EL REINADO DE AMEN-HOTEP IV Y EL FINAL DE LA DINASTÍA XVIII |
Por. D. Francisco Martín Valentín. |
Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. |
Correo: [email protected] |
Con
mejores derechos que él, sabemos existió un hermano, llamado
Thutmosis, del que conocemos la existencia a través de un látigo que
lleva su nombre, procedente de la tumba de Tut-Anj-Amón y un sarcófago
procedente de Serapeum, destinado a guardar los restos momificados de su
gato preferido. Sabemos que fue el primogénito de Amen-Hotep III y
ostentó los cargos de Gobernador de Menfis y Sumo Sacerdote del dios
Ptah de la misma ciudad. El
fallecimiento de este príncipe, acaecido entre los años 16 al 27 de su
padre, ocupó su puesto con los mismos títulos y derechos el futuro
Amen-Hotep IV. Es
muy probable que el nuevo rey subiera al trono en corregencia con su
padre y que esto podría haber sucedido hacia el año 28 del reinado de
aquél. Sabemos
que siendo príncipe se educó en Menfis, capital del Bajo Egipto, muy
cercana, además de la capital religiosa de Heliópolis, lo que, sin
duda, facilitaría también su aprendizaje de los antiguos cultos
solares. Por
otra parte, sabemos que como Sumo Sacerdote del Ptah de Menfis, llevaba
el título del “Mas Grande de los Artesanos”, puesto que dicho dios
era el dios de las artes. Ya
al subir al trono, el nuevo rey era también sumo sacerdote del culto de
un dios reciente, el dios Aten. Aunque su presencia en los textos puede
remontarse hasta el Imperio Antiguo, en los textos puede remontarse
hasta el Imperio Antiguo, en los textos de las pirámides, no es menos
cierto, que allí tan solo se habla de Aten, el disco, como sede
material del dios Re. Esas
dos condiciones (Sumo Sacerdote de Ptah de Menfis y del dios Aten) dan
forma a algunas de las cuestiones que caracterizarán el reinado del
nuevo faraón. Por una estela del Jefe de escultores Bek, sabemos que
este último fue directamente instruido por su Majestad a propósito de
lo que debía hacerse en materia artística. De otra parte el uevo rey
propiciaba el culto del dios solar Aten a quien se había dado el epíteto
que lo definía como “Re-Horakhty que se regocija en el horizonte en
su manifestación de luz, que es el disco Aten”. Cuando
fue entronizado, el nuevo rey celebró sus ceremonia de coronación en
dos capitales de alto significado solar; en el Bajo Egipto de Heliópolis,
también llamada On del Norte; en el Sur en Hermontis también llamada On
del Sur. Sin embargo, en Tebas, capital tradicional para acceder al trono para los reyes del Imperio Nuevo no se celebró ninguna ceremonia con este motivo para Amen-Hotep IV. Otra confirmación del programa solar del nuevo rey, nos lo proporcionan los cinco nombres de su protocolo real, o conjunto de los cinco nombres reales. Veamos
los de Amen-Hotep IV. El de Horus: “Toro poderoso con las dos altas plumas (en referencia al dios solar Montu)”. El de las Dos Señoras: “Grande es su realeza en Karnak”. (en el Santuario de Aten existente antes de la construcción del
Gem,t pa, Iten, al
este de Karnak). El de Horus de Oro: “Que lleva las Coronas de Hermothis”
(ciudad
solar del Sur de Egipto). El de la caña y la abeja: “Perfectas son las evoluciones de Re: él es el único que (Rey del Alto y del Bajo Egipto) pertenece a Re”. El
de Hijo de Ra: “Amen-Hotep divino regente de Tebas”. Por
razones desconocidas no desposó a su hermana, la princesa Sat-Amon,
sino a Nefert-ity, que según todos los indicios parece que fue hija de
Ay, hermano de la reina Tiy. DuranteРlos
cinco primeros años de su reinado, fijó su corte en Tebas, en la
orilla este; la primera gran obra de su reinado fue la apertura de
canteras de gres en Gebel El Silsilah para construir el Santuario de su
dios Aten al Este del recinto de Karnak. Es
en los relieves de este nuevo templo, donde se representa al nuevo dios,
tal y como Amen-Hotep IV lo concebía en estos momentos. Se suprime su
imagen zoomorfa de halcón y le otorga la de un disco solar del que
salen múltiples rayos en forma de brazos terminados en manos. Del úreus
que sale el disco solar cuelga la cruz de vida o anj, al mismo tiempo se
encierra su nombre dentro de un cartucho real.
