MIS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN NUBIA  (1961-1963)

 

 

 

Por. Profesor Dr. D. Manuel Pellicer Catalán.

Profesor Emérito de la Universidad de Sevilla.

 

 

LA EPOPEYA ESPAÑOLA EN NUBIA

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ANTECEDENTES

En los años sesenta del siglo XX, como consecuencia de la  construcción de la gigantesca presa de Sadd el Ali en Asuán (fig1, A), Egipto y Sudán fueron testigos de una serie de fenómenos de trascendencia tal importancia en el valle del Nilo. 

(Nota: Las fotos del presente articulo no son de excesiva calidad, pero han sido proporcionadas por el propio Profesor Pellicer y como documento de época hemos considerado oportuno incluirlas).

Baja Nubia y concesiones españolas.

                  

La presa de Asuán tendría como efectos positivos proporcionar  20.000.000.000 Kw. de energía eléctrica a las dos naciones; con una capacidad de agua de 15.000.000 ms. Cúbicos, y, por otra parte, 3.000.000 Has. De regadío a Egipto. Como efectos negativos o secundarios estaban previstos la desaparición de la Baja Nubia con sus restos arqueológicos y la consiguiente deportación de la población sudanesa hacía el sur y de la egipcia hacia el norte del Nilo.  La zona inundada por el lago Naser, donde el agua alcanzaría la cota 60 sobre el cauce, se extendería unos 500 Kms., a lo largo del Nilo, con anchuras máximas de 100 Kms. Y medias de 20/10 kms., desde Asuán hasta cerca de 100 Kms. Al sur de la segunda catarata del río, llamada “Batn el Haggar” o vientre de piedra, donde aflora el granito erosionado por la corriente, formando innumerables islotes.

Pero antes  de la inundación prevista para 1966, era necesario rescatar los inmensos yacimientos con sus materiales y los suntuosos monumentos, lo que dio lugar a unas investigaciones intensas y sin precedentes en la historia.

La Nubia se extiende por el Nilo medio desde la primera catarata de Asuán hasta la quinta, dividida en dos regiones, la Baja Nubia o Septentrional, desde Asuán  a Wadi Halfa  en la segunda catarata hasta la Alta Nubia, meridional o País de Kush, desde la segunda catarata hasta Méroe, entre la quinta y la sexta catarata, formando el río una  gran S de casi 1.000 Kms.

Las culturas antiguas de Nubia se vieron profundamente afectadas pro las influencias septentrionales faraónica, helenística, y romano-bizantina, por las penetraciones orientales y occidentales de los pueblos pastores del desierto y por las corrientes meridionales puramente africanas y etiópicas.  La Nubia se convirtió en un corredor y cruce de culturas entre el Mediterráneo y África (B.C. Trigger, 1965).

Para paliar los efectos negativos de la destrucción de los monumentos y yacimientos arqueológicos de la Baja Nubia egipcia y sudanesa,  la UNESCO  en 1959, a través del Prof. Vittorino  Veronese, lanzó un angustiosos SOS, invitando a todos los organismos arqueológicos competentes del mundo, estados, universidades, institutos, museos, a participar en el salvamente y rescate de “ Los tesoros arqueológicos de Nubia”, ofreciendo atractivas ventajas de donar la mitad de los materiales arqueológicos muebles, e incluso  inmuebles, como templos inundables, a las naciones participantes (G. Garkill, 1960).

España, atendiendo a la llamada, respondió positivamente con la creación, en 1959, del “Comité Nacional Español para el Salvamento de los Tesoros Arqueológicos de Nubia”, presidido por el ex ministro de Asuntos Exteriores D. Alberto Martín Artajo, siendo nombrado Director General de la“Misión Arqueológica Española” D. Martín Almagro Basch, catedrático de prehistoria de la Universidad Complutense, quien organizó y dirigió la Misión durante 7 años, desde 1960 a 1966 (M. Almagro 1962)

Estando las universidades españolas tradicionalmente desprovistas de profesores  investigadores de la arqueología egipcia, el Comité de literatura del Instituto Lope de Vega de Madrid y aficionado a la egiptología, por Francisco Presedo, doctor en historia antigua y secretario de la Comisaría General de excavaciones Arqueológicas, y por Javier Navascués, arquitecto, quienes formaron el primer equipo, cuya actividad se desarrolló en Argín (Sudán), donde excavaron 15 tumbas de la necrópolis 6-B-1, de la cultura del grupo X, y en Cheik Daud (Egipto), donde iniciaron la excavación de la fortaleza cristiana  (M. Almagro, 1962). Esta primera campaña de 1960-61, resultó poco fructífera por su carácter experimental, de tanteo del terreno y de preparación para ulteriores campañas.

 

LAS CULTURAS NUBIAS

En efecto, en la campaña de 1961- 62 (M. Almagro, F. Presedo  y M. Perllicer, 1963), primera en la que yo participé, el Pro. Almagro me aleccionó sobre la nomenclatura y contenido de algunas culturas nubias, cuyos yacimientos íbamos a excavar.  Los grupos A, B .C, y X, con nombres creados pro G. A. Reisner (1910) en sus excavaciones de principios del siglo XX, responderían a culturas nuevas para nosotros, fechadas desde el IV milenio a. C. Hasta el medievo. Los Grupos A y B eran del neolítico final, el grupo C Calcolítico y el grupo X de catalogación incierta pero posterior al cambio de era. También se insinuó con insistencia el Prof. Almagro que no nos detuviéramos en detalles de las excavaciones por falta de tiempo y que nos concentrásemos en las necrópolis, siempre más rentables en hallazgos, puesto que se trataba de una operación de rescate de materiales, cuya mitad vendría a España.

