EL TEMPLO DE LUXOR: LA TEBAS MERIDIONAL |
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Por D. Francisco J. Martín Valentín. |
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Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. |
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Antes de nada
decirles que el subtítulo de la conferencia que dice “La Tebas
Meridional”, se refiere concretamente a lo que su mismo término quiere
indicar. Tebas, en el Imperio Nuevo (fundamentalmente es el período que
estamos analizando), tiene un desarrollo enorme como capital del Imperio y
geográficamente sus límites coinciden con las ciudades o templos de
Medamud al Norte, Hermontis y Tod al Sur. Estos
tres lugares, dedicados al dios Montu, suponen los límites de la ciudad
de Tebas en sus barrios más alejados, pero la gran urbe que fue la Tebas
del final de la Dinastía XVIII, se dividía en dos ejes situados en la
ribera oriental, evidentemente, que eran el conjunto de Amón de Karnak y
el Templo de Luxor, unido indefectiblemente a este otro edificio de Karnak
del cual formaba parte, en función del destino al que estaba vinculado el
Templo de Luxor, que ahora vamos a ver. El
Templo de Luxor recibía el nombre entre los antiguos egipcios de Ipet-Resit
o lugar del Sur, “el harén meridional” le llamaban; el lugar donde el
dios Amón iba a celebrar, una vez al año, la venida del año nuevo para
ritualizar una serie de
ceremonias que supondrían la regeneración del poder real y de alguna
manera, de todo el equilibrio, de todo el poderío del propio Egipto, como
cabeza del mundo civilizado. El
templo fue construido, fundamentalmente bajo dos faraones: Amen-Hotep III
y Ramsés II.
Básicamente
el templo se compone, tanto en la estructura como en sus fases de ejecución
de las siguientes partes: - La parte más meridional del templo con el santo de los santos, lugar donde se encontraba la estatua del dios Amón, del Amón de Luxor (porque tenía su estatua propia del Amón de Luxor). - Una sala hipóstila anterior con almacenes laterales para contener objeto de culto. - Reposadero de la barca o capilla de la barca del dios Amón de Karnak, que se depositaba aquí con motivo de las festividades Opet que ya les mencionaré. - Una sala de ofrendas, lugar donde se ven las representaciones del faraón Amen-Hotep III ofrendando el templo al dios. - En las dos salas de la parte este de la zona sur del templo, están dedicadas a representar la teogamia o nacimiento de origen divino del faraón Amen-Hotep III, cuyo tema comentaremos. - En este lado están capillas adicionales del culto, dedicadas al culto del dios Amón-Min. - La sala hipóstila era la sala de entrada donde entraba la barca real y la barca de Amón y se depositaba luego en la capilla de la barca, en tanto que la de los dioses Jonsu y Mut, que era la familia de Amón se quedaban depositadas en estos dos lados. Aquí se hizo en época romana el lugar del culto de las escenas de las legiones destinadas en Luxor (saben que según las creencias romanas tenían cierta personalidad divina) y el lugar de culto del emperador. -
La sala solar con peristilo y después la gran sala columnada donde
concluía el templo. Las
fases de construcción de Amen-Hotep III son: - 1º hace la fase interior. - 2º después construye el patio solar con un pilono delante. - 3º le añade el gran propileo.
