EL IMPERIO NUEVO: LA DINASTÍA XVIII.

 

Por Teresa Bedman

 Conferencia impartida en el Instituto de Estudios Islámicos.

Madrid, 16 de Marzo de 1995

            Correo: [email protected]

 

Desde la liberación del país por Ahmosis, el imperio de los Thutmosis y Amen-Hotep  logra consolidar un estado que se extiende desde el Eúfrates hasta Napata. Son, 3.200 Km. de norte a sur. La riqueza acumulada por los tributos hace posible una sociedad rica y próspera, que proporciona a la monarquía los medios necesarios para construir las ciudades y los templos más ricos y colosales de toda la historia de Egipto.  En  ninguna otra época se edificaron más monumentos, superando incluso la grandiosidad de la IV dinastía.

            El reinado de Ahmosis fue el comienzo de una fantástico mundo nuevo. Las invasiones hicsas habían destruido para siempre la creencia egipcia de su superioridad. Los contactos, que a partir de este momento se establecen con las culturas de Asia occidental y el mundo egeo, hicieron ver a los egipcios, que sus reyes, que, según la tradición eran el horizonte mismo de Re, en la realidad compartían sus soberanías con otros monarcas también engendrados por sus dioses.

            La victoria de Ahmosis en el campo de batalla introdujo el concepto del rey como héroe nacional. Se convirtió en la personificación misma de Egipto. Jefe de una organización militar y de un nuevo sistema social. El rey pasa  a ser Seth y Montu, dioses de la guerra, a la cabeza de una nueva casta de jefes militares diestros en este arte y basados en su movilidad.

            El ingrediente asiático y nubio en la civilización del Imperio Nuevo es considerable, llegando incluso a influir en el tipo étnico de la clase dirigente. El egipcio del Imperio Nuevo pierde la solemnidad de sus antepasados. Los rostros de los hombres ahora son de aspecto más suave, con frecuencia sonrientes. Las mujeres más pequeñas, de rasgos dulces y ojos almendrados. El exotismo penetra de una forma imparable en toda la sociedad de la XVIII dinastía. El lujo y el esplendor transforma a toda la clase dirigente.

En Egipto siempre hubo una tendencia al colosalísimo y a lo opulento desde el Imperio Antiguo, tenemos los ejemplos de la IV dinastía en Saqqara y Gizeh , o el complejo funerario de Amenemhat III en Hawara durante la XII dinastía... Pero en el Imperio Nuevo, la monumentalidad se lleva a las cotas más altas. Hay al menos, dos razones que explican este fenómeno:

            1.- Además del aumento de riqueza  como resultado de la gran expansión territorial que se produce en este periodo  y el próspero comercio con todo el Mediterráneo, hay que añadir, la reorganización del gobierno de Egipto, convertido en una autocracia militar, con un fuerte aparato administrativo reformado para hacer frente a las necesidades logísticas de un estado militar. Este gran ejército disciplinado, se utilizó como mano de obra, siempre que sus servicios no fuesen necesarios en alguna campaña. Además se reforzó con prisioneros. Este contingente explotó las minas de oro halladas en el desierto oriental. La utilización del ejercito garantizaba la existencia de una provisión constante y organizada, tanto de materiales como de mano de obra, sin afectar a la agricultura, verdadero motor, de todo el estado faraónico.

            2.- El segundo factor, fue la explotación de las canteras de Gebel es-Silsileh. Su proximidad a Tebas, permitió levantar enormes edificios en relativamente poco tiempo.

            Los edificios de la XVIII dinastía, que han llegado hasta nosotros, nos indican una fiel vuelta a las tradiciones pasadas. Ejemplo de esta monumentalidad incipiente, es la gran estela que Ahmosis dedica a su madre Teti-Sheri (Museo de El Cairo), que se localizó en Abydos y que copia sistemáticamente el estilo y las proporciones de las estelas de Mentuhotep. Otro ejemplo lo encontramos en los bellos relieves de la capilla de Amen-Hotep I en Karnak, que sigue el modelo de la de Sesostris III, donde se comienza a vislumbrar ya, el nuevo estilo que caracterizará a toda esta dinastía.

            La agresividad y el aspecto fiero de los relieves del Imperio Medio, se tornará, al menos durante la primera parte de la dinastía, por un rostro de facciones suaves, de mejillas carnosas y mentón redondeado. Las cejas estarán elegantemente curvadas y todo ello marcado por unos finos labios que esbozan una ligera sonrisa. Los tocados, tanto en el hombre como en la mujer se complican. Para el soberano, comienza a ponerse de moda el casco azul que era en cuero trabajado. Los peinados también se complican, las pelucas están más trabajadas, trenzadas  con tocado hat-horico, muy adornados con joyería, siendo  peluca corta para él y larga en el caso de ellas. Otra característica es, que  en los relieves de las reinas, se vuelve a la postura de las manos planas sobre el muslo, en la otra mano, y esta es la novedad, lleva un cetro terminado en flor de loto, como indicándonos la importancia que ciertas esposas reales ejercieron.

            La  llegada de los thutmósidas  al trono de las dos tierras, marcó el comienzo de Egipto como potencia mundial. Thutmois I, llevó las fronteras del sur hasta la Cuarta Catarata y por el este, llegó hasta el Eúfrates.

            La arquitectura de los thutmósidas, permaneció delicadamente estructurada y nunca perdió el contacto con la escala humana. En el gran templo de Amón en Karnak (realizado en piedra caliza por Sesostris I, fue el punto de partida de la evolución de todos los edificios posteriores), Thutmosis I construyó dos enormes pilonos (el IV y el V), y por  medio de un muro circundante, incorporó el antiguo templo de Imperio Medio a  su complejo. Entre los dos pilonos existía una sala hipóstila con columnas y techo de madera. El pilono exterior, el IV, grande y sólido, hasta el periodo de Amen-Hotep III, formó la entrada al templo de Karnak. Delante de las dos torres de este pilono Thutmosis levantó dos obeliscos de granito.