Del rico paleolítico y epipaleolítico del cuaternario de las terrazas del Nilo había que prescindir, aunque E. Aguirre y J. Altuna practicaron algún ensayo, recogiéndose  materiales líticos en Argín.

De la cultura del grupo A, aunque G.J. Verners (1962), W.Y. Adams (1963)  y H.A. Nordström (1962) habían localizado e incluso excavado algún enterramiento de Argín, nosotros no excavamos ninguno por estar totalmente destruidos. El grupo A, considerado del neolítico final y fechado en el V-IV milenio a. C., corresponde a un pueblo de pastores nómadas de bóvidos y ovicápridos  y de cazadores de gacelas, relacionado  con las poblaciones del desierto occidental del Nilo, asentado esporádica y temporalmente en pequeños poblados de cabañas perecederas y con necrópolis tumulares.  Este pueblo de pastores parece influenciado por el neolítico final de Khartum  y por el septentrional calcolítico  de Nagada y Badarí (T. Säve-Söderberg, 1963,1964; F.H.  Hintze, 1967; H.A. Nordström, 1966,1972; F. Wendorf, 1968).  

El grupo B, fue descartado como cultura, por ser una simple evolución del grupo A (H. Smith, 1966).

En el III milenio y en los tres primeros cuartos del II milenio a. C., la cultura típica nubia corresponde al llamado grupo C (L. P. Kirwan, 1939; F. Hintze 1964; P. Huart, 1967-68; M. Bietak,  1968; B. Gratien, 1973,1974), calcolítico y evolución del grupo A, íntimamente relacionado con los pueblos pastores de los desiertos occidentales del Tibesti (Chad) y Ahaggar (Argelia), sedentarizados  en las márgenes del Nilo y fuertemente  influenciados  por las dinastías faraónicas de los imperios antiguo, medio e inicios del nuevo. Sus poblados constan de pequeñas  cabañas de zócalos de piedra y planta circular, y sus necrópolis, muy abundantes, de tumbas de fosa o pozo (fig. 3, A y B), cubiertas portúmulos circulares, compuestos por un anillo de piedras  y arena, con cabezas de gacela en su periferia en  su fase antigua y por una superestructura turriforme de piedra, rodeada  de cabezas de bóvido en su fase avanzada. En el fondo de los pozos se halla el cadáver flexionado, acompañado de variado ajuar funerario de elegantes cerámicas a mano  de superficie roja  brillante o de Kerma ( fig. 3, C)  o con profusas decoraciones

A:Tumba de pozo con túmulo cilíndrico turriforme del pe­riodo    clásico/reciente (según Steindorff).

B:Tumba de camara rectangular de adobes abovedada y .tú mulo cilíndrico de piedra con capilla o mastaba del periodo tardío (según Steindorff).

C:Vasos rojos bruñidos con borde negro del Kerma clási­co de la necrópolis de Abri (Sudán)(segÚn V. M. Fer­nández)

D:Vaso a mano, tipo Kenah,de la necrópolis de Abri (Sudán) (según V. M. Fernández).

E:Vaso a torno de la necrópolis de Abri (Sudán) (según V. M. Fernández).

F:Materiales cerámicos del II periodo intermedio (1785 ­1580 a. C.) (según Bietak):1-.3(cerámica negra incisa con incrustaciones policromas;4 y 5(cerámica tosca con decoración incisa);6 (vaso a mano tosco);7 (soporte); 8 y 9 (figurilla femenina y de bóvido de cerámica).

 

geométricas impresas, incisas y policromas  ( fig. 3, F: 1-3), junto con otras de tradición egipcia de Kenah (Fig. 3,E), sin que falten adornos personales, como collares o pulseras de espina de pecado, conchas, piedras semipreciosas, cobre, escarabeos egipcios y estatuillas femeninas  esteatopigias y animalísticas de arcilla (Fig. 3: F, 8 y 9), elementos éstos que definen una sucesión cultural de cuatro fases: antigua  (III milenio a. C.), media (2.000-1.750 a. C.), clásica  (1750-1500 a. C.) y  reciente  (1.500-1.330 a. C.).

Nuestra Misión excavó dos necrópolis del grupo C en Argin, del periodo medio /clásico (SAC), excavada por mí, y del periodo clásico/reciente (ANX), excavada pro R. Blanco, ambas inéditas. 

Al extinguirse la fase reciente de la cultura del grupo C por la masiva penetración de elementos egipcios, la Baja Nubia entró en un periodo mal definido arqueológicamente, correspondiente al III periodo intermedio (1085-715 a. C) llamado faraónico y que será sustituído por la cultura meridional de Méroe, originada entre la  5ª y 6ª catarata del Nilo  (W. B. Emery , 1965 ; T. Säve-Söderberg, 1967-68).De este periodo en Argín excavamos la tumba 75, con sarcófago  antropoide de madera y variado ajuar (fig. 4:C-H), de la necrópolis  SAX, del grupo X (F. Fresedo , R. Blanco,  y M. Pellicer,1970) y varias tumbas tumulares muy destruidas de la necrópolis dispersa E D (fig. 4: A) (M. Almagro y otros , 1964)

Fig. 4:

A:Materiales de las necrópolis E D (Argín).

B:Escarabeos de la necrópolis de Abri (Sudán) (según V. M. Fernández).

