TUT-ANJ-AMON: SU VIDA Y SU TUMBA |
Por Dña. Gabriela Arrache Vértiz)[1] |
¿Quién fue
Tut-Ankh-Amón, el rey niño?, es un enigma que quizá nunca podremos
desentrañar y sin embargo es tanto lo que hemos sabido a través de su
tumba descubierta casi intacta, que podemos afirmar que el
descubrimiento de su tumba fue el acontecimiento del siglo. No
sabemos quienes fueron sus padres, lo único que sabemos por una
inscripción encontrada cerca de Amarna es que era hijo de rey, sin
saber ni cual era ese rey ni quien fue su madre. A
pesar de todo esto, el estudio del faraón niño resulta apasionante. Su
padre, casi seguro, fue el faraón Amen-Hotep III el magnífico, pero la
madre podría ser o la poderosa reina Teye o su hija Sitamón, quien en
se momento tenía en su sangre la cepa divina que consagraba el poder
del trono. Pero
hay quien asegura que era hijo de Amen-Hotep IV (Akhenatón), pero no
con su esposa principal la bella Nefertiti, sino con una reina
secundaria llamada Kiya, quien parece haber sido una princesa mitania,
posiblemente hija del rey Tusharatta, quien era favorita del faraón. De
esta reina existen relieves sobre todo provenientes de Amarna, en donde
se le da el título de “Esposa muy Amada del rey”. Esta reina
desaparece sin explicación más o menos en la fecha de nacimiento de
Tut-Ankh-Amón, por lo que se piensa que pudo haber muerto al dar a luz. De
lo que no hay duda por estudios realizados es de que Tut-Ankh-Amón tenía
un hermano llamado Smen-Ka-Ra, el cual fue corregente con Amen-Hotep IV
(Akhenatón). De
todos modos, fuera quien fuera su padre, tenía derecho legal al trono
el cual fue legitimado al casarse con Ankhesatón, más tarde Ankhesamón,
quien fue hija de Akhenatón el faraón anterior y su reina principal
Nefertiti.[2] Aunque
no sabremos nunca quienes fueron sus padres, sabemos con toda seguridad
que cuando sube al trono lo hace apoyado tanto por el clero de Amón,
como por el ejército, en ese momento dirigido por el poderoso General
Hor-Em-Heb, quien más tarde se convertiría él mismo en faraón. También
estaba apoyado por el hermano de la reina Teye, el anciano primer
ministro Ay, quien sería su sucesor al casarse con su viuda. Aún
su muerte está sumida en el misterio, se había manejado la teoría de
que había muerto asesinado por sus sucesores, tanto por su ministro Ay
como el general Hor-Em-Heb quien debido a su matrimonio con la hija de Ay fue
el siguiente gobernante y el último de la dinastía XVIII. Se pensó en
un principio que había sido
asesinado con un fuerte golpe en la cabeza, ya que la momia presentaba
una lesión hecha con algún instrumento punzo-cortante; se demostró
que para que esto hubiera ocurrido en esa forma, él casi tendría que
haber ayudado a sus asesinos y esto por supuesto está fuera de discusión.
Estudios de rayos X de la momia del rey hechos a partir de 1968,
publicados por Denis C. Forbes, mostraron la ausencia del hueso del
esternón y una de las costillas frontales, siendo imposible haber
llegado a la adolescencia con un defecto congénito como este, se deduce
que fueron removidos después de la muerte de Tut-Ankh-Amón, quizá por
encontrarse en muy mal estado durante el proceso de momificación. Todo
lo anterior nos abre una nueva teoría de la causa de su muerte,
disculpando así a los principales sospechosos. Debido a la representación
en numerosos objetos, murales del rey en actividades deportivas y al
gran número de arcos, bumerangs y jabalinas encontradas en la tumba, se
presume que Tut-Ankh-Amón fue el gran aficionado a estas cosas, por lo
tanto se puede aceptar como correcta la teoría de que posiblemente el
rey personalmente conducía su carro, anudando las riendas alrededor de
su cintura para poder disparar, ya sea el arco o cualquier otra de las
armas usadas en la cacería. Así podemos imaginar que pudo tener un
