La Princesa Hereditaria, la amada de Mut, 

la que hab�a sido hecha bella, Nefertary.

 

Por Teresa Bedman.

 

La reciente historiograf�a de la dinast�a XIX[1] ha aportado en los �ltimos tiempos tesis renovadas en relaci�n con el desarrollo de los acontecimientos que dieron lugar  a la instauraci�n de los primeros ram�sidas en el trono de Egipto.

Sin embargo, contin�an existiendo importantes vac�os relacionados, sobre todo, con las posibles conexiones de transmisi�n de la legitimidad din�stica desde el final de la dinast�a XVIII a la fundaci�n de la XIX. Esta problem�tica no puede ser  satisfactoriamente resuelta sin investigar adecuadamente el origen de las mujeres que, teniendo antecedentes de vinculaci�n con los fundadores del Imperio Nuevo, alcanzaron la categor�a de Grandes Esposas Reales de los primeros ram�sidas. Este proceso estaba sin duda destinado a  reforzar, desde el punto de vista din�stico, la legitimidad que, por la fuerza de los hechos y el consentimiento expreso de los poderes militar y religioso, ten�an los fundadores de la dinast�a para asumir la realeza y el trono de Egipto.

Esta cuesti�n resulta especialmente evidente  en el caso de Rams�s II, aunque Sethy I, su padre, tubo forzosamente tambi�n que acudir,  al desposamiento de una princesa real, cuyo origen claramente se remonta a la familia am�rnica[2].

La figura de Nefertary es, en este sentido, un objetivo de investigaci�n obligada, aunque, hasta el momento no se haya abordado el an�lisis de la cuesti�n desde el punto de vista indicado.

Los datos arqueol�gicos e hist�ricos que de ella se nos han transmitido, son muy escasos y dispersos ( hecha excepci�n de su magn�fico monumento funerario y de su templo en Abu Simbel). No obstante, se ha intentado bas�ndose en dichos elementos, formular una tesis coherente  que explique el origen de la reina y el fundamento pol�tico de su elecci�n como Gran Esposa Real de Rams�s II.

La fecha que se baraja como m�s veros�mil para datar el fallecimiento de la reina Nefertary Merit en Mut, es una no precisada del invierno de  1255 a.C., (quiz�s febrero)[3].

Esta afirmaci�n tan rotunda viene avalada, porque se sabe que en este a�o 24 del reinado de Rams�s II, tuvo lugar la importante  inauguraci�n de los templos de Abu Simbel, donde tanto el rey como la reina son deificados. Se sabe que Rams�s II estuvo presente en estos actos conmemorativos, pero hay dudas para afirmar, si lo estuvo o no  la reina Nefertary, ya que todas las ceremonias son presididas por la hija de ambos la Princesa Hereditaria Merit-Am�n[4]. Kitchen afirma que Nefertary se indispuso durante en viaje y cay� gravemente enferma, de ah� que Merit-Am�n sustituyese a su madre.

La construcci�n de los templos de Abu Simbel tuvieron como objeto la divinizaci�n en vida de Rams�s II, y en coherencia con esto, la divinizaci�n tambi�n de la reina.

Si comparamos ambos procesos de divinizaci�n, observamos que hubo diferencias que nos llevan a la conclusi�n, que la reina en este lapso de tiempo ya hab�a fallecido. En efecto, en los magn�ficos relieves que de la soberana se realizaron en su peque�o templo que se denomin� Nefertary Merit en Mut,  por la que brilla el sol, parecen confirmarnos este hecho ya que la barca sagrada de la estatua divina de Nefertary, no est� representada en los muros del templo como sucede en el templo de Rams�s y tampoco podemos observar que exista pedestal alguno para sostenerla durante la procesi�n[5]. Estos detalles, parecen indicarnos la diferencia de culto practicado en ambos templos, llegando a la sospecha de que  la reina hab�a fallecido antes de la conclusi�n de su templo, aunque esta interpretaci�n entra en seria contradicci�n con los ep�tetos de viviente que llevan los cartuchos de la reina.