C - H: Materiales de la tumba 75 de la necrópolis SAX (Argin):C (estuche de kohol y punzón de hueso);D (frasco de perfume de alabastro); E y F (vasos a torno de barniz rojo con paralelas negras);G (vaso negro bruñido);H(anillo de plata con escarabeo basculante)

La cultura meroítica se implanta en la Baja Nubia  tardíamente y, aunque de origen meridional, se muestra fuertemente influenciada por corrientes septentrionales ptolemáicas y helenístico-romanas. En general el meroítico se divide tradicionalmente en tres fases: la antigua, que sólo afecta a la Alta nubia (700-300 a. C.), la fase media  (300-0) de influencia helenística-ptolemáica, y la reciente (0-350 p.C.) de influencia romano-bizantina (P.L. Shinnie,1955; F. Hitze,1959; L. P. Kiwan , 1960; D. Downham,1963; F. Gadallah; W. Y Adams, 1964, A y B). Las vastas necrópolis merolíticas, intensamente estudiadas, constan de tumbas de fosa con cámaras abiertas indistintamente estudiadas, constan de tumbas de fosa con cámaras abiertas indistintamente en el lado menor o mayor, donde yace el cadáver en “decúbito supino”, orientado al W (fig. 5: B).

Figura 5

Meroítico. Necrópolis MAN de Nag Shayeg (Argin) A: Planta de la necrópolis. B: Plantas y perfiles de las tumbas.

Fig. 6

Meroítico. Necrópolis MAN de Nag Shayeg (Argin) Vasos con decoración policroma de tradición faraónica (B y D),helenística (A) y nubia (C).  

 Frecuentemente  la tumba está cubierta por una mastaba rectangular de adobes, presidida pro una estela antropomorfa, representativa del “Ba”  o espíritu del difunto, y por una tabla de ofrendas. Los abundantes y variados ajuares funerarios se componen de vasos a torno clilíndricos (fig. 7: A, B, E, F)y globulares con gollete  (fig. 6:A-D; fig.7:D), decorados con motivos ricamente policromados egiptizantes (fig. 6:B,C,D; fig. 7)  y helenísticos (fig. 6:A), ánforas helenísticas (fig. 7:C), lucernas (fig. 8:A, 1 y 2 ), vasos metálicos (fig. 8: A, 5-7) vasos de vidrio (fig. 8: A, 3) y de pasta vítrea (fig.  8:A,4), adornos personales (fig. 8:C), cuentas de pasta vítrea y de piedras semipreciosas, y tobilleras de hierro grabadas.  (fig. 8:B).

Figura 7

 Mero1tico.Necrópolis MAN de Nag Shayeg (Argin) Vasos con decoraciones policromas de tradición egipcia (A, B, D,E,F) y helenística corintia (C)  

Figura 8

Grupo X. Necrópolis NAX de Nag el Arab (Argin) Plantas y perfiles de tumbas del tipo 3.

Ayudado por A. Simonet, excavé en Argin 220 tumbas de la necrópolis meroítica MAN (fig. 5: A, B) (M. Pellicer, 1963) y 95 tumbas meroíticas  de la necrópolis NAX (M. Pellicer y N. Llongueras , 1965).  La necrópolis meroítica de  Nlluah, localizada por nosotros en Argin, fue excavada en la campaña 1963-64 por M.A. García Guinea y J. Teixidor (1965).

La llamada por G.A. Reisner cultura del grupo X ( 1910) y por W.B.  Emery cultura de Ballana (W.E.. Emery, 1938; L. P. Kirwan ,1953) , es típicamente nubia, arcaizante , enraizada en la anterior meroítica e influenciada por la corriente romano-bizantina tardía, cuya cronología se extiende desde mediados  del siglo IV al siglo VI d.C.

Esta peculiar cultura nubia parece formada, según las fuentes clásicas, por tres etnias o pueblos: los blemiso, oriundos del desierto oriental del Nilo y asentados en Talmis (Kababsha) distribuidos por Diocleciano a finales del S. IV al sur de Asuán, como protección contra los blemiso, más belicosos ; y los noba negros y rojos, oriundos del sur del Kordofán .  

Estos pueblos, en parte negroides, de economía  agropecuaria  y de fuerte espíritu guerrero, tuvieron su capital en Ballana-Qustul, situada en la actual frontera egipcio-sudanesa, a unos 25 Kms. al norte de Argin , donde W.B. Emery excavó las tumbas reales (1938).

Los poblados de las gentes del grupo X han sido muy poco estudiados en comparación con sus abundantes y ricas necrópolis, que constan de grandes túmulos de planta circular de piedras y tierra, como superestruturas de pozos o fosas con nichos laterales (fig.9), donde se inhuman, individualmente o por parejas, los cadáveres, en “ decúbito supino”, envueltos en sudarios de lana o lino, orientados  hacia el sur y acompañados  de ajuares degenerados de tradición meroítica  (fig. 10 y 11).

Figura 9

 Meroitico. Necrópolis MAN de Nag Shayeg (Argin)

1 y 2 (lucernas)

3 (lucerna de vidrio)

4 (vaso egipcio De pasta vítrea

5 (vaso de bronce dorado)

6 y 7 (vasos de plata dorada).

10 y 11 (tobilleras de hierro grabadas)

1 y 5 (pendientes de plata)

2 y 6 (anillos de hierro),

4 (cuenta de collar de bronce).

Grupo X. Necrópolis NAX de Nag el Arab (Argin)

A :13 - 16 (copas de cerámica), 

17 (copa de vidrio)

B: 3 - 7 (vasos globulares con gollete).  

Fig. 11

 

Grupo Necrópolis NAX de Nagel Arab (Argin)

1(Brazalete de hierro grabado)

2 (anillos de cobre),

3 (pendiente de pla1ta)

4 (aguja de plata),

5 (colgante de hierro),

6 (útiles de tocador de hierro),

7 y 8 (cuchillos de hierro),

 9 (punta de lanza de hierro),

10 (azagaya de hierro),

11 (clavo de hierro),

12 (pun tas de flecha don arpón de hierro.