            Pero la primera gran construcción de la nueva actividad artística de Tebas, fue la construcción del majestuoso templo funerario de Hatshepsut en Deir-el-Bahari. En la zona se encontraba el templo funerario e Mantuhotep II, el primer rey tebano de Egipto, que supuso, no sólo un reto, sino una inspiración para Sennemut, el arquitecto de la reina. "Su plano fue el modelo lógico, y el espacio que había junto a él, el lugar idóneo. Sus ambiciones, al principio, no llegaban hasta el punto de intentar algo tan grandioso como el templo de Mentuhotep. Pero llegado al fin, Sennemut, había edificado un templo cuya estructura, sin contar con el patio, abarcaba más de tres veces el área prevista en el plano original y había alterado casi todo el aspecto, excepto el esquema general de las terrazas con pórticos de columnas  (Winlock 1942,Pág. 135). El antiguo esquema fue conservado: templo del valle, calzada ascendente, templo funerario y santuario, excavado en la misma montaña. Pero nació una forma arquitectónica totalmente diferente. Aquí  todo resulta más libre, más delicado, más abierto que en cualquier otro conjunto arquitectónico  egipcio, de antes y de después.

            Aunque existían capillas dedicadas a varias deidades, Hatshepsut, dedicó todo el templo a su padre divino Amón-Re. La calzada del valle conectaba directamente, al  otro lado del río, con el templo de Amón en Karnak. Posiblemente la intención de la reina al dar esta orientación al templo fuese, una vez más, legitimar su ascendencia divina. Cuando en la "Bella fiesta del Valle", la estatua de Amón salía de su santuario de Karnak y visitaba el templo de Hatshepsut, se instalaba en su propia capilla situada en la tercera terraza.

            Tres terrazas se extendían desde el límite de la tierra fértil hasta la montaña. Partes de dichas terrazas estaban excavadas en roca. Rampas anchas y suavemente inclinadas  dividen al templo a lo largo de un eje central  de este a oeste y de norte a sur. Pero posiblemente la idea que subyace en todo el conjunto sea su sentido ascendente. La primera terraza estaba amurallada y se penetraba en ella por medio de una puerta. La calzada estaba custodiada por  esfinges de la propia reina, dispuestas en paralelo. De la parte de la izquierda, partía una rampa que conectaba directamente con la capilla de la diosa Hat-hor, situada en la segunda terraza. Esta diosa tenía ya un santuario consagrado situado en el extremo norte, cercano al templo de Mentuhotep

            A  la segunda terraza se accedía por otra rampa custodiada por esfinges del mismo modo que la primera. Hasta esta segunda terraza estaba permitido el acceso al pueblo. A la derecha de esta segunda terraza, en la pared rocosa, fue introducido un elemento formal: un peristilo inacabado de 15 columnas protodóricas.                       

            Volviendo al eje central, a derecha e izquierda se abre una sala con columnas. La sala de la derecha está decorada con finos relieves pintados. En esta misma sala, en un intento más de posicionar su derecho a llevar la doble corona, inventaron para ella el nacimiento divino, nada menos que la emparentaron con el propio dios Amón. Y para que todo Egipto no albergara dudas, lo mando grabar Senenmut, precisamente en esta segunda terraza, a la que tenia acceso el pueblo, y a la vista de todos, quedó la concepción por la reina Ahmosis, el nacimiento y educación de Hatshepsut. Termina esta terraza, con una capilla dedicada al dios Anubis que consta de una pequeña sala hipóstila y tres pequeñas capillas. Cruzando de nuevo la rampa que da acceso a la tercera terraza, se encuentra la otra sala columnada que contiene los mas conocidos relieves pintados de todo el templo: la expedición al país de Punt con sus magníficos barcos, los curiosos indígenas que encontraron, la gran variedad de árboles que trajeron para adornar no sólo este templo, sino también el templo de Karnak.

            A la izquierda de esta sala se encuentra la capilla dedicada a la diosa Hat-hor, que se encuentra integrada en este conjunto, pero como ya he dicho anteriormente, se tenía acceso directo desde el valle por una rampa que partía de la primera terraza. Consta esta capilla de dos salas hipóstilas, de 20 y 12 columnas. La primera contiene dos columnas con capiteles hat-horicos dobles, orientados a oriente y occidente. El resto de la capilla está decorada con pinturas y relieves de la diosa Hat-hor amamantando a la reina con apariencia masculina, mientras que en otros presenta ofrendas de vino y otros alimentos. La figura de la reina, como ocurre en otras partes del templo, ha sido mutilada. En la parte mas oculta de la capilla se encuentra la  única representación que se conserva intacta  de la reina y Thutmosis, arrodillados, haciendo una ofrenda de leche y vino. Dentro de este mismo recinto se abre una cámara excavada en la roca de donde parten otras más pequeñas, que terminan en un nicho con bóveda de cañón

            Una segunda  rampa conduce hasta la tercera y última terraza. Veintiséis estatuas colosales de pie de la reina en forma osiriaca,.esculpidas en hileras junto con las paredes y columnas donde se encontraban adheridas, representa el estilo de escultura más antiguo de todo el recinto. Tras estas, se accede a una sala hipóstila y a la parte más sagrada del templo. A derecha e izquierda se abren de nuevo capillas. En la derecha, una capilla dedicada a Ra-Hor-ajty. Esta comprendía un pequeño vestíbulo rodeado por una serie de nichos donde debieron estar depositadas sendas estatuas de la reina. También parte de aquí, una pequeña capilla que la reina dedicó al culto de sus antepasados: Thutmosis I, la reina Senseneb (abuela de Hatshepsut). Volviendo a la capilla principal, en su centro de levanta un altar solar de 5 x 4 x1,60m, de altura.

            Atravesamos de nuevo la sala hipóstila y en el  lado de la  izquierda, se abren de nuevo varias capillas: la de la propia Hatsepsut (izquierda), donde encontramos los más finos relieves pintados de todo el templo, con sacrificio de animales, largas procesiones llevando ofrendas, etc...  También dedicó la reina dos capillas a sus dos padres: al terrenal Thutmosis I y al divino: al dios Amón de Tebas

            Pasamos ya al santa-santorum (su fachada fue restaurada posteriormente por lo tolomeos). Este está compuesto por tres cámaras:       

            Primera: esta era la sala principal, el reposadero de la barca. Contiene cuatro nichos, dos a cada lado. Esta decorada con pinturas donde se ve a la reina, a Thutmosis III y a la princesa Neferura (es en el único lugar donde los podemos encontrar juntos), haciendo ofrendas a los reyes divinizados: Thutmosis I, Thutmosis II y la reinas Ahmes. En la otra pared se hacen ofrendas a Amón-Re. También encontramos una personificación de Hatshepsut como rey del Alto y Bajo Egipto.