En
el año 2 al 3 de Amen-Hotep IV, se estima se celebró un anómalo
festival Sed, en honor de su nuevo dios, Aten. Estas ceremonias tendrían
su principal escenario en el llamado por los textos “Gemet-Pa-Iten”;
o santuario del dios Aten construido por el rey al Este del Santuario de
Amon de Karnak. Se
trataba de un modelo de templo solar a cielo abierto, seguramente
inspirado en los antiquísimos santuarios de Heliópolis, que luego se
reproduciría en la nueva ciudad de Akhet-Aten. Era básicamente un
patio rectangular de unos 130 metros de ancho por 200 de largo, y estaba
rodeado por un muro de 5 metros de altura. En
el interior se erigían una serie de colosos adosados a su perímetro,
que representaban al rey de un modo anómalo, como si sufriere graves
trastornos endocrinos y en forma asexuada. Incluían los edificios del recinto una especie de palacio con “ventana de apariciones”, especie de balcón protocolario desde donde Amen-Hotep IV y Nefert-ity entregaban recompensas a sus funcionarios, quizás simbolizando las propias bendiciones que el disco solar otorgaba a sus criaturas. Los textos nos hablan además de otros edificios, que llaman Rud-Menu y Teni-Menu, cuyo uso y significado no está claro. Completaba el conjunto la piedra Ben-Ben, especie de monolito, objeto material de culto solar.
Durante
estos cinco primeros años, se supone que nacieron las princesas Merit-Aton,
Meket-Aton y Ajes-en-pa-Aton, las otras tres hijas de la nueva pareja
real nacerían probablemente en
Akhet-Aton en los años 9, 10 y 11 de Aj-en-Aton (Tell el Amarna).
Se trata de Nefer-Neferu-Aton, Nefer-Neferu-Ra y Setep-en-Ra. A
partir del año 5 se producen sustanciales cambios, puesto que, en
primer lugar, Amen-Hotep IV, modifica su nombre por el de Aj-en-Aton.
Ese hecho pudo ser coincidente con la elección del lugar donde se
ubicaría la ciudad y la realización de las ceremonias de consagración
de su futuro recinto al dios Aten. Estos
hechos los conocemos por las llamadas estelas-fronteras, que, en número
de catorce, hizo erigir marcando los límites geográficos de la futura
ciudad. En
ellas nos cuenta como su padre el divino Aten le reveló a él solo la
existencia de un lugar, nunca antes dedicado a dios alguno, donde quería
que fundase la nueva ciudad. Estos cambios parece que podrían coincidir con la celebración del segundo Jubileo del faraón Amen-Hotep III, en el año 34 de su reinado. La nueva ciudad se llamaría Akhet-Aten “El Horizonte de Aton”. Además
con este motivo se produce el llamado, primer cambio del nombre teológico-didáctico
de Aton. A partir de este
momento, el rey comienza a trasladar artesanos y obreros especializados
desde Tebas a Amarna, al objeto de construir rápidamente su nueva
ciudad. Se
calcula que en menos de un año, en el sexto de su reinado, Ajet-Aton
estuvo lista para comenzar a ser ocupada. Se
comienzan a excavar tumbas de estructura muy semejante a las de la necrópolis
tebana, aunque la mayoría de ellas, quedaron inacabadas.