 

En Argin excavamos 77 tumbas de la necrópolis SAX (F. Presedo, R. Blanco y M. Pellicer, 1970) y  325 tumbas de la necrópolis NAX ( M. Pellicer y M. Llongueras, 1975).

La Nubia se cristianiza con Justiniano a mediados del siglo VI, emergiendo tres reinos, que perduraron hasta la islamización del territorio en los siglos XIII-XIV, el de Nobatia, cuya sede epicopal se sitúa en Faras, el de Macuria con capital  en Dóngola, entre la 2ª y 3ª  catarata, y el de Aloa, en Saba, el más meridonal ( V. Monneret de Villard, 1941).

En toda la Nubia bordeando el Nilo surgen poblados estratégicos, amurallados, con casas  de adobes, apiñadas, disponiendo de pequeñas iglesias bizantinas (fig. 13: A),  construidas  con adobes, dotadas de bóvedas y cúpulas  y ornadas con frescos polícromos, representando escenas del Antiguo y Nuevo Testamento y del santoral bizantino.

Las grandes necrópolis cristianas, extendidas junto a los poblados, constan de tumbas de fosa y de cámara, con nichos laterales y superestructuras de plataformas rectangulares o cruciformes, revocadas de cal, con hornacinas en la parte frontal, donde se depositan lucernas o pebeteros ( fig. 13: B, C, E; fig. 14). Los cadáveres, ataviados, en ocasiones, con ricas vestiduras, yacen en “decúbito supino”.

Fig. 13

 Cristiano copto

A:Iglesia S.W. del poblado de Kasrico.

B,C y E:Tumbas de la Necrópolis NAX (Argin). D:Vaso de la necrópolis NAX.

Fig. 14

Necrópolis NAX de Nag el Arab. Cristiano copto. Superestructuras de tumbas.

La cronología de la época cristiana se ha determinado a través de los textos y de la cerámica, que sigue la tradición meroítica y del grupo X, pero de mejor calidad, tanto en la pasta como en los barnices, donde aparecen símbolos cristianos (V. Monneret de Villard, 1941; W. Y. Adams, 1962

En Argin excavamos 30 tumbas cristianas de la necrópolis NAX  (M. Pellicer y M. Llongueras,1965) y, en la segunda catarata, los poblados  e iglesias de las islas de Kasrico (fig. 13:A) (F. Presedo , 1963) y de Abkanarti (Fig. 12:B) ( F. Presedo, 1965).  

Fig. 12. Grupo X, Necrópolis NAX de Nag el Arab (Argín).

                                A: Rápido de la isla de Kasrico en la 2ª catarata del Nilo.

                                B: Excavación del poblado cristiano de Abkanarti.

 

LAS CAMPAÑAS DE 1961 A 1963

  El equipo de la segunda campaña de la Misión Arqueológica Española  (1961-62), compuesto  por R. Blanco, como director, y por F. Presedo y yo, como ayudantes o arqueólogos colaboradores, trabajó, desde noviembre de 1961 a abril de 1962, en Argin, 2ª catarata y Cheik Daud

R. Blanco había contratado en el Cairo un intérprete, copto, de árabe, inglés y francés, para que en Sudán nos facilitase las gestiones con la burocracia y con los obreros, pero, cuando en enero de 1962 dividimos los equipos, F. Presedo y yo prescindimos del intérprete por innecesario y por el presupuesto gravoso que suponía para la Misión. Los Kufis o capataces egipcios contratados, provenientes la mayoría del pueblo kuf, saqueadores de tumbas, fueron Barak Umbarak como reis, hombre de unos 50 años, inteligente, correcto y de gran experiencia en arqueología de campo, Ahmed Abubakr, de unos sesenta añosa, abnegado y fiel, que, unos treinta años antes, había participado en las excavaciones dirigidas por W.M. Flinders Petrie, Director de la Egypt Exploration Fund. , y Barberi, joven de unos 25 años, jovial y altamente eficaz. (fig. 2:B y C).

Los kuftis Ahmed Abubakr y Barak Umbarak, el cocinero Darha  y  M. Llongueras.

M. Pellicer,J. Al tuna ,M. Llongueras,Ahmed y Umbarak cruzand el Nilo en la "falucall.

La primera concesión, la necrópolis de Mirmad en Argin, de 1960 se amplió a todo el término del pueblo, extendido por la orilla occidental del Nilo a lo largo de 8 Kms. norte-sur, por 500 ms. De ancho en sentido este-oeste, desde un frondoso palmeral hasta el desierto. 

Las casas , de planta cuadrada o rectangular, con paredes de tapial, techos de troncos y ramas de palmera y pavimento de arena , tenían una superficie entre 200 y 400 ms. Cuadrados, divididas en dos sectores. El principal o anterior consistía en un gran patio descubierto, rodeado de habitaciones, y el sector posterior se componía de otro patio, también rodeado de estancias adaptadas para los servicios.

Dada la longitud de Argín de casi iun Jms., no svimos obligados a alquilar viviendas próximas a los yacimientos a excavar.

Cuando iniciamos las excavaciones de Argín, W.  y  Adams, arqueólogo de la Universidad de Arizona y Director del “ Bureau” de Documentación de la UNESCO en Sudán, con la colaboración del sueco H.A. Norström y del americano G. J. Verwers, habían realizado tres campañas de prospecciones en toda la ribera oeste del Nilo, desde la frontera egipcia hasta el sur de Argin y la Gozira Dabarosa , habiendo obtenido una interesante documentación sobre la situación, escala y cultura de numerosos yacimientos, junto con fotos aéreas a escala 1/3.000, que nos sirvieron de gran utilidad  (G.J. verwers, 1962; H. A. Nordström, 1962; W.Y. Adams y H.A. Nordström, 1963). Por otra parte, fueron estos prospectores, profundamente experimentados en la arqueología nubia, los primeros maestros que nos instruyeron oportunamente en diferenciar las culturas de nuestros yacimientos.