            Segunda: esta capilla es muy pequeña, la decoración está muy deterioradas y tan solo le salen dos nichos a cada lado

             Tercera: esta última capilla fue realizada por Tolomeo VIII Evergete II y está dedicada a  grandes personajes divinizados: Injotep y Amen-Hotep, hijo de Hapu

            Pero  volviendo a Karnak, en la estrecha sala hipóstila construida por su padre, Hatshepsut levantó dos obeliscos en granito rosa de Asuán, posiblemente para dar realce a la entrada  al nuevo santuario que había levantado detrás. Este último se levantaba entre el Pilono V y el antiguo templo de Imperio Medio, y que estaba dedicado a alojar la barca de Amón. A derecha e izquierda se hallaba flanqueado por dos capillas más pequeñas decoradas en relieves. De este santuario tan solo han quedado algunos bloques con relieves que fueron descubiertos en los cimientos del pilono de Amenofis III (Pilono III).

            Los dos grandes obeliscos de aproximadamente 30 m., fueron el resultado de unos siete meses de trabajo, y la reina se sentía particularmente orgullosa de ellos. El piramidion estaba revestido de electrón ( oro y plata) y fueron hechos "para elevarse hasta el cielo y ser vistos desde lo largo y ancho de ambas orillas del Nilo y para iluminar a Egipto como el sol.

            Con su Pilono VIII, la reina Hatshepsut, inauguró el eje norte-sur. Como en otros edificios, exteriormente siguió la tradición establecida, pero en su interior se permitió algunos cambios. La forma del pilono es la tradicional: trapezoidal, de paredes inclinadas más estrechas en la zona de arriba, con filetes redondos en sus ángulos y con cornisa agargantada que se había establecido desde Zoser. La composición escénica es inusual: Hatshepsut, rinde homenaje a sus antepasados: Thutmosis I, Thutmosis II, Amen-Hotep I y a ella misma. De este modo, en el centro religioso de Egipto, Hatshepsut reiteró a escala monumental, su legitimidad a llevar la doble corona de país. Seis estatuas colosales sedentes de la reina guardaban el recinto (una de estas estatuas fue usurpada posteriormente por Tutmosis III)

            De este pilono partía un camino sagrado hacía el templo de la diosa Mut, que aunque el constructor principal del mismo fuera Amenofis III, ya en esta época debía existir un santuario del Imperio Medio. Todo el camino procesional fue bordeado por esfinges de la reina. También mandó construir una capilla-almacén con un deambulatorio y un pequeño templo dedicado a Amon-Min-Kamutef y de se accedía a ellos por un corto camino que se bifurcaba, en ángulo recto, desde la avenida de esfinges delante del templo de Mut. Borchardt, trató de relacionar este lugar  al jubileo de Hatshepsut.

            Tradicionalmente se ha culpado a Tutmosis III del  damnatio memoriae que se realizó contra Hatshepsut. Considero que al culpable tendríamos que buscarle más bien en la dinastía siguiente, más concretamente en Ramsés II.

            Entre el reposadero de la barca de Amón de Hatshepsut y el Pilono V, Tutmosis III edificó su sala de los anales donde relacionó sus grandes campañas militares. Estaba decorado con bellos pilares heráldicos en altorrelieve con los símbolos del Alto y Bajo Egipto. En el extremo oriental del gran templo, levantó la sala de festivales, es decir  el Aj- Menou (monumento brillante). Su utilización es de difícil interpretación, pues se utilizó como escenario del festival  Sed, y al mismo tiempo como una especie de "templo a la fama", para glorificar las hazañas como gran conquistador. Pero si pensamos que este lugar no era de acceso libre, este sentido no tiene mucho peso. El Aj- Menou, era al mismo tiempo, la sala donde Tutmosis III agradecía la los dioses principales sus triunfos. En la "sala de los antepasados" en encontramos a Tutmosis haciendo ofrendas en la llamada Tabla de los Reyes de Karnak (hoy se encuentra en el Museo  del Louvre), a quienes consideraba como antepasados suyos. Una de estas salas hipóstilas está decorada con el llamado "Jardín Botánico", donde nos introduce en un mundo exótico de fauna y flora, traídos a Egipto en sus diferentes campañas, de igual modo que lo hiciera Hatshepsut en su expedición al país de Punt. Del Aj- Menou hay constancia de su utilización hasta en época de Alejandro, que restauro algunas de las salas  e incluso sustituyó la imagen de Tutmosis III por la suya propia.

            Dentro del recinto del templo de Karnak, el eje sur fue remarcado por cuatro pilonos (VII-X), a los que Mariette denominó "eje sur". De algún modo nos dan la expresión de arcos triunfales. Entre ellos se abren tres patios con pequeñas capillas, destinadas a jubileos. El camino procesional conducía a través de estos pilonos, atravesaban la avenida de esfinges, hasta llegar al templo de Mut. Dentro del gran patio interior del Pilono VIII (ahora pilono VII), Tutmosis III erigió uno de sus cuatro obeliscos, que actualmente se encuentra en Roma (en la Pza. de Santa Maria de Letran, fue trasladado por el Emperador Constantino en el siglo  IV,d.C.). La iconografía habitual del faraón golpeando a sus enemigos, se repite de forma monumental en este pilono. Con motivo del trigésimo aniversario de coronación, Tutmosis III, mandó construir en la pared oriental una capilla-almacén con salida al lago sagrado.

            Tan sólo mencionar que Tutmosis III, también construyó su templo funerario en Beir-el-Bahari, entre el de Mentuhotep I y el de Hatshepsut. Era de pequeñas dimensiones, posiblemente porque el emplazamiento no daba para más. Estaba decorado con hermosos relieves pintados de vivos colores de los que alguno podemos admirar en el Museo de Luxor.

            La escultura de este periodo sigue los modelos del Imperio Medio. Ya que el objetivo final era lograr un efecto monumental, de bloque, debido a que las mismas fueron diseñadas para ser colocadas en los patios de los templos, y expuestas a los rayos del sol. La "estatua cubo", que aparece en este momento,r esulta ser innovadora, pues soluciona el problema de representar juntos a un niño y a un adulto, que como en un cálido abrazo enseña ,cuida y protege. Senenmut y la princesa Neferura, es el ejemplo mas patente. Han llegado unas veinte estatuas de lo dos. En la estatuaria privada comienza a dejarse  patente la creciente influencia de la religión solar. Esta estatuaria de menor tamaño muestra al dueño de la misma arrodillado, levantando las manos para recitar un himno al sol. Este modelo pasó por varias fases hasta llegar a la versión final, en la que el dueño mira por encima de una estela, donde está inscrita una oración y él se encuentra arrodillado detrás de la misma. Este tipo de estatuaria se depositaba en las hornacinas del piramidion situado sobre la tumba  o incluso en la propia tumba. También encontramos en este momento, estatuas de parejas de esposos sentados, generalmente del mismo tamaño, y entrelazados por la cintura, y se destinaban a los santuarios interiores de sus tumbas. Este tipo de representaciones fueron características del Imperio Antiguo.

