Hallan una momia en perfecto estado de conservación.
Un
equipo de la Universidad Waseda, de Tokio, dirigido por Sakuji Yoshimura,
realizó el hallazgo dado a conocer ahora el pasado 5 de enero en la zona de
Dahasur, situada al norte de Egipto. La momia -que aún no ha sido
inspeccionada, pero que tiene un «excelente» grado de conservación- se
encontraba dentro de un sarcófago de madera, uno de los más antiguos que
se han descubierto, con numerosas inscripciones, entre ellas jeroglíficos
con la identidad del cuerpo momificado: un alto funcionario del Antiguo
Egipto enterrado hace unos 3.750 años, anterior por tanto a Tutankamon. Ciento
ochenta años después de que Jean-François Champollion abriera los ojos
del mundo a las maravillas del Antiguo Egipto, otro extranjero, el japonés
Sakuji Yoshimura, ha protagonizado el último descubrimiento de la egiptología:
la momia en perfecto estado de un hombre enterrado hace alrededor de 3.750 años.
En equipo de la universidad Waseda de Tokio, dirigido por Yoshimura, realizó
el hallazgo el pasado 5 de enero en la zona de Dahasur, situada al norte de
Egipto. «El
descubrimiento tiene un alto valor académico. El cuerpo momificado ha sido
encontrado en un sarcófago de madera completamente cerrado, que se cree uno
de los más antiguos de este tipo hallados», declaró el director de las
excavaciones, quien aseveró que la momia pertenece a una época anterior a
la del célebre faraón Tut-Anj-Amon, que rigió los designios del Antiguo
Egipto entre 1336 y 1327 antes de Cristo. El
gran valor del hallazgo no sólo se debe a la antigüedad del enterramiento,
sino también a su excelente estado de conservación, debido a que nunca ha
sido expoliado ni dañado. Durante siglos, el saqueo de las tumbas del
Antiguo Egipcio ha sido una constante, lo que ha provocado que cientos de
enterramientos de valor incalculable hayan sido arruinados en mayor o menor
grado. Para
la identificación de la momia y su época ha sido determinante el estudio
del sarcófago, el cual estaba pintado de amarillo y llevaba inscritos un
gran número de jeroglíficos en color azul claro. Según informó el
profesor Yoshimura, una vez descifradas las inscripciones del ataúd se
constató que el hombre momificado había sido un funcionario de la
administración del Antiguo Egipcio. El
sarcófago, que se encontraba a cinco metros bajo tierra, incluía además
jeroglíficos con el nombre del individuo que contiene en su interior.
Alrededor de la sepultura se encontraron numerosos objetos y accesorios
funerarios, una práctica habitual en los enterramientos de la época. Los
expertos no han inspeccionado la momia todavía; se han limitado al estudio
del sarcófago, las inscripciones y los utensilios. Arrojar
algo de luz. El hallazgo puede tener notables consecuencias en su campo ya
que «podría contribuir a arrojar un poco de luz en un área de
enterramientos muy importante históricamente desde una perspectiva académica».
Las posibilidades de estudio que ofrece la momia, el sarcófago y los
objetos hallados son muy numerosas, y el descubrimiento se produce en un
momento especialmente sensible en el mundo de la egiptología, debido al
reciente análisis por escáner a la que ha sido sometida la momia de Tut-Anj-Amon
por parte del reconocido experto Zahi Hawass. Muchos temen que la
investigación de Hawass desate la «maldición de los faraones», que la
leyenda sitúa como una de las causas de la muerte de Lord Carnarvon,
patrocinador de la expedición que descubrió la tumba del joven faraón. El Cairo, 24 de Enero de 2005. Fuente:
La Razón - Digital
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