LOS PUEBLOS DEL MAR Y EL TRASFONDO HIST�RICO DE LA GUERRA DE TROYA.

Por Carlos J.Moreu

(Articulo publicado en Mediterranean Archaeology 16, 2003, pag. 107-124)

ABSTRACT

Los llamados Pueblos del Mar estuvieron involucrados en diversos conflictos al final de la Edad de Bronce. Los m�s importantes ocurrieron en tiempos del fara�n Rams�s III, debido a la crisis que tuvo lugar en el Mediterr�neo oriental hacia 1200 a C. La inscripci�n del templo funerario de Medinet Habu, que informa sobre este acontecimiento, est� redactada en un estilo bastante ambiguo. Por ello, el texto ha desorientado habitualmente a los estudiosos de la crisis. En general, se cree que una coalici�n de cinco Pueblos del Mar devast� Anatolia, Chipre y Siria, y acab� su expedici�n atacando Cana�n y Egipto. Sin embargo, un estudio m�s amplio de los datos demuestra que estos cinco pueblos, vasallos de los hititas, ten�an su asentamiento original en algunas de las tierras devastadas de Anatolia y Siria. De hecho, hab�an sufrido una gran derrota en sus propios pa�ses, y tuvieron que emigrar hacia las fronteras egipcias e invadir Palestina. Sus enemigos (o los verdaderos atacantes en el norte) eran mic�nicos. Estos agresores conquistaron varias regiones costeras, al mismo tiempo que los mushki y los kashka destruyeron el imperio hitita. Troya fue una de las ciudades anatolias atacadas por los griegos mic�nicos, por lo que la legendaria Guerra de Troya tiene un evidente fundamento hist�rico.

1. Introducci�n

El t�rmino "Pueblos del Mar" ha sido utilizado por los historiadores y arque�logos para designar a un conjunto heterog�neo de naciones citadas en varios registros egipcios de la �poca de los faraones Ram�sidas (Dinast�as XIX y XX), los cuales fueron inicialmente estudiados por E. de Roug� en el siglo XIX. No obstante, en ellos se usa una variedad de nombres, tales como: "los pa�ses del mar", "pueblos que ven�an desde sus islas en medio del mar", "guerreros del mar", "los norte�os en sus islas"...[1] Algunos de estos pueblos son tambi�n mencionados en documentos m�s antiguos procedentes de El-Amarna.[2]

Por las fuentes egipcias, sabemos que los llamados Pueblos del Mar estuvieron involucrados en diversas crisis, que afectaron no solamente a Egipto sino tambi�n a otras �reas del Mediterr�neo oriental. Ya desde la �poca de Rams�s II, algunos de ellos se unieron a las tribus libias para amenazar los m�rgenes occidentales del Nilo.[3] Pero como es bien sabido, los conflictos m�s serios tuvieron lugar durante los reinados de Merneptah (segunda mitad del siglo XIII a C), y Rams�s III (principios del XII a C). Si estudiamos en detalle la documentaci�n, podremos observar que los Pueblos del Mar actuaban en cada acontecimiento por motivaciones diferentes. Adem�s, no hab�a un comportamiento com�n para todos los Pueblos del Mar involucrados, aunque algunos fuesen capaces de formar eventuales coaliciones. Por ejemplo, en el caso de los llamados sherden, los encontramos primero enfrent�ndose a Rams�s II, pero unos pocos a�os despu�s formaban parte del ej�rcito egipcio en la batalla de Kadesh.[4] Durante la �poca del fara�n Merneptah, los sherden se unieron a una coalici�n entre los libios y los Pueblos del Mar que atac� nuevamente Egipto.[5] Y en los graves conflictos del reinado de Rams�s III, encontramos guerreros sherden luchando tanto en el lado de los Pueblos del Mar como en el lado egipcio.[6] Esta consideraci�n es importante para poder comprender las inscripciones egipcias del templo funerario de Medinet Habu, que cuentan la gran crisis final de los Pueblos del Mar.[7] La ambigua redacci�n de esas inscripciones, unida a la equ�voca idea de que todos los Pueblos del Mar ten�an los mismos objetivos, puede desorientar a los investigadores a la hora de estudiar los grandes disturbios ocurridos en el Mediterr�neo oriental entre finales del siglo XIII a C y principios del siglo XII a C. Aunque el tema principal de este art�culo es precisamente la gran crisis alrededor de 1200 a C,  es tambi�n necesario explicar los acontecimientos m�s antiguos del a�o 5 de Merneptah. Ser� posible entonces comparar esta fallida invasi�n de Egipto (en cuanto a la diferente composici�n y objetivos de la coalici�n atacante), con los intentos de invasi�n durante el reinado de Rams�s III.

2. La campa�a del fara�n Merneptah

Los registros egipcios relativos a la invasi�n de pueblos libios y mediterr�neos en la �poca de Merneptah son: la Gran Inscripci�n de Karnak, la Columna de El Cairo, la Estela de Athribis y el Himno de la Victoria.[8] De estos textos se deduce que un gobernante de Libia llamado Meryey (hijo de Ded) hab�a invadido la tierra africana de Tehenu con la ayuda de una liga de cinco Pueblos del Mar. Estaba constituida por los ekwesh, teresh, lukka, sherden y shekelesh.[9] M�s tarde, y aprovechando probablemente la ventaja de sus numerosas fuerzas, los libios atacaron el norte de Egipto junto a sus aliados, aproxim�ndose a Menfis hasta que fueron vencidos por el ej�rcito egipcio.[10] Todos estos pueblos pod�an proceder de las costas del Egeo. Los teresh han sido relacionados con los "tyrsenoi", un nombre griego alternativo tanto para los lidios como para los posteriores etruscos.[11] Los lukka son identificables como licios.[12] Los sherden pod�an tener su patria en el �rea de Sardes, en Lidia.[13] Tambi�n los shekelesh han sido localizados en Anatolia occidental[14] (probablemente ven�an de las tierras del r�o Shekha). Y con respecto a los ekwesh, es frecuente su identificaci�n como aqueos, debido a la similitud de ambos t�rminos.[15] Los textos egipcios especifican, sin embargo, que �stos estaban circuncidados,[16] lo que ha inspirado ciertas dudas sobre su origen hel�nico.

En otro texto referente a este conflicto, se informa que el fara�n envi� grano en barcos para la supervivencia de Hatti,[17] lo cual lleva a pensar que los hititas, asentados en Anatolia, tambi�n pasaban por una situaci�n cr�tica en aquel momento. El fara�n manifiesta, refiri�ndose a los Pueblos del Mar: "Su jefe es como un perro, pues caus� un desastre a los Pedetishew, a quienes hice llegar grano en barcos, para mantener viva aquella tierra de Kheta." El t�rmino Pedetishew puede aludir a una regi�n anatolia llamada Pitassa por los hititas, por lo que parece que dicha zona fue atacada por la misma coalici�n que se uni� a los libios. Esta informaci�n es interesante, ya que hace posible relacionar el ataque a Egipto por los Pueblos del Mar con los problemas sufridos por los hititas en Anatolia occidental durante los reinados de Tudhaliya IV y Arnuwanda III. La mayor�a de esos conflictos involucraron a los "ahhiyawa",[18] identificados por un amplio n�mero de autores como "aqueos" o mic�nicos.[19] Tambi�n es sabido que Tudhaliya IV se apoder� de la isla de Chipre (Alashiya), una importante escala en las rutas comerciales del Mediterr�neo oriental. Tal vez por esta �poca, una coalici�n de pueblos procedentes de Anatolia occidental, incluidos los ahhiyawa y los de Arzawa, atacaron la isla.[20] La dataci�n del documento relativo a esta alianza (el texto de Madduwatta) es controvertida. Aunque parece estar escrito durante el reinado de Arnuwanda III, ha sido igualmente datado en la �poca de Arnuwanda I.[21]

No obstante, es bastante veros�mil que el intento de invasi�n de Egipto rechazado por Merneptah fuese producido por libios unidos a pueblos del �rea del Egeo-Anatolia occidental (incluyendo aqueos); y que en el mismo periodo, los hititas tambi�n se hubiesen enfrentado con algunos pueblos rebeldes de Anatolia occidental, secundados por mic�nicos. Pasemos ahora a estudiar los acontecimientos de la �poca de Rams�s III.