accidente al cruzarse con algún animal o al toparse con una piedra o
con cualquier otra cosa. Este tipo de accidente explicaría las lesiones
presentadas por su momia, aún la de la cabeza ya que en este tipo de
sucesos se presentan golpes que son difíciles de diagnosticar. Aunque
era muy oportuna la muerte del rey para Ay y Hor-Em.Heb, no se puede
afirmar de manera tan determinante como antes la causa de la muerte del
rey, otro elemento que debemos tomar en cuenta es que en la tumba muchos
de los objetos encontrados y algunos de ellos tan importantes, como el
segundo de los sarcófagos momiformes o los cofrecillos momiformes en
donde se guardaron las vísceras, no pertenecían al ajuar funerario de
Tut-Ankh-Amón sino al de su hermano Smen-Ka-Ra. Asimismo
muchos objetos de otros faraones como Amen-Hotep III, fueron encontrados
en la tumba completando dicho ajuar funerario, e incluso la tumba parece
que era la que sería de su sucesor Ay, tomando éste para él la que
posiblemente fuera a ser para Tut-Ankh-Amón en el valle de los monos. Todo
lo anterior nos habla de un enterramiento apresurado en el que fue
completado el ajuar funerario a toda prisa, se concluye que la teoría más
probable sería la de una muerte, muy oportuna pero accidental del rey. Su
nacimiento y coronación tuvo lugar en Amarna, la cual se había
convertido en la capital del imperio en la época de Akhenatón, pero
aproximadamente a los seis años de su reinado regresó la capital a
Tebas. Sube
con el nombre de Tut-Ankh-Amón, ya que nace en la época de la revolución
religiosa en la que el dios Atón se convirtió en el dios oficial, pero
ya desde el año dos de su reinado cambia su nombre y el de su esposa,
llamándose ahora Tut-Ankh-Amón, al incluir en su nombre el del dios Amón
vuelve a la ortodoxia religiosa. Casi
no hay evidencias de lo ocurrido durante su reinado, se menciona al
menos una campaña militar asiática y acaso nubia en
unos fragmentos en los templos de Luxor y Karnak, así como en
los relieves de la tumba de Hor-Em-Heb, en Saqqara de cuando era
general, como en su magnífica tumba como faraón en el Valle de los
Reyes. Lo más importante durante su reinado fue la reorganización
interna del imperio tan necesaria en ese momento. Es
posible que el rey estuviera presente en alguna campaña militar, pero
estas fueron llevadas a cabo por el general Hor-Em-Heb, quien con su
formación miliar pudo con mano dura reorganizar un Imperio que
presentaba grandes problemas. Existe
una importante estela en el museo de El Cairo, llamada “Estela de la
Restauración”, en la que el rey describe en que deplorables
condiciones se encontraba el reino al iniciar su gobierno y como
volviendo a la fe en el dios Amón, Egipto vuelve a recuperarse y el
pueblo deja de sentir el hambre. Aunque los nombres de la estela fueron
cambiados por los de Hor-Em-Heb, el general que había estado al frente
del ejército ya desde el tiempo de Akhenatón, y quien era el hombre más
poderoso durante el reinado de Tut-Ankh-Amón, se sabe que esta estela
es del período del rey Tut-Ankh-Amón. Muy
poco pudo en realidad intervenir personalmente Tut-Ankh-Amón en el
gobierno, el cual estuvo en las manos de Ay y de Hor-Em-Heb, ya que murió
a muy temprana edad, aproximadamente a los 18 años. Hay
quien opina que lo esplendoroso de su ajuar funerario se debe a una acción
del clero de Amón en agradecimiento de haber regresado a la anterior
religión, y que no todos los ajuares, aún de los grandes faraones, tenían
la magnificencia encontrada en la tumba del faraón Tut-Ankh-Amón. Se
llevaron a cabo dos robos en la tumba en la época faraónica, muy
posiblemente en los dos reinados siguientes al del faraón Tut-Ankh-Amón,
se piensa que en el primer robo solamente se entró a la antecámara y
al anexo, el interés de los ladrones estaba principalmente en los