En la campaña de 1961-62,instalados en una casas de argin, alquilada con un criado negro, Darhar, esclavo del arrendador, dirigimos nuestro primer trabajo a la necrópolis 6-B-1, que denominamos (SAX (Sur Argin Grupo X), donde excavamos durante mes y medio, 80 enterramientos tumulares del grupo X , saqueados gran parte de ellos ( F. Presedo, B. Blanco y M. Pellicer,1970).

Terminada la excavación de la necrópolis SAX y ante la cantidad y variedad cultural de los yacimientos de muestras concesiones en Sudán (Agrín, Kasricoy abkanarti) y Egipto  (Cheik Daud), optamos por dividirnos, formando tres equipos, dirigidos, uno por R. Blanco en la necrópolis ANX, otro por mi en Kasrico, y otro por F. Presedo en Cheik Daud, a donde partió acompañado de R. Lucas y V. Viñasen febrero de 1962.

R. Blanco inició sus trabajos en el sur de Argín, en una necrópolis tumular que denominó ANX, por creerla del grupo X, continuación de SAX, pero resultó ser del grupo C clásico / tardío (M. Almagro y otros 1964).

Habiendo sido nombrado F. Preedo director del yacimiento cristiano de la isla de Kasrico, en la 2ª catarata del Nilo, a unos kms. Al sur de Argín, y debiendo partir a la concesión de Cheik Daud en Egipto, se me encargó iniciar la excavación de aquel  yacimiento, consistente en un pequeño poblado cristiano de media docena de casas y dos iglesias coptas

M. Almagro, en febrero de 1962, después de acaloradas discusiones con T. Save-Söderberg, director de la Misión Escandinava, cuya concesión se extendía por toda la ribera este de la 2ª catarata del Nilo, donde se situaban las islas de Kasrico y Abkanarti, había conseguido que la misión Española excavase los dos yacimientos. Con el kufti Berberi me dirigí a Kasrco, donde alquilé una casa en la orilla del Nilo y contrató media docena de obreros nubios. Para acceder a la isla había que atravesar dos peligrosos rápidos de la catarata ( Fig. 12:A) con una rudimentaria barca, fabricada con bidones de queroseno, mal ajustados con clavos, por donde entraba agua, por lo que naufragamos  el primer día, viéndonos en un grave aprieto. En vista del riesgo de la travesía, decidí aposentarme sólo en una de las iglesias ruinosas de la isla (Fig. 13:A), pero, alarmado por la presencia de cocodrilos en el contorno de la isla, determinó al día siguiente, instalarse de nuevo en la casa alquilada, resignándome a nuevos naufragios.

En kasrico excavé las dos iglesias, utilizadas en los siglos XI-XIII, trazando la planimetría del conjunto con la brújula y la cinta métrica.  En la excavación de Kasrico me sucedió F. Presedo y, a fines de marzo de 1962, regresé de nuevo a la isla, acompañado del dibujante V. Viñas, para calcar y fotografiar las pinturas murales de la iglesia noreste (F. Presedo, 1963). Establecido el Argín, se incorporó allí Alicia Simoneti, licenciada en filología, que, después de una insistente perseverancia, había conseguido a través de la Embajada Española del Cairo integrarse en la Misión.  Por el reducido espacio de la vivienda, tuvo que ocupar, para dormir, el almacén donde se conservaban los ajuares de las tumbas excavadas, incluidos los restos humanos momificados, compañía ingrata que supo soportar valientemente.

En el mes  de marzo en 1962, ayudando por Alicia, excavé 220 tumbas de la necrópolis meroítica de Nag Shayeg, que denominé MAN (meroítica de Argín Norte ) ( Fig. 5:A y B), obteniendo abundantes materiales fechados en le meroítico reciente (0-350) ( M. Pellicer 1963) (figs. 6-8).

No recuerdo bien si fue a fines de febrero o principios de abril de 1962, cuando todavía tuve tiempo de excavar una pequeña necrópolis con 22 tumbas tumulares del grupo C medio o clásico, cultura sobre la que yo tenía especial interés.  Esta necrópolis, descubierta por W. Y Adams, estaba situada en el límite del desierto, al sureste de Argín, en Nag Saku (6-B-4), dándole la signatura  SAC ( M. Almagro, F. Presedo y M. Pellicer, 1963). La excavación, que resultó altamente positiva, entregó  abundante y variado material, cuya memoria permanece, por haber perdido  F. Presedo (¿)  toda la documentación que le presté.

Acosados por las latas temperaturas del mes de abril y por el agotamiento del presupuesto, determinamos cerrar la campaña y regresar a España.  Como fruto de esta campaña 1961-1962, enviamos al Museo Arqueológico Nacional de Madrid en un petrolero procedente del Golfo Pérsico, con escala en Port Tewfik  en el Canal de Suez y que se dirigía a Cartagena, 15 o 20 grandes cajones con los materiales de las necrópolis  SAX, MAN, ANX, y SAC, y los de la isla de Kasrico

En la campaña 1962-63, dada la experiencia adquirida en las anteriores y contando con un equipo más amplio y mejor organizado, alquilamos una vivienda más espaciosa en el sector norte de Argín, con el fin de estar más próximos a las excavaciones de los yacimientos proyectadas. El nuevo equipo se componía de F. Presedo y yo como directores, L. Monreal, M. Llongueras y J. Zozaya, estudiantes, como arqueólogos ayudantes, y E. de la Vega como fotógrafo. Contratamos a los mismo Kuftis egipcios de la campaña anterior y a unos veinte obreros sudaneses y egipcios.  Un mes después de iniciadas las excavaciones, el día  8 de diciembre de 1962 se incorporó el chileno I. Vázquez de Acuña, doctor en historia, y el día 5 de enero  de 1963 llegaron los antropólogos  E. Aguirre y J. Altuna.