FIESTA
OPET.- La fiesta Opet suponía una celebración de suma importancia, que
se organizaba una vez al año con motivo de la crecida del Nilo, del año
nuevo. Esta
fiesta tenía la trascendencia fundamental de que suponía, por el momento
cronológico en que se realizaba, la esencia de la revificación de todo
el Valle del Nilo. Si
conocen Uds. el sistema de crecidas del río (ya no se produce por la
presa de Assuán), sabrán que antes Egipto vivía del Nilo, es decir, con
motivo de la inundación, de la subida de las aguas, era el momento en el
que el país volvía a recuperar su vida. Quizá
por este motivo, la fiesta de Opet (que por cierto dio lugar al nombre del
mes en el que se desarrollaba “TAOPI” o “AOFI” en copto, que
quiere decir la del mes de Opet) suponía la garantía de regeneración
del poder real y la garantía de que una crecida nueva del Nilo, permitiría
sembrar, recoger, en una palabra, renovar la vida en Egipto. La
fiesta, como tal, no nos está documentada con anterioridad a la época de
la reina Hatshepsut en la Dinastía XVIII, aunque sabemos que en el lugar
donde se encontraba el Templo de Luxor, había antes otro templo del
Imperio Medio, de la Dinastía XIII, edificado por Sebek-Hotep II, un faraón
tebano de esa época. Lo
que sí sabemos es que la fiesta de Opet, la fiesta más grande de todo el
año, suponía la salida de las tres barcas de Amón, Mut y Jonsu del
recinto de Karnak, para dirigirse 2 Km.. Más al Sur al harén meridional,
lugar donde se unían en fiesta el pueblo y el clero y se realizaban una
serie de ritos, que no nos son conocidos puntualmente, en cuanto a su
celebración, pero que sabemos consistían en la regeneración del poder
real y en la regeneración del Amón de Ipet del harén meridional. En
tiempos de Tut-anj-Amón, fecha a la que se refiere fundamentalmente la época
del templo que estamos analizando, sabemos que esto se debía desarrollar
hacia el segundo mes de la inundación, coincidente con nuestro mes de
septiembre actual. En
origen, anteriormente a Tut-anj-Amón, la fiesta salía por vía
terrestre, desde el IV Pilono de aquella época de Karnak y recorría seis
reposaderos de la barca, construidos por la reina Hatshepsut, hasta llegar
al sexto que es el que está recogido por el recinto de Ramsés II dentro
del templo. Posteriormente
esta fiesta se desarrolló por vía fluvial, que es lo que básicamente
está recogido en el Templo de Luxor. En este templo se encuentra en uno
de los pilonos de Ramsés II una mezquita encastrada en el recinto,
llamada de Abu el-Haggag de culto popular muy acendrado en Luxor, que no
ha sido posible retirar de este lugar, de manera que debajo del edificio
de la mezquita todavía no se ha excavado, ni se sabe qué es lo que hay. Este
personaje de Abu Haggag representa hoy en el folklore y en la cultura del
pueblo de Luxor los restos remotísimos de esta fiesta de Opet. Una vez al
año, por el mes de julio aproximadamente, coincidente con la tradicional
fiesta de Opet, saca el pueblo de Luxor en procesión unas barcas del
Templo de Luxor en un festejo que ni ellos mismos realmente saben a qué
obedece, pero que estudiada la historia, nos indica, claramente, que es el
eco lejano de aquella fiesta de Opet, aquella fiesta grande. Detrás de la mezquita de Abú el-Haggag está la columnata procesional de Amen-Hopis III, la sala solar y detrás la parte más intima del templo. PILONOS DE Ramsés II.- En
los pilonos de Ramsés II se encuentra relatado, una vez más, la batalla
de Kadesh. Hay
cinco versiones conocidas de esta batalla en cinco templos célebres de
Egipto. - Uno es éste. - Otro es el Templo de Karnak. - El Ramesseum, un edificio de Ramsés II. - El templo funerario de Ramsés II en Abydos -
Y el Templo de Abu Simbel. En
esta batalla se enfrentaron de manera casi definitiva los hititas,
