraba, cosa que facilita de gran manera deducir por donde entraron los ladrones y cual entrada fue anterior a la otra.

M�s tarde se levantaron sobre el lugar en donde se encontraba la tumba de Tut-Ankh-Am�n las caba�as para los obreros, quienes construyeron la tumba de Rams�s VI, quedando as� oculta. Hacia el a�o 1.000 a.C. al empezar los trabajos de evacuaci�n de la necr�polis real para trasladar a los ocupantes de la necr�polis real, la tumba es omitida en los records, siendo a�n m�s olvidada.

As� fue enterrado el fara�n, en una tumba china, pero como gran monarca de su Imperio que necesitaba recuperar su prestigio. Y as� se conserv� casi intacta por alrededor de 3000 a�os.

Ahora vayamos al principio del siglo XX, cuando un par de apasionados de la cultura egipcia hicieron el descubrimiento que asombrar�a al mundo, cuando se pensaba que el Valle de los Reyes estaba ya completamente explorado.

Esto es como un cuento, siendo a veces la realidad m�s intrincada e interesante que la imaginaci�n del m�s grande literato.

El perfil de los dos hombres que hicieron realidad el sue�o de encontrar esta tumba no es motivo del presente art�culo, ya que en la misma publicaci�n se encuentra la descripci�n de sus vidas y sus motivos. Aqu� s�lo expondremos que al iniciar su exploraci�n no estaban buscando solamente alguna tumba, sino que estaban en busca precisamente de la tumba del fara�n Tut-Ankh-Am�n. Hab�an sido encontrados, por Teodoro Davis, unas jarras y algunos otros objetos, restos del proceso de momificaci�n, en el llamado pozo 54 en 1907, muy cerca del lugar en donde se encontraba la tumba, en �l hab�a recipientes de cer�mica, la tapa de uno de ellos se hab�a roto y la hab�an atado con una tela en la que aparec�a el nombre de Tut-Ankh-Am�n, en ese momento no se le dio la importancia que ten�an dichos recipientes y simplemente se almacenaron. Meses m�s tarde, Hebert E. Winlock, Director de egiptolog�a del museo Metropolitano de Arte de Nueva York, estaba en Egipto en una expedici�n y al ver el hallazgo de Davis apreci� el valor que pod�a tener y con la autorizaci�n y el financiamiento del millonario etadounidense los embal� y llev� al museo en Nueva York para su mejor an�lisis, encontrando que eran la prueba inequ�voca de que Tut-Ankh-Am�n estaba enterrado en el Valle de los Reyes. Dos a�os m�s tarde Davis encontr� una nueva tumba con algunos objetos con el nombre de Ay y de Tut-Ankh-Am�n por lo que estaba convencido de que era la tumba del joven rey, y que por lo tanto el Valle de los Reyes se encontraba agotado.

Pero a�n as� Howard Carter estaba convencido que estaba a�n sin encontrar la tumba del rey y con el financiamiento de Lord Carnavon se dio a la b�squeda.

Fue Gast�n Maspero,[3] quien siendo amigo �ntimo de Lord Carnavon, y conociendo y apreciando la inteligencia y los conocimientos de Carter, ya que hab�a trabajado bajo su mando por varios a�os, present� a estos dos personajes que ser�an las figuras principales del hallazgo del siglo.

A partir de 1907 empez� a trabajar Carter para Lord Carnavon, aunque en un principio lo hicieron lejos del Valle de los Reyes, ya que la concesi�n de ese lugar estaba en poder de Davis. En principio fue en la zona de Assu�n, siempre con buenos resultados. Trabajaron juntos varios sitios pero nunca dejaron de so�ar en que alg�n d�a podr�an conseguir la anhelada concesi�n en el Valle de los Reyes.