            Como un fruto más de este periodo de grandes cambios y vuelta a la tradiciones pasadas, tenemos que comenzar deteniéndonos en las necrópolis del Imperio Nuevo. Del mismo modo que los Antef y los Mentuhotep (de la  XI dinastía), los reyes y  nobleza de la  XVIII dinastía escogen Tebas oeste como sede de sus necrópolis. Ahmosis  tuvo su tumba en Tebas, aunque nos es desconocida, pero si conocemos de él su cenotafio en Abydos, que es un largo subterraneo en forma de "S", con una sala hipóstila en su centro, terminando en una sala inacabada con paredes redondeadas. De sus sucesor Amen-Hotep I, se ha querido localizar su tumba, en un hipogeo en la zona denominada actualmente como Dra'Abu'l Naga, pero hay serias dudas y actualmente se apunta más que pueda pertenecer a su madre, la Gran Esposa Real  Ahmosis Nefertari.

            La primera tumba real identificada con seguridad, es la de Tutmosis I. Parece que inauguró una zona totalmente aislada, al noroeste de Dra'Abu'l Naga y detrás de Deir-el-Bahari. Esta zona será durante casi cinco siglos la sede de la necrópolis real. Se trataba de un ancho valle, dividido en dos partes (este y oeste), dominado por una montaña en forma piramidal que los egipcios denominaron                                    y que identificaron con la diosa Meret-Segert, la que ama el silencio. Aquí fueron enterrados todos los soberanos de la XVIII, XIX y XX dinastía, a excepción de Ajenaton que mandó  construir su tumba en Tell-el-Amarna. También fueron enterrados en esta zona la gran nobleza o personajes emparentados con los reyes como fue el caso de Tuya y Yuya, padres de la Gran Esposa real Tiyi. Las esposas reales e hijos comenzaron a sen enterrados en otro valle cercano a este, el que hoy denominamos Valle de la Reinas, a partir de la XIX dinastía

            La gran innovación de las tumbas de este periodo, nació principalmente de la necesidad de proteger las momias y los grandes ajuares funerarios. Para ello, se separó el lugar de culto del lugar de enterramiento. El primero se colocó en el valle, en un lugar perfectamente accesible para el culto, mientras que la sepultura se escondió en el interior de la montaña. Aunque puede que existiesen otras series de connotaciones mágicas para ello.

            Las tumbas estaban compuestas por una puerta de entrada, una escalera, un pasillo descendente, una antecámara y  la cámara del sarcófago, que podía estar suejta por  cuatro pilares y era el lugar donde se depositaba el sarcófago de piedra. Existieron variaciones en el plano, relacionados más con las exigencias de culto que con la duración del reinado de cada soberano, como también se ha apuntado. Las tumbas del principio de la XVIII dinastía, presentan un cambio de dirección del pasillo, en ángulo recto (en algunos casos estos cambios de dirección son incluso dos como ocurre en el caso de Tutmosis IV y Amenofis II). Ajenaton, en su tumba de Tell-el-Amarna, quiso que el pasillo fuese perfectamente recto (del que se bifurcaba un pasillo lateral que conducía  a una tumba secundaria), en el que algunos han querido ver un artificio para permitir la llegada de los rayos del sol a la cámara del sarcófago (aunque no está claro como se podía hacer tal cosa, si la tumba se cerraba y sellaba).

            La decoración de las tumbas reales, de este primer periodo de la dinastía, son algo rígidas y tenuemente arcaicas. La temática tiene un carácter exclusivamente religioso. Por el contrario, la tumba privada, contrasta vivamente, pues reproducen escenas de la vida cotidiana: la pesca, la caza  en los pantanos... La falsa puerta es aún centro de composición, pero adopta detalles nuevos. La comida funeraria, se vuelve cada vez más complicada, y el tema de los parientes y amigos que se lamentan a la puerta de la tumba, adquiere importancia. Otra innovación en las tumbas privadas, es la representación de dioses, sobre todo de Osiris, a los que el difunto y su esposa hacen ofrendas.

            Pero un estilo ya maduro de estas composiciones, comenzamos a encontrarlo en la pintura de los cortesano de Tutmosis III. En Rejmiré (visir de Tutmosis III), se intenta hacer una crónica general de la época, con el difunto como protagonista: la recepción de las embajadas extrajeras, funcionamiento de los tribunales, el cobro de impuestos, los trabajos realizados para el templo de Amón en Tebas. Las escenas están dibujadas y posteriormente coloreadas. Otras tumbas de este periodo dignas de mención son las de Ineni ( nº81), Menkheperresoub (nº86), con pago de tributos extranjeros al faraón

            A Tutmosis III le sucede Amen-Hotep II Su reinado sigue siendo expansionista, la actividad creadora en Karnak se cifra en dos obeliscos y en una sala de festivales. A la muerte de rey, Egipto ha llegado a la cima de su expansión, cuyos frutos serán recogidos por sus sucesores inmediatos Tutmosis IV y Amenofis III. En este  periodo de aproximadamente cincuenta años se producirán una serie de acontecimientos, que culminarán en el periodo amarniense, cuyo desarrollo produce la sensación de que es en este momento, cuando la historia de Egipto hace una inflexión que marca el indicio de la decadencia de su civilización.                                                        

            A la muerte de Amen-Hotep II, le sucede su hijo Tutmosis IV, pero existen indicios que parecen apuntar hacia la posibilidad de que existiese otro príncipe heredero. Selim Hassan, excavó en diversas campañas durante los años cuarenta, en las inmediaciones de Gize. Allí encontró una serie de estelas que denominó A,B y C, pertenecientes a tres príncipes o quizás a uno solo, que en cualquier caso eran hijos de Amenofis II. Estos personajes se nos muestran haciendo ofrendas a la Esfinge o al propio Rey, su padre, divinizado. Pero sus nombres han sido destruidos, salvo en una de ellas en la que se puede leer el nombre de un príncipe llamado Amenemipet, donde se le denomina "hijo real de su propia carne" (del rey), y figura con las titulaturas que podrían avalarle como futuro heredero del trono.