3. Las campa�as de Rams�s III

A principios del siglo XII a C, los egipcios tuvieron que combatir contra una heterog�nea masa de pueblos que trataban de invadir su pa�s, as� como otras tierras normalmente controladas por ellos. Entre los atacantes hab�a varios Pueblos del Mar, pero tambi�n podemos encontrar libios y asi�ticos. La documentaci�n relativa a estos hechos est� contenida en las inscripciones y relieves de Medinet Habu (en el templo funerario de Rams�s III), y en el Papiro Harris.[22]

En primer lugar, es importante considerar estos intentos de invasi�n como un �ltimo cap�tulo de la gran conflagraci�n que afect� a casi todo el Mediterr�neo oriental. Tal y como expresa la gran inscripci�n del segundo pilono en Medinet Habu, la devastaci�n hab�a sido generalizada en diversas �reas de Anatolia (incluido el pa�s hitita), en el norte de Siria, y en la isla de Chipre.[23] Existen algunos documentos hititas y ugar�ticos, relativos a este conflicto previo, que hacen referencia a una lucha prolongada por obtener el control sobre Chipre.[24] Pero antes de volver a estas cuestiones, es necesario analizar los registros egipcios.

Seg�n la informaci�n de Medinet Habu, Egipto tuvo que sufrir cuatro guerras contra diversos pueblos durante el reinado de Rams�s III. En el a�o 5, el ej�rcito egipcio combati� en la Primera Guerra Libia contra tribus que ven�an del oeste, las cuales pudieron estar apoyadas por alg�n contingente de los Pueblos del Mar. En el a�o 8 tuvo lugar la llamada Guerra del Norte, en la que los egipcios se enfrentaron con una coalici�n de Pueblos del Mar en dos batallas. Hubo una batalla naval en la desembocadura del Nilo, y una batalla terrestre en alg�n lugar de Cana�n, hacia el nordeste. El a�o 11 es la fecha de la Segunda Guerra Libia. Y finalmente, los egipcios realizaron una campa�a (o una serie de campa�as) en el Levante,[25] contra pueblos asi�ticos y Pueblos del Mar que se estaban asentando en esas tierras.

El templo de Medinet Habu proporciona tambi�n una importante informaci�n gr�fica expresada en sus magn�ficos relieves. �stos muestran a los egipcios luchando contra sus enemigos, y a los numerosos prisioneros capturados por Rams�s III. Pero las escenas, en su conjunto, representan individuos de diferente origen, ya que podemos ver guerreros libios, sirios y anatolios. Estos �ltimos se parecen mucho a algunos aliados de los hititas mostrados en los relieves de la batalla de Kadesh, en el templo de Luxor,[26] y a ciertas figuras y estatuillas halladas en Chipre.[27] Es m�s, resulta significativo que alguno de los relieves representa, igualmente, prisioneros hititas.[28] Otra informaci�n registrada por una de las escenas, relativa a la batalla terrestre de la Guerra del Norte, es que los Pueblos del Mar involucrados se desplazaron tambi�n en carros de bueyes con sus mujeres e hijos,[29] lo cual demuestra que estaban emigrando.

Con respecto a las guerras libias, hay un relieve que muestra cinco filas de prisioneros. La mayor�a de ellos son libios, pero tambi�n hay guerreros con el aspecto de los Pueblos del Mar. La inscripci�n anexa dice, refiri�ndose al fara�n: "Hab�a llevado cautivos a los pueblos de Temeh, Seped, y Meshwesh, quienes eran ladrones que saqueaban Egipto".[30] Esto nos lleva a considerar la relaci�n entre los libios y los Pueblos del Mar. Estudiando el papel de Libia a finales de la Edad de Bronce, parece que la costa africana, desde Cirenaica hasta el Delta del Nilo, tuvo que mantener contactos comerciales con otras naciones costeras del Mediterr�neo.[31] Esto explicar�a que los Pueblos del Mar hiciesen alianza con los libios en ciertas circunstancias. Es sabido que una parte de los sherden pudieron asentarse al oeste del Delta antes de 1300 a C. Despu�s de haber sido derrotados por Rams�s II en el a�o 2 de su reinado, muchos de ellos fueron reclutados por el ej�rcito egipcio. Y en referencia a los meshwesh, esta tribu libia es mencionada por las fuentes egipcias desde principios del siglo XIV a C. Pero podemos observar que un pueblo asentado en el noroeste de Anatolia, los misios, ten�an un nombre muy similar; y esto sugiere alg�n tipo de contactos culturales entre Libia y Asia Menor.[32] El Papiro Harris hace referencia a otros pueblos entre los libios, como los keykesh, un nombre casi id�ntico al del r�o Caicos,[33] que tambi�n est� localizado en Misia. Por todo ello, puede deducirse que hacia el final de la Edad de Bronce, gentes llegadas desde Anatolia occidental debieron asentarse en las costas de Libia. Estos extranjeros eran capaces de unirse a los pueblos nativos en algunas ocasiones, con el fin de amenazar las m�s f�rtiles tierras del norte de Egipto (ya hemos visto que algo as� ocurri� en el a�o 5 de Merneptah). Respecto a la Segunda Guerra Libia, las inscripciones de Medinet Habu refieren que los meshwesh hab�an invadido el territorio de Tehenu, pero esta invasi�n acab� en una alianza entre ambos pueblos.[34]

Ahora bien, la situaci�n producida al nordeste del imperio egipcio estuvo sin duda m�s relacionada con la gran crisis del Mediterr�neo oriental (ca. 1200 a C.).

4. La Guerra del Norte

En el a�o 8 de Rams�s III, los egipcios se enfrentaron con una confederaci�n de Pueblos del Mar que amenazaba Egipto desde Palestina. Esta liga estaba constituida por cinco pueblos: peleset, thekel, shekelesh, denyen y weshesh, seg�n la informaci�n de Medinet Habu. El Papiro Harris nombra a los mismos pueblos con una sola excepci�n: en lugar de los shekelesh, incluye a los sherden como miembros de la alianza. Estos pueblos fueron vencidos en dos batallas: una fue naval y la otra transcurri� en tierra. Es sabido, sin embargo, que algunos de ellos lograron asentarse en el �rea costera de Cana�n, tradicionalmente controlada por los egipcios.

Hay una inscripci�n en Medinet Habu, junto a la escena que representa a los Pueblos del Mar viajando con mujeres y ni�os, que dice: "Los pueblos que ven�an desde sus islas en medio del mar avanzaron hacia Egipto, con los corazones confiados en sus armas."[35] Otra inscripci�n, m�s ambigua, est� redactada como sigue: "Los pueblos norte�os est�n inquietos en sus territorios, al igual que los peleset y los thekel, que devastan su pa�s. Su esp�ritu lleg� hasta el �ltimo extremo. Eran guerreros sobre la tierra, y tambi�n en el mar. [...]"[36] Cuando este texto menciona los pa�ses norte�os, est� refiri�ndose a las tierras pr�ximas de Fenicia y Palestina. Los peleset, identificados generalmente como filisteos, se asentaron en Palestina al principio del siglo XII a C., despu�s de conquistar varias ciudades.[37] Por eso la inscripci�n dice que peleset y thekel (guerreros en tierra y en el mar) devastaron esos pa�ses.

Pero el texto m�s importante y problem�tico, referente a la Guerra del Norte, es la gran inscripci�n del segundo pilono, que es la que ha dado a la crisis mediterr�nea una naturaleza hist�rica. De hecho, la ambig�edad de su redacci�n ha desorientado habitualmente a los investigadores al estudiar esta crisis. Seg�n la traducci�n de Breasted,[38] el p�rrafo principal del texto es como sigue:

"Los pa�ses � �, los [norte�os] en sus islas estaban agitados, llevados a la [contienda] � a un mismo tiempo. Nadie se mantuvo frente a sus armas, desde Kheta, Kode, Carchemish, Arvad, Alasa, todos fueron devastados. [Ellos establecieron] un campamento en un lugar de Amor. Desolaron a su gente y su tierra fue como lo que nunca hab�a sido. Avanzaban, con el fuego preparado ante ellos, hacia Egipto. Su principal fuerza estaba formada por los peleset, thekel, shekelesh, denyen y weshesh. (Estas) naciones estaban unidas, y pusieron sus manos sobre los territorios hasta el c�rculo de la Tierra. Sus corazones estaban confiados, alimentados por sus planes."