potencia oriental o asiática del momento contra Egipto, sin que ninguna
de las dos potencias vencieran definitivamente esta batalla. Ramsés II
cuenta la historia acaecida de otro modo, diciendo que el dios Amón le
ayudó en la batalla y gracias a eso Egipto se salvó. Este
relato está reflejado en estos pilonos, en la parte exterior. La avenida
de crio esfinges que unía el Templo de Karnak con el Templo de Luxor, tenía
2 Km.. De longitud y las esfinges eran, en origen, todas de Amen-Hotep IV
( en este caso, las que tenemos aquí son de la Dinastía XXX de Nectanebo
I, ya tardías). La
fachada del pilono del Templo de Luxor recogía dos elementos de culto
solar que eran los obeliscos, puesto que el otro está en la Plaza de la
Concordia en Paría, a donde fue llevado en 1836 como regalo a Carlos V
por Mohamed Ali y sus colosos, dos sentados y cuatro de pie (solamente
queda uno de pie en el masivo oeste del pilono y los dos sentados de la
entrada) que eran objeto del culto popular hacia el faraón Ramsés II
como representación del Ka del faraón. El Ka saben Uds. que es el espíritu,
el alma de las personas, según la concepción egipcia. -Tenemos
la pared este de la Sala de Ramsés II con el pilono donde hay otros
fragmentos de la batalla de Kadesh y el relato de campañas contra los
libios que también llevó a cabo este faraón. -Por
fin, el resto del templo, construido o achacado a Amen-Hotep III, donde
empieza la columnata, la sala solar y el fondo la parte más íntima del
templo. -Habíamos
dicho antes que Ramsés II recoge en el patio peristilo que cierra con sus
pilonos, unos reposaderos de las barcas de la época de la reina
Hatshepsut. Quizá el tener que asumir dentro de la construcción del
templo este reposadero es lo que haya obligado al faraón Ramsés II a
desviar el eje del templo, que es una de las características que
normalmente tiene este templo de otro cualquiera. Normalmente
los ejes de los templos van de Este a Oeste o Norte-Sur sin desviación,
aquí hay una ligera desviación obligada, probablemente por la necesidad
de recoger en su recinto este desembarcadero. En el centro reposaba la barca de Amón, a la derecha la barca de Mut y a la izquierda la barca de Jonsu en un ritual previo a la entrada del santuario del templo. PATIO DE RAMSÉS II.- Traspasado
el Recinto de los pilonos, nos encontramos con la mezquita de Abú el-Haggag
a la izquierda dentro del templo y vamos a pasar al interior de la sala
hipóstila de Ramsés II. El
coloso que está al pie de las columnas de Amen-Hotep III, es una
representación de Ramsés II, también objeto de culto, en tanto en
representación del Ka real. Este culto dado a estas estatuas era una manifestación muy
puntual, muy vinculada a los ritos que se desarrollaban en el interior de
este templo. Ramsés
II era un faraón con unas ansias de megalomanía enormes. Sabemos que ha
recogido gran cantidad de monumentos por todo Egipto, los ha usurpado y
les ha puesto sus cartuchos. Eso acontece con las estatuas de Amen-Hotep
III en las que ha puesto su cartucho debajo. En
ese patio, Ramsés II recoge escenas de la celebración de la fiesta de
Opet durante su reinado y hace mención de las fiestas de inauguración
del pilono de la entrada. También
se ve la procesión de 17 hijos o príncipes reales de Ramsés II en los
actos de inauguración de este templo, en una parte del pilono de esta
sala, representados con la perspectiva propia de los egipcios.
Se puede apreciar como colocan los colosos de perfil, en vez de
ponerlos de frente, porque el frente para ellos era irrepresentable según
sus cánones ortodoxos. El
pilono en los templos era una representación de corte solar, que venía a
simbolizar las colinas por donde aparece y desaparece el astro solar:
Jepri al amanecer, Ra en el cenit y Atum al atardecer En
la Sala de Ramsés II se puede apreciar un coloso también usurpado.