Por lo anteriormente expuesto,  debemos admitir la posibilidad de que Nefertary falleciese entre el a�o 24, fecha que se da como la del comienzo de la ejecuci�n de las obras  y de los primeros relieves de los templos y el a�o 34 de Rams�s II. En esta �ltima fecha, se sabe con toda seguridad que los trabajos m�s importante de ambos templos estaban concluidos.[6]

Los restos de Nefertary fueron depositados en un hermoso hipogeo[7] del   Ta set Neferu[8], en un lugar muy pr�ximo al que ocup� su suegra la reina Mut-Tuya[9]. Es curioso observar la similitud que existe entre las plantas de ambas tumbas, siendo estas casi id�nticas. Incluso, es posible que la tumba que definitivamente ocup� Nefertary no fuese la primera que se realizase para ella. 

Pero sea como fuere desgraciadamente para nosotros, la tumba de esta magn�fica reina as� como su espl�ndido ajuar funerario debi� ser robado por los saqueadores de tumbas en una fecha cercana a la de su enterramiento. Y el polvo y los siglos se encargaron de borrar tanto las huellas de los ladrones, as� como el nombre de la reina, del valle donde fue enterrada,  hasta que el 1904, un inventor del tiempo perdido, un arque�logo llamado Ernesto Schiaparelli, localiz� los escalones que conduc�an a la morada de eternidad m�s bella de todas las existentes en el Valle, devolvi�ndonos el recuerdo de la �ltima gran reina del Imperio Nuevo: Nefertary Merit en Mut.

Pero �quien fue Nefertary?

Se ha especulado mucho sobre quien pudo ser esta mujer que lleg� a convertirse en la Gran Esposa Real del rey m�s megal�mano de toda la historia fara�nica. Antiguas teor�as ve�an en Nefertary a una ex�tica princesa extranjera que conquist� el coraz�n del joven y apuesto rey, desbancando a una primera esposa real. Pero nada m�s lejos de la realidad.

Una segunda  teor�a nos presenta  a Nefertary como la hermosa hija de un funcionario de la corte o de un noble tebano. Tambi�n descartamos esta posibilidad por carecer de fundamento. Una tercera hip�tesis, y que la autora del presenta art�culo defiende  como la m�s veros�mil, es pensar en Nefertary como en la princesa real, que sin duda fue. Destinada desde nacimiento a ser esposa y madre de reyes y reinas.  Para ello desarrollaremos las siguientes  hip�tesis.

Nefertary debi� nacer en las postrimer�as del 1.299 a.C. No tenemos ninguna evidencia de cual pudo ser la ciudad que acogiera los primeros balbuceos de la futura reina, pero es muy posible que  naciera en el palacio real de Tebas. Otra posibilidad puede que fuera el palacio real de Mi-ur[10], en las proximidades del actual Fayum. Pero tanto si fue en la corte o fuera de ella, lo que es indudable es que Nefertary  recibi�  una educaci�n esmerada. Sus conocimientos en los rituales lit�rgicos la permitieron estar presente junto a  su esposo, el rey, en todos los actos religiosos que requer�an de su presencia. Versada en letras, es muy posible que tuviese grandes conocimientos del lenguaje acadio, idioma que fue utilizado en la correspondencia diplom�tica y que tal �til le ser�a para mantener, ya en la madurez de su vida, una importante correspondencia con su hom�nima la reina del pa�s de Hatti[11].

A lo largo de toda su existencia, Nefertary ocup� un lugar de honor junto a su esposo Rams�s II. Y aunque nos es muy rom�ntico pensar que la armon�a entre ambos esposos se debiera al profundo amor que se ten�an, no debemos descartar la posibilidad de que Nefertary ejerciera en la corte el poder que le correspond�a por derecho propio, para el cual, como hemos mencionado anteriormente, pudo ser preparada desde la infancia[12].