La
nueva ciudad se componía básicamente de un gran núcleo central, con
el Templo Mayor de Aten, el archivo donde se han hallado las célebres
“cartas de El Amarna”, El Templo Menor y el barrio de los
funcionarios alrededor del Palacio Real. Los
integrantes de la familia real poseían cada uno de ellos un pabellón
personal. Las
necrópolis se dividían en dos, una al norte y otra al Sur del recinto
de la ciudad, en tanto que la Tumba Rea, se hallaba excavada en un Uadi,
llamado hoy Darb-el-Melek, a medio camino entre aquéllas. La
ciudad, que poseía sus muelles, sus barrios obreros, y casas-tipo con
jardines silos y estanques, se autoabastecía de todo cuanto necesitaba,
constituyendo, desde luego un pequeño y cerrado universo, donde se
desarrollaba el endogámico drama de la familia real. En
los años que siguieron a la celebración del Segundo Jubileo de Amen-Hotep
III, este pudo pasar a residir en Akhet-Aten, al menos de modo temporal,
alternando este lugar de residencia con la capital del Bajo Egipto,
Menfis. En todo caso el tercer jubileo del anciano rey, se documenta en
Tebas. Sucede esto en el año 37/38. La última inscripción que se
conoce con el nombre del padre de Aj-en-Aton es, como ya dijimos del año
38. En
la tesis de la corregencia larga, este año coincidiría con el año 12
de Aj-en-Aton. Así pues, falleció Amen-Hotep III, parece verosímil
que Aj-en-Aton, rey ya, en solitario, decidiese celebrar, una especial
ceremonia de pleitesía y sumisión a su realeza en la corte de Amarna.
Es ésta la célebre recepción de embajadores de países extranjeros
que para llevar tributos se celebró en el año 12, y que refleja la
tumba de Meryne (nº 2). De
hecho la realidad exterior del mundo egipcio y su imperio asiático era
otra totalmente diferente. Las revueltas e intrigas en Asia eran
constantes y el príncipe Aziru, vasallo del rey de Egipto, se revolvía
contra ése en alianza con Shuppiliuliuma, rey de los hititas. De este
modo la frontera norte de la zona egipcia de influencia en Asia se veía
seriamente amenazada. No obstante Aj-en-Aton, había seguido la política
de alianzas familiares de su padre, para lo que desposó a Taduhepa,
hija de Tushratta en el año 36 de Amen-Hotep III. Los
hititas habían destruido el reino de Mitani y ya nada se interponía
entre ellos y la zona de influencia egipcia en Asia. La aparente dejación
del ejercicio del poder militar, hace pensar que Aj-en-Aton era
contrario al empleo de la fuerza, pero más bien cabe pensar que el rey,
encerrado en su universo místico de El Amarna, hacía poco o ningún
caso de los acontecimientos del gobierno de Egipto y sus zonas de
influencia. De
hecho, parece que hacia el final del reinado de Aj-en-Aton, se hicieron
ciertos preparativos militares para llevar a cabo una campaña de
castigo en GEZER, aunque no tenemos constancia de si ésta se llevó o
no a cabo. Poco
después del año 12 fallece la princesa Meket-Aton siendo enterrada en
una de las cámaras anexas de la Tumba real. La
situación en Amarna parece degradarse gradualmente; se habla por
diversos autores de una posible epidemia que diezma a la familia real y
a la población de la nueva ciudad. La propia reina Tiy que residía en
Amarna desaparece después de estas fechas, e igual sucede con la reina
Nefert-ity, siendo reemplazada en su papel en la Corte por su hija mayor
Merit-Aton. En
las excavaciones llevadas a cabo en la Tumba Real, se han encontrado
fragmentos de ushebtis de Nefert-ity
lo que hace pensar que la reina también fue enterrada allí. De
otra parte la existencia de relieves e inscripciones en que se observa
la sustitución de los nombres y títulos de Nefert-ity por los de Merit-Aton,
parecen avalar también la posibilidad de una caída en desgracia de la
reina antes de su inmediata muerte. Aj-en-Aton
llevando a cabo una costumbre sólo conocida en estos últimos momentos
de la dinastía XVIII, desposó a su propia hija Merit-Aton, de la que,
se sabe, tuvo otra hija, llamada Merit-Aton-ta-Sherit.