La interpretaci�n m�s com�n de la inscripci�n es que una coalici�n de Pueblos del Mar devast� varias regiones de Anatolia, Chipre y Siria, estableci� un campamento en el pa�s de Amurru (Siria), y luego, continu� su marcha destructiva hacia Egipto. La liga estaba constituida por los cinco pueblos mencionados en el p�rrafo.[39]

Sin embargo, hay otro modo de leer el texto, y despu�s de un detallado estudio de los datos disponibles, va a revelarse como la interpretaci�n correcta. Consiste en diferenciar a esos norte�os en sus islas (mencionados al principio de la inscripci�n como los atacantes de las cinco tierras citadas) de los Pueblos del Mar que establecieron el campamento en Amurru y avanzaron hacia Egipto (la coalici�n de peleset, thekel, shekelesh, denyen y weshesh). Hay que recordar que los relieves muestran a estos �ltimos como pueblos emigrantes, viajando con mujeres y ni�os, y no propiamente como un ej�rcito invasor en campa�a. La raz�n de este hecho es que proced�an en realidad de las regiones anatolias, y tal vez de las tierras del norte de Siria, previamente devastadas por los llamados "norte�os" (cuya identidad no se especifica). Es decir, que los pueblos que se agruparon en un campamento no eran los vencedores del conflicto, sino los derrotados: una masa de refugiados que posteriormente se desplaz� a lo largo de la franja fenicio-palestina, buscando un territorio donde establecerse, y causando a su vez nuevas destrucciones en las regiones en las que encontraban oposici�n. Cuando el texto manifiesta: "[Ellos establecieron] un campamento en un lugar de Amor", podemos ver que el traductor estaba inseguro de la parte de la inscripci�n encerrada entre corchetes. Lo que es seguro es "...un campamento en un lugar de Amor". Pero de acuerdo con el texto, los que se establecieron en el campamento pudieron haber sido perfectamente aquellos cuyas tierras fueron devastadas, y no los invasores (la frase previa se refiere exactamente a los derrotados: "todos fueron devastados"). As� pues, en un estilo m�s preciso, el texto estar�a redactado: "Estos �ltimos establecieron un campamento en un lugar de Amor". Finalmente, se dice que estos pueblos avanzaron hacia Egipto con el "fuego" (�la flota egipcia?) preparado frente a ellos.

Ahora bien, la primera pregunta que puede hacerse es: �Qui�nes fueron los verdaderos destructores de las cinco tierras mencionadas?

Si identificamos estos pa�ses, el primero que encontramos es Hatti (Kheta), cuyo imperio qued� ciertamente en ruinas al principio del siglo XII a C.[40] El siguiente es Kode, que puede ser identificado como una regi�n entre Cilicia y el norte de Siria (ambas sufrieron destrucci�n).[41] Carchemish era la importante ciudad siria atacada por las mismas fechas.[42] Respecto a Arvad, este asentamiento estaba localizado en la costa siria, pero hay otros autores que han traducido Arzawa (Anatolia occidental) en lugar de Arvad, lo cual es m�s correcto.[43] Y finalmente tenemos Alasa, con seguridad la isla de Chipre, donde la arqueolog�a ha revelado que varias ciudades sufrieron tambi�n destrucciones alrededor de 1200 a C.[44] Como ha sido indicado anteriormente, diversas batallas tuvieron lugar por esa fecha con el fin de obtener el control sobre Chipre, pero los datos arqueol�gicos son muy claros al se�alar la identidad de sus �ltimos conquistadores. �stos fueron los griegos mic�nicos, quienes se establecieron en la isla desde la �poca de la crisis hasta el periodo submic�nico. Por tanto, los llamados por el texto de Medinet Habu: "los norte�os en sus islas" son tambi�n un Pueblo del Mar: el de los aqueos procedentes de las costas e islas del mar Egeo.[45]

No obstante, en el correspondiente ep�grafe de este trabajo, voy a detallar mi reconstrucci�n de la crisis, ya que no creo que los mic�nicos fuesen los �nicos invasores de todas esas tierras. Ahora quiero argumentar m�s ampliamente mi interpretaci�n de la inscripci�n de Medinet Habu. Si estudiamos la informaci�n del templo referente a la �ltima campa�a de Rams�s III, llamada "Guerra Siria" por Breasted,[46] la cual consisti� en una serie de campa�as para la reorganizaci�n de las fronteras levantinas, encontramos una inscripci�n junto a la escena de siete jefes cautivos arrodillados.[47] Seg�n la inscripci�n, cuatro de ellos son jefes de los Pueblos del Mar (peleset, thekel, sherden y teresh), dos son sirios (amorita y tal vez "shashu"), y el s�ptimo es jefe de Kheta (luego es un hitita).[48] Por lo tanto, vemos que los hititas, cuya procedencia de uno de los pa�ses devastados en Anatolia es incuestionable, pudieron haberse diseminado tambi�n por Siria y Cana�n junto con los peleset y thekel.[49] Incluso es probable que combatiesen juntos contra los egipcios. Es sabido que los pueblos costeros de Anatolia, especialmente los del sur, y aquellos que viv�an en el norte de Siria, eran vasallos y aliados de los hititas, y ya hab�an luchado junto al rey de Hatti en la batalla de Kadesh.[50]

As� pues, observando su composici�n completa, esta oleada de inmigrantes e invasores que se enfrent� a los egipcios tuvo que ser una consecuencia del colapso del imperio hitita, y no su causa.

Ahora es necesario analizar tres de los pueblos que se desplazaron hacia Egipto: los peleset, los denyen y los tjeker (llamados thekel por Breasted). Los relieves del templo representan a todos �stos con una apariencia muy similar. Van vestidos con un faldell�n, algunos de ellos llevan tambi�n una armadura o coraza; tienen escudos redondos y el caracter�stico casco filisteo coronado con plumas, o m�s probablemente con cintas de cuero.[51] Este aspecto lleva a pensar que su origen estaba en el �rea geogr�fica de Anatolia-Chipre, pero no resulta posible que fuesen mic�nicos o que procediesen de Grecia, como ha sido sugerido en el caso de los denyen[52] y peleset.[53] La panoplia del guerrero aqueo es diferente, de acuerdo con sus representaciones en los frescos de Pilos, y en el "Vaso de los Guerreros" de Micenas[54] (donde aparecen llevando cascos hechos con colmillos de jabal�, o de bronce, y adornados con largos penachos de crines de caballo).

5. Los peleset

Hay un acuerdo general en la identificaci�n de los peleset como filisteos. Este pueblo se estableci� en varias ciudades del sur de Cana�n desde principios del siglo XII a C. Los datos arqueol�gicos muestran que algunas de estas ciudades, despu�s de haber sido destruidas, fueron reedificadas y ocupadas por los filisteos. Por ejemplo, en Ekr�n nos encontramos que el estrato VIII acab� en una total destrucci�n, y el siguiente nivel (estrato VII) es un asentamiento filisteo mucho m�s amplio.[55]

La cultura material de los filisteos est� claramente relacionada con la del Egeo,[56] pero tambi�n presenta similitudes con las de Chipre, Anatolia y el Levante.[57] Es seguro, sin embargo, que la cer�mica filistea era de fabricaci�n local.[58] Este hecho es importante, junto con otros datos apuntados por T. Dothan y reestudiados por Barako, relativos a la completa ausencia de importaciones chipriotas en los asentamientos filisteos durante el siglo XII a C. Tampoco existen materiales egeos importados de esa �poca en Palestina.[59]

Si consideramos adem�s que los filisteos ten�an una apariencia similar a la de algunos anatolios que lucharon en Kadesh, la primera conclusi�n deducida de todos estos datos es que los filisteos ten�an que proceder de una regi�n anatolia cercana a Chipre, lo que explica la similitud de su cultura material con la de los chipriotas, incluso despu�s de su emigraci�n a Palestina. Si produc�an cer�mica bastante parecida al estilo mic�nico IIIC:1b (aunque algunos rasgos son levantinos) es en parte porque hab�an estado viviendo previamente dentro de la koin� cultural cipro-mic�nica de los siglos XIV-XIII a C, que fue el origen de los diversos estilos mic�nicos "pict�ricos".[60] Por otro lado, si este Pueblo del Mar no mantuvo contactos comerciales mar�timos con Chipre y el mundo egeo-anatolio durante el siglo XII a C, una vez asentado en el sur de Cana�n, esto s�lo puede ser debido a una causa. La raz�n es que los filisteos hab�an abandonado su patria huyendo de la devastaci�n. Como sus asentamientos originales debieron de ser controlados por los enemigos que los desalojaron, al igual que Chipre, no pudieron establecer relaciones cordiales con esas regiones por un largo periodo. Es m�s, la palabra hebrea "peletim", que es con claridad una evoluci�n de "pelishtim" (o filisteos), significa exactamente "refugiados".

Por tanto, el emplazamiento m�s l�gico como lugar de origen de los filisteos es un �rea del sur de Anatolia llamada por los griegos Pisidia, y por los hititas Hapalla. Aparte de la similitud de ambos top�nimos con el t�rmino peleset, esta regi�n estaba localizada al oeste de Cilicia,[61] cerca de la isla de Chipre, y no lejos de la costa egea, por lo que su cultura no pod�a ser muy diferente de la de las tierras vecinas citadas.