Escenas de las procesiones de la fiesta de Opet en época de Ramsés II,
así como uno de los bueyes para el sacrificio, especialmente cebado para
estas ocasiones. Los
egipcios no hacían representaciones jamás, ni hacían manifestaciones
rituales o formales gratuitas, siempre tenían su significado mágico o
religioso. Así entre la cornamenta del buey hay la cabeza de un nubio, de
un personaje africano. Con el abatimiento de un buey en medio de un
sacrificio ritual, también se pretendía que se quitaba poder y energía
a un enemigo tradicional de Egipto, en este caso el nubio que iba en la
cornamenta del animal; probablemente se celebraría la misma ceremonia
respecto al resto de los tradicionales enemigos de Egipto, los Nueve
Arcos, es decir, otras ocho representaciones, además de ésta, de
enemigos tradicionales asiáticos y africanos. Desde
la columnata de Amen-Hotep III se puede ver la perspectiva de la mezquita
de Abu el-Haggag. Existe una diferencia de nivel del suelo original antes
de las excavaciones hace cien años, para limpiar el templo, al estado
actual del mismo, como consecuencia de las inundaciones de limo y
sedimentaciones del barro dejado por las inundaciones todos los años. El Templo de Luxor estaba habitado cuando el Servicio de Antigüedades tuvo que regenerarlo totalmente a base de mucho esfuerzo y muchas discusiones en Luxor. COLUMNATA DE AMEN-HOTEP III: En
la entrada de la columnata de Amen-Hotep III, era el lugar donde
originalmente terminaba el templo en la época de este faraón; hay como
una especie de pilonos o grandes portones que servían para cerrar el
recinto del templo en esta época. Ramsés
II erige una serie de estatuas y lo que hace es retallar los cartuchos de
todos los faraones que se encuentran de ahí para adentro que no sean
Amen-Hotep III u Horemheb, al efecto de atribuirse decoraciones que no le
corresponden, porque la columnata está decorada, totalmente, en época de
Tut-anj-Amon (todos los relieves son de Tut-anj-Amon) usurpados en parte
por Horemheb y concluidos por Sethi I, el padre de Ramsés II. Otra
perspectiva del coloso de Ramsés II que recoge la potencia del Ka real al
cual estaba íntimamente unido. La
regeneración del Ka del rey es tan importante, desde el punto de vista
del equilibrio de fuerzas del Maat, que
entendían los egipcios que en su figura convergía toda la salubridad,
toda la potencia y todo el poder del propio Egipto, de manera que
regenerada la fuerza vital del faraón, se regeneraría igualmente, el
poderío y la fuerza del Valle del Nilo. En
el asiento en el que se encuentra el faraón Ramsés II se ve, en la parte
lateral la escena de unión de las tierras, dos personajes con pechos
femeninos, que son, ni más ni menos, que representaciones del dios Nilo.
Hapi, uniendo con el loto y el papiro las Dos Tierras, una ceremonia
ancestral de unificación que también era garantía de seguridad para
todo Egipto. Esta ceremonia se llamaba Sema-Taui “la unión de las
tierras”. La
Sala Columnada de Amen-Hotep III, recoge mejor que ningún otro monumento
conocido, el desarrollo de las procesiones de la fiesta de Opet, que no de
las ceremonias, porque no figuran en ningún lado. En
el muro oeste de la sala figura la procesión viniendo del Templo de
Karnak hacia el recinto del Templo de Luxor, en tanto que en el muro
contrario, en el este, figura la salida de las procesiones de las barcas
hacia Karnak, después de concluir el festival de Opet. El festival de
Opet duraba 11 días en tiempos de Amen-Hotep III y paulatinamente se fue
alargando hasta llegar a 24 días en época de Ramsés III de la Dinastía
XX, unos 200 años después.
REPRESENTACIONES PARIETALES DE LA SALA COLUMNADA DE AMEN-HOTEP III.- Entramos
ya en el análisis de las representaciones apriétales de la procesión de
Opet. Desde
el Templo de Karnak salía la barca de Amón, Mut y Jonsu en una procesión,
en tiempos de Amen-Hotep III, desde el III Pilono; una procesión que
tomaba las barcas en el río y a la siga subía esos 2 Km. hasta el Templo
de Luxor. Estas
barcas, que eran de una belleza inusual, verdaderamente espléndidas,
transportaban encima de ellas las barcas rituales de los dioses y además
la barca ritual con la imagen del Ka real, del faraón, de la que veremos
una representación después. Era una enseña con dos brazos en alto, con
los nombres del faraón. Se
puede ver a Tut-anj-Amon con los cartuchos de Horemheb recibiendo en el
Templo de Luxor, las barcas de la tríada divina. Igualmente podemos ver
en uno de los relieves la procesión con los sacerdotes llevando sobre sus
hombros una de las barcas de la tríada tebana, probablemente la de Mut.