            No existiendo otro personaje principesco conocido con los mismo títulos, se piensa que Amenemipet falleció antes que pudiera ocupar el trono, lo que benefició a su hermanastro Tutmosis. Los daños producidos en las inscripciones citadas, hacen pensar en una "persecución de memoria",llevada a cabo contra Amenemipet, que sólo podría verse justificada por la autoría de Tutmosis IV, en tanto pudiera no haber sido el legítimo heredero al trono. Pero él, Tutmosis IV, atribuyó su buena fortuna a la protección del dios del Bajo Egipto Ra-Hor-ajty, que en un sueño le prometió la corona si él era capaza de limpiar las arenas que ocultaban su imagen en forma de esfinge en Gizeh. Esta leyenda se recoge en la llamada Estela del Sueño ,grabado entre las patas de la Esfinge de Gizeh, por cuya interpretación se puede llegar a la conclusión de la falta de legitimidad inmediata para ocupar el trono de Egipto.

El texto dice lo siguiente:

 

                        "Mírame, contémplame, oh, mi hijo, Tutmosis, yo soy tu padre Ho-Ajty,Jepri,Ra,Atum, yo te daré la realeza sobre la tierra de la cabeza de los vivientes, tú llevarás la Corona blanca y la Corona roja sobre el trono de Geb, príncipe (de los dioses)....

                        He aquí, que ahora, la arena del desierto me atormenta, la arena por encima de la cual yo estaba en otro tiempo. Ocúpate de mí a fin de que puedas cumplir todo lo que yo deseo. Yo sé que tú eres mi hijo y mi protector. Aproxímate a mí ¡mira! yo estoy contigo y seré tu guía..

 

            Tutmosis IV, a partir de este texto, parece confirmar la tesis de su acercamiento a las tradiciones solares de Heliópolis, buscando el apoyo de este centro religiosos como contrapeso al cada vez más poderoso clero  de Amón en Tebas. El texto  también nos indica , que el el dios Jepri-Re-Atum, el que le otorga el derecho a ocupar el trono de  Egipto, es decir la divinidad solar en sus tres manifestaciones: nacimiento, cenit y ocaso. También no podemos olvidar el peso que debió ejercer su madre, la reina Tia. Sus momumentos en la zona tebana son escasos aunque erigió el gran obelisco, que actualmente se encuentra en San Juan de Letrán en Roma, que fue planeado por Tutmosis III y abandonado en Karnak. Pero el obelisco, era  un símbolo que honraba al dios sol de Heliópolis más que a Amón de Tebas. Otra indicación más de la creciente influencia del culto solar, se puede ver en la emisión de un gran escarabeo durante su reinado en el que se habla de Atón como un dios de las batallas que hace el faraón poderoso en sus dominios y protege a todos sus súbditos bajo el imperio del disco solar. Esta es la primera mención de un aspecto nuevo y universal del sol que acabara de asumir Ajenaton.

            La actividad constructora del rey en su corto reinado, pues no se da para él más de 8 ó 10  años, tenemos que concentrarla en Karnak, aunque debemos mencionar los templos solares que construyó al rededor de la Esfinge. En el templo de Karnak, como decía, construye delante del IV Pilono un pequeño quiosco con patio peristilo columnado. Su tumba es la KV 43 del Valle de los Reyes. La decoración de la misma, sigue el estilo de la de su padre. Se observa una ruptura más acusada del eje en la sala superior y en la cámara del sarcófago. 

            Hay que  hacer una mención especial a la pintura privada que comienza a vivir su primer momento evolutivo perdiendo la relamida seriedad que ha caracterizado el periodo  de  los tutmosis. Ejemplo de esto son las tumbas de Nebamón (nº90), Najt (nº52) o Menna (nº69).

            El momento expansionista que vivía Egipto y los contactos comerciales con los mundos egeo y asiático, fueron la causa de una utilización más opulenta de materiales como el cristal y el bronce negro con engastes de plata y oro. Había llegado la hora del lujo. La pintura sufre una nueva evolución, tiende a ser más naturalista. En los pocos restos que nos han llegado de los palacios se puede observar la influencia minoica. En cuanto a la pintura sepulcral, sigue perdiendo serenidad apareciendo una línea más fluida, audaz, y una utilización más suntuosa del color. Un elemento erótico entra en la vida de la sofisticada clases dirigente. Este periodo de riqueza y ostentación son visibles en la moda que observamos tanto en las pinturas como en los relieves. El vestido femenino se vuelve más amplio, plisado y transparente dejando vislumbrar el contorno de la silueta. Se pone también de moda las pelucas trenzadas. Los hombres llevan camisolas. El faldellín es más largo y para las grandes ocasiones se utiliza una túnica blanca que cubre sus hombros y que se ciñe a la cintura por medio de una ancha banda. El peinado tiende a ser largo cayendo sobre los hombros en ondas. Cobra también mucha importancia, tanto para el hombre como para la mujer, la utilización de joyería: brazaletes, pectorales, collarines, que en muchos casos son obsequios de los reyes a quienes sirven.

            A Tutmosis IV le sucede su hijo Amen-Hotep III. No entraremos aquí si hubo o no corregencia entre ambos. Pero por el aspecto infantil, de Amen-Hotep, en sus primeras representaciones, debemos  suponer que era un niño, de 8 ó 10 años, cuando accede al trono de Egipto. Pero la gran actividad constructora de Amenofis comenzará a partir de año 8 de su reinado.

            La importancia de un hombre viene medida por la calidad de sus amigos o en la intensidad de sus enemigos. Bien Amenofis III, supo rodearse no solo de buenos consejeros, que le demostraron su fidelidad sino también, y lo más importante, su amistad. Pero de entre todos uno, que destacó no solo por capacidad constructiva sino también porque bajo su mano, pero con toda lealtad hacia su señor, mandó, dirigió y gobernó, el país de las Dos Tierras. Estamos hablando de Amenofis, hijo de Hapu.

            Según se describe en la estela que Amen-Hotep III, mandó levantar en su Templo del Valle, el pilono que construyó en el Templo de Amón en Karnak, era el más hermoso de los hasta entonces construidos. Estaba chapado en electrón y piedras semipreciosas, las puertas eran de madera del Líbano  cubiertas también de oro sobresaliendo la imagen del Dios Amón en lapizlázuli. Un auténtico derroche de lujo y esplendor. Amenofis llamó a este III Pilono "Amón ha recibido su barca", porque con motivo del levantamiento de este pilono, Amenofis también manda construir una nueva barca  "Userhat" procesional para Amón. Esta barca está descrita y reflejada con todo lujo de detalles es la misma estela que hacía referencia anteriormente. Nos cuenta la cantidad de oro que llevaba el casco en la proa, en la popa, de como los dioses de las tinieblas desparecian al ver la barca "Userhat". En este III Pilono se encuentra el relieve donde se representa a Amón cuadrifonte, mirando al norte-sur-este y oeste, protegiendo a todo Egipto.