objetos de metal, las telas y los cosméticos, lo que prueba que
entraron a la tumba no mucho tiempo después del enterramiento, ya que
los cosméticos contenían grasa que tenía un período de vida corto
debido al calor del clima egipcio. Se sabe que al sellar la tumba, el
corredor de la entrada contenía los desechos del proceso de momificación
y los restos del banquete funerario; los funcionarios de la necrópolis
pusieron en orden el enterramiento tapiando los boquetes abiertos en la
pared de la entrada y poniendo nuevos sellos para cerrar la tumba,
llenando de cascotes el pasillo. El
segundo robo se llevó a cabo no mucho tiempo después y se piensa que
en éste se tuvo acceso a todas las cámaras y que los ladrones
dispusieron de varios días para poder llevarlo a cabo. Debido a los
cascotes del pasillo de la entrada Carter calculó que una cadena de
seis o siete hombres pasándose las piedras uno al otro, se llevarían
de siete a ocho horas para hacer un túnel por donde pudieran pasar, en
esta ocasión parece que el interés principal fueron las joyas. Las
tapas de los joyeros fueron abiertas y por las listas que existían en
el momento de ser cerrados, Carter calculó que un 60% de las joyas
fueron extraídas en esta ocasión. Se encontró un echarpe anudado con
una serie de anillos que accidentalmente cayó en una caja de la antecámara,
por lo que se concluye que los ladrones fueron descubiertos en el lugar
pero que ya habían trabajado por varios días y el resto de las joyas
no fue restituido en el momento en que se volvió a sellar la tumba. El
encargado de volver a cerrar la tumba fue Maya, un funcionario del
gobierno de Hor-Em-Heb, Djehutymose su asistente dejó su nombre en una
jarra encontrada en el anexo, pero si el robo fue llevado a toda prisa,
los que ordenaron el mobiliario y sellaron nuevamente la tumba también
lo hicieron con la misma premura, siendo esta de mala calidad. La pared
de la entrada fue sellada con los mismos sellos de la necrópolis real
con que fue restaurada la primera vez, siendo esto prueba de que ambos
robos se sucedieron con muy poca diferencia de tiempo y sin duda en la
época faraónica, detalle muy importante que explicaremos más
adelante. Es
interesante hacer notar que cuando escuchamos que la entrada de la tumba
fue encontrada no podemos alejarnos de nuestra mentalidad moderna y
muchas veces pensamos casi en una puerta de bisagras esperando a que el
explorador encuentre la llave, por esto es importante observar la
figura....en la que se muestra que era simple hueco tapiado con yeso con
los sellos colocados en forma desordenada lo que se encontraba, cosa que
facilita de gran manera deducir por donde entraron los ladrones y cual
entrada fue anterior a la otra. Más
tarde se levantaron sobre el lugar en donde se encontraba la tumba de
Tut-Ankh-Amón las cabañas para los obreros, quienes construyeron la
tumba de Ramsés VI, quedando así oculta. Hacia el año 1.000 a.C. al
empezar los trabajos de evacuación de la necrópolis real para
trasladar a los ocupantes de la necrópolis real, la tumba es omitida en
los records, siendo aún más olvidada. Así
fue enterrado el faraón, en una tumba china, pero como gran monarca de
su Imperio que necesitaba recuperar su prestigio. Y así se conservó
casi intacta por alrededor de 3000 años. Ahora
vayamos al principio del siglo XX, cuando un par de apasionados de la
cultura egipcia hicieron el descubrimiento que asombraría al mundo,
cuando se pensaba que el Valle de los Reyes estaba ya completamente
explorado. Esto
es como un cuento, siendo a veces la realidad más intrincada e
interesante que la imaginación del más grande literato. El
perfil de los dos hombres que hicieron realidad el sueño de encontrar
esta tumba no es motivo del presente artículo, ya que en la misma
publicación se encuentra la descripción de sus vidas y sus motivos.