Un detalle más de aproximación de esta procesión. El
proceso de esta comitiva era absolutamente espléndido, porque todo el
pueblo de Tebas se encontraba en fiestas,
y con este motivo tenían que establecerse servicios de orden. Se
pueden ver representaciones de personajes con bastones que tienen como
misión fundamentalmente el preservar que la comitiva no se vea impedida
por las manifestaciones de alegría del pueblo, pues era tal la alegría y
festividad que esta fiesta suponía para el pueblo de Tebas. Esta
representación que se ve en el relieve ( a duras penas pues la conservación
es muy mala) muestra como en un estilo artístico casi desconocido (el
escorzo es algo que se inventará en el Renacimiento, pero es un posible
de “quasi” escorzo, diría yo), en el cual los que están tirando de
las cuerdas, van dando instrucciones a otros que llevan delante, atrás o
arriba, para que faciliten las maniobras; se ve de manera clara, la
influencia del arte amarniense y la ruptura de esquemas, pero sobre todo,
la voluntad de reflejar lo más fielmente posible (como una película),
las escenas que se desarrollaban esos días con motivo de esta festividad,
más allá del ritual formal y de las posturas rígidas de los faraones y
los dioses en sus posturas tradicionales. Podemos ver, asimismo, una
comitiva de soldados, que también formaba pare de la procesión, con sus
hachas, escudos y lanzas al estilo del Imperio Nuevo. La
representación de unas danzas muy curiosas, de tipo ritual también,
realizadas por mujeres que se desempeñan también con motivo de los
jubileos del faraón Amen-Hotep III y están representadas en alguna de
las tumbas de sus funcionarios, como la de Jeruef en el-Assasif; se ven
las piruetas que realizan estas mujeres, perfectamente coordinadas y
probablemente al ritmo de palmas o de algún instrumento musical que no
sabemos con precisión. Esta
procesión iba acompañada, además, de cánticos y fumigaciones, cánticos
de sacerdotes que iban delante de las barcas y que iban entonando unas
salmodias con unas letras antiquísimas, quizá de la época de las pirámides,
en las que alababan la unión del dios con la esposa divina. Esto
nos desvela, levemente, qué es lo que podía acaecer en el interior del
templo durante esos 11 días ó 24 días y algunos autores se decantan por
la posibilidad de que el faraón y la gran esposa real desempeñando, con
una especie de drama interpretado, los papeles del dios Amón y de la
esposa divina y realizasen actos de unión carnal en el interior del
templo con finalidad mágica, revitalizadora de todas las fuerzas que
confluían en la esencia del mundo; hacían invocaciones para que la
sangre fuese poderosa y para que la tierra fuese fértil. En
otro de los relieves, que se ve a duras penas por su mala conservación,
nos representa un cortejo de músicos entonando canciones y tañendo
instrumentos, que por cierto son de muy rica validez para la reconstrucción
de los instrumentos típicos de este momento; se ven instrumentos de
cuerda, de aire con flautas y de percusión. El
faraón Tut-anj-Amon despidiendo, en ese caso, la procesión de Opet,
después de la celebración de las fiestas. En
la pared este de la gran columnata, de nuevo la procesión de las barcas
se dirige hacia el Templo de Karnak, en este caso mirando todas las
figuras hacia la salida, hacia el pilono de Ramsés II. En
otro relieve tenemos detalle de la procesión de las barcas. Todos
los relieves que se encuentran en este recinto, están siendo objeto de
reconstrucción por la Epigraphical Survey de la Casa Orientl de Chicago
en Luxor. Entre los trabajos que realizan, uno de ellos consiste en
recoger fragmentos desmontados de las paredes y reconstruir las distintas
las distintas representación , como marchas procesionales,
rituales al dios Amón, a la diosa Mut o al dios Jonsu; frisos con
los nombres del faraón; adoración y de rito del faraón, todo ello a