Este
personaje debió jugar un extraño papel en la Corte de Amarna. De un
lado conocemos la escultura inacabada de Berlín en la que se ve a Se-Menen-
Ka-Ra, sentado sobre Aj-en-Aton unidos por la boca y de otra parte
sabemos que utilizó el título de Nefer-Neferu-aten que, antes había
llevado la propia Nefert-ity y que disfrutaba del epíteto “amado de
su Señor”, lo que ha inducido a ciertos autores a pensar en una extraña
unión homosexual entre Aj-en-Aton
y Se-Menen-Ka-Ra, asumiendo ambos de anómala manera el papel de pareja
real. La
tercera de las hijas de Aj-en-Aton, Anj-es-en-pa-Aton, fue igualmente
desposada por su padre y de él tuvo una hija. Todos
estos datos evidencian una total decadencia del ambiente amarniense
donde las continuas evoluciones del Cisma religioso desembocan, a través
de la creencia en que Aj-en-Aton era el propio disco viviente (Aton), en
una serie de aberraciones al amparo del intento de la preservación de
la sangre solar. El
final concreto de todo este aparato monárquico no nos es conocido. Sólo
sabemos que Se-Menen-Ka-Ra debió morir hacia el año 15 del reinado de
Aj-en-Aton, algo después fallecerá su esposa Merit-Aton y con todo
ello parece caer desplomándose el edificio familiar de Aj-en-Aton.
Es
casi seguro, que tendría preparada su propia tumba en Amarna (o quizás
en la Tumba Real de la ciudad). Sin embargo, quizás fuera enterrada en
la Tumba de Amen-Hotep III (KV 22) en el Valle Occidental de Tebas. En
todo caso, se cree que su momia pudiera ser la que se encontró en compañía
de otras de personajes reales en la tumba de Amen-Hotep II (KV 35) del
Valle de los Reyes, a donde fue llevada en tiempos de la Dinastía XXI,
tras ser sacada de la (KV 55) tumba del Valle de los Reyes que pudo
albergar los restos de otros personajes reales de Amarna. Cyril
Aldred piensa que la persecución de los demás dioses del panteón
egipcio se llevó a cabo en los últimos años del reinado de Aj-en-Aton,
y que con anterioridad, tan solo se conformó el rey hereje con retirar
la percepción de recursos a otros templos para entregarlos a los
templos del dios de su exclusivista religión. Sea
lo que fuere, lo cierto es que hay persecuciones de los nombre de Amon y
de otros dioses, tanto en los templos como en el interior de las propias
tumbas de la necrópolis tebana. Los edictos de prohibición de los
nombres de Amón y Mut, se cree que fueron dictados tras la muerte de
Se-Menen-Ka-Ra. Este sería el último acto del drama amarniense. Tras el año 17 Aj-en-Aton desaparece de la historia en medio de muy oscuros acontecimientos. LOS
ACONTECIMIENTOS DESPUÉS DEL “EPISODIO AMARNICO”: El
entorno del faraón hereje se deshace tan pronto como él mismo
desaparece. El pueblo egipcio creía probablemente que toda la tragedia
de Egipto era debida a que su rey había quebrantado el Maat. A
la muerte de Aj-en-Aton sube al trono el rey-niño Tut-Anj-Aton. El
origen del joven rey es objeto hoy día de una fuerte controversia.
