MIS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN NUBIA (1961-1963) |
Por. Profesor Dr. D. Manuel Pellicer Catalán. |
Profesor Emérito de la Universidad de Sevilla.
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ANTECEDENTES
En los años sesenta del siglo XX, como consecuencia de la construcción de la gigantesca presa de Sadd el Ali en Asuán (fig1, A), Egipto y Sudán fueron testigos de una serie de fenómenos de trascendencia tal importancia en el valle del Nilo. (Nota: Las fotos del presente articulo no son de excesiva calidad, pero han sido proporcionadas por el propio Profesor Pellicer y como documento de época hemos considerado oportuno incluirlas).
La
presa de Asuán tendría
como efectos positivos proporcionar
20.000.000.000 Kw. de energía eléctrica a las dos naciones;
con una capacidad de agua de 15.000.000 ms. Cúbicos, y, por otra
parte, 3.000.000 Has. De regadío a Egipto. Como efectos negativos o
secundarios estaban previstos la desaparición de la Baja Nubia con
sus restos arqueológicos y la consiguiente deportación de la población
sudanesa hacía el sur y de la egipcia hacia el norte del Nilo.
La zona inundada por el lago Naser, donde el agua alcanzaría
la cota 60 sobre el cauce, se extendería unos 500 Kms., a lo largo
del Nilo, con anchuras máximas de 100 Kms. Y medias de 20/10 kms.,
desde Asuán hasta cerca de 100 Kms. Al sur de la segunda catarata del
río, llamada “Batn el Haggar” o vientre de piedra, donde aflora
el granito erosionado por la corriente, formando innumerables islotes. Pero
antes de la inundación prevista para 1966, era necesario rescatar
los inmensos yacimientos con sus materiales y los suntuosos
monumentos, lo que dio lugar a unas investigaciones intensas y sin
precedentes en la historia. La
Nubia se extiende por
el Nilo medio desde la primera catarata de Asuán hasta la quinta,
dividida en dos regiones, la Baja Nubia o Septentrional, desde Asuán
a Wadi Halfa en la
segunda catarata hasta la Alta Nubia, meridional o País de Kush,
desde la segunda catarata hasta Méroe, entre la quinta y la sexta
catarata, formando el río una gran
S de casi 1.000 Kms. Las
culturas antiguas de Nubia se vieron profundamente afectadas pro las
influencias septentrionales faraónica, helenística, y
romano-bizantina, por las penetraciones orientales y occidentales de
los pueblos pastores del desierto y por las corrientes meridionales
puramente africanas y etiópicas.
La Nubia se convirtió en un corredor y cruce de culturas entre
el Mediterráneo y África (B.C. Trigger, 1965). Para
paliar los efectos negativos de la destrucción de los monumentos y
yacimientos arqueológicos de la Baja Nubia egipcia y sudanesa, la
UNESCO en 1959, a
través del Prof. Vittorino Veronese,
lanzó un angustiosos SOS, invitando a todos los organismos arqueológicos
competentes del mundo, estados, universidades, institutos, museos, a
participar en el salvamente y rescate de “ Los tesoros arqueológicos
de Nubia”, ofreciendo atractivas ventajas de donar la mitad de los
materiales arqueológicos muebles, e incluso
inmuebles, como templos inundables, a las naciones
participantes (G. Garkill, 1960). España,
atendiendo a la llamada, respondió positivamente con la creación, en
1959, del “Comité Nacional Español para el Salvamento de los
Tesoros Arqueológicos de Nubia”, presidido por el ex ministro de
Asuntos Exteriores D. Alberto Martín Artajo, siendo nombrado Director
General de la“Misión Arqueológica Española” D. Martín
Almagro Basch, catedrático de prehistoria de la Universidad
Complutense, quien organizó y dirigió la Misión durante 7 años,
desde 1960 a 1966 (M. Almagro 1962) Estando
las universidades españolas tradicionalmente desprovistas de
profesores investigadores
de la arqueología egipcia, el Comité de literatura del Instituto
Lope de Vega de Madrid y aficionado a la egiptología, por Francisco
Presedo, doctor en historia antigua y secretario de la Comisaría
General de excavaciones Arqueológicas, y por Javier Navascués,
arquitecto, quienes formaron el primer equipo, cuya actividad se
desarrolló en Argín (Sudán), donde excavaron 15 tumbas de la necrópolis
6-B-1, de la cultura del grupo X, y en Cheik Daud (Egipto), donde
iniciaron la excavación de la fortaleza cristiana
(M. Almagro, 1962). Esta primera campaña de 1960-61, resultó
poco fructífera por su carácter experimental, de tanteo del terreno
y de preparación para ulteriores campañas. LAS
CULTURAS NUBIAS
En efecto, en la
campaña de 1961- 62 (M. Almagro, F. Presedo
y M. Perllicer, 1963), primera en la que yo participé, el Pro.