base de ir insertando fragmentos de piedra. En el muro Oeste y Este hay unas escenas que se puede interpretar como la entrada al templo, pues parece que van remando en las barcas remontando el Nilo, y aparte de la dirección propia de las proas y las popas bajando hacia Karnak en la vuelta después de la celebración de la fiesta. PATIO SOLAR “EL BOSQUE DE LAS COLUMNAS”.- ¿Pero
qué es lo que acaecía en el interior del templo?. Sobrepasada
la columnata de Amen-Hotep III, nos encontramos ya en el interior del
patio solar, un patio peristilo que llama la atención porque (actualmente
le llaman “el bosque de las columnas”), es el conjunto de
edificaciones del Impero Nuevo más bello. En
este patio lo que hacía la procesión era una especie de deambulatorio
por puntos de la sala, referidos a los relieves que tenían las propias
paredes, realizando hábitos concretos, puesto que todos los restos de
relieves que quedan en la mitad de los muros bajos de esta sala, están
referidos a actos de adoración y de culto del faraón a Amón-Ra, a Mut y
Jonsu. El
año pasado, por el mes de febrero aproximadamente, se empezaron a
encontrar una serie de estatuas en una “Cashette” que según algunos
arqueólogos parece ser el hallazgo más importante de Egipto, después
del descubrimiento de la tumba de Tut-anj-Amon, en una sala del rincón
Suroeste cuyas columnas son de orden lotiforme cerrado. Intentando
hacer obras de ingeniería para drenar las aguas de infiltración que
amenazaban los cimientos de las columnas, excavaron unas fosas y cual fue
la sorpresa al encontrar una serie de estatuas bellísimas, casi todas de
finales de la Dinastía XVIII, que estaban allí depositadas
cuidadosamente y nadie sabe por qué. A
la fecha actual se han encontrado del orden de una treintena larga de
estatuas, pero el sigilo y el secreto con que el Servicio de Antigüedades
de Luxor lleva las investigaciones sobre el tema, hace prácticamente
inaccesible cualquier tipo de documentación y por tanto las fotos que se
pueden sacar son de revistas especializadas difíciles de conseguir. Dentro
de las estatuas encontradas se halla la del faraón Horemheb en actitud
oferente ante una estatua del dios Atum. La estatua de un “gaffir” del
Servicio limpiando cuidadosamente una estatua de la diosa Isis. El dios
Atum en una actitud típica de la iconografía divina del Egipto faraónico,
sobre una especie de pedestal, lo que hace susceptible de ser adorado
transportándolo según los sitos de los egipcios. Esta estatua,
probablemente sea de época de Amenofis III por el estilo y sus características. Entre otras estatuas encontradas tenemos la de un dios Amón con la cabeza quitada y el faraón protegido igualmente, probablemente Tut-anj-Amon. Una diosa que al no facilitarse la lectura de los cartuchos por el Servicio de Antigüedades, (pues cuidan de que se saquen las fotografías donde no se vea la inscripción), podría interpretarse como una diosa Amonet, que es la forma femenina del dios Amón.
Hay
una tesis de Jean Lauffray, que fue director del Centro Franco-egipcio de
los templos de Karnak, es decir, hombre de solvencia, que dice que las “cashettes”,
los sitios donde se ocultan estaturas ya utilizadas, excesivamente
cargadas de energía según los cultos y ritos egipcios, y digamos
excesivamente o no válidas o no utilizables y por tanto eran
necesariamente escondibles o con necesidad de meterlas en algún sitio de
seguridad. No veo mucha
viabilidad a esta tesis, pero la persona que la ha esbozado tiene
elementos de conocimiento suficientes para saber lo que dice. Sabemos que
las estatuas eran sometidas a exposición de rayos solares y rayos lunares
en momentos concretos de conjunciones astrales, que probablemente dado el
elemento de que estuvieran construidas, pudieran tener algún peligro de
carta y recarga de elementos de radiación y que podían ser objeto,
obligatoriamente, de enterramiento. Esto se debe tomar con toda la cautela del mundo, pues no es más que una curiosidad. RECINTO SAGRADO.- Traspasado el patio peristilo solar, entramos en la puerta de construcción de época romana, donde se daba culto al emperador y culto a l |