Mientras que para G.T. Martín y otros, Tut-anj-Aton, sería hijo de Aj-en-Aton
y de su segunda esposa real Kiya, conforme a la interpretación dada al
relieve anepigráfico existente en la cámara de enterramiento de la
princesa Maket-Aton, en la tumba real de El Amarna, para otros, se
trataría del menor de los hijos varones del Rey Amen-Hotep III, y por
tanto hermano, o medio hermano de Aj-en-Aton y Se-Menen-Ka-Ra. Algo
antes de su coronación se
casó con la princesa y, ambos pasaron a residir a la ciudad de Menfis
donde se le consagró como nuevo Rey del alto y del Bajo Egipto, a la
edad de nueve o diez años. No obstante, alrededor del joven rey, seguía
vivo y latente, el nefasto entramado familiar de la reina Tiy, ya
desaparecida. Se trata del padre divino Ay, tío del joven rey y abuelo
de la reina. Ay fue promovido durante el reinado de Tut-Anj-Amon a los
cargos de Visir y Regente. Otro personaje influyente, fue el general Najt-Min
probablemente hijo del anterior, y además un militar de carrera llamado
en época amarniense Pa-Aten-em-heb, que luego restauraría su nombre
por el de Hor-em-heb, que se casó con la princesa Mut-Nedjemet, hija de
Ay y hermana de la reina Nefert-ity, y a través de la cual adquiriría
derechos para ocupar en su día el trono de las Dos Tierras.
“Cuando
su Majestad se convirtió en Rey, los Templos, de un punto del país al
otro, estaban en ruinas. Sus santuarios, abandonados, se habían
convertido en rincones salvajes donde crecían las malas hierbas, como
si nunca hubieran existido.... El País estaba desorganizado, pues los
dioses lo habían abandonado. Si un ejército era enviado al Asia para
ampliar las fronteras de Egipto, no tenía ningún éxito. Si se pedía
a un dios para obtener alguna cosa, Él no venía. Si a una diosa,
tampoco venía. Sus corazones se habían hecho tan duros que lo que había
sido hecho estaba destruido...”. El
nuevo faraón reconstruyó los templos, mando hacer de nuevo estatuas de
los dioses; abolió el culto del dios Aten y continuó la obra
interrumpida del rey Amen-Hotep III en los templos de Luxor y de Soleb,
mandando construirse su tumba en el Valle Occidental, no lejos de la de
su posible padre. Ajet-Aten,
fue paulatinamente abandonada por sus funcionarios y habitantes, quienes
se llevarían consigo los restos mortales de los fallecidos en la ciudad
herética, para darles tradicional sepultura en sus lugares de origen. Es
casi seguro, que el gobernante en la sombra durante estos años fue el
Padre Divino Ay. Tut-Anj-amon
murió sin descendencia durante el décimo año de su reinado y con él
se extinguió la gloriosa familia de Ahmosis, fundador de la Dinastía
XVIII. Su
muerte pudiera haber sido provocada por las ambiciones de las personas
que le rodeaban, y en todo caso, conforme se desprendió del examen de
su momia, a consecuencia de una herida existente en su mejilla
izquierda. En
estos momentos el Imperio Asiático de Egipto se desmoronaba. Los
egipcios habían sido derrotados en Siria del Norte y los hititas,
rompiendo un pacto de no agresión con el rey de Egipto, habían
invadido los territorios existentes entre el Líbano y el antilíbano. Probablemente sea este el momento en que debe ubicarse la carta encontrada en los archivos hititas de la ciudad de Boc-az-Koey, en la que una reina, probablemente Anj-es-en-Amon, pide a Shupiliuliuma, rey de los hititas, que la envíe a uno de sus hijos para hacerle rey de Egipto. El rey enviaría a su hijo Zennanza que nunca llegaría al valle del Nilo, puesto que fue asesinado durante su viaje. Todos estos gravísimos acontecimientos, que debieron suceder durante el período de las exequias de Tut-Anj-Amon, (unos setenta días según los ritos tradicionales), debieron ser vigilados muy de cerca por el Padre Divino Ay, quien ofició en los funerales del pequeño rey como su sucesor, y después se coronó nuevo faraón de Egipto. Se
cree que desposaría a la viuda del rey fallecido, su propia nieta Aj-es-en-Amon
para acabar de legitimar su accesión al trono, aunque tras este
acontecimiento la niña-reina desaparece de la historia. De hecho Ay se
hace representar en la tumba usurpada a Tut-Anj-Amon en el Valle
Occidental de Tebas con su esposa Tiyi. El
reinado de Ay, fue muy corto; se calcula que no superó los cuatro años.