            También  manda construir un pasillo techado procesional ,con columnas de 37 m., de altura, terminando en capiteles papiriformes abiertos. Esta vía procesional estaba precedida por una avenida de esfinges que conducían al embarcadero. Pero quizás lo más audaz que se permitió Amenofis III, fue colocar en el propio corazón del templo de Amón, un símbolo de culto solar: una columna que en altorrelieve tenía al dios Jepri, en la parte de arriba y el fuste, en relieve, una representación del dios Atum sentado frente Amenofis III. La lectura del conjunto, son dos manifestaciones solares, del principio y final del ciclo solar, con la ausencia total de Amón.  Según las últimas investigaciones dicen que este símbolo se encontraba en el templo funerario de Amenofis y que fue emplazado en este lugar en tiempos de Ramsés III. Esto solamente es una hipótesis, porque no hay documento que así lo atestigüe. Yo personalmente me quedo con que esta representación fue colocada in situ por Amenofis, pues hay que pensar también en el pulso de fuerza que ya comenzaba a darse entre el poder político y el poder religioso, y que estaba dividiendo, no solo  a la casa real, sino a todo Egipto.

            Adosadas ala parte exterior del X Pilono, fueron colocadas dos enormes estatuas de cuarcita roja de Amen-Hotep III. El pilono actual es de Horemheb, pero bien pudiera ser que ya hubiera uno anterior, en adobe, estucado y pintado.

            Una avenida de esfinges criocéfalas, de unos 300 m., unía el Templo de Karnak, con el Templo de la diosa Mut, esposa de Amón. Esta diosa tenía un doble aspecto: como diosa de la guerra, y también diosa de la paz y de la alegría, con  ciertas vinculaciones a la diosa Hat-hor.

            El recinto estuvo custodiado por 730 estatuas de la diosa, 365 para el día y otras tantas para la noche, que protegían los acontecimientos del año. El recinto contaba con un lago sagrado en forma de creciente lunar, que nos indica también la vinculación del culto lunar de esta diosa.

            De Amen-Hotep III es también el Templo a Montú. Este dios estaba vinculado al dios Amón, pero no llegó a sincretizarse con él. Es un dios básicamente de la guerra. El Instituto francés de Arqueología Oriental, ha sido quien ha excavado en este recinto, que al igual que el de Mut, se encuentra muy deteriorado. Básicamente se compone de:

            - Templo central, que el actual es de época tolemaíca.

            - Mammisi, dedicado a Hat-Re (una forma de dios Horus).

            - Un pequeño templete dedicado a la diosa Maat. Este templete es interesante,    porque en él ubican ciertos autores, las fases instructoras de los procesos por              los saqueos de tumbas que se produjeron durante la XX Dinastía, y que son         relatados en el Papiro Abbott.

            El templo constaba también, de una serie de almacenes y lago sagrado.

            El conocido hoy como Templo de Luxor, recibió el nombre de Ipet-Resit (el harén meridional) y era el recinto donde el dios Amón celebraba la llegada de la crecida anual, que regeneraba el ciclo de vida. La construcción de este magnífico conjunto se debe principalmente de Amenofis III y a Ramsés II.

            Como en el caso anterior, este templo, y todas las magníficas construcciones de este rey, se deben al arquitecto Amen-Hotep, hijo de Hapu. Pero también sabemos los nombres de los dos maestros de obras gracias a una estela que se encontró en el propio templo y eran, Suti y Hor.

            Puede que la ejecución de este templo dedicado al dios Amón se deba a los consejos y al buen criterio de su arquitecto, ya que la teología solar iba minando cada vez más el reinado de Amen-Hotep. La consagración de este templo al dios Amón, seria en consecuencia un intento de apaciguar al poderoso clero amoniano, pues no hay constancia de su construcción antes del año 30 de su reinado.

            En este templo se siguió la planta tradicional del Imperio Antiguo, y estaba unido al de Karnak por un largo dromo bordeado de esfinges del  faraón de más de 2 Km.(las actuales son de Nectanebo), y que llegaban hasta un gran portón de madera, pues en este periodo el recinto se cerraba. Tras franquear la puerta, nos encontramos con la vía procesional, 14 columnas, de fuste liso y terminadas en capiteles lotiformes abiertos. Aunque en su parte superior se encuentran los cartuchos de Amenofis III, esta columnata fue decorada posteriormente por Tut-anj-Amón, usurpados algunos por Horemheb y terminados por Sethy I y Ramsés II.

            Pero la importancia de esta vía, viene dada porque en sus laterales, se recoge en detalle el desarrollo de las procesiones con motivo del Festival Opet. Estas paredes fueron decoradas en altorrelieve por Tut-anj-Amón y Horemheb. El muro de la derecha recoge la salida desde el santuario del dios en Karnak, hacia su recinto en el Templo  de Luxor, mientras que en el de la izquierda, tenemos el regreso hacia Karnak.

            En cuanto a la duración de este festival, los autores no se ponen de acuerdo. Hay quien afirma que en época de Amenofis III, eran once los días de duración de la fiesta, otros que eran catorce, siguiendo paso  a paso, por cada columna, otros, sin embargo afirman que era un ciclo lunar, es decir, veintiocho días, ya que si este templo era para la regeneración del rey, de la propia vida y  fuerza del valle del Nilo y dado que en su interior se representaba un drama con el rey en el papel de dios Amón  y la esposa divina ,llegando a la unión carnal, con finalidad mágica, e invocaciones para que la sangre fuese poderosa y para que la tierra fuese fértil.

            Pero volviendo a los relieves de la derecha de esta sala, nos cuentan al detalle como era esta procesión de Opet. Desde el III Pilono del Templo de Karnak, salían las barcas de Amón, Mut y Jonsu (en época de Amen-Hotep III). Estas barcas eran de una belleza espléndida y transportaban encima de ellas las barcas rituales de los tres dioses anteriormente citados. Al paso de la comitiva salía todo el pueblo, pues era la única oportunidad que tenían de ver, relativamente de cerca, a sus dioses. Esta procesión, iba acompañada de cánticos, de danzas y de rezos, entonados por los sacerdotes, con letras muy antiguas, posiblemente del Imperio Antiguo, en las que se alababan la unión del dios con la esposa divina, como ya he comentado anteriormente. En la pared de la izquierda, nos relata el regreso de la procesión hacia Karnak. Estos relieves, que se encuentran muy deteriorados, están siendo objeto de restauración por la Casa Oriental de Chicago. El estilo fresco y libre de estas representaciones sería el poso que había dejado el llamado estilo amarniense (recuerden que estos relieves fueron realizados en época de Tut-anj-Amón.). Todo el conjunto del relieve da la sensación de movimiento. Si nos fijamos bien en las representaciones podemos incluso captar el lento descenso por el río de las barcas, ayudadas por los remeros y por la siga desde tierra. Podemos recrearnos en las alegres piruetas de las danzarinas, etc...