Ahora bien, la Biblia emparenta �tnicamente a los filisteos con los Caftorim[62] o cretenses. Esta relaci�n debe de ser m�s antigua que el periodo analizado, cuando los cretenses no estaban bajo la dominaci�n de los mic�nicos, y pod�an haber fundado sus propias colonias mercantiles en las costas de Asia Menor. Pero la Biblia los llama tambi�n "hijos de Anak",[63] lo cual puede significar anatolios.[64]

Otro rasgo cultural que aparece en las ciudades filisteas de Cana�n es el uso de una sala central en sus edificios, algo parecido al m�garon mic�nico.[65] Sin embargo, este hecho no puede llevarnos a considerar a los filisteos como una rama de los mic�nicos, puesto que este estilo arquitect�nico ya apareci� en Anatolia en el tercer milenio a C. (concretamente en Troya II).[66] Por tanto, es evidente que los filisteos ten�an su origen en Anatolia meridional y, aunque recibieron importantes influencias culturales de los mic�nicos, debieron de ser uno de los pueblos vasallos de los hititas que estuvieron envueltos en los conflictos de Anatolia y Chipre hacia el a�o 1200 a C.

6. Los denyen

Los denyen han sido identificados como los danuna, mencionados en la documentaci�n del siglo XIV a C encontrada en El-Amarna. Estaban asentados en Cilicia, y tal vez en parte de Siria (al norte del r�o Orontes).[67] Su nombre ha de estar relacionado con el top�nimo Adana, la capital de Cilicia que es vecina de Tarso. Estos primitivos habitantes de Cilicia eran llamados luvitas por los hititas. Una inscripci�n del siglo VIII a C hallada en Karatepe (Cilicia), que est� escrita en fenicio y en luvita, relaciona la ciudad de Adana con un pueblo llamado danunim, que viv�a en esa regi�n.[68]

Ahora bien, hay autores que han igualado a los denyen con los griegos mic�nicos, debido a la similitud de su nombre con el t�rmino hom�rico "danaoi", usado en la Il�ada como un nombre alternativo para los aqueos.[69] Este nombre proced�a realmente de la tradici�n griega, ya que la mitolog�a cuenta que el h�roe llamado D�nao viaj� con su gente desde Libia o el norte de Egipto, pasando por Rodas, con el fin de fundar un nuevo reino en la regi�n griega de Arg�lide.[70] A partir de estas leyendas y de la posible relaci�n entre los d�naos de Grecia y los danuna de Cilicia, hay estudiosos que han propuesto el origen de la civilizaci�n mic�nica en el asentamiento en Grecia de colonizadores procedentes del sudeste de Anatolia[71] (luego es probable que, entre los antepasados de los mic�nicos, hubiese alg�n pueblo de este grupo �tnico). Otros autores sugieren que algunas gentes mediterr�neas relacionadas con el imperio de los hicsos (que inclu�a Egipto y el Levante), pudieron haber dominado la Arg�lide con el uso de carros de guerra, dando origen a la leyenda de D�nao.[72] Estas ideas son interesantes, pero pueden alejarnos de nuestro tema. Lo m�s l�gico es que los denyen de la inscripci�n de Medinet Habu fuesen los danunim de Cilicia. Y si fueron mencionados en las cartas de El-Amarna casi dos siglos antes de la crisis de los Pueblos del Mar, entonces no pueden ser considerados aqueos, ya que este pueblo no pose�a asentamientos significativos en Cilicia antes de 1200 a C. De hecho, la presencia mic�nica en Tarso es altamente improbable hasta la fecha de la crisis.[73] Es importante recordar que los guerreros denyen representados en los muros de Medinet Habu no tienen la misma apariencia que los mic�nicos. Por lo tanto, la idea de que esos denyen eran aqueos es err�nea.

Ha sido sugerido que los denyen pudieron haberse establecido tambi�n en Cana�n despu�s de la crisis, y que algunos de ellos se unieron a los hebreos para constituir una de las doce tribus de Israel (la tribu de Dan).[74]

Pero la m�s importante conclusi�n para nosotros es que los denyen proced�an realmente de Cilicia. Por lo tanto, eran vasallos de los hititas, ya que estos �ltimos consideraban Kizzuwatna (Cilicia) parte de su imperio.[75] Pero como hemos visto, el �rea entre Siria y Cilicia es una de las tierras que, seg�n la gran inscripci�n, fueron devastadas durante la crisis (la llamada Kode). La ciudad de Tarso fue de hecho atacada en ese periodo.[76] Esto tambi�n prueba que la interpretaci�n m�s general del texto egipcio es err�nea (es decir, la idea de que los cinco Pueblos del Mar que atacaron Egipto fuesen tambi�n los agresores en Anatolia), ya que no es plausible que los denyen (al menos una parte de ellos) hubiesen devastado su propio pa�s para despu�s emigrar con mujeres y ni�os a Cana�n.

7. Los tjeker

El gentilicio tjeker ha sido puesto en relaci�n con los "teukroi", que es uno de los t�rminos usados por Homero para denominar a los troyanos.[77] Otro nombre usado en la Il�ada es "dardanoi", relacionado con el top�nimo Dardanelos. Esta �ltima palabra es tambi�n usada por los egipcios, en el llamado Poema de Kadesh, para designar a unos aliados de Hatti: los derden,[78] que igualmente son identificables como troyanos (ya que en el texto, son nombrados al lado de la tierra de "Mesa", o Misia, que lindaba con la Tr�ade). Es sabido que los tjeker se asentaron en el puerto de Dor, en Palestina septentrional, despu�s de la crisis. La historia de un viajero egipcio, llamado Wenam�n, los sit�a en esta ciudad hacia 1100 a C, informando de que eran piratas.[79] El yacimiento de Tel Dor ha dado algunos materiales del siglo XII a C que son un poco diferentes de aquellos encontrados en los asentamientos filisteos. Han sido hallados algunos pithoi, pero hay poca cer�mica filistea y el estilo cer�mico Mic�nico IIIC:1b no es com�n.[80] Aunque los datos arqueol�gicos de Dor no proporcionan gran evidencia, al menos mantienen la posibilidad de que los tjeker procediesen de Anatolia noroccidental.

La ciudad de Troya, llamada tambi�n Ilios, fue incendiada en el nivel arqueol�gico VIIa, como consecuencia de un conflicto armado. �sta fue la conclusi�n de Blegen, y despu�s de las excavaciones m�s recientes dirigidas por Korfmann, su opini�n no ha sido refutada.[81] En el estrato siguiente (Troya VIIb1), fue encontrada cer�mica mic�nica, junto con las caracter�sticas cer�micas locales.[82] La mayor parte pertenece al estilo Mic�nico IIIC, pero hay tambi�n algunas formas (cer�micas bru�idas hechas a mano) que pueden ser datadas en el periodo de transici�n IIIB-IIIC.[83] Troya VIIb2 comenz� a finales del siglo XII a C, con algunos edificios nuevos y la aparici�n de la llamada cer�mica de nudos, que se cree de procedencia danubiana o tracia.[84] Seg�n un reestudio reciente de la cer�mica mic�nica de Troya, la destrucci�n del nivel VIIa ocurri� en los �ltimos a�os de un periodo de transici�n IIIB-IIIC (justo al final del siglo XIII a C).[85] Por lo tanto, es contempor�nea de la gran crisis alrededor de 1200 a C.[86]

Durante las nuevas excavaciones en la Tr�ade, uno de los descubrimientos m�s importantes ha sido un documento epigr�fico, que est� datado hacia 1100 a C. Es un sello con dos nombres en escritura jerogl�fica luvita.[87] Como es sabido, los jerogl�ficos luvitas eran tambi�n usuales en Anatolia sudoriental

Ahora bien, puesto que es muy plausible que los tjeker fuesen troyanos, al menos una parte de ellos busc� refugio en Cana�n despu�s de la destrucci�n de la ciudad. Sus agresores tuvieron que haber sido los mic�nicos, teniendo en cuenta que este pueblo conquist� Chipre y otras regiones costeras por las mismas fechas. La gran inscripci�n de Rams�s III nombra el territorio de Arzawa entre los pa�ses devastados (de acuerdo con una mayor�a de traductores). Seg�n las fuentes hititas, Arzawa era una extensa �rea de Anatolia occidental, pero quiz�s Troya no estaba incluida en ella. No obstante, el conocimiento egipcio de la geograf�a anatolia pod�a ser menos preciso que el de los hititas.