Carter hab�a trabajado intensamente en el Valle de los Reyes para Davis, pero no pod�a libremente buscar la tan ansiada tumba de Tut-Ankh-Am�n. Unos meses antes de morir en 1915 Davis abandon� la concesi�n del Valle de los Reyes y as� Carter y C�rnavon quedaron en libertad de iniciar su tan a�orado sue�o. Sin embargo, el inicio de la guerra mundial impidi� que lo hicieran, C�rnavon como patriota, primero intent� enrolarse en el ej�rcito y al ser rechazado por cuestiones de salud, regres� a su castillo de Highclere en las cercan�as de Londres para convertirlo en un lugar de reposo para los soldados heridos. As� Carter qued� solo en Egipto y aunque intent� colaborar en la guerra, llevando muchos a�os viviendo en Egipto, se sent�a m�s allegado a este pueblo y lo indign� la forma en que era tratado por los ingleses. Inici� entonces varias campa�as en las que contrataba a los desertores, en una de estas campa�as encontr� en los riscos de Deir-El-Bahari la tumba de la propia reina Hat-Shep-Sut, en una manera casi novelesca.

Fue hasta 1917 que Carter pudo iniciar seriamente su b�squeda en el Valle de los Reyes y a lo largo de los siguientes a�os excav� hasta alcanzar la roca viva, met�dicamente como le era caracter�stico por su car�cter.

Aunque la excavaci�n fue hecha con mucho cuidado, los resultados no siempre fueron los mejores, ya que este valle estaba muy explotado. Lo m�s importante encontrado fueron una serie de jarras haladas en la entrada del fara�n Mer-Em-Ptah, heredero de Rams�s II, por las inscripciones hier�ticas se supo que hab�an contenido el material de embalsamamiento del rey, pero en realidad hab�a sido un hallazgo muy pobre para la inversi�n de Lord C�rnavon.

Al fin en la ma�ana del d�a 1 de noviembre de 1922 se inicia la temporada de excavaciones de ese a�o, ya advertido Carter por Lord C�rnavon de que era la �ltima temporada que costeaba, debido al pobre fruto dado por las anteriores. Tres d�as despu�s el 4 de noviembre es encontrado el primer escal�n de la tumba a unos cuatro metros por debajo de la entrada de la tumba de Rams�s IV.

Carter con la paciencia que lo caracteriz� siempre, descubri� los escalones hasta encontrar la puerta, aunque para desilusi�n de Carter no hab�a ning�n sello que confirmase sus sospechas, cubre de nuevo el hueco de la escalera y manda el famoso telegrama dando a Lord Carnavon la feliz noticia.

Dos semanas y medio despu�s el 23 de noviembre Lord Carnavon y su hija Lady Evelyn llegan a Luxor para poder descubrir realmente lo que se hab�a encontrado.

Al descubrir en su totalidad el hueco de la escalera se pudo encontrar en la parte inferior los sellos con el nombre de Tut-Ankh-Am�n, quedando fuera de duda lo que se hab�a hallado.

Una vez retirada la pared se pudo distinguir el corredor rellenado por los cascotes y para el 26 de noviembre se hab�a limpiado dicho corredor y encontrado la nueva entrada tapiada con los sellos tradicionales de la necr�polis real y con una reparaci�n en la esquina que daba idea de los robos ocurridos en el pasado.

Este punto de los robos es muy interesante de destacar, ya que seg�n la concesi�n dada a Lord Carnavon si la tumba estaba inviolada el tesoro encontrado pertenec�a al gobierno egipcio, peor si esta hab�a sido violada la mitad de todo lo encontrado dentro pertenecer�a a Lord Carnavon, quien era el que ten�a dicha concesi�n y quien financiaba el proyecto. De esta manera al comprobar que dichos hurtos fueron cometidos en una �poca cercana al enterramiento, como fue explicado al principio todo lo contenido en la tumba perteneci� al gobierno egipcio gracias a lo cual lo podemos admirar casi en su totalidad en el Museo de El Cairo, aunque algunas piezas, como ushabtis, una barca, algunos de los chapetones de oro del velo de la primera capilla, una cama, la escultura en madera de la diosa Hathor, que es una de las piezas m�s bellas, se encuentran en el Museo de Luxor.

Ese 26 de noviembre mismo fue cuando ocurre la tan conocida an�cdota de Carter asomado a un orificio y Carnavon desesperado preguntando �Qu� ves?, a lo que Carter emocionado contesta �Veo Maravillas�.