Aquí sólo expondremos que al iniciar su exploración no estaban
buscando solamente alguna tumba, sino que estaban en busca precisamente
de la tumba del faraón Tut-Ankh-Amón. Habían sido encontrados, por
Teodoro Davis, unas jarras y algunos otros objetos, restos del proceso
de momificación, en el llamado pozo 54 en 1907, muy cerca del lugar en
donde se encontraba la tumba, en él había recipientes de cerámica, la
tapa de uno de ellos se había roto y la habían atado con una tela en
la que aparecía el nombre de Tut-Ankh-Amón, en ese momento no se le
dio la importancia que tenían dichos recipientes y simplemente se
almacenaron. Meses más tarde, Hebert E. Winlock, Director de egiptología
del museo Metropolitano de Arte de Nueva York, estaba en Egipto en una
expedición y al ver el hallazgo de Davis apreció el valor que podía
tener y con la autorización y el financiamiento del millonario
etadounidense los embaló y llevó al museo en Nueva York para su mejor
análisis, encontrando que eran la prueba inequívoca de que Tut-Ankh-Amón
estaba enterrado en el Valle de los Reyes. Dos años más tarde Davis
encontró una nueva tumba con algunos objetos con el nombre de Ay y de
Tut-Ankh-Amón por lo que estaba convencido de que era la tumba del
joven rey, y que por lo tanto el Valle de los Reyes se encontraba
agotado. Pero
aún así Howard Carter estaba convencido que estaba aún sin encontrar
la tumba del rey y con el financiamiento de Lord Carnavon se dio a la búsqueda. Fue
Gastón Maspero,[3]
quien siendo amigo íntimo de Lord Carnavon, y conociendo y apreciando
la inteligencia y los conocimientos de Carter, ya que había trabajado
bajo su mando por varios años, presentó a estos dos personajes que serían
las figuras principales del hallazgo del siglo. A
partir de 1907 empezó a trabajar Carter para Lord Carnavon, aunque en
un principio lo hicieron lejos del Valle de los Reyes, ya que la concesión
de ese lugar estaba en poder de Davis. En principio fue en la zona de
Assuán, siempre con buenos resultados. Trabajaron juntos varios sitios
pero nunca dejaron de soñar en que algún día podrían conseguir la
anhelada concesión en el Valle de los Reyes. Carter
había trabajado intensamente en el Valle de los Reyes para Davis, pero
no podía libremente buscar la tan ansiada tumba de Tut-Ankh-Amón. Unos
meses antes de morir en 1915 Davis abandonó la concesión del Valle de
los Reyes y así Carter y Cárnavon quedaron en libertad de iniciar su
tan añorado sueño. Sin embargo, el inicio de la guerra mundial impidió
que lo hicieran, Cárnavon como patriota, primero intentó enrolarse en
el ejército y al ser rechazado por cuestiones de salud, regresó a su
castillo de Highclere en las cercanías de Londres para convertirlo en
un lugar de reposo para los soldados heridos. Así Carter quedó solo en
Egipto y aunque intentó colaborar en la guerra, llevando muchos años
viviendo en Egipto, se sentía más allegado a este pueblo y lo indignó
la forma en que era tratado por los ingleses. Inició entonces varias
campañas en las que contrataba a los desertores, en una de estas campañas
encontró en los riscos de Deir-El-Bahari la tumba de la propia reina
Hat-Shep-Sut, en una manera casi novelesca. Fue
hasta 1917 que Carter pudo iniciar seriamente su búsqueda en el Valle
de los Reyes y a lo largo de los siguientes años excavó hasta alcanzar
la roca viva, metódicamente como le era característico por su carácter. Aunque
la excavación fue hecha con mucho cuidado, los resultados no siempre
fueron los mejores, ya que este valle estaba muy explotado. Lo más
importante encontrado fueron una serie de jarras haladas en la entrada
del faraón Mer-Em-Ptah, heredero de Ramsés II, por las inscripciones
hieráticas se supo que habían contenido el material de embalsamamiento
del rey, pero en realidad había sido un hallazgo muy pobre para la
inversión de Lord Cárnavon. Al
fin en la mañana del día 1 de noviembre de 1922 se inicia la temporada
de excavaciones de ese año, ya advertido Carter por Lord Cárnavon de
que era la última temporada que costeaba, debido al pobre fruto dado
por las anteriores. Tres días después el 4 de noviembre es encontrado
el primer escalón de la tumba a unos cuatro metros por debajo de la
entrada de la tumba de Ramsés IV. Carter
con la paciencia que lo caracterizó siempre, descubrió los escalones
hasta encontrar la puerta, aunque para desilusión de Carter no había
ningún sello que confirmase sus sospechas, cubre de nuevo el hueco de
la escalera y manda el famoso telegrama dando a Lord Carnavon la feliz
noticia. Dos