 Sabemos que los principales t�tulos que llev� Nefertary Merit en Mut, fueron los de Princesa Hereditaria, Esposa del Dios y Se�ora del Alto y Bajo Egipto, entre otros[13]. Los dos primeros, son t�tulos muy antiguos, y fueron rescatados del olvido por la reina Ahm�s Nefertary[14]. Ella, la reina Ahm�s-Nefertary, consigui� para sus descendientes la facultad a heredar dichos t�tulos. Por lo tanto, la utilizaci�n de dicha dignidad real, ten�a impl�cito que la portadora del mismo otorgaba el derecho a sentarse en el trono de Egipto a quien se desposara con ella, y convirti�ndose ella misma  en Gran Esposa Real. A lo largo de la primera mitad de la dinast�a XVIII se cumplir� con esta tradici�n[15], con la salvedad de la reina Tiy, que sin tener una clara ascendencia real lleg� a ser la Gran Esposa Real de Amen-Hotep III[16].

Si esto es as� debemos buscar para Nefertary unos padres reales.  El padre est� claro, sin duda debi� ser Sethy I. No hay pruebas refutables que corroboren esta teor�a con la salvedad de que tanto el pelo de Nefertary como el del propio rey eran pelirrojos[17], color que no era muy habitual entre los habitantes del Nilo y s� entre los descendientes de los antiguos hicsos instalados en Avaris. En la actualidad una simple prueba de ADN practicada tanto a la momia de Sethy I que se encuentra en el Cairo como a los restos de rodillas de Nefertary que se encuentran en el museo de Tur�n, nos aclarar�an esta cuesti�n.

Bas�ndonos en lo anteriormente expuesto, y para que Nefertary pudiera llevar el t�tulo de Princesa Hereditaria, no nos cabe otra posibilidad que la de admitir que su madre fue una Gran Esposa Real, descendiente directa o indirectamente de la m�tica Ahm�s Nefertary[18].  Para que pudiera cumplirse con la ley, �deber�amos admitir que del matrimonio entre Mut-nedyemet y Hor-em-Heb hubo una hija que fue desposada por Sethy?[19]. Con ello Hor-em-Heb consegu�a que su linaje, no se perdiese, y se sentase en el trono de las Dos Tierras. Este pudo ser al pacto al que llegaron los dos ancianos generales. Si esta teor�a fuese viable, la incorporaci�n de sangre din�stica de los ahm�sidas estar�a de nuevo presente en la realeza superviviente de la crisis de El Amarna. La tradici�n, se ver�a recuperada con este matrimonio, siendo bendecido por los dioses, con el nacimiento de una hermosa ni�a, portadora de las esencias de la realeza y destinada, desde su nacimiento a desposarse con el siguiente fara�n de Egipto, ella ser�a la Princesa Hereditaria, la amada de Mut, la que hab�a sido hecha bella, Nefertary.

 Siguiendo con la tradici�n Nefertary fue desposada con el pr�ncipe Rams�s cuando esta contaba aproximadamente con 18 a�os[20]. Ya como Gran Esposa Real, preside, junto a su esposo, los funerales del gran Sethy I.

Pero �estaba Nefertary destinada a casarse con Rams�s? Puede que no.

Cuando Sethy fue asociado al trono de su padre Rams�s I, contaba con aproximadamente 26 a�os. Edad m�s que suficiente para poder pensar que Sethy hab�a desposado ya a alguna mujer de su entorno  y que con ella hubiera tenido uno o m�s hijos.