            La vía procesional nos conduce al patio solar con peristilo, que forma un bosque de columnas fasciculadas con capiteles lotiformes cerrados. En este gran patio, se realizaba un deambulatorio con las barcas, que se depositaban en puntos muy concretos, pues los restos del relieve que quedan en la parte inferior del muro, se refieren a actos de adoración del rey a los dioses Amón-Re, Mut y Jonsu (en la parte donde aparece el nombre de Amón, fue dañado en época de Ajenaton. Hay una teoría que dice que fue el propio Amenofis III quien daña su nombre de Amón). En esta misma zona es, donde en Febrero de 1.990, se encontraron una serie de estatuas en perfecto estado de diferentes periodos que hoy se encuentran expuestas en la nueva sala del Museo de Luxor.

            El patio solar, da paso a una sala hipóstila con 32 columnas fasciculadas lotiformes cerradas. Esta sala fue reutilizada posteriormente, como todo el templo, y aquí podemos también encontrar los cartuchos de Ramsés IV que posteriormente fueron usurpados por Ramsés VI. A derecha e izquierda de la sala hipóstila se abren los reposaderos de la barcas de Jonsu (sala III) y Mut (sala II), junto a la capilla de Jonsu, se encuentra otra pequeña capilla dedicada a Amón-Min (sala IV). Esta, constaba de una escalera que conducía a la terraza del templo(1).

            Pasamos ahora a la sala de las procesiones de los nomos de Amen-Hotep III (sala V), Esta formada por ocho columnas, iguales que las anteriores y que fueron gravemente dañadas por Ajenaton. De esta sala salen a su vez dos pequeñas salas laterales que fueron utilizadas como sacristía

            La siguiente sala, es la sala de las ofrendas (sala VII), con cuatro columnas. Esta decorada con escenas litúrgicas variadas: Amen-Hotep III haciendo un ritual en honor de los dioses Amón y Min.

            La sala del reposadero de la barca de Amón (sala XII),se construyó en época de Amenofis III, y posteriormente fue reconstruido por Alejandro. Todos los relieves son de este último periodo.

            El deambulatorio (sala XVII),  con seis columnas, era donde se debían celebrar una serie de rituales ante el Sancta Santorum (sala XIX). Las paredes de este santuario están decoradas con diversos relieves donde se ven a los dioses Horus y Atum que introducen al rey en la sala y posteriormente al rey, en presencia de Amón.

            Las habitaciones laterales (salas XVIII y XX), columnadas estaban destinada para depositar las ofrendas.

            Las salas XIII y XIV, en el lateral, son las piezas más interesantes del todo el conjunto. Son las cámaras de la teogamia (concepción divina) y nacimiento de Amenofis III. En este momento, el rey, por razones que no es el momento exponer, tiene la necesidad de reivindicar su naturaleza divina como hijo del dios Amón a modo o paralelo de lo que hace la reina Hatshepsut en Deir el Bahari. Estos relieves están en muy al estado de conservación, pero básicamente nos cuenta como el propio dios Amón engendra en su madre Mutemuia un hijo que será el futuro Amen-Hotep III.

            Cruzando el río, en la orilla oeste, construyó Amenofis hijo de Hapu, para su señor Amenofis III, su templo de "Millones de Años". Dos colosos sedentes de 21m., tallados en cuarcita de las canteras de Gebel el Ahmar, cerca de Heliópolis, custodiaban la entrada al primer pilono del templo. La descripción de lo maravilloso que era este templo esta descrito en una estela de más de tres metros que Petrie localizó en el templo funerario de Merenptha en su campaña de 1.896. La estela nos dice que todo el templo estaba construido en arenisca blanca, y embellecido con placas de oro. El segundo pilono también tenía sendas estatuas del rey realizadas en cuarcita y las del tercero eran en alabastro. El camino entre el segundo y el tercer pilono estaba custodiado por una iconografía totalmente solar: una esfinge-cocodrilo y otra esfinge. El tercer pilono daba paso a un amplio corredor que terminaba en un patio solar columnado. Todo el suelo del santuario era de plata, así como sus puertas. El emplazamiento del templo se encontraba dentro de zona de crecida del río y  se inundaba. Esto fue un error de calculo del propio Amenofis, hijo de Hapu: el templo debía se inundado. Su suelo de plata, al retirarse las aguas se oxidaba y le daba una coloración negra simulando el limo, que regeneraba la tierra de Egipto, de este mismo modo se regeneraba el templo.

            Por la cantidad de pies y restos de estatuas del rey, parece ser que todo el patio solar, en su exterior, estuvo custodiado por imágenes de Amenofis III, esculpidas en granito rosa de Asuán. Dentro del recinto, también se encontraba un pequeño santuario dedicado a Ptah-Sokar-Osiris, donde también se encontraba un busto de Amen-Hotep III.

            De este periodo, tenemos dos magníficos ejemplos de arquitectura civil. El primero es el palacio que Amenofis III manda construir en Malkata y el segundo es Tell el Amarna, la nueva capital que manda fundar su hijo Ajenaton. No vamos a entrar en los motivos por los que Amenofis III decidió trasladarse a la orilla oeste y construir su magnífico palacio.

            En el camino hacia la actual Medinet Habu, se encuentra unos imprecisos contornos que en otro tiempo fueron palacios, templos y casas. Afortunadamente, los planos documentos, dibujos, así como los distintos elementos de decoración y los objetos recuperados en las excavaciones, que les voy a mostrar, intentará acercarles a lo que debió ser este magnífico conjunto de edificios.