Almagro me aleccionó sobre la nomenclatura y contenido de algunas
culturas nubias, cuyos yacimientos íbamos a excavar.
Los grupos A, B .C, y X, con nombres creados pro G. A. Reisner
(1910) en sus excavaciones de principios del siglo XX, responderían a
culturas nuevas para nosotros, fechadas desde el IV milenio a. C.
Hasta el medievo. Los Grupos A y B eran del neolítico final, el grupo
C Calcolítico y el grupo X de catalogación incierta pero posterior
al cambio de era. También se insinuó con insistencia el Prof.
Almagro que no nos detuviéramos en detalles de las excavaciones por
falta de tiempo y que nos concentrásemos en las necrópolis, siempre
más rentables en hallazgos, puesto que se trataba de una operación
de rescate de materiales, cuya mitad vendría a España.
Del rico paleolítico
y epipaleolítico del cuaternario de las terrazas del Nilo había
que prescindir, aunque E. Aguirre y J. Altuna practicaron algún
ensayo, recogiéndose materiales
líticos en Argín.
De la
cultura del grupo A, aunque G.J. Verners (1962), W.Y. Adams
(1963) y H.A. Nordström
(1962) habían localizado e incluso excavado algún enterramiento de
Argín, nosotros no excavamos ninguno por estar totalmente destruidos.
El grupo A, considerado del neolítico final y fechado en el V-IV
milenio a. C., corresponde a un pueblo de pastores nómadas de bóvidos
y ovicápridos y de
cazadores de gacelas, relacionado
con las poblaciones del desierto occidental del Nilo, asentado
esporádica y temporalmente en pequeños poblados de cabañas
perecederas y con necrópolis tumulares.
Este pueblo de pastores parece influenciado por el neolítico
final de Khartum y por el
septentrional calcolítico de
Nagada y Badarí (T. Säve-Söderberg, 1963,1964; F.H.
Hintze,
1967; H.A. Nordström, 1966,1972; F. Wendorf, 1968).
El grupo B, fue descartado como cultura, por ser una simple evolución del grupo A (H. Smith, 1966).En el III milenio y en los tres primeros cuartos del II milenio a. C., la cultura típica nubia corresponde al llamado grupo C (L. P. Kirwan, 1939; F. Hintze 1964; P. Huart, 1967-68; M. Bietak, 1968; B. Gratien, 1973,1974), calcolítico y evolución del grupo A, íntimamente relacionado con los pueblos pastores de los desiertos occidentales del Tibesti (Chad) y Ahaggar (Argelia), sedentarizados en las márgenes del Nilo y fuertemente influenciados por las dinastías faraónicas de los imperios antiguo, medio e inicios del nuevo. Sus poblados constan de pequeñas cabañas de zócalos de piedra y planta circular, y sus necrópolis, muy abundantes, de tumbas de fosa o pozo (fig. 3, A y B), cubiertas portúmulos circulares, compuestos por un anillo de piedras y arena, con cabezas de gacela en su periferia en su fase antigua y por una superestructura turriforme de piedra, rodeada de cabezas de bóvido en su fase avanzada. En el fondo de los pozos se halla el cadáver flexionado, acompañado de variado ajuar funerario de elegantes cerámicas a mano de superficie roja brillante o de Kerma ( fig. 3, C) o con profusas decoraciones
Nuestra Misión excavó dos necrópolis del grupo C en Argin, del periodo medio /clásico (SAC), excavada por mí, y del periodo clásico/reciente (ANX), excavada pro R. Blanco, ambas inéditas.
La
cultura meroítica se implanta en la
Baja Nubia tardíamente y,
aunque de origen meridional, se muestra fuertemente influenciada por
corrientes septentrionales ptolemáicas y helenístico-romanas. En
general el meroítico se divide tradicionalmente en tres fases: la
antigua, que sólo afecta a la Alta nubia (700-300 a. C.), la fase media
(300-0) de influencia helenística-ptolemáica, y la reciente
(0-350 p.C.) de influencia romano-bizantina (P.L. Shinnie,1955; F. Hitze,1959;
L. P. Kiwan , 1960; D. Downham,1963; F. Gadallah; W. Y Adams, 1964, A y
B).