A su muerte, sobrevenida también de modo rápido y sorprendente, a
pesar de ser ya un anciano al subir al trono, le sucede el General Mor-em-heb,
quien residiendo en Menfis como Comandante Militar del Bajo Egipto, con
la misión de impedir la invasión e Egipto por los hititas y sus
aliados, estaba lejos de las intrigas de Tebas. Hor-em-heb,
se hizo construir una hermosa tumba en la necrópolis de Sakara, que
nunca llegó a utilizar, siendo enterrado como rey de Egipto, en la que
quedó inconclusa en el Valle de los Reyes de Tebas (KV 57). Hor-em-heb,
debió contar con el apoyo del Clero de Amón Tebano para suprimir y
suceder a Ay en el trono de Egipto. El conocido grupo escultórico del nuevo faraón, existente en el museo de Turín, nos muestra al nuevo rey, protegido por Amon, quien le entrega la realeza, aunque en la inscripción consta el reconocimiento del faraón al dios Horus de Hutnesut, lugar de su nacimiento, como divino patrón que le ha elegido para gobernar la tierra de Egipto. Dice el texto entre otras cosas: “....Después de muchos días, el hijo primogénito de Horus de Hutnesut, se presentó en Tebas, la ciudad del Señor de la eternidad.... después, en Karnak para presentarle (Horus) a Amon, a fin de transmitirle la función real que él cumpliría hasta el fin de sus días.... La divina Eneada prodigaba alabanzas que se elevaban hasta lo alto del cielo: Ved, Amón ha llegado.... su hijo (está) delante de él para fijar la Corona sobre su cabeza y exaltar su duración por toda una vida.... Alabaremos
a Amón a causa de él. Tu nos has traído a nuestro protector, dale los
Jubileos de RE, los años de Horus como Rey, pues él es quien satisfará
Tu corazón en Karnak, así como en Heliópolis y en Menfis, es él,
quien convertirá estos lugares en duraderos”. Hor-em-heb,
vuelve a explotar las canteras de gres de Gebel-el.-Silvileh para
concluir monumentos y construir otros, usurpando los construidos por Tut-Anj-Amon
y sus antecesores. Del
estado anárquico de Egipto cuando sube al trono, nos informa su célebre
Decreto, cuyo texto nos ha llegado parcialmente en una estela que en
origen debía tener cinco metros de alta por tres de ancha y que el rey
mandó colocar delante del X pilono de Karnak que también mandó
construir: “...Así pues, Su Majestad deliberó con su corazón para extender su protección sobre el país entero... pare rechazar el mal y destruir la mentira; sus proyectos son un refugio eficaz a fin de expulsar la violencia....Mirad, su Majestad velaba día y noche, pensando en aquello que podría hacer y ser útil al País Bien-Amado, buscando (realizar) acciones benéfica.... Se trajo al
escriba de Su Majestad, quién tomó su paleta y un rollo de papiro y se
puso a escribir, reproduciendo todas las palabras del Rey, después el
mismo dictó el Decreto..... Decreto sellado cerca de Su Majestad, para
poner término a los actos de bandidaje en el País....”. El
contenido del documento que contempla una reforma administrativa