En efecto, parece que Sethy tuvo un hijo   llamado [Neb-en]-jaset-nebet[21], el cual, muy posiblemente era su primog�nito. No sabemos nada de quien pudo ser su madre, aunque bien pudi�ramos especular que, ya que la familia de Sethy era originaria de Avaris, esta supuesta primera esposa del futuro rey, tambi�n lo fuera. Un indicio que nos lleva a esta conclusi�n, es el propio nombre de este hijo: de las tierras extranjeras. Lo cual, tambi�n nos lleva a pensar que su nacimiento se produjo antes de que la familia de su padre vislumbrase el encumbramiento real que el destino le ten�a reservado.  La �nica referencia que nos ha llegado de la existencia de este primer hijo de Sethy I, la encontramos en la gran sala hip�stila de Karnak[22]. El relieve posteriormente fue retallado y en su lugar se coloc� el nombre de Rams�s II. Este primer pr�ncipe pudo morir por causas naturales o tambi�n que le hicieran desaparecer. La autora del presente art�culo se inclina hacia la segunda opci�n ya que, cuando Sethy I accede al trono de Egipto o un poco antes, cuando su padre lo nombra Visir, debi� conocer a la que ser�a madre de su sucesor: la dama Mut-Tuya. Esta mujer, nunca llev� el t�tulo de Esposa Real  durante la vida de Sethy I, no se la reconoce en ning�n monumento haciendo las funciones propias de su cargo durante el reinado del monarca, no hay estatuas suyas de este periodo. Todos los t�tulos y honores son concedidos y reconocidos por su hijo Rams�s II.

Pero en cambio, de Mut-Tuya,  si sabemos que llevaba el t�tulo de Ornamente Real[23].  Esta casta de mujeres, por medio de sus v�stagos,  se har�an con el poder en Egipto, controlando el final de la dinast�a XVIII y muy posiblemente sus tent�culos, se alargasen hasta la dinast�a XIX y posteriores. Si esta teor�a fuese cierta, la muerte del  pr�ncipe [Neb-en]-jaset-Nebet, le fue necesaria y �til  a  Mut-Tuya para llevar a cabo los planes de encumbramiento de su propio hijo Rams�s.

Pero Nefertary, como digna heredera de Ahmes Nefertary, brill� con luz propia durante los 24 a�os de reinado que comparti� con su esposo. De este matrimonio nacer�an al menos siete u ocho hijos[24]. Por orden de nacimiento fueron: Amon-her-jepesh-ef, Reherounemef, Neferatary (�), Nebet-taouy (�)[25], Merit-Amon, Henout-taouy, Meri-Ra, Meri-Atum.

Sabemos que acompa�� a su esposo a Abydos[26], en una maniobra estrat�gica para congratularse con el poderoso clero tebano,  donde ambos esposos participan de las ceremonias del nombramiento de Nebwenenef, como Sumo Sacerdote de Am�n[27].

Ya se hab�a afianzado tanto su matrimonio como el poder del nuevo monarca cuando, para la celebraci�n de la Fiesta Opet del a�o 3, Rams�s II mand� levantar el nuevo pilono que flanqueaba la entrada al templo de Luxor. En la parte posterior de dicho pilono, se realizaron unos relieves de la reina, y all� mismo, Rams�s II dej� grabado para la eternidad, el profundo amor que sent�a por ella:

�La princesa que merece la m�s elevadas alabanzas, soberana de la gracia, dulce en amor, Se�ora de las Dos Tierras, la sublime, aquella que en sus manos sostiene los sistros, la que alegra a su padre Am�n; la m�s amada, la que lleva la corona, la cantante de dulce rostro, aquella cuya palabra aporta la plenitud. Sus deseos son justos, todo lo que hace responde a su deseo de conocimiento, todas sus palabras alumbran la alegr�a en las caras. Escuchar su voz, permite vivir�.

Tambi�n sabemos que de este mismo a�o,  como motivo de la puesta en marcha del embellecimiento de este templo, fueron esculpidas las colosales estatuas de Rams�s II. A sus pies, en un menor tama�o, la Gran Esposa Real Nefertary. En este templo, ella, que era la personificaci�n misma del amor, qued� para siempre esculpida por las manos de los h�biles tallistas, que supieron arrancar a la piedra todo el encanto y la gracia de tan gentil se�ora. De este modo ha permanecido por toda la eternidad como la anfitriona perfecta, embajadora perpetua de todos los rituales a realizar. Ella, situada a la entrada del templo, ser� quien recibiese por siempre la procesi�n de las barcas sagradas.

Hoy en d�a, sigue siendo ella quien recibe con su dulce sonrisa a los miles de visitantes que anualmente franquean el recinto sagrado del Templo de Luxor.