Frecuentemente la tumba está cubierta por una mastaba rectangular de adobes, presidida pro una estela antropomorfa, representativa del “Ba” o espíritu del difunto, y por una tabla de ofrendas. Los abundantes y variados ajuares funerarios se componen de vasos a torno clilíndricos (fig. 7: A, B, E, F)y globulares con gollete (fig. 6:A-D; fig.7:D), decorados con motivos ricamente policromados egiptizantes (fig. 6:B,C,D; fig. 7) y helenísticos (fig. 6:A), ánforas helenísticas (fig. 7:C), lucernas (fig. 8:A, 1 y 2 ), vasos metálicos (fig. 8: A, 5-7) vasos de vidrio (fig. 8: A, 3) y de pasta vítrea (fig. 8:A,4), adornos personales (fig. 8:C), cuentas de pasta vítrea y de piedras semipreciosas, y tobilleras de hierro grabadas. (fig. 8:B).
Ayudado
por A. Simonet, excavé en Argin 220 tumbas de la necrópolis meroítica
MAN (fig. 5: A, B) (M. Pellicer, 1963) y 95 tumbas meroíticas
de la necrópolis NAX (M. Pellicer y N. Llongueras , 1965).
La necrópolis meroítica de
Nlluah, localizada por nosotros en Argin, fue excavada en la
campaña 1963-64 por M.A. García Guinea y J. Teixidor (1965).
La
llamada por G.A. Reisner cultura del grupo X ( 1910) y por W.B.
Emery cultura de Ballana (W.E.. Emery, 1938; L. P. Kirwan ,1953)
, es típicamente nubia, arcaizante , enraizada en la anterior meroítica
e influenciada por la corriente romano-bizantina tardía, cuya cronología
se extiende desde mediados del
siglo IV al siglo VI d.C.
Esta
peculiar cultura nubia parece formada, según las fuentes clásicas, por
tres etnias o pueblos: los blemiso, oriundos del desierto oriental del
Nilo y asentados en Talmis (Kababsha) distribuidos por Diocleciano a
finales del S. IV al sur de Asuán, como protección contra los blemiso,
más belicosos ; y los noba negros y rojos, oriundos del sur del Kordofán
.
Estos
pueblos, en parte negroides, de economía
agropecuaria y de fuerte espíritu guerrero, tuvieron su capital en
Ballana-Qustul, situada en la actual frontera egipcio-sudanesa, a unos
25 Kms. al norte de Argin , donde W.B. Emery excavó las tumbas reales
(1938).
Los poblados de las gentes del grupo X han sido muy poco estudiados en comparación con sus abundantes y ricas necrópolis, que constan de grandes túmulos de planta circular de piedras y tierra, como superestruturas de pozos o fosas con nichos laterales (fig.9), donde se inhuman, individualmente o por parejas, los cadáveres, en “ decúbito supino”, envueltos en sudarios de lana o lino, orientados hacia el sur y acompañados de ajuares degenerados de tradición meroítica (fig. 10 y 11).
En
Argin excavamos 77 tumbas de la necrópolis SAX (F. Presedo, R. Blanco y
M. Pellicer, 1970) y 325
tumbas de la necrópolis NAX ( M. Pellicer y M. Llongueras, 1975).
La
Nubia se cristianiza con Justiniano a mediados del siglo VI,
emergiendo tres reinos, que perduraron hasta la islamización del
territorio en los siglos XIII-XIV, el de Nobatia, cuya sede epicopal se
sitúa en Faras, el de Macuria con capital
en Dóngola, entre la 2ª y 3ª
catarata, y el de Aloa, en Saba, el más meridonal ( V. Monneret
de Villard, 1941).
En
toda la Nubia bordeando el Nilo surgen poblados estratégicos,
amurallados, con casas de
adobes, apiñadas, disponiendo de pequeñas iglesias bizantinas (fig.
13: A), construidas
con adobes, dotadas de bóvedas y cúpulas
y ornadas con frescos polícromos, representando escenas del
Antiguo y Nuevo Testamento y del santoral bizantino.
Las grandes necrópolis cristianas, extendidas junto a los poblados, constan de tumbas de fosa y de cámara, con nichos laterales y superestructuras de plataformas rectangulares o cruciformes, revocadas de cal, con hornacinas en la parte frontal, donde se depositan lucernas o pebeteros ( fig. 13: B, C, E; fig. 14). Los cadáveres, ataviados, en ocasiones, con ricas vestiduras, yacen en “decúbito supino”.
La cronología de la época cristiana se ha determinado a través de los textos y de la cerámica, que sigue la tradición meroítica y del grupo X, pero de mejor calidad, tanto en la pasta como en los barnices, donde aparecen símbolos cristianos (V. Monneret de Villard, 1941; W. Y. Adams, 1962En
Argin excavamos 30 tumbas cristianas de la necrópolis NAX
(M. Pellicer y M. Llongueras,1965) y, en la segunda catarata, los
poblados e iglesias de las
islas de Kasrico (fig. 13:A) (F. Presedo , 1963) y de Abkanarti (Fig.