Para concluir este an�lisis de los Pueblos del Mar involucrados en la guerra de Rams�s III, es necesario hacer tambi�n referencia a los otros pueblos de la coalici�n: los weshesh, los shekelesh, y los sherden citados en el Papiro Harris. Con referencia al primer pueblo, es dif�cil saber si est�n espec�ficamente representados en los relieves egipcios. Hay estudiosos que los han relacionado con Caria, refiri�ndose a la ciudad costera de "Iassos".[88] Sin embargo, pod�an haber sido tambi�n sirios occidentales, pues una denominaci�n egipcia para los sirios es "shashu", de alg�n modo parecida a (we)shesh, y la costa del norte de Siria fue tambi�n asolada durante la crisis (Ugarit y otros lugares). Pero, desde luego, la �ltima identificaci�n es s�lo una hip�tesis que tiene que ser corroborada con nuevos datos.[89] Ahora bien, los shekelesh tienen un aspecto similar al de los teresh (probablemente lidios),[90] por lo que pienso que ten�an su origen en el r�o Shekha o Shekhariya, un nombre hitita para el Hermo, entre otros r�os (el top�nimo es bastante parecido al t�rmino shekelesh o shekeresh).[91] Esta regi�n estaba localizada en Lidia (Arzawa), que es tambi�n una tierra devastada mencionada por la inscripci�n. Los sherden ven�an de la misma zona geogr�fica (tal vez de Sardes). Y es plausible que algunos grupos de sherden y shekelesh se establecieran en Cerde�a y Sicilia, respectivamente, dando nombre a aquellas islas.[92]

As� pues, a pesar del hecho de que los pueblos de Arzawa se hab�an aliado con los mic�nicos en tiempos de Merneptah (ca. 1230 a C) con el fin de atacar Chipre y Egipto, podemos suponer que algunos de ellos cambiaron de bando despu�s y se unieron a una liga troyana o hitita.

8. La gran crisis de 1200 a C

En vista de todos los datos estudiados, es necesario considerar los graves conflictos de la Edad del Bronce Reciente como una gran conflagraci�n en los pa�ses del nordeste del Mediterr�neo, que caus� violentas emigraciones hacia Egipto y los territorios cercanos. Es entonces posible hacer una reconstrucci�n general de los acontecimientos hist�ricos.

El origen de la crisis debi� de ocurrir hacia 1240 a C, cuando los hititas perdieron el control de las minas de cobre localizadas al este de Anatolia. Este �rea fue finalmente dominada por los asirios durante el reinado de Tukulti-Ninurta I, gracias a su victoria en las fronteras de Hatti.[93] Con el fin de enfrentarse a esta situaci�n, la reacci�n del rey hitita Tudhaliya IV fue doble. Por un lado, se asegur� el suministro de cobre apoder�ndose de la isla de Chipre, rica en este metal. Un documento hitita posterior, de la �poca de Shuppiluliuma II, hace referencia a esa conquista por parte de Tudhaliya IV,[94] hecha seguramente con la ayuda de sus vasallos costeros. Y por otro lado, estableci� un embargo mercantil contra Asiria, el cual es bien conocido por el tratado acordado con el rey Shaushgamuwa de Amurru. En el �ltimo documento, el gobernante sirio es tambi�n instado a bloquear el comercio con los barcos de Ahhiyawa.[95] Los ahhiyawa eran aqueos, ya fuesen todos los mic�nicos o solamente los de una regi�n colonizada por ellos en las costas de Anatolia suroccidental y las islas vecinas.[96] Si Tudhaliya IV consideraba a los mic�nicos como enemigos, es deducible que tambi�n prohibiese a otros pueblos costeros, vasallos suyos, comerciar con los aqueos.

El embargo fue efectivo desde la dominaci�n de Chipre por los hititas, porque esta isla articulaba la ruta de navegaci�n del este. Ello explica la temporal escasez de cer�mica importada desde Grecia, que ocurri� en Chipre y las costas adyacentes durante las �ltimas d�cadas del siglo XIII a C.[97] La buena cer�mica mic�nica IIIB:2 fue sustituida por una secuela de menos calidad, llamada habitualmente "estilo rudo".[98] De acuerdo con Immerwahr, �sta es claramente una alfarer�a de imitaci�n, fabricada localmente en las regiones levantinas por artistas que no eran mic�nicos.[99] El nuevo estilo fue creado seguramente para satisfacer la demanda oriental de cer�mica mic�nica durante los a�os del bloqueo, ya que apareci� en el Levante y Chipre en la segunda mitad del siglo XIII a C, justamente durante el reinado de Tudhaliya IV.[100]

As� pues, en las �ltimas d�cadas del siglo XIII a C, las rutas de navegaci�n se volvieron inseguras, y los griegos mic�nicos debieron de entrar en un periodo de decadencia, pues hasta entonces, hab�an basado su crecimiento en el comercio.[101] Es m�s, probablemente tuvieron algunas dificultades para importar cobre, habitualmente suministrado por Chipre. Las guerras internas comenzaron a tener lugar en Grecia, como consecuencia de la crisis general de su sistema. Algunos palacios fueron fortificados, pero as� todo, diversos asentamientos mic�nicos sufrieron destrucciones,[102] que pueden ser datadas entre 1240 a C y 1210 a C. De hecho, estos problemas llevaron a un cambio de la genuina cer�mica mic�nica, del estilo IIIB al IIIC.

A pesar de los conflictos, hubo ciudades en Grecia que continuaron existiendo en el periodo IIIC:1, como Micenas y Tirinto. La ciudad de Pilos, en cambio, fue completamente destruida. Orc�menos y Gla quedaron deshabitadas durante el Mic�nico IIIC, y varios asentamientos m�s peque�os fueron abandonados por sus habitantes, quienes emigraron a otras regiones. Despu�s de la transici�n hacia el Mic�nico IIIC:1, no se produjeron m�s destrucciones, y pudo haber un periodo m�s estabilizado hasta el colapso final de la civilizaci�n mic�nica en la segunda mitad del siglo XII a C.[103]

Al mismo tiempo (finales del siglo XIII a C), algunos contingentes mic�nicos participaron en grandes expediciones pir�ticas, como respuesta a la ruptura de su red comercial. Me refiero al primer intento de invadir Chipre, realizado por los "ahhiyawa" en alianza con el rebelde anatolio llamado Madduwatta y los pueblos de Arzawa, seguido del ataque sobre Egipto en la �poca de Merneptah (ca. 1230 a C), probablemente producido por la misma coalici�n, reforzada por los libios. El controvertido texto de Madduwatta, concerniente a sus agresiones contra los hititas, debe haber sido escrito en tiempos de Arnuwanda III (hijo de Tudhaliya IV), porque en este documento, el rey hitita manifiesta que Alashiya le pertenece. Adem�s, una persona llamada Mukshush es nombrada en el texto, y ya veremos que pudo haber vivido por esa �poca.[104] Parece ser que los mic�nicos estaban intentando burlar el bloqueo hitita, ya que posiblemente se establecieron en la ciudad cananea de Tell Abu Hawam, donde ha sido hallada aut�ntica cer�mica mic�nica.[105] Sin embargo, los hititas reconquistaron Chipre muy pronto, probablemente a principios del reinado de Shuppiluliuma II, quien estaba orgulloso de haber vencido a una flota procedente de Alashiya (no constituida necesariamente por barcos chipriotas) justo antes de invadir la isla. Tambi�n hab�a ocupado el territorio costero de Tarhuntassa, en Anatolia meridional.[106]

Pero los hechos decisivos de la gran crisis en el Mediterr�neo oriental ocurrieron durante el cambio de siglo. En esa �poca, los habitantes de Grecia pudieron haber resuelto temporalmente sus enfrentamientos internos, y emprendieron una campa�a con el fin de recuperar el control sobre sus principales rutas comerciales. Uno de sus objetivos era de nuevo Chipre, dominada por los hititas y sus vasallos, pero su ocupaci�n requer�a tambi�n la conquista de las costas continentales vecinas. El otro tuvo que ser Troya o Ilios (Wilusha[107]), una ciudad que pudo haber ca�do bajo alguna forma de sometimiento hitita,[108] y  que era la llave para comerciar con el mar Negro.  La

conocida correspondencia entre el rey de Ugarit y el gobernante de Chipre, ambos vasallos de Hatti,[109] en la cual temen la llegada de una flota hostil, s�lo puede referirse a los aqueos. �stos pudieron empezar la invasi�n de la isla desde el oeste, con un primer asentamiento en Maa-Palaeokastro,[110] y despu�s lograron conquistar la isla alrededor de 1200 a C, ya que la cer�mica que apareci� en las principales ciudades (Enkomi, Kiti�n, Sinda) despu�s de su destrucci�n, es aut�ntica cer�mica mic�nica IIIC:1, y los nuevos edificios son de estilo mic�nico.[111] De hecho, el proceso llamado por Karageorghis "helenizaci�n de la isla" comenz� justo en este momento.[112] Para asegurar su control, los aqueos atacaron tambi�n Tarso (donde probablemente se establecieron),[113] y Ugarit (que no fue reedificada tras su destrucci�n).[114] Por lo tanto, tuvieron que dominar las regiones de Pisidia, Cilicia y Siria noroccidental (habitadas por los peleset, denyen y quiz�s weshesh). Igualmente sitiaron y finalmente incendiaron la ciudad de Troya en su nivel arqueol�gico VIIa, como fue evocado por la tradici�n griega, enfrent�ndose a los tjeker y probablemente a otros pueblos de Arzawa (shekelesh y sherden). Con el fin de conseguir todos estos objetivos, tuvieron que movilizar un gran ej�rcito, aunque no es probable que actuasen solos.