semanas y medio después el 23 de noviembre Lord Carnavon y su hija Lady
Evelyn llegan a Luxor para poder descubrir realmente lo que se había
encontrado. Al
descubrir en su totalidad el hueco de la escalera se pudo encontrar en
la parte inferior los sellos con el nombre de Tut-Ankh-Amón, quedando
fuera de duda lo que se había hallado. Una
vez retirada la pared se pudo distinguir el corredor rellenado por los
cascotes y para el 26 de noviembre se había limpiado dicho corredor y
encontrado la nueva entrada tapiada con los sellos tradicionales de la
necrópolis real y con una reparación en la esquina que daba idea de
los robos ocurridos en el pasado. Este
punto de los robos es muy interesante de destacar, ya que según la
concesión dada a Lord Carnavon si la tumba estaba inviolada el tesoro
encontrado pertenecía al gobierno egipcio, peor si esta había sido
violada la mitad de todo lo encontrado dentro pertenecería a Lord
Carnavon, quien era el que tenía dicha concesión y quien financiaba el
proyecto. De esta manera al comprobar que dichos hurtos fueron cometidos
en una época cercana al enterramiento, como fue explicado al principio
todo lo contenido en la tumba perteneció al gobierno egipcio gracias a
lo cual lo podemos admirar casi en su totalidad en el Museo de El Cairo,
aunque algunas piezas, como ushabtis, una barca, algunos de los
chapetones de oro del velo de la primera capilla, una cama, la escultura
en madera de la diosa Hathor, que es una de las piezas más bellas, se
encuentran en el Museo de Luxor. Ese
26 de noviembre mismo fue cuando ocurre la tan conocida anécdota de
Carter asomado a un orificio y Carnavon desesperado preguntando ¿Qué
ves?, a lo que Carter emocionado contesta “Veo Maravillas”. Hay
numerosas frases que entraron a la leyenda como la que dijo Carter en
una carta “He hallado a Tut-Ankh-Amón y creo que intacto. El
29 de noviembre es casi seguro por lo que se deduce de una carta escrita
por Lord Cárnavon a Sir Alan Gardiner, entraron a la cámara del
sepulcro Carter, Carnavon y Lady Evelyn, pero Callender no pudo entrar
por el orificio debido a que era de complexión robusta. El
día 30 del mismo mes fue la apertura oficial de la antecámara y el
anexo. El
vaciado de la tumba, debido a la minuciosidad de Carter llevó casi una
década, el haberlo hecho con esa enorme paciencia y precisión dio como
consecuencia que a los investigadores modernos les sea más fácil
analizar y sacar conclusiones. Un ejemplo de los anteriores es el artículo
sobre las plantas encontradas en la tumba que se encuentra en este mismo
número de la revista. Se
adoptó de inmediato un método para tratar todos los tesoros que emergían
de la tumba, siendo clasificados y numerados cada uno de ellos. El
equipo de investigadores fue minuciosamente escogido para que todo se
llevara a cabo con la mayor exactitud posible. Al
final de cada temporada de excavación el corredor era vuelto a rellenar
de cascotes y cerrado cuidadosamente, en el extremo del corredor había
una puerta de acero con cerrojo, así mismo se le ponía una vigilancia
continua. Lord
Carnavon era acosado con preguntas por el interés tan grande y la fama
mundial que había adquirido el descubrimiento, por lo que toma la
decisión de dar la exclusiva a un solo periódico, siendo el
“Times” el elegido con quien firma un contrato el 9 de enero de
1923. Esto va a acarrear muchísimas dificultades, ya que dejó excluida
no sólo a la prensa internacional, sino también a la prensa egipcia,
por lo que políticamente esta decisión resultó un verdadero desastre. El
día 16 de febrero de 1923 se abre oficialmente la cámara del sepulcro
y la del tesoro y lamentablemente días después el 5 de abril de 1923
muere Lord Carnavon en Egipto. Esta
muerte fue lamentada en todo el mundo aún en Egipto, en donde después
de su acuerdo con el “Times”, las cosas no andaban muy bien. El
cuerpo se embalsamó de inmediato y fue trasladado a Inglaterra para ser
enterrado en Beacon Hill, frente a su querido castillo de Highclere,
quedando en Egipto Carter al mando de los trabajos en nombre de Lady
Carnavon. Pero
debido a su temperamento, esto no fue muy afortunado y al cabo de algún
tiempo se dio un problema que tuvo fuertes consecuencias. Carter decidió,
después del levantamiento de la tapa del segundo sarcófago momiforme,
realizar una visita con las esposas de los colaboradores en el vaciado
de la tumba, el día 13 de febrero de 1923, dicha visita fue desbaratada
por el recién nombrado ministro de Obras Públicas, Marcos Bey Hanna,
poco amigo de los ingleses, y una de las razones era que entre las