12:B) ( F. Presedo, 1965).
LAS
CAMPAÑAS DE 1961 A 1963 R. Blanco había contratado en el Cairo un intérprete, copto, de árabe, inglés y francés, para que en Sudán nos facilitase las gestiones con la burocracia y con los obreros, pero, cuando en enero de 1962 dividimos los equipos, F. Presedo y yo prescindimos del intérprete por innecesario y por el presupuesto gravoso que suponía para la Misión. Los Kufis o capataces egipcios contratados, provenientes la mayoría del pueblo kuf, saqueadores de tumbas, fueron Barak Umbarak como reis, hombre de unos 50 años, inteligente, correcto y de gran experiencia en arqueología de campo, Ahmed Abubakr, de unos sesenta añosa, abnegado y fiel, que, unos treinta años antes, había participado en las excavaciones dirigidas por W.M. Flinders Petrie, Director de la Egypt Exploration Fund. , y Barberi, joven de unos 25 años, jovial y altamente eficaz. (fig. 2:B y C).
La primera concesión, la necrópolis de Mirmad en Argin, de 1960 se amplió a todo el término del pueblo, extendido por la orilla occidental del Nilo a lo largo de 8 Kms. norte-sur, por 500 ms. De ancho en sentido este-oeste, desde un frondoso palmeral hasta el desierto. Las
casas , de planta
cuadrada o rectangular, con paredes de tapial, techos de troncos y ramas
de palmera y pavimento de arena , tenían una superficie entre 200 y 400
ms. Cuadrados, divididas en dos sectores. El principal o anterior
consistía en un gran patio descubierto, rodeado de habitaciones, y el
sector posterior se componía de otro patio, también rodeado de
estancias adaptadas para los servicios. Dada
la longitud de Argín de casi iun Jms., no svimos obligados a alquilar
viviendas próximas a los yacimientos a excavar. Cuando
iniciamos las excavaciones de Argín, W.
y Adams, arqueólogo
de la Universidad de Arizona y Director del “ Bureau” de Documentación
de la UNESCO en Sudán, con la colaboración del sueco H.A. Norström y
del americano G. J. Verwers, habían realizado tres campañas de
prospecciones en toda la ribera oeste del Nilo, desde la frontera
egipcia hasta el sur de Argin y la Gozira Dabarosa , habiendo obtenido
una interesante documentación sobre la situación, escala y cultura de
numerosos yacimientos, junto con fotos aéreas a escala 1/3.000, que nos
sirvieron de gran utilidad (G.J.
verwers, 1962; H. A. Nordström, 1962; W.Y. Adams y H.A. Nordström,
1963). Por otra parte, fueron estos prospectores, profundamente
experimentados en la arqueología nubia, los primeros maestros que nos
instruyeron oportunamente en diferenciar las culturas de nuestros
yacimientos. En
la campaña de 1961-62,instalados
en una casas de argin, alquilada con un criado negro, Darhar, esclavo
del arrendador, dirigimos nuestro primer trabajo a la necrópolis
6-B-1, que denominamos (SAX (Sur Argin Grupo X), donde
excavamos durante mes y medio, 80 enterramientos tumulares del grupo X ,
saqueados gran parte de ellos ( F. Presedo, B. Blanco y M.
Pellicer,1970). Terminada
la excavación de la necrópolis SAX y ante la cantidad y variedad
cultural de los yacimientos de muestras concesiones en Sudán (Agrín,
Kasricoy abkanarti) y Egipto (Cheik
Daud), optamos por dividirnos, formando tres equipos, dirigidos, uno por
R. Blanco en la necrópolis ANX, otro por mi en Kasrico, y otro por F.
Presedo en Cheik Daud, a donde partió acompañado de R. Lucas y V. Viñasen
febrero de 1962. R.
Blanco inició sus trabajos en el sur de Argín, en una necrópolis
tumular que denominó ANX, por creerla del grupo X, continuación
de SAX, pero resultó ser del grupo C clásico / tardío (M. Almagro y
otros 1964). Habiendo sido nombrado F. Preedo director del yacimiento cristiano de la isla de Kasrico, en la 2ª catarata del Nilo, a unos kms. Al sur de Argín, y debiendo partir a la concesión de Cheik Daud en Egipto, se me encargó iniciar la excavación de aquel yacimiento, consistente en un pequeño poblado cristiano de media docena de casas y dos iglesias coptas M.
Almagro, en febrero de 1962, después de acaloradas discusiones con T.