Hay numerosas frases que entraron a la leyenda como la que dijo Carter en una carta �He hallado a Tut-Ankh-Am�n y creo que intacto.

El 29 de noviembre es casi seguro por lo que se deduce de una carta escrita por Lord C�rnavon a Sir Alan Gardiner, entraron a la c�mara del sepulcro Carter, Carnavon y Lady Evelyn, pero Callender no pudo entrar por el orificio debido a que era de complexi�n robusta.

El d�a 30 del mismo mes fue la apertura oficial de la antec�mara y el anexo.

El vaciado de la tumba, debido a la minuciosidad de Carter llev� casi una d�cada, el haberlo hecho con esa enorme paciencia y precisi�n dio como consecuencia que a los investigadores modernos les sea m�s f�cil analizar y sacar conclusiones. Un ejemplo de los anteriores es el art�culo sobre las plantas encontradas en la tumba que se encuentra en este mismo n�mero de la revista.

Se adopt� de inmediato un m�todo para tratar todos los tesoros que emerg�an de la tumba, siendo clasificados y numerados cada uno de ellos.

El equipo de investigadores fue minuciosamente escogido para que todo se llevara a cabo con la mayor exactitud posible.

Al final de cada temporada de excavaci�n el corredor era vuelto a rellenar de cascotes y cerrado cuidadosamente, en el extremo del corredor hab�a una puerta de acero con cerrojo, as� mismo se le pon�a una vigilancia continua.

Lord Carnavon era acosado con preguntas por el inter�s tan grande y la fama mundial que hab�a adquirido el descubrimiento, por lo que toma la decisi�n de dar la exclusiva a un solo peri�dico, siendo el �Times� el elegido con quien firma un contrato el 9 de enero de 1923. Esto va a acarrear much�simas dificultades, ya que dej� excluida no s�lo a la prensa internacional, sino tambi�n a la prensa egipcia, por lo que pol�ticamente esta decisi�n result� un verdadero desastre.

El d�a 16 de febrero de 1923 se abre oficialmente la c�mara del sepulcro y la del tesoro y lamentablemente d�as despu�s el 5 de abril de 1923 muere Lord Carnavon en Egipto.

Esta muerte fue lamentada en todo el mundo a�n en Egipto, en donde despu�s de su acuerdo con el �Times�, las cosas no andaban muy bien.

El cuerpo se embalsam� de inmediato y fue trasladado a Inglaterra para ser enterrado en Beacon Hill, frente a su querido castillo de Highclere, quedando en Egipto Carter al mando de los trabajos en nombre de Lady Carnavon.

Pero debido a su temperamento, esto no fue muy afortunado y al cabo de alg�n tiempo se dio un problema que tuvo fuertes consecuencias. Carter decidi�, despu�s del levantamiento de la tapa del segundo sarc�fago momiforme, realizar una visita con las esposas de los colaboradores en el vaciado de la tumba, el d�a 13 de febrero de 1923, dicha visita fue desbaratada por el reci�n nombrado ministro de Obras P�blicas, Marcos Bey Hanna, poco amigo de los ingleses, y una de las razones era que entre las invitadas no se encontraba ninguna egipcia. Carter con el mal genio de siempre, vio en ello una agresi�n personal o celos profesionales de parte del ministro por lo que cumpliendo su amenaza cerr� la tumba y par� los trabajos.  Este fue el mayor error cometido por Carter ya que entre las cl�usulas del contrato hab�a una en la que si se paraban los trabajos se perd�a la concesi�n. No hubo forma legal de arreglar la situaci�n de forma que el Sr. Lacau, jefe del Servicio de Antig�edades en ese momento, aprovech� la ocasi�n y declar� que el gobierno egipcio se har�a responsable del trabajo en la tumba y tom� posesi�n de la tumba. 

As� Carter sali� de Egipto e inici� un recorrido por Europa y Am�rica dando conferencias sobre la tumba, que fueron de gran �xito ya que en ese momento era lo que estaba de modo.