[1] Ver a t�tulo de ejemplo Vandersleyen, C.L�Egypte et la vall�e du Nil. Tomo II, Par�s, 1995, 485-556. Y tambi�n, Helck, L� IV, 518-519; Thausing y Goedicke.- Nofretari. Graz,1971; Siliotti y Leblanc.- Nefertari e la valle delle regine. Florencia, 1993.; Leblanc, C.- Ta set Neferou. Une necropole de thebes-ouest et son histoire. El Cairo, 1989; Siliotti, A.- El Valle de los Reyes y los templos y las necr�polis de Tebas. Barcelona, 1997.

[2] Bedman, T.- Nefertary Merit en Mut, Por la que brilla el sol. Madrid, 1999, 88.

[3] Kitchen, K.A.- Pharaoh Thiumphant. The live and times of Ramesses II. Cairo, 1990,99.

[4] Kitchen, K.A.- Op.cit,1990,99.

[5] Mart�n Valent�n,F.- Rams�s II y Nefertari en Abu Simbel. Madrid, 1986. Koin�,3,67.

[6] Este a�o 34 de Rams�s II coincide con el de su matrimonio con la princesa  Uerit-Nefert-Uma-Ra, hija del rey hitita Hattusil II.

[7] QV 66.

[8] Hoy conocido como Valle de las Reinas.

[9] QV 80.

[10] Bedman, T.- Op.cit, 1999, 83.

[11] La amplia correspondencia diplom�tica que se intercambiaron ambas soberanas deber�amos datarla en el a�o 21 de Rams�s II. Kitchen,K.A. Op.cit, 1990,99.

[12] Es curioso observar como el nombre de Rams�s II est� ausente en las pinturas de la tumba de su amada reina, QV 66, lo que nos lleva a plantearnos la verdadera  fuerza pol�tica de Nefertary.

[13] Todos los t�tulos utilizados por Nefertary Merit en Mut, han sido recogidos en Bedman,T.- Op.cit. 1999, 219-220.

[14] Gitton,M,. Les divines �pouuses de la XVIIIe. Dynastie, Par�s,1984,5. Bedman,T.- El origen de las Esposas reales de la dinast�a XVIII y su vinculaci�n con el t�tulo de Esposa del Dios. BAEDE 8. Madrid, 1998,52. Bedman,T.- Op.cit, 1999, 47-81.

[15] Bedman,T.- Op.cit. 1998,56

[16] Mart�n Valent�n, F.- Amen-Hotep III. El esplendor de Egipto. Madrid, 1998, 61.

[17] Kitchen, K.- Pharaoh Triumphant. The life and times of Ramesses II. Cairo, 1982,98. Tambi�n sabemos que otra hija de Sethy, llamada Henut-mi-Ra, era igualmente peliroja, ver Bedman,T.- Op.cit, 1999, 90-91.

[18] Bedman,T.- Op.cit, 1999,  83-100.

[19] Bedman.T.- Op.cit. 1999, 88. Ver tambi�n sobre un eventual linaje de Nefertary con Ay, Hari, 1979.

[20] Seguimos la dataci�n de Kitchen. Si por el contrario sigui�semos la dataci�n propuesta por Vandersleyen habr�a una diferencia de cuatro a�os.

[21]Breasted, J.- A history of Egypt. Londres, 1920, 419.

[22] Kitchen, K.- Ramesside Inscriptions. Vol.I. Oxford, 1975, 282.

[23] Bedman, T.- Op.cit, 1999, 90.

[24] Kitchen, K.- Op.cit, 1982, 99.

[25] Son citadas junto a los hijos que tuvo con Isis-Nofret en la fachada del templo de Ramses II en Abu Sinbel. Para las princesas Nebet-taouy y Nefertary se borr� el nombre de la madre. De Nebet-taouy se sabe que con posteridad llev� el t�tulo de Gran Esposa Real, por lo que su madre tuvo que ser otras Gran Esposa Real.

[26] TT 157.

[27] Kitchen, K.- Op.cit, 1982, 46-47