Save-Söderberg, director de la Misión Escandinava, cuya concesión se
extendía por toda la ribera este de la 2ª catarata del Nilo, donde se
situaban las islas de Kasrico y Abkanarti, había conseguido que la misión
Española excavase los dos yacimientos. En
kasrico excavé las dos iglesias, utilizadas en los siglos XI-XIII,
trazando la planimetría del conjunto con la brújula y la cinta métrica.
En la excavación de Kasrico me sucedió F. Presedo y, a fines de
marzo de 1962, regresé de nuevo a la isla, acompañado del dibujante V.
Viñas, para calcar y fotografiar las pinturas murales de la iglesia
noreste (F. Presedo, 1963). En
el mes de marzo en 1962,
ayudando por Alicia, excavé 220 tumbas de la necrópolis meroítica
de Nag Shayeg, que denominé MAN (meroítica de Argín Norte ) (
Fig. 5:A y B), obteniendo abundantes materiales fechados en le meroítico
reciente (0-350) ( M. Pellicer 1963) (figs. 6-8). No
recuerdo bien si fue a fines de febrero o principios de abril de 1962,
cuando todavía tuve tiempo de excavar una pequeña necrópolis con 22
tumbas tumulares del grupo C medio o clásico, cultura sobre la que yo
tenía especial interés. Esta
necrópolis, descubierta por W. Y Adams, estaba situada en el límite
del desierto, al sureste de Argín, en Nag Saku (6-B-4), dándole la
signatura SAC ( M. Almagro,
F. Presedo y M. Pellicer, 1963). La excavación, que resultó altamente
positiva, entregó abundante
y variado material, cuya memoria permanece, por haber perdido
F. Presedo (¿) toda
la documentación que le presté. Acosados
por las latas temperaturas del mes de abril y por el agotamiento del
presupuesto, determinamos cerrar la campaña y regresar a España.
Como fruto de esta campaña 1961-1962, enviamos al Museo Arqueológico
Nacional de Madrid en un petrolero procedente del Golfo Pérsico, con
escala en Port Tewfik en el
Canal de Suez y que se dirigía a Cartagena, 15 o 20 grandes cajones con
los materiales de las necrópolis SAX,
MAN, ANX, y SAC, y los de la isla de Kasrico En
la campaña 1962-63,
dada la experiencia adquirida en las anteriores y contando con un equipo
más amplio y mejor organizado, alquilamos una vivienda más espaciosa
en el sector norte de Argín, con el fin de estar más próximos a las
excavaciones de los yacimientos proyectadas. El nuevo equipo se
componía de F. Presedo y yo como directores, L. Monreal, M. Llongueras
y J. Zozaya, estudiantes, como arqueólogos ayudantes, y E. de la Vega
como fotógrafo. Contratamos a los mismo Kuftis egipcios de la campaña
anterior y a unos veinte obreros sudaneses y egipcios.
Un mes después de iniciadas las excavaciones, el día
8 de diciembre de 1962 se incorporó el chileno I. Vázquez de
Acuña, doctor en historia, y el día 5 de enero
de 1963 llegaron los antropólogos
E. Aguirre y J. Altuna. F.
Presedo con su equipo
compuesto por L. Monreal y E. de la Vega, más los kuftis
Berberi y Musa, se dirigió al poblado cristiano de la isla de
Abkanarti a proseguir la excavación que yo había iniciado en la
anterior campaña ( fig. 12:B).
Yo permanecí en Argín con un equipo compuesto por M. Llongueras y J. Zozaya, el “reis” Barak Umbarak y el Kufti
Ahme Abubakr, más una quincena de obreros nubios para excavar la
gran necrópolis de Nag
el Arab, cuya signatura era NAX ( Grupo X del Norte de Argin) y, según
la documentación de la UNESCO, 24 –V-1 y 24 –V-5. Cuadriculamos
el yacimiento observando cierta variedad en la tipología de las tumbas,
a pesar de estar catalogada como del grupo X. Limpiamos toda la
superficie, transportando la arena que cubría las tumbas en un número
total de 1.150, de las cuales, terminada la excavación, definimos como
meroíticas 335, de las que excavamos 95, como del grupo X 495, de las
que excavamos 325 ( fig. 9), y como cristianas 330, de las que excavamos
30 ( fig. 14). Culturalmente la necrópolis NAX se inició en el siglo I
p.C. como meroítica, perdurando como del grupo X y cristiana. La excavación de la necrópolis duró tres meses desde noviembre de 1962 hasta enero de 1963, habiendo entregado cuantiosos materiales (fig. 10,11, y 15) ( M. Pellicer y M. Llongueras, 1965).