F. Presedo  con su equipo compuesto por L. Monreal y E. de la Vega, más los kuftis  Berberi y Musa, se dirigió al poblado cristiano de la isla de Abkanarti  a proseguir la excavación que yo había iniciado en la anterior campaña ( fig. 12:B). Yo permanecí en Argín con un equipo compuesto por M. Llongueras  y J. Zozaya, el “reis” Barak Umbarak y el Kufti  Ahme Abubakr, más una quincena de obreros nubios para excavar la gran necrópolis  de Nag el Arab, cuya signatura era NAX ( Grupo X del Norte de Argin) y, según la documentación de la UNESCO, 24 –V-1 y 24 –V-5.

Cuadriculamos el yacimiento observando cierta variedad en la tipología de las tumbas, a pesar de estar catalogada como del grupo X. Limpiamos toda la superficie, transportando la arena que cubría las tumbas en un número total de 1.150, de las cuales, terminada la excavación, definimos como meroíticas 335, de las que excavamos 95, como del grupo X 495, de las que excavamos 325 ( fig. 9), y como cristianas 330, de las que excavamos 30 ( fig. 14). Culturalmente la necrópolis NAX se inició en el siglo I p.C. como meroítica, perdurando como del grupo X y cristiana.

La excavación de la necrópolis duró tres meses desde noviembre de 1962 hasta enero de 1963, habiendo entregado cuantiosos materiales (fig. 10,11, y 15)  ( M. Pellicer y M. Llongueras, 1965).

Fig. 15- Necrópolis NAX de Nag el Arab.Cerámicas cristianas. A (vasos) B (lucernas).

Ante tanto material acumulado, dedicamos el mes de febrero a terminar la planimetría y el dibujo del medio millar de tumbas excavadas, a limpiar y signar todos los ajuares funerarios y a estudiar la necrópolis con la bibliografía, prestada por la selecta biblioteca del  “Antiquity Service” de Wadi Halfa, inexistente en Madrid.

En todo el límite del desierto del Oeste de Argín las prospecciones de W.Y. Adams y H. A.  Nordström habían localizado medio centenar de túmulos dispersos, catalogados como faraónicos, fechados, según sus materiales de superficie, entre fines del II milenio hasta mediados de los cuales excavamos media docena ( M. Almagro, F. Presedo y M. Pellicer, 1963; M. Almagro y otros, 1964), resultando ser de tradición del grupo C tardío con fuerte influencia faraónica ( fig. 4:A).

En una reunión del comité Nacional Español celebrada en Madrid en octubre en 1962, yo propuse que, en lugar de traer a España los restos antropológicos, muy abundantes y de costoso, transporte, incompatible con nuestro escaso presupuesto, era preferible que se integrase en nuestra Misión un antropólogo  que estudiase someramente los restos  “in situ”. El comité accedió a mi demanda y en enero de 1963 se incorporaron en nuestro equipo de Argín E. Aguirre  y  J. Altuna, quienes analizaron una parte mínima de la antropología de las cerca de medio millar de las tumbas excavadas, alternando sus estudios antropológicos con los prehistóricos  de la industria lítica  de la terraza media y baja a del Nilo en Argín.  Lamentablemente los restos antropológicos de la necrópolis de Nag el Arab y la industria prehistórica de las terrazas  de Argín quedaron inéditos.

 

LA VIDA EN LA MISIÓN

La vida en Nubia nos resultó sumamente interesante por la novedad arqueológica  y placentera por su exotismo, aunque siempre salpicada de pequeños y continuos problemas, prontamente solucionados por nuestro arraigado sentido de la improvisación. El medio-ambiente temporalmente nos era hostil, inmersos en una climatología adversa a la que no estábamos habitados. Las altas temperaturas que sobrevenían a partir de marzo nos obligaban a clausurar los trabajos en el mes de abril, puesto que los más de 40 grados y el ardiente viento se hacían insoportables. Por las tardes no recluíamos en la habitación de trabajo, rociados de agua, y por las mañanas, iniciada la excavación al amanecer, nos cubríamos con los anoraks.

Más penoso era el “hamsin” viento constante, a veces huracanado, que soplaba en febrero y marzo, cubriéndolo todo de polvo y arena del desierto. Terminada la excavación de una tumba, precedíamos inmediatamente a fotografiarla y dibujarla, porque en minutos era invadida por la arena. El polvo y la arena eran el gran enemigo de los aparatos fotográficos  y del taquímetro, frecuentemente averiados, siendo diestramente reparados por nuestro dibujante V. Viñas.

En la casa la lluvia continua de arena, filtrada por la techumbre de ramas y hojas de palmera, nos “sirocaba”  y nos volvía histéricos. Por la noche nos cubríamos con las mosquiteras contra estos insectos, produciéndonos, por otra  parte, un calor insufrible.

Otro inconveniente era la fauna. En Madrid nos habían aleccionado sobre este problema, refiriéndose a la fauna mayor, de serpientes y cocodrilos, olvidando la fauna menor, de escorpiones, moscas y mosquitos.  La fauna mayor no era precisamente problemática, porque los obreros eran ciertamente diestros en reducir una serpiente cuando era localizada en una tumba y, en cuanto a los cocodrilos del Nilo, apenas los vimos, aunque por respeto, omitimos el baño fluvial.