De no haber sido por el asesinato terrorista del sirdar brit�nico Sir Lee Stack, el 19 de noviembre, y el consiguiente endurecimiento del control brit�nico sobre Egipto y siendo la familia Carnavon una de las m�s estimadas en Inglaterra, dif�cilmente Carter hubiera podido regresar a los trabajos en la tumba.  A su ca�da el gobierno nacionalista se vio sucedido por otro impuesto por los ingleses. Pero su regreso fue bajo las condiciones impuestas por los egipcios. Carter recibi� la nueva concesi�n el d�a 13 de enero de 1925, todav�a a nombre de Lady Carnavon. El �Times� perdi� el monopolio de las noticias del descubrimiento y los herederos perdieron cualquier derecho a reclamar, ni siquiera una copia del tesoro. Las �ltimas concesiones fueron financiadas por el gobierno egipcio y por el mismo Carter.

Sin embargo, siendo justos, hasta el mismo Lacau sinti� alivio cuando Carter volvi� a tomar las riendas de la tumba.

El 11 de noviembre de 1925 se inicia la autopsia de la momia, la dio muchas cosas de que hablar ya que algunas personas pensaban que hab�a sido ultrajada en aras de estudiarla.

El egipt�logo Weigall, argumentaba que los muertos pertenecen a los vivos y que el arque�logo era el due�o verdadero de la tumba.

Esta discusi�n ser�a motivo de un art�culo completo, s�lo diremos que fue de tales dimensiones que tuvo que ser escuchada y entonces se inici� la pregunta �qu� iba a hacerse con la momia del rey?.

Una primera opci�n era ponerla en la c�mara vac�a de las pir�mides de Gizeh, pero los comerciantes y en general los habitantes de Luxor presionaron para que el joven rey volviera a su lugar de origen y ya no fuera perturbada.

El profesor Newberry estuvo de acuerdo y apoy� dicho acuerdo, argumentando que para �l ser�a maravilloso que todas las momias despu�s de haber sido estudiadas no fueran puestas en alguna sala de museo para su exhibici�n, cosa que no favorece a nadie sino que las regresar�n a su lugar original para que descansaran en donde ellos hab�an dispuesto.

As� la momia del rey ni�o se encuentra actualmente dentro de su primer sarc�fago momiforme en el interior de su tumba en el Valle de los Reyes.

Carter complet� su trabajo de extracci�n y conservaci�n del tesoro de la tumba el 2 de marzo de 1932 despu�s de haber sido bendecido por la fama y la fortuna, sin embargo nunca se le concedi� el honor merecido por este descubrimiento, siempre fue menospreciado, a�n por sus compatriotas, por no haber tenido una educaci�n formal y no haber descendido de una familia aristocr�tica. Aunque la historia moderna ha reparado esta omisi�n.

 

B I B L I O G R A F I A

 

ARNOLD C. BRACKMAN: �En busca del oro de Tut-Ankh-Am�n�. Edit Javier

                                                Vargas. Argentina 1976.

HOWARD CARTES AND A.C. MACE: �The discovery of the Tomb of Tut-Ankh-

                                                Amen�. Edit. Dover New York 1977.

NICOLAS REEVES: �Todo Tut-Ankh-Am�n�. Edit. British Museum Press. England

                                                 1992.

CATHARINE STOLDDERT: �Treasures of Tut-Ankh-Am�n�. Edit Vallentina Books.

                                                  New York 1976.

 DESROCHES NOBLECOURT: �Tut-Ankh-Amen� Edit Noguer,


[1]Licenciada en Econom�a de la UNAM. Socia Fundadora y Secretaria General de la �Sociedad Mexicana de Egiptolog�a. Estudios de Egiptolog�a en la Universidad de Cardiff, en el Pa�s de Gales, Gran Breta�a y en la Universidad de Londres. Miembro de la Escuela de Escribas en Gran Breta�a.

[2] Hay que recordar que entre estos dos faraones se encuentra el rey Smen-Ka-Ra, probable hijo tambi�n de Akhenat�n y Nefertiti, quien fue primero corregente y quiz� gobern� por muy corto tiempo s�lo.

[3] Egipt�logo franc�s, quien sucede a Mariette como director del Museo de Bulak, en la primavera de 1881. Es tambi�n quien dirige las excavaciones de la pir�mides de Gize y del templo de Luxor.