Hubo un pueblo a quienes los anales asirios llamaban mushki y localizaron, en siglos posteriores, en el �rea cilicia del Taurus y en los cursos m�s altos de los r�os Tigris y �ufrates.[115] Por otro lado, la inscripci�n biling�e descubierta en Karatepe (del siglo VIII a C), registraba a esa persona llamada Mukshush (en luvita) y Mps (en fenicio), quien fund� la ciudad cilicia de Beit Mopsu. Esta informaci�n est� estrechamente relacionada con la tradici�n griega, que cuenta como el adivino lidio llamado Mopso (probable ep�nimo de los mushki) se uni� a Anf�loco, de origen heleno, inmediatamente despu�s de la ca�da de Troya, y condujeron a su gente a las tierras de Pisidia (o Panfilia), Cilicia y Siria. Mopso y Anf�loco fundaron, entre otras muchas, la ciudad de Mopsuhestia en Cilicia (llamada Beit Mopsu en la inscripci�n).[116] De todos estos datos, se deduce que los mushki acompa�aron a los mic�nicos en su invasi�n de Anatolia meridional y Siria septentrional. Ahora bien, cuando los asirios mencionaban a los mushki, especialmente en los anales de los siglos VIII y VII a C, se refer�an normalmente a los frigios. Los mushki debieron ser un pueblo de origen tracio, emparentado con los frigios, que ya estaba infiltrado en Anatolia occidental a fines del siglo XIII a C, y que debi� haberse unido a los aqueos en contra de los hititas y sus aliados.[117]

El imperio hitita cay� en el mismo periodo con la destrucci�n de sus principales asentamientos, incluyendo Hattusha, la capital. Sobre sus ruinas se establecieron finalmente los frigios, si bien lo hicieron alg�n tiempo despu�s de la destrucci�n. Por lo tanto, es tambi�n probable que los atacantes fuesen los kashka, tradicionales enemigos de los hititas asentados al sudeste del mar Negro.[118] Seg�n esto, un ej�rcito hitita fue probablemente derrotado por aqueos y mushki, permitiendo que los kashka y tal vez otro pueblo (los frigios o los mushki) invadieran las tierras centrales de Anatolia.

Finalmente, todas estas invasiones y destrucciones causaron una considerable oleada de refugiados, los cuales se agruparon en un campamento en la regi�n de Amurru (Siria). Como ya ha sido explicado, los Pueblos del Mar derrotados iniciaron su emigraci�n hacia el sur. Alg�n contingente pudo haber navegado a la tierra de los libios, anim�ndoles a enfrentarse con Egipto, al mismo tiempo que la parte principal de la coalici�n conquistaba territorios en Cana�n. Finalmente, estos invasores inmigrantes atacaron tambi�n el Delta del Nilo, con el fin de debilitar la resistencia egipcia a su establecimiento en tierras controladas por el fara�n. Despu�s de la segunda guerra libia, los egipcios atacaron (una o m�s veces) a los Pueblos del Mar que se hab�an infiltrado en el Levante, intentando restaurar las fronteras del norte pero siendo incapaces, sin embargo, de evitar su asentamiento en Palestina.

Esta cadena de conflictos alter� completamente el desarrollo de los pa�ses del Mediterr�neo oriental, y caus� el inicio de su transici�n desde la Edad de Bronce a la Edad de Hierro.

9. El fundamento hist�rico de la Guerra de Troya

De todos los acontecimientos narrados, hay un episodio m�s significativo que ha sido el tema central de la Il�ada hom�rica, considerada como la obra m�s antigua de la literatura europea. Me estoy refiriendo al legendario sitio de Troya. A pesar del descubrimiento de sus ruinas por Schliemann, quien fue guiado por Calvert,[119] y de la investigaci�n arqueol�gica encabezada por Blegen, la historicidad de este mito ha sido considerada dudosa, siguiendo la posici�n cr�tica de Finley.[120] La contribuci�n de Page, sin embargo, fue la de proponer un aproximado contexto hist�rico para el conflicto troyano.[121]

La gran inscripci�n del segundo pilono en Medinet Habu, correctamente interpretada, es un documento que prueba que la leyenda griega est� basada en una realidad hist�rica. Si los llamados en el texto "norte�os en su islas" son los aqueos o mic�nicos, y se dice que atacaron Chipre (como indudablemente ocurri�), y varias regiones anatolias (incluyendo Asia Menor occidental); si adem�s, Troya fue tomada y destruida en el mismo periodo, y el nombre de uno de los pueblos derrotados, mencionados en la inscripci�n, es pr�cticamente id�ntico al de los teucros (o troyanos), el fundamento hist�rico de la Guerra de Troya deber�a estar fuera de cuesti�n.

No obstante, esta evidencia no significa que todo el relato ha de ser aut�ntico. Por supuesto, puede haber una considerable parte de ficci�n en �l (por ejemplo, no es probable que el conflicto fuese causado por el rapto de una reina llamada Helena, quien parece ser un s�mbolo po�tico de la naci�n hel�nica). Pero ciertamente, la famosa leyenda ayud� a los antiguos griegos a recordar la gran conflagraci�n producida en Anatolia al final de la Edad de Bronce.

Tambi�n es importante recalcar que el acontecimiento b�sico fue considerado hist�rico por los autores antiguos. Quiz�s la fuente m�s interesante sea la obra del historiador egipcio Manet�n, titulada Aegyptiaca, donde est� escrito que la ca�da de Troya ocurri� durante el �ltimo reinado de la XIX Dinast�a.[122] Y eso fue en la �ltima d�cada del siglo XIII a C, de acuerdo con la cronolog�a egipcia de la tercera edici�n de la CAH. Como hemos visto, la dataci�n arqueol�gica y contextual del final de Troya VIIa es notablemente similar.

Por tanto, la tradici�n m�tica griega puede ser usada como una fuente auxiliar para el conocimiento del pasado, aunque cuente los acontecimientos en un estilo diferente al utilizado por un historiador moderno. De hecho, los paralelos entre la crisis de 1200 a C y los sucesos narrados por las leyendas griegas son numerosos. En primer lugar, los autores cl�sicos contaron que una generaci�n antes del sitio de Troya (unos 25 a�os), hubo algunas guerras en Grecia, como la primera invasi�n del Peloponeso liderada por los hijos de Heracles, la cual fue finalmente rechazada.[123] Ya hemos visto que, a finales del siglo XIII a C, la mayor�a de las ciudades mic�nicas sufrieron destrucciones. Con respecto a la expedici�n contra Troya, este hecho es presentado como un gran conflicto en el cual numerosas fuerzas griegas tomaron parte, asolando tambi�n otras ciudades de Asia Menor. Los enemigos no eran solamente los troyanos, sino tambi�n una alianza de pueblos costeros de Anatolia (luego eran Pueblos del Mar). Despu�s del saqueo de la ciudad, algunos h�roes griegos como el rey Agapenor de Arcadia, Demof�n el ateniense o Teucro, el hermano de �yax, se establecieron en Chipre (la isla que fue ocupada por los mic�nicos).[124] Y con referencia a la historia de los adivinos Mopso y Anf�loco, citada anteriormente, hay otro interesante detalle. Una leyenda lidia cuenta que la diosa Derceto o Atergata, adorada por los filisteos y sirios, fue castigada por Moxo (o Mopso), quien la arroj� a un lago de Ascal�n.[125] Luego los mushki, aliados con los aqueos, desalojaron a los filisteos de su patria forz�ndolos a emigrar a Palestina.

Otros mitos cuentan que dos o tres generaciones despu�s de la Guerra de Troya, los Her�clidas regresaron en otra exitosa invasi�n del Peloponeso,[126] y es verdad, al menos, que en la segunda mitad del siglo XII a C, las principales ciudades mic�nicas de Grecia fueron finalmente destruidas o abandonadas.[127] A pesar de todo, las conquistas alcanzadas por los aqueos, en la decadencia de su civilizaci�n, permitieron a un considerable n�mero de inmigrantes helenos establecerse, desde el periodo mic�nico tard�o, en las costas de Asia Menor.[128]

10. La cer�mica filistea

En este �ltimo ep�grafe, he de hacer algunas consideraciones sobre la llamada cer�mica filistea. Como es bien sabido, este especial estilo fue un h�brido entre ciertas formas relacionadas con el Mic�nico IIIC:1b, estilo "cerrado" (aunque su calidad no es tan alta), y otros rasgos levantinos (como la arcilla utilizada y la pintura mate).[129] El caracter�stico motivo a base de p�jaros debe ser una evoluci�n de algunas formas pict�ricas nacidas en la koin� levanto-mic�nica o cipro-mic�nica de los siglos XIV y XIII a C.[130] Por otro lado, el estilo Mic�nico IIIC:1b tambi�n utilizaba decoraciones pict�ricas, basadas en los mismos modelos primitivos.