Nuestra mayor pesadilla eran los mosquitos nocturnos y las moscas diurnas, especialmente a la hora de la comida, acudiendo enjambres que cubrían los platos y los vasos, al principio, convenientemente protegidos hasta que nos acostumbramos.

En Madrid nos entregaron un botiquín completo y perfectamente organizado, con multitud de antídotos específicos contra la variedad de serpientes venenosas, jamás utilizado. Sin embargo, la aspirina, el remedio más eficaz con analgésico, pronto desapareció del botiquín ante la constante e inoportuna demanda de “aspro” por parte de los obreros y vecinos nubios, que diariamente acudían a nuestra casa a curiosear, fingiendo las más extrañas dolencias.

Nuestra casa carecía del más elemental confort, obligados a permanecer hacinados en la habitación principal, convertida en “living”, dormitorio, comedor y laboratorio. Cuando se incorporó el elemento femenino, Alicia Simoneti y el matrimonio Viñas-Lucas, nos vimos en la necesidad de renovar y adaptar para dormitorio el almacén, repleto de antropología y de ajuares funerarios.

La alimentación era realmente mediocre, aunque nunca afectó gravemente a nuestra salud, ni hizo disminuir nuestro insaciable apetito. La dieta era monótona a base de arroz, legumbres, pasta, conservas de carne de vacuno, dátiles secos y “tameias”, y una especie de buñuelos de harina de habas con especias y arena. Intentamos alguna variación del menú con carne de cabra, oveja y gallina, pero el resultado fue nefasto. La cabra era extremadamente dura, la oveja despedía un olor nauseabundo de sebo y, por otra parte, como había que comprar los animales vivos, era necesario sacrificarlos y consumirlos rápidamente. La gallina correosa y con poca carne, por consejo de Vázquez de Acuña, había que enterrarla en la arena durante dos días para que se ablandase. 

El agua del Nilo, por consejo de Madrid era necesario hervirla para evitar infecciones, pero esa operación pronto dejamos de practicarla por incómoda, limitándonos a filtrarla  en unas tinajas de tipología  faraónica, de las  que estaban provistas todas las casas de Argín.

La bebida nacional era el té, de calidad excelente, consumido en abundancia. Probamos un peculiar “ Sherry” sudanés, fabricado con dátiles y de sabor dulzón de medicina, adquirido en el “Drug Store” de Wadi Halfa, sin que tuviera demasiado éxito. La cerveza sudanesa era mediocre y cara., de España trajimos varias botellas de Whisky, difíciles de pasar por las rigurosas aduanas de Egipto y Sudán, donde estaba prohibido el alcohol.  En la frontera del Cairo F. Presedo tuvo graves problemas por dos botellas de  Whisky  no declaradas, permaneciendo unas horas retenido hasta ser rescatado pro el Sr.  Fronista, canciller de la Embajada Española. No obstante, conseguimos traernos a Argín un par de botellas, que fueron efímeras cuando, en los primeros días de nuestra estancia, recibimos la visita de nuestros vecinos de la misión Americana.

Sorprendentemente descubrimos la “maritza”, una bebida de alta graduación alcohólica de dátiles destilados, enteramente prohibida en Sudán, que, a pesar del islam, era notoriamente consumida por algunos vecinos de Argin. De ella nos abastecía Darhar, nuestro criado y cocinero negro (fig. 2:B), de quien jamás averiguamos dónde la adquiría en Wadi Halfa, cuando nos traía provisiones.  Esta pócima, combinada con agua, solía servirnos  de agradable aperitivo, cuando extenuados y sudorosos, regresábamos de la excavación, e, incluso, en alguna ocasión suplió al petróleo del Petromax para la iluminación nocturna.

Nuestra pobre infraestructura, comprada con la suntuosa de las misiones vecinas, era ciertamente deficiente. Nos deslumbró la perfecta y completa dotación de la misión de la UNESCO, dirigida por nuestro amigo W. Y Adams,  de la Universidad de Arizona, en un lujoso yate, que se desplazaba constantemente  por el Nilo desde su base en Wadi  Halfa. Los de la Misión Española parecíamos mendigos, careciendo de lo más elemental de su laboratorio, de grupo  electrógeno para iluminación y para frigorífico, pero sobre todo no disponíamos de un coche todo-terreno para desplazarnos por el desierto a nuestra excavación, a las misiones vecinas o al ferry de Wadi-Halfa.  Estos desplazamientos de varios kilómetros los realizábamos a pie fatigosamente y, cuando coincidíamos, en la “Arabia” ( fig. 2:A), una especie de camión, enrejado como una  jaula y barrocamente policromado, con unos  cuernos de gacela del radiador, repleto de nubios, acompañados de cabras, ovejas y gallinas.

CONTACTOS CON ARQUEÓLOGOS

Los contactos con los colegas de las misiones vecinas nos resultaron altamente provechosos, con quienes aprendimos esa arqueología tan peculiar de Nubia, al principio prácticamente desconocida para nosotros; pero también nuestros colegas aprendieron de nosotros, porque muchos se encontraban en las mismas circunstancias.