Ante
tanto material acumulado, dedicamos el mes de febrero a terminar la
planimetría y el dibujo del medio millar de tumbas excavadas, a limpiar
y signar todos los ajuares funerarios y a estudiar la necrópolis con la
bibliografía, prestada por la selecta biblioteca del “Antiquity Service” de Wadi Halfa, inexistente en Madrid.
En
todo el límite del desierto del Oeste de Argín las prospecciones de
W.Y. Adams y H. A. Nordström
habían localizado medio centenar de túmulos dispersos, catalogados
como faraónicos, fechados, según sus materiales de superficie, entre
fines del II milenio hasta mediados de los cuales excavamos media docena
( M. Almagro, F. Presedo y M. Pellicer, 1963; M. Almagro y otros, 1964),
resultando ser de tradición del grupo C tardío con fuerte influencia
faraónica ( fig. 4:A). En
una reunión del comité Nacional Español celebrada en Madrid en
octubre en 1962, yo propuse que, en lugar de traer a España los restos
antropológicos, muy abundantes y de costoso, transporte, incompatible
con nuestro escaso presupuesto, era preferible que se integrase en
nuestra Misión un antropólogo que
estudiase someramente los restos “in
situ”. El comité accedió a mi demanda y en enero de 1963 se
incorporaron en nuestro equipo de Argín E. Aguirre
y J. Altuna, quienes
analizaron una parte mínima de la antropología de las cerca de medio
millar de las tumbas excavadas, alternando sus estudios antropológicos
con los prehistóricos de
la industria lítica de la
terraza media y baja a del Nilo en Argín.
Lamentablemente los restos antropológicos de la necrópolis de
Nag el Arab y la industria prehistórica de las terrazas
de Argín quedaron inéditos. LA
VIDA EN LA MISIÓN La
vida en Nubia nos resultó sumamente interesante por la novedad arqueológica
y placentera por su exotismo, aunque siempre salpicada de pequeños
y continuos problemas, prontamente solucionados por nuestro arraigado
sentido de la improvisación. Más
penoso era el “hamsin” viento constante, a veces huracanado,
que soplaba en febrero y marzo, cubriéndolo todo de polvo y arena del
desierto. Terminada la excavación de una tumba, precedíamos
inmediatamente a fotografiarla y dibujarla, porque en minutos era
invadida por la arena. El polvo y la arena eran el gran enemigo de los
aparatos fotográficos y
del taquímetro, frecuentemente averiados, siendo diestramente reparados
por nuestro dibujante V. Viñas. En
la casa la lluvia continua de arena, filtrada por la techumbre de ramas
y hojas de palmera, nos “sirocaba” y nos volvía histéricos. Por la noche nos cubríamos con
las mosquiteras contra estos insectos, produciéndonos, por otra
parte, un calor insufrible. Otro
inconveniente era la fauna. En Madrid nos habían aleccionado
sobre este problema, refiriéndose a la fauna mayor, de serpientes y
cocodrilos, olvidando la fauna menor, de escorpiones, moscas y
mosquitos. La fauna mayor
no era precisamente problemática, porque los obreros eran ciertamente
diestros en reducir una serpiente cuando era localizada en una tumba y,
en cuanto a los cocodrilos del Nilo, apenas los vimos, aunque por
respeto, omitimos el baño fluvial. Nuestra
mayor pesadilla eran los mosquitos nocturnos y las moscas diurnas,
especialmente a la hora de la comida, acudiendo enjambres que cubrían
los platos y los vasos, al principio, convenientemente protegidos hasta
que nos acostumbramos. En
Madrid nos entregaron un botiquín completo y perfectamente organizado,
con multitud de antídotos específicos contra la variedad de serpientes
venenosas, jamás utilizado. Sin embargo, la aspirina, el remedio más
eficaz con analgésico, pronto desapareció del botiquín ante la
constante e inoportuna demanda de “aspro” por parte de los obreros y
vecinos nubios, que diariamente acudían a nuestra casa a curiosear,
fingiendo las más extrañas dolencias. Nuestra
casa carecía del más elemental
confort, obligados a permanecer hacinados en la habitación principal,
convertida en “living”, dormitorio, comedor y laboratorio. Cuando se
incorporó el elemento femenino, Alicia Simoneti y el matrimonio Viñas-Lucas,
nos vimos en la necesidad de renovar y adaptar para dormitorio el almacén,
repleto de antropología y de ajuares funerarios. La
alimentación era realmente mediocre,
aunque nunca afectó gravemente a nuestra salud, ni hizo disminuir
nuestro insaciable apetito. La dieta era monótona a base de arroz,
legumbres, pasta, conservas de carne de vacuno, dátiles secos y “tameias”,
y una especie de buñuelos de harina de habas con especias y arena.