profunda con supresión de cargos e impuestos y con normas para corregir
y castigar las actuaciones de funcionarios venales y corruptos, nos da
la medida de la situación de caos y anarquía que debía imperar en
Egipto tras el episodio amárnico. A
pesar de haber accedido al trono siendo ya mayor, Hor-em-heb reinó
cerca de 27 años, durante los cuales actuó con gran energía,
reorganizando a Egipto en el interior, mientras en el exterior derrotó
y rechazó al rey hitita Arnu-Uanda, asegurando de nuevo las fronteras
de Egipto. Al carecer de descendencia para sucederle en el trono, nombre su sucesor a otro militar procedente del Delta, el general Pa-Ramessu, el futuro Ramsés I, fundador de la Dinastía XIX. BIBLIOGRAFÍA. ALDRED, C. (1968 y 1988).- Akhënaten.King of Egypt Londres. BADAWY, A. (1962).- “The sumbolism of the temples of Amarna”.ZAS 87, pp. 77-95. BERMAN, M. Ed. 1990.- The art of Amenhotep III: art Historical Analysis. Cleveland. BERNHARDT, K (1969).- “Amenophis IV und Psalm 104”. MIO 15, pp. 193-206. BORCHARD, L (1980).- Die Wohnhäuser in Tell el-Amarna. Berlín. BRYAN M.B. (1984).- “The Reign of Thutmosis IV”. Baltimore y Londres. COONEY, J. (1965).- Amarna reliefs from Hermopolis. Nueva York. CROCKER, P. (1985).- “Status symbols in the architecture of El Amarna” JEA 71, pp.52-65. DAVIS, N. (1903-8).- The Rocks Tombs of El Amarna. Londres. HARI, R. (1985).- New Kingdom. Amarna period. Leiden. JANSSEN, J. (1983).- “El Amarna as a residential city” Bior 40, pp. 273-288. KEMP, B (1977).- “The city of El Amarna as a source for the study of urban society in Ancient Egypt”. World Archaeology i, pp. 123-39. KEMP, B (1981).- “The character of the South Suburb at Tell El Amarna. MDOG 113, pp. 81-97. KEMP, B (1985-89).- Amarna Reports. 5 vols. Londres. KEMP, B (1989).- Ancient Egypt. Anatomy of a civilization. Londres. KOZLOFF. A. Et alii (1992).- “Egypt’s Dazzling Sun”. Amenhotep III and his World. Cleveland. KRUCHTEN,
J. (1981).- Le Decret d’Horemheb. Bruxelas. LEPROHON,
R. (1985).- “The reign of Akhenaten seen throught the later royal
decrees”. IFAO pp.
93-103. MARTIN
G. (1976 y 1989).- The
royal tomb ar El Amarna. Londres, 2 vols. MURNAME,
W. (1977).- Ancient egyptian corregencies. Chicago (SAOC 40). ÑENDLEGURY,
J. et als (1923-51).- The city of Akhenaten. Londres, 3 vols. REDFORD,
D. (1966).- History and cronology of XVIII Dynasty. Toronto. REDFORD,
D. (1984).- Akhematpm- The heretic King. Princeton. RUSSMAN,
(1990).- “The Egyptian sculture at Cairo and Luxor”. Londres. SADEK,
I (1988).- Populr religion in New Kingdom. HAB 33. SAMPSON,
J. (1989).- Nefertiti and Cleopatra. Londres. SCHULMAN, A. (1979).- “The Nubian campaign of Amenofis IV”. L’Egyptologie en 1979. Paris. SMITH,
H. (1976).- The fortress of Buhen. Lodres. TAWFIK, S. (1972-88). “Aton studies”. Siete estudios publicados en MADIK. TOBIN,
V. (1986).- “Mythic symbolism in the Amarna Religión”. JSSEA 16,
pp.5-18. WELLS,
R. (1989).- “The Amarna M.S.K. boundary stelae date”. Sak 16,
pp.289-327.
|