EL JUEGO DEL SENET
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Por Dña. Jacqueline Signoret de Brailovsky |
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El
pueblo egipcio que era tradicionalmente alegre, tenía una gran variedad
de medios para divertirse y esta es la razón por la que encontramos
abundantes indicios de diferentes tipos de juegos: trompos, sonajas, muñecos,
cocodrilos con hocico articulado y hachitas de guerra divertían a los
niños, mientras que las niñas jugaban con muñecas de trapo o de
madera, de las cuales algunas eran muñecas-fetiches, que se suponía
las iban a ayudar a tener muchos hijos cuando fueran mayores. También
tenían mueblecitos diversos. Niños y niñas practicaban juegos de
pelota y muchos juegos de habilidad como la pesca y el tiro al blanco.
Se practicaban juegos de equilibrio, salto del burro, carreras y saltos,
todos ellos con sus propias reglas. Los
jóvenes y adultos practicaban juegos de salón, como el de la
serpiente, cuyo tablero es parecido al del juego de la oca y a pesar de
encontrarse restos de tableros e indicios de que era jugado, no ha sido
posible conocer las reglas que tenían. Existía también el juego del
“perro y el chacal”, parecido al de la zorra y el juego del Senté,
antepasado del “tric-trac”, que ya jugaban los griegos y los
romanos. El
Senet era el pasatiempo más
jugado en todo el país. Menes, el primer gran faraón, ya conocía el
juego; los Hicksos al invadir Egipto en el año 1785 a.C.,
aproximadamente, se cree que conocieron este juego y fue adoptado dentro
de sus costumbres practicándolo ampliamente. Hay
indicios asimismo de que el faraón Tut-Anj-Amón era gran aficionado a
este juego y como prueba se da el hecho de haber sido encontrados en su
tumba cuatro ejemplares elaborados de distintos materiales: ébano,
marfil y plata entre otros. Esto indica la predilección de Tut-Anj-Amón
por el juego, mientras estaba con vida, aunque también puede implicar
su uso en el más allá, Los tableros encontrados en su tumba, en la
parte de adelante, tienen treinta cuadros, que es su forma normal y por
la parte de abajo tienen otro tablero de sólo veinte cuadros en los que
se cree que se jugaba el Tjau “ladrones”. Numerosas
representaciones en las paredes de las tumbas del Imperio Nuevo muestran
a diversos personajes jugando al Senet y en el capítulo XVII del libro
de los muertos, (colección de letanías funerarias usadas por el
difunto durante el Imperio Nuevo para asegurar su entrada en el más allá),
se establece que el juego del Senet debería ser jugado por el difunto
para poder entrar en el más allá.
Existe
un papiro cómico de la dinastía XX o XXI en el que están
representados un antílope jugando Senet con un león, rey de las
fieras, en donde tanto el depredador como su presa ignoran sus papeles
naturales, satirizando así la decadencia de Egipto e esta época y señalando,
simbólicamente, en la figura del león que era relacionada con el faraón,
la pérdida progresiva de la autoridad faraónica. Ejemplos
de tableros de Senet existen en diferentes dinastías ejemplificados en
el presente artículo. También son encontrados grabados en piedra en
muros de templos, dibujados en tablillas por estudiantes y según “El
libro de los muertos” los bendecidos, lo podían jugar por toda la
eternidad representando el movimiento de las piezas sobre el tablero el
vagabundeo del alma en el otro mundo. El
tablero del Senet es un signo jeroglífico que es el signo bilateral mn
y forma parte de la palabra soportar (resistir). En
realidad nadie ha podido dilucidar las reglas de este juego, pero las
diferentes investigaciones realizadas han logrado una buena aproximación
a dichas reglas. Este
es un juego para dos jugadores. Cada uno trata de rebasar a su
contrincante y llevar a buen término todas sus fichas. B
I B L I O G R A F I A
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POSENER
GEORGE, “Dictionnaire de la Civilisation Egyptiene. Edit.: Frenand
Hasan, 1992. ·
MERTZ
BARBARA, “The Pleasures of Life in ancient Egypt”. Edit: National
Geographic Society, 1978. ·
PIERRE GRANDET, “Ramsés III Histoire D’Un Règne. Edir:
Pygmalion, París, 1994. ·
WALLIS
BUDGE, “The Egyptian Book of the dead” Edit: Dover, New York 1967. [1] Lic. En Biología, Maestría en Ciencias, Profesora de Biología y Francés. Actualmente escribe un libro de jeroglíficos para niños.
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