Intentamos alguna variación del menú con carne de cabra, oveja y
gallina, pero el resultado fue nefasto. La cabra era extremadamente
dura, la oveja despedía un olor nauseabundo de sebo y, por otra parte,
como había que comprar los animales vivos, era necesario sacrificarlos
y consumirlos rápidamente. La gallina correosa y con poca carne, por
consejo de Vázquez de Acuña, había que enterrarla en la arena durante
dos días para que se ablandase. El
agua del Nilo, por consejo de Madrid era necesario hervirla para evitar
infecciones, pero esa operación pronto dejamos de practicarla por incómoda,
limitándonos a filtrarla en unas tinajas de tipología
faraónica, de las que
estaban provistas todas las casas de Argín. La
bebida nacional era el té, de calidad excelente, consumido en
abundancia. Probamos un peculiar “ Sherry” sudanés, fabricado con dátiles
y de sabor dulzón de medicina, adquirido en el “Drug Store” de Wadi
Halfa, sin que tuviera demasiado éxito. La cerveza sudanesa era
mediocre y cara., de España trajimos varias botellas de Whisky, difíciles
de pasar por las rigurosas aduanas de Egipto y Sudán, donde estaba
prohibido el alcohol. En la
frontera del Cairo F. Presedo tuvo graves problemas por dos botellas de
Whisky no
declaradas, permaneciendo unas horas retenido hasta ser rescatado pro el
Sr. Fronista, canciller de
la Embajada Española. No obstante, conseguimos traernos a Argín un par
de botellas, que fueron efímeras cuando, en los primeros días de
nuestra estancia, recibimos la visita de nuestros vecinos de la misión
Americana. Sorprendentemente
descubrimos la “maritza”, una bebida de alta graduación alcohólica
de dátiles destilados, enteramente prohibida en Sudán, que, a pesar
del islam, era notoriamente consumida por algunos vecinos de Argin. De
ella nos abastecía Darhar, nuestro criado y cocinero negro (fig. 2:B),
de quien jamás averiguamos dónde la adquiría en Wadi Halfa, cuando
nos traía provisiones. Esta
pócima, combinada con agua, solía servirnos
de agradable aperitivo, cuando extenuados y sudorosos, regresábamos
de la excavación, e, incluso, en alguna ocasión suplió al petróleo
del Petromax para la iluminación nocturna. Nuestra pobre infraestructura, comprada con la suntuosa de las misiones vecinas, era ciertamente deficiente. Nos deslumbró la perfecta y completa dotación de la misión de la UNESCO, dirigida por nuestro amigo W. Y Adams, de la Universidad de Arizona, en un lujoso yate, que se desplazaba constantemente por el Nilo desde su base en Wadi Halfa. Los de la Misión Española parecíamos mendigos, careciendo de lo más elemental de su laboratorio, de grupo electrógeno para iluminación y para frigorífico, pero sobre todo no disponíamos de un coche todo-terreno para desplazarnos por el desierto a nuestra excavación, a las misiones vecinas o al ferry de Wadi-Halfa. Estos desplazamientos de varios kilómetros los realizábamos a pie fatigosamente y, cuando coincidíamos, en la “Arabia” ( fig. 2:A), una especie de camión, enrejado como una jaula y barrocamente policromado, con unos cuernos de gacela del radiador, repleto de nubios, acompañados de cabras, ovejas y gallinas. CONTACTOS
CON ARQUEÓLOGOS Los
contactos con los colegas de las misiones vecinas nos resultaron
altamente provechosos, con quienes aprendimos esa arqueología tan
peculiar de Nubia, al principio prácticamente desconocida para
nosotros; pero también nuestros colegas aprendieron de nosotros, porque
muchos se encontraban en las mismas circunstancias. Visitamos
a la Misión Polaca, dirigida por el eminente K. Michalowski en Fares,
catedral copta de Pachoras, a unos 25 Kms. Al norte de Argín; a la Misión
Franco-Argentina, dirigida por A. Rosenwasser en Akasha, a unos 20 Kms.
de Argín, en cuyo equipo trabajaba el francés
A. Vila, gran prospector y estudioso de culturas nubias; a la
Misión de la Universidad de Gahna, dirigida por el ingles P.L. Shinnie
en Debeira, a unos 10 Kms. de Argín, donde excavaba necrópolis del
grupo X y cristianas; a la
Misión Americana donde se reunían miembros de las universidades de
Colorado, Nuevo México y Arizona, y donde localizábamos a W.Y Adams,
que excavaban a varios kilómetros al sur de Argin; y a la Misión
inglesa de la “Egypt Exploratio Society”, dirigida por el famoso W.