Si tenemos en cuenta que la cer�mica filistea es un estilo derivado de la cer�mica mic�nica, y producido por gentes que no eran mic�nicas, pienso que podr�a ser perfectamente considerado, al menos en su origen, una cer�mica de imitaci�n comparable con el Estilo Rudo, aunque posteriormente se convirtiese en un estilo diferente. Creo que la clave de su aparici�n puede encontrarse en el asentamiento de Ashdod. Como ha sido sugerido por M. Dothan,[131] esta ciudad pudo haber sido conquistada por la primera oleada de Pueblos del Mar, la cual atac� Egipto en la �poca de Merneptah e inclu�a a los ekwesh, aliados con los sherden y shekelesh. As� pues, no es extra�o que, despu�s de la destrucci�n del estrato XIV, hubiese una primera fase llamada XIIIb con genuina cer�mica mic�nica. El siguiente nivel XIIIa muestra la llegada de los filisteos, en una nueva invasi�n a la que tambi�n se unieron los shekelesh y quiz�s los sherden. Alguna cer�mica mic�nica IIIC fue encontrada en �l (posiblemente perteneciente a los Pueblos del Mar previamente establecidos), junto a la espec�fica cer�mica filistea. Finalmente, el estrato XII es una ciudad claramente agrandada por los filisteos. Creo que esas similitudes, entre la cer�mica filistea y la cer�mica mic�nica IIIC1:b, pudieron derivar directamente de la imitaci�n por parte de los filisteos de las formas mic�nicas encontradas en Ashdod (y tal vez en otros lugares de Palestina). Probablemente, el estilo Mic�nico IIIC era ya apreciado en los mercados orientales por ese tiempo. La posterior falta de contactos, entre los filisteos y la nueva koin� cipro-mic�nica del siglo XII a C, hizo que la cer�mica de este pueblo desterrado evolucionase al margen de sus modelos.


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Abreviaturas

AJA          American Journal of Archaeology

AS            Anatolian Studies

BASOR    Bulletin of the American Schools of Oriental Research

CAH         Cambridge Ancient History

JEA           Journal of Egyptian Archaeology

JHS           Journal of Hellenic Studies

JNES         Journal of Near Eastern Studies

KBo          Keilschrifttexte aus Boghazk�y. Leipzig y Berl�n.

KUB         Keilschrifturkunden aus Boghazk�y. Berl�n.

RS             Documentos de Ras Shamra.

 


[1] Breasted 1988, 3:��298-351, �491, ��569-617; 4:��35-135, ��397-412.

[2] Strobel 1976, 177.

[3] Breasted 1988, 3:�491; Wainwright 1962, 93.

[4] Faulkner 1975, 226; Sandars 1978, 50; Wainwright 1962, 93.

[5] Breasted 1988, 3:�579.

[6] Breasted 1988, 4:��403-404; Sandars 1978, 158.

[7] Breasted 1988, 4:��35-135.

[8] Breasted 1988, 3:�569.

[9] Breasted 1988, 3:�579.

[10] Faulkner 1975, 232-233.

[11] Barnett 1975, 367; Sandars 1978, 157; Strobel 1976, 182-190; Wainwright 1961, 89.

[12] Wainwright 1961, 72; Vermeule 1964, 271; Bryce 1992, 129-130; Hawkins 1998, 1.

[13] Strobel 1976, 190-201.

[14] Wainwright 1961, 84, 90.

[15] Sandars 1978, 107, 157; Vermeule 1964, 272; Wainwright 1961, 73.

[16] Breasted 1988, 3:�588.

[17] Breasted 1988, 3:�580.

[18] Barnett 1975, 363; Gurney 1975, 38; G�terbock 1983, 136-138.

[19] Forrer 1932, 53; Vermeule 1964, 272; G�terbock 1983, 138; Mellink 1983, 141; Hawkins 1998, 30-31; Niemeier 1999, 141-155. See also Mountjoy 1998, who has located the settlements of the Ahhiyawa mentioned by the Hittite sources in an area of southwestern Anatolia and the eastern Aegean, establishing definitely their close relationship with the Mycenaeans. 

[20] G�terbock 1967. The land of Arzawa included Lydia and Caria, according to Mellaart 1982. 

[21] See the reference to the Madduwatta text (KUB XIV 1 + KBo XIX 38) in G�terbock 1983, 133-136, and some commentary in G�terbock 1967, 80. The high datation is accepted by Hawkins 1998, 25, and Bryce 1998, 140-147, 414-415. But according to this document, the actions of Madduwatta, a rebel Arzawan ruler, involved the Hittite land of Pitassa (see Barnett 1975, 363), which is cited in the inscription of Merneptah.

[22] Breasted 1988, 4:��35-135, ��397-412.

[23] Breasted 1988, 4:�64; Pritchard 1969, 262.

[24] G�terbock (1967) explains the correct translation of the Hittite text KBo XII 38. The letters RS L.1 and RS 20.238, from Ras Shamra, are translated in Sandars 1978, 142-143.

[25] Breasted 1988, 4:��35-135.

[26] Sandars 1978, 35, fig. 13.

[27] Sandars 1978, 160, figs. 112, 132, 200.

[28] Nelson and H�lscher 1931, fig. 21.

[29] Sandars 1978, 124, fig. 77.

[30] Breasted 1988, 4:�52.

[31] Sandars 1978, 114-115.

[32] Wainwright 1962, 93-94, 99.

[33] Breasted 1988, 4:�405.

[34] Breasted 1988, 4:�85.

[35] Breasted 1988, 4:�77.

[36] Breasted 1988, 4:�44.

[37] Dothan 1982, 295-296; 1998, 151-152. 

[38] Breasted 1988, 4:�64. See a copy of the original hieroglyphic inscription in Kitchen 1983, 37-43.

[39] Faulkner 1975, 242; Stubbings 1975, 340; Baurain 1984, 258-388; M�galomatis 1996, 813-814; O�Connor 2000, 95. The historical reconstructions made by all these authors are based on the most frequent interpretation of the Egyptian record.

[40] Bittel 1970, 131-133.

[41] Barnett 1975, 370.

[42] Woolley and Barnett 1978, 224.

[43] Pritchard 1969, 262; Edgerton and Wilson 1936,  53, 106-109.

[44] Catling 1975, 209; Karageorghis 1965, 293.

[45] Nelson and H�lscher (1929, 3-4) considered the crisis as the end of a chain of migrations, which started, a long time ago, with an invasion wave from the Balkans, and continued with the Achaian conquest of Crete. Thereafter, invaders from Europe fell into Anatolia forcing some elements of the older populations to leave their homes. And finally, both newcomers and vanquished reached the shores of Africa. Referring to the year 8 of Ramesses III, they clearly think that the invaders of Palestine were dislodged from southern Anatolia by the European newcomers. Pritchard (1969, 262-263) explains, with less precision, the same general idea. See also Sandars 1978, 197-202. In her conclusions, the latter author expresses her difficulties to make a clear reconstruction of the crisis. But she suggests, as a possibility, that the invaders of the Egyptian borders moved from Anatolia, Cyprus and northern Syria, because they were harassed by other Sea Peoples, some of them setting off from Aegean ports. 

[46] Breasted 1988, 4:��115-116.

[47] Sandars 1978, fig. 68.

[48] Breasted 1988, 4:�129.

[49] Gurney (1975, 39) wrote: "the Hittites with other peoples fled into Syria in a great invasion which, in conjunction with the Peoples of the Sea, menaced Egypt."

[50] Sandars 1978, 35.

[51] Dothan 1982, 5, figs 1-3; Sandars 1978, 131; Wainwright 1961, 74.

[52] Catling 1975, 242; M�galomatis 1996, 811; Stubbings 1975, 340. These three authors identify the Denyen of the inscription as Danaans or Danaoi, referring clearly to Mycenaean Greeks, not to the Anatolian people settled in Adana.

[53] M�galomatis (1996, 813) considers that the Philistines were Pelasgian, coming from the Greek Mainland.

[54] Sandars 1978, fig. 119.

[55] Dothan 1998, 151-152. See also Stager 1993, 103-112.

[56] Dothan 1982, 96; Furumark 1972, 118-120.

[57] Barnett 1975, 373-374; Dothan 1982, 160-172, 292; Sandars 1978, 166.

[58] Gunneweg et al. (1986, 17-27) proved the local origin of the Philistine pottery basing on NAA (neutron activation analysis).

[59] Barako 2000, 515-516; Dothan 1982, 289.