invitadas no se encontraba ninguna egipcia. Carter con el mal genio de
siempre, vio en ello una agresión personal o celos profesionales de
parte del ministro por lo que cumpliendo su amenaza cerró la tumba y
paró los trabajos. Este
fue el mayor error cometido por Carter ya que entre las cláusulas del
contrato había una en la que si se paraban los trabajos se perdía la
concesión. No hubo forma legal de arreglar la situación de forma que
el Sr. Lacau, jefe del Servicio de Antigüedades en ese momento,
aprovechó la ocasión y declaró que el gobierno egipcio se haría
responsable del trabajo en la tumba y tomó posesión de la tumba. Así
Carter salió de Egipto e inició un recorrido por Europa y América
dando conferencias sobre la tumba, que fueron de gran éxito ya que en
ese momento era lo que estaba de modo. De
no haber sido por el asesinato terrorista del sirdar británico Sir Lee
Stack, el 19 de noviembre, y el consiguiente endurecimiento del control
británico sobre Egipto y siendo la familia Carnavon una de las más
estimadas en Inglaterra, difícilmente Carter hubiera podido regresar a
los trabajos en la tumba. A su caída el gobierno nacionalista se vio sucedido por otro
impuesto por los ingleses. Pero su regreso fue bajo las condiciones
impuestas por los egipcios. Carter recibió la nueva concesión el día
13 de enero de 1925, todavía a nombre de Lady Carnavon. El “Times”
perdió el monopolio de las noticias del descubrimiento y los herederos
perdieron cualquier derecho a reclamar, ni siquiera una copia del
tesoro. Las últimas concesiones fueron financiadas por el gobierno
egipcio y por el mismo Carter. Sin
embargo, siendo justos, hasta el mismo Lacau sintió alivio cuando
Carter volvió a tomar las riendas de la tumba. El
11 de noviembre de 1925 se inicia la autopsia de la momia, la dio muchas
cosas de que hablar ya que algunas personas pensaban que había sido
ultrajada en aras de estudiarla. El
egiptólogo Weigall, argumentaba que los muertos pertenecen a los vivos
y que el arqueólogo era el dueño verdadero de la tumba. Esta
discusión sería motivo de un artículo completo, sólo diremos que fue
de tales dimensiones que tuvo que ser escuchada y entonces se inició la
pregunta ¿qué iba a hacerse con la momia del rey?. Una
primera opción era ponerla en la cámara vacía de las pirámides de Gizeh,
pero los comerciantes y en general los habitantes de Luxor presionaron
para que el joven rey volviera a su lugar de origen y ya no fuera
perturbada. El
profesor Newberry estuvo de acuerdo y apoyó dicho acuerdo, argumentando
que para él sería maravilloso que todas las momias después de haber
sido estudiadas no fueran puestas en alguna sala de museo para su
exhibición, cosa que no favorece a nadie sino que las regresarán a su
lugar original para que descansaran en donde ellos habían dispuesto. Así
la momia del rey niño se encuentra actualmente dentro de su primer sarcófago
momiforme en el interior de su tumba en el Valle de los Reyes. Carter completó su trabajo de extracción y conservación del tesoro de la tumba el 2 de marzo de 1932 después de haber sido bendecido por la fama y la fortuna, sin embargo nunca se le concedió el honor merecido por este descubrimiento, siempre fue menospreciado, aún por sus compatriotas, por no haber tenido una educación formal y no haber descendido de una familia aristocrática. Aunque la historia moderna ha reparado esta omisión. B
I B L I O G R A F I A
ARNOLD C. BRACKMAN: “En busca del oro de Tut-Ankh-Amón”. Edit Javier
Vargas. Argentina
1976. HOWARD
CARTES AND A.C. MACE: “The discovery of the Tomb of Tut-Ankh-
Amen”. Edit. Dover
New York 1977. NICOLAS
REEVES: “Todo Tut-Ankh-Amón”. Edit.
British Museum Press. England
1992. CATHARINE
STOLDDERT: “Treasures of Tut-Ankh-Amón”. Edit Vallentina Books.
New York 1976. DESROCHES
NOBLECOURT: “Tut-Ankh-Amen” Edit Noguer, [1]Licenciada en Economía de la UNAM. Socia Fundadora y Secretaria General de la “Sociedad Mexicana de Egiptología. Estudios de Egiptología en la Universidad de Cardiff, en el País de Gales, Gran Bretaña y en la Universidad de Londres. Miembro de la Escuela de Escribas en Gran Bretaña. [2] Hay que recordar que entre estos dos faraones se encuentra el rey Smen-Ka-Ra, probable hijo también de Akhenatón y Nefertiti, quien fue primero corregente y quizá gobernó por muy corto tiempo sólo. [3] Egiptólogo francés, quien sucede a Mariette como director del Museo de Bulak, en la primavera de 1881. Es también quien dirige las excavaciones de la pirámides de Gize y del templo de Luxor.
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