B. Emery, en la fortaleza del imperio medio egipcio de Buhen, a unos 12
Kms. al sur de Argín. Nuestra Misión, en cambio, también recibía
visitas de todos estos colegas, con los que he continuado conservando
estrecha amistad. Las cenas en el Nile Hotel, vestidos los comensales correctamente, eran, no sólo divertidas, sino que se convivía y se tramaba amistad con los grandes maestros de la egiptología y de la arqueología en general. Allí conocimos a la Princesa Margarita de Dinamarca, la actual Reina, integrada en la Misión Escandinava, dirigida por el prestigioso T. Säve-Söderberg. La sobremesa frecuentemente se convertía en un improvisado congreso de arqueología nubia, en el que los eximios maestros discutían acaloradamente temas de gran interés para nosotros. En
febrero de 1962 hubo una reunión de las misiones en el Nile Hotel,
donde el prof. M. Almagro, participante, peroró acaloradamente,
mezclando frases y palabras en alemán, español y francés, y exigiendo
para la Misión Española las islas de Kasrico y Abkanarti, en cuyo
entorno tenían concesiones las misiones de Escandinavia y de Alemania
Oriental. El discurso de Prof. Almagro no lo entendió nadie, pero le
concedieron las dos islas.
RESULTADOS
DE LA MISIÓN ESPAÑOLA EN NUBIA La
actividad desarrollada por la Misión Arqueológica Española en Nubia
desde 1960 a 1966 fue la gesta científicamente más rentable asumida
por la arqueología española. Los arqueólogos de las primeras campañas
se enfrentaron con una arqueología nueva, que, al finalizar la tercera
campaña en 1963, había sido perfectamente asimilada. La
Misión y los equipos españoles tuvimos la feliz oportunidad de
contactar, trabajar, dialogar e investigar con los grandes maestros de
la arqueología egipcia y nubia, de los que mucho aprendimos. En
las seis campañas nosotros inauguramos las investigaciones de la
arqueología española en el Nilo. La selección de los miembros de los
equipos por el prof. Almagro, presionado, quizás, por motivos políticos
o diplomáticos, no fue, en ocasiones, la más adecuada. La
diligencia y el rigor científico de
los primeros informes de nuestras excavaciones (M. Almagro y otros,
1962.1963, y 1964) y de las once memorias correspondientes, dignamente
publicadas en los años 1963-1970, han colocado a la arqueología española
del Nilo en una posición de sumo prestigio. Lamentablemente, por el
fallecimiento de algunos miembros, como M. Almagro, R. Blanco y F.
Presedo, o por razones incomprensibles, permanecen todavía inéditas
las memorias de las
excavaciones de Argín SAC del grupo C medio/clásico ( M.
Pellicer,1962), ANX, del grupo clásico/tardío (R. Blanco,1962), ED,
faraónica (R. Blanco, M. Pellicer,1962), y los poblados cristianos de
Ad Donga (Argin) (M.A. García Guinea,1964) y de Nag Gamus (Masmás,
Egipto) (E. Ballesteros, 1963). El
contrato, convenido con las autoridades de los Servicios de Antigüedades
de Egipto y Sudán, otorgaba a España la mitad de los hallazgos,
pero, ante el excesivo cúmulo de materiales rescatados, se admitió,
por mutuo acuerdo, la propiedad española de todas las piezas, excepto
una pequeña selección de ejemplares muy peculiares, depositada
en los museos nacionales
de El Cairo y Jartum. El museo Arqueológico Nacional de Madrid recibió una riqueza excepcional de fondos por su cantidad, calidad y variedad, formándose unas colecciones de millares de piezas de notable valor científico y artístico, capaces de presentar una secuencia cultural de Nubia desde el grupo C, del II milenio a. C., hasta el cristianismo copto, del S. XII/ XIII Se salvaron de la inundación dieciocho templos egipcios y, gracias al prestigio adquirido y a las estrechas relaciones políticas, Egipto donó a España el templo de Debod, el mejor conservado de los cuatro cedidos a naciones participantes en el programa de salvamento Este templo egipcio de época ptolemáica (S. IV-I a. C.) fue dignamente instalado en Madrid No
cabe duda de que la labor desplegada durante siete años por las treinta
misiones arqueológicas internacionales participantes en el salvamento
de Nubia, compuestas por arqueólogos conocedores de la esencia de la
arqueología y de las últimas técnicas científicas de investigación,
contribuyeron poderosamente
a renovar el narcisismo de la arqueología egipcia, estancada y
ensimismada en su monumentalidad y esplendor artístico. BIBLIOGRAFÍA
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