[60] With regard to these styles of Mycenaean pottery (Pictorial and Levantine), see Karageorghis 1965, 201-229.

[61] Wainwright (1961, 77-80) argued that the Philistines had their original settlement at the Calycadnus River in western Cilicia, but this is also the boundary between Cilicia and Pisidia. See the location of Hapalla (to the east of Arzawa) in Mellaart 1982.  

[62] Gen. 10, 14.

[63] Jer. 47, 5.

[64] Graves (1990, 1:292) compiled a Greek tradition on a Minoan colonization in western Anatolia, land originally occupied by a people called Anactorians, who were ruled by "the giant" Anax.

[65] Barako 2000, 523; Dothan 1998, 156-157.

[66] Blegen 1963, 64-66.

[67] Sandars 1978, 161-162.

[68] Barnett 1975, 365; Gurney 1975, 42-43; Sandars 1978, 162.

[69] See the note 52 in this work. 

[70] See a compilation of the myth in Graves 1990, 1:200-203.

[71] Astour 1967, 1-80.

[72] Bernal 1987, 2:20-98; Stubbings 1973, 633-638.

[73] Mellink 1983, 141. With regard to the Mycenaean pottery at Tarsus, see French 1975, 53-73.

[74] Yadin 1965, 19-23.

[75] Gurney 1975, 43.

[76] Sandars 1978, 155.

[77] Wainwright 1961, 76;  Strobel 1976, 48-54; Sandars 1978, 158, 170, 201; M�galomatis 1996, 811.

[78] Sandars 1978, 36; Breasted 1988, 3:�306.

[79] Goedicke 1975.

[80] Barako 2000, 524. See the archaeological data of Tel Dor in Stern 1998, 346-349, and Wolff 1998, 777-779 ("Tel Dor" section by E. Stern et al.)

[81] Blegen 1963, 161-162; Korfmann 1996, 30-64, and 1998, 35-70.

[82] Blegen 1963, 165, 171.

[83] Mountjoy 1998, 53.

[84] Blegen 1963, 167-171.

[85] Mountjoy 1998, 46, table I. See also Mountjoy 1999, 297-321,  especially 300-301 and table 1.

[86] Stubbings 1975, 350; Vermeule 1964, 270, 277-278.

[87] Hawkins and Easton 1996, 111-118.

[88] Barnett 1975, 377; Strobel 1976, 208.

[89] There is a wall relief at Medinet Habu, relative to the last campaigns of Ramesses III, which shows a Syrian captive wearing the usual skirt of the Sea Peoples (see Sandars 1978, fig. 93), and I have wondered if it could represent a Weshesh warrior, as it is not possible to identify him as a member of any other People of the Sea.

[90] Barnett 1975, 367; Wainwright 1961, 84. Both authors make reference to the head-clothes used by the Sea Peoples, shown in Nelson and H�lscher 1931, fig. 4.

[91] See the Seha River Land in Mountjoy 1998,  fig. 7. See also Hawkins 1998, 23-24,  fig. 11.

[92] Barnett 1975, 368-369; Strobel 1976, 190-201.

[93] Munn�Rankin 1975, 285.

[94] The text KBo XII 38 is translated in G�terbock 1967, 73-81.

[95] G�terbock 1983, 136. This author comments the text KUB XXIII 1. See also Cline 1991, 1-9, and Stubbings 1975, 340.

[96] Ahhiyawa must have been the Hittite word that meant Achaians in general. Thus, depending on the context of each document, the Hittites can refer to the Greek Mainland (i.e. the great kingdom of Ahhiyawa), the Mycenaean colonies in Anatolia, or even both lands.

[97] Cline 1991, 1-9; Mellink 1983, 140-141; Stubbings 1975, 338-341.

[98] Karageorghis 1965, 231, 234-257; Sandars 1978, 153.

[99] Immerwahr 1956, 140. The existence of imitation wares has been also argued by Sherratt 1998, 294-296.

[100] The chronology of the reign of Tudhaliya IV might have been 1265-1235 B.C. (if we consider that the year 8 of Ramesses III was 1190 B.C.). Karageorghis (1965, 257) thinks that the Rude Style appeared in the decade 1250-1240 B.C.

[101] Stubbings 1975, 338; Vermeule 1964, 271.

[102] Stubbings 1975, 350-353; Vermeule 1964, 323-325.

[103] Vermeule 1964, 270, 301-302, 323-325.

[104] Barnett 1975, 363-364; Gurney 1975, 38, 52; G�terbock 1967, 80.

[105] Stubbings 1975, 338-339. I have the hypothesis that the Mycenaeans who attacked Egypt in the year 5 of Merneptah (the Ekwesh), were circumcised because they might have lived some kind of brotherhood with Canaanite people in the Levant, just before sailing to Libya.

[106] G�terbock 1967, 80; Bryce 1998, 364-366.

[107] The Hittite name Wilusha has been equated with Troy and the Troad by Starke (1997, 447-487). See also Hawkins 1998, 23, fig. 11, and Niemeier 1999, 143.

[108] The Hittite King Muwatalli II concluded a treaty with Alakshandu, ruler of Wilusha (see Bryce 1998, 246-248), and during the time of Tudhaliya IV, the Trojan kingdom appears to be a vassal of the Hittites, as this monarch sent some documents in order to restore a deposed king called Walmu to his throne of Wilusha (see the Milawata letter, KUB XIX 55 + KUB XLVIII 90, in Bryce 1998, 341-342).  

[109] The letters from Ras Shamra are translated in Sandars 1978, 142-143.

[110] Karageorghis 1990, 103.

[111] Barnett 1975, 370; Dothan 1982, 292; Vermeule 1964, 302.

[112] Karageorghis 1990, 103-107.

[113] Sandars (1978, 155) believes that most of those aggressors came from Rhodes and Kos, and Vermeule (1964, 302) clearly identifies them as Mycenaeans. The Myc IIIC pottery found at Tarsus is explained by French (1975, 53-75).

[114] With regard to the end of Ugarit, see Yon 1992,  111-121. The destroyers of Ras Shamra must have been the same people that conquered Cyprus, according to the Ugaritic sources. The city was not rebuilt, but at the nearby royal residence of Ras Ibn Hani, a group of settlers with Myc III:C1b pottery reoccupied the site. This pottery has clear stylistic affinities to the Mycenaean wares of Greece and Cyprus (see Barako 2000, 521-522, reading also his footnote 65).

[115] Bittel 1970, 133-136.

[116] Barnett 1975, 363-366; Sandars 1978, 162; Stubbings 1975, 355.

[117] I think that Madduwatta lived in the age of the last kings of Hatti. As the text of Madduwatta makes reference to Mukshush, a chief who participated in his raids (see Barnett 1975, 363), it is possible that Madduwatta had ruled, among other nations, the people whom the Assyrians later called Mushki (that is, the followers of Mopsus-Mukshush). However, it is remarkable that another mythical hero named Mopsus was a king of the Thracians, according to Diodorus Siculus (see Graves 1990, 2:129).  

[118] Bittel 1970, 134-139. The successors of the Hittites in central Anatolia have been studied by Bryce 1998, 386-389, basing on several documents written after the fall of Hattusha.

[119] Allen 1995, 379-380.

[120] Finley 1977, 180-217 (See the appendix II of his book). See also Finley et al. 1964, 1-20.

[121] Page 1959; Finley et al. 1964. For other approaches to the "Trojan question", see also Easton 1985, 188-195; Mellink 1986, 97-101; Hiller 1991, 145-154; Bryce 1998, 392-404. 

[122] See the paragraph relative to the 19th Dynasty in the Epitome of this classical work. The reign of the Pharaoh called "Thuoris" can be equated with the age of Siptah or, more accurately, with the rule of his step-mother, the Queen Twosret.

[123] See a compilation of this myth in Graves 1990, 2:207-208.

[124] See a compilation of the epical Trojan War in Graves 1990, 2:268-354.

[125] No�l (1991, 1:181, 2:913) compiled in his dictionary of myths (Atergata and Mopso.6) this legend originally narrated by the Lydian historian Xanthus. See also Graves 1990, 1:302.

[126] See a compilation in Graves 1990, 2:209-210.

[127] Some archaeological signs of a plausible invasion from the northwest of Greece have been studied by Hammond (1972, 405-407). However, a debate over the Dorian invasion still remains at present. See also Drews 1988, 203-225.

[128] Boardman 1964, 39-56.

[129] Dothan 1982, 96; Furumark 1972, 118-121; Sandars 1978, 166-167.

[130] Furumark 1972, 119; Karageorghis 1965, 203-224.

[131] (Dothan 1971) is cited by Sandars (1978, 170-171), who summarizes the archaeological data studied by the excavator in Ashdod. See also Dothan 1982, 295.