Visitamos a la Misión Polaca, dirigida por el eminente K. Michalowski en Fares, catedral copta de Pachoras, a unos 25 Kms. Al norte de Argín; a la Misión Franco-Argentina, dirigida por A. Rosenwasser en Akasha, a unos 20 Kms. de Argín, en cuyo equipo trabajaba el francés  A. Vila, gran prospector y estudioso de culturas nubias; a la Misión de la Universidad de Gahna, dirigida por el ingles P.L. Shinnie en Debeira, a unos 10 Kms. de Argín, donde excavaba necrópolis del grupo X y cristianas;  a la Misión Americana donde se reunían miembros de las universidades de Colorado, Nuevo México y Arizona, y donde localizábamos a W.Y Adams, que excavaban a varios kilómetros al sur de Argin; y a la Misión inglesa de la “Egypt Exploratio Society”, dirigida por el famoso W. B. Emery, en la fortaleza del imperio medio egipcio de Buhen, a unos 12 Kms. al sur de Argín. Nuestra Misión, en cambio, también recibía visitas de todos estos colegas, con los que he continuado conservando estrecha amistad. El lugar más propicio para las reuniones arqueológicas era el Nile Hotel de Wadi Halfa, el único albergue decente en centenares de kilómetros, donde solíamos acudir algunos viernes, para conectar con la civilización. Era un hotel de tipo inglés colonial, emplazado en la orilla derecha del Nilo, donde se dormía en cama con sábanas y en habitación limpia, ventilada y con baño y se comía con mantel toda especie de “delikatessen”. Para nosotros el precio resultaba prohibitivo, pero valía la pena tan grata experiencia.

Las cenas en el Nile Hotel, vestidos los comensales correctamente, eran, no sólo divertidas, sino que se convivía y se tramaba amistad con los grandes maestros de la egiptología y de la arqueología en general. Allí conocimos a la Princesa Margarita de Dinamarca, la actual Reina, integrada en la Misión Escandinava, dirigida por el prestigioso T. Säve-Söderberg. La sobremesa frecuentemente se convertía en un improvisado congreso de arqueología nubia, en el que los eximios maestros discutían acaloradamente temas de gran interés para nosotros.

En febrero de 1962 hubo una reunión de las misiones en el Nile Hotel, donde el prof. M. Almagro, participante, peroró acaloradamente, mezclando frases y palabras en alemán, español y francés, y exigiendo para la Misión Española las islas de Kasrico y Abkanarti, en cuyo entorno tenían concesiones las misiones de Escandinavia y de Alemania Oriental. El discurso de Prof. Almagro no lo entendió nadie, pero le concedieron las dos islas.  

 

 

RESULTADOS DE LA MISIÓN ESPAÑOLA EN NUBIA

La actividad desarrollada por la Misión Arqueológica Española en Nubia desde 1960 a 1966 fue la gesta científicamente más rentable asumida por la arqueología española. Los arqueólogos de las primeras campañas se enfrentaron con una arqueología nueva, que, al finalizar la tercera campaña en 1963, había sido perfectamente asimilada.

La Misión y los equipos españoles tuvimos la feliz oportunidad de contactar, trabajar, dialogar e investigar con los grandes maestros de  la arqueología egipcia y nubia, de los que mucho aprendimos. En las seis campañas nosotros inauguramos las investigaciones de la arqueología española en el Nilo. La selección de los miembros de los equipos por el prof. Almagro, presionado, quizás, por motivos políticos o diplomáticos, no fue, en ocasiones, la más adecuada. Estos equipos pioneros, habiendo demostrado una alta preparación científica, asentaron las bases de la posterior presencia de otras misiones y equipos españoles, que actuaron en Herkleópolis Magna (Egipto)  desde 1969, en Abri-Amir  Abadía (Sudán) en 1978-1980 (V.M. Fernández), en el Nilo Azul 1989 y recientemente en Luxor.

La diligencia y el rigor científico  de los primeros informes de nuestras excavaciones (M. Almagro y otros, 1962.1963, y 1964) y de las once memorias correspondientes, dignamente publicadas en los años 1963-1970, han colocado a la arqueología española del Nilo en una posición de sumo prestigio. Lamentablemente, por el fallecimiento de algunos miembros, como M. Almagro, R. Blanco y F. Presedo, o por razones incomprensibles, permanecen todavía inéditas las memorias  de las excavaciones de Argín SAC del grupo C medio/clásico ( M. Pellicer,1962), ANX, del grupo clásico/tardío (R. Blanco,1962), ED, faraónica (R. Blanco, M. Pellicer,1962), y los poblados cristianos de Ad Donga (Argin) (M.A. García Guinea,1964) y de Nag Gamus (Masmás, Egipto) (E. Ballesteros, 1963).

El contrato, convenido con las autoridades de los Servicios de Antigüedades  de Egipto y Sudán, otorgaba a España la mitad de los hallazgos, pero, ante el excesivo cúmulo de materiales rescatados, se admitió, por mutuo acuerdo, la propiedad española de todas las piezas, excepto una pequeña selección de ejemplares muy peculiares, depositada  en los museos  nacionales de El Cairo y Jartum.

El museo Arqueológico Nacional de Madrid recibió una riqueza excepcional de fondos por su cantidad, calidad y variedad, formándose unas colecciones de millares de piezas de notable valor científico y artístico, capaces de presentar una secuencia cultural de Nubia desde el grupo C, del II milenio a. C., hasta el cristianismo copto, del S. XII/ XIII

Se salvaron de la inundación dieciocho templos egipcios y, gracias al prestigio adquirido y a las estrechas relaciones políticas, Egipto donó a España el templo de Debod, el mejor conservado de los cuatro cedidos a naciones participantes en el programa de salvamento Este templo egipcio de época ptolemáica (S. IV-I a. C.) fue dignamente instalado en Madrid

No cabe duda de que la labor desplegada durante siete años por las treinta misiones arqueológicas internacionales participantes en el salvamento de Nubia, compuestas por arqueólogos conocedores de la esencia de la arqueología y de las últimas técnicas científicas de investigación, contribuyeron  poderosamente a renovar el narcisismo de la arqueología egipcia, estancada y ensimismada en su monumentalidad y esplendor artístico.

 

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