            El asentamiento se llama Malkata, y resulta difícil buscar un plano organizado en todo esta conjunto tan vasto e irregular. La construcción de todas las estructuras, fueron en adobe estucado y pintado, sostenidas con un derroche de columnas y vigas de madera, así mismo pintadas, con basamento de piedra. Al utilizar así la madera y el adobe, Amenofis III, estaba siguiendo una tradición ya establecida en la arquitectura nacional. En estos palacios se repiten algunas características básicas, pero no se desarrolló en todo el conjunto, ningún esquema fijo. La ciudad y los palacios fueron creciendo de una forma desordenada

            Malkata, se encuentra aproximadamente a una milla al suroeste de su templo funerario, y debió estar comunicado con éste mediante una calzada y probablemente con otras estructuras. Todo lo que queda ahora es una carretera, pero anteriormente, hubo una entrada desde esta carretera a través de la puerta occidental al gran patio, que unía las dependencias principales del palacio, así como las diversas edificaciones administrativas. La parte oriental de este recinto, entre el Palacio del Rey, que formaba la estructura principal en el centro del lado sur, se ha conservado en muy mal estado y ahora se encuentra dentro de la zona de cultivo.

            Por diversas vasijas fechadas parece que el Palacio real, debió comenzarse a construir hacía el año 8 del reinado de Amen-Hotep III. En el extremo norte de este asentamiento se encuentra una capilla dedicada al dios Amón, así como las últimas edificaciones que se realizaron en esta zona. En el centro de este asentamiento se encontraba una  enorme sala de audiencias. Al sur, en una zona al rededor del gran patio, se encuentran los bloques de las edificaciones que forraban cuatro palacios independientes pero comunicados entre sí: Palacio del Norte, Palacio del Sur, Palacio del Rey y el Palacio Medio. En la esquina suroccidental del recinto, se agrupaban una serie de casas, al rededor de una gran dependencia. Al parecer en estas casas se alojaban ,en ocasiones, los altos dignatarios del rey: Amen-Hotep, hijo de Hapu, Jeruef Ramose, Jaemjat... También en esta misma zona se encuentra un área de viviendas de los servidores de palacio. Ya fuera de lo que fue el recinto del palacio, tanto hacía el sur como al oeste se encuentra una zona más amplia de viviendas, sobre todo las de la zona oeste, por su magnitud debieron pertenecer a grandes señores. Es posible que en esta zona se encontrara las residencias permanentes de Ramose, Amenemhat Surero, Jaemjat, Jeruef o del propio Amen-Hotep, hijo de Hapu.

PALACIO DEL NORTE

            En este palacio se repite, en menor escala, la sala columnada, el estrado del trono y las dependencias adyacentes que después veremos con más detalle en el Palacio del Rey. La zona sur de esta edificación consiste en una larga serie de dependencias para sirvientes. Tenemos que suponer que estuvo conectada con el Palacio del Rey.  De esta zona no se conserva nada y en lugar de una entrada monumental a la sala de audiencias, al acceso principal se encuentra junto a un amplio corredor que conduce a la parte oriental del Palacio Medio

PALACIO DEL REY

            Este palacio estaba compuesto por tres salas de audiencias, dos grandes (1,2) y otra más pequeña (3), en el extremo norte del palacio. Cada una de ellas tenía un estrado para el trono. A la sala mayor, de estas tres (1), se entraba por un amplio corredor que venía desde la parte occidental y constituía la entrada principal al palacio. Otro corredor va hacia el sur, pasando la segunda sala de audiencias(2), hasta la antecámara columnada de la gran sala del harén(4). Por un pasaje lateral, con un tramo de escalera se descendía hasta un corredor más bajo y que daba acceso a las cocinas(9) y también al Palacio del Sur(10). Al este de la segunda sala de audiencias, entrando a través de una gran habitación y una antecámara, había otra pequeña sala de audiencias(3), con cuatro columnas y una base para el trono. Esta sala debió ser utilizada para recepciones privadas. Esta habitación, al igual que la segunda sala de audiencias(2) y las residencias del harén, conservó gran parte de su rica decoración. Tanto las paredes como el suelo estaban alegremente decorados. El trono estaba cubierto con un dosel de madera y el efecto debía ser espléndido. En su parte inferior estaban los tradicionales prisioneros de Egipto capturados por el rey. El suelo representaba un estanque, con plantas acuáticas de donde salían colando aves. Unos motivos similares, con plantas, animales e insectos se emplearon a menor escala en los preciosos azulejos (más tarde veremos alguno), utilizados en la decoración de las paredes de Amarna.

            Las pinturas que encontramos en Malkata, y que en consecuencia encontraremos posteriormente en la ciudad de Ajenatón, es naturalista y decorativa, que parece haberse creado para los suelos y que posteriormente pasó a los espacios menores de las paredes. La ausencia de figura humana ayuda a explicar una obra  maestra aislada. Otros elementos decorativos, como son los rodapiés, jambas de las puertas y los arietes florales en la parte superior de las paredes, son más tradicionales como también lo son, las elaboradas combinaciones de plantas geométricas y pájaros en los techos. En estos, predomina la línea curva en espirales entrelazadas, con toros, introduciendo el elemento naturalista para proporcionarnos uno de los más ambiciosos intentos de los pintores egipcios para lograr un efecto ilusionista en lo cuerpos de las palomas volando en el techo de una de las habitaciones del harén.

            Quedan muy pocos restos de las escenas de las paredes, pero en la pared occidental de la segunda sala de audiencias(2), se pude ver una figura de una señora de la corte, con un elaborado tocado de flores sobre artesonado rojo, azul y blanco. Sólo se conserva una parte de la cabeza y la rodilla, y parte del friso floral que se extendía en la parte superior de la pared. En esta misma sala, en la pared que hay detrás del trono, había una pintura de animales salvajes, que Daressy nos describe como un toro blanco y negro corriendo a través de las montañas, marcadas con franjas ondulantes de color azul, amarillo y rojo, salpicado de florones rojos sobre el suelo azul y florones azules sobre el rojo. El techo estaba decorado con la diosa Nejbet volando.

             Las dependencias privadas del rey, consistían en una larga sala de columnas(4),con una sala para el trono(5) detrás de la cual se hallaba un baño(6),unas antecámara(7) y el dormitorio del rey(8). En cada lado de la sala había cuatro habitaciones grandes (suites) para las mujeres principales del harén. Las pinturas de este suelo de la sala representaban un estanque en los pantanos. El techo, también estaba decorado con representaciones de la diosa Nejbet. Titus, cuando los excavó en 1.903 encontró unos capiteles de madera en forma de flor de loto. También describe una pintura del rey sentado en su trono, que se localizó en una de las paredes laterales de la zona sur de esta sala, que daba un tono más privado a la sala del trono, pero que al mismo tiempo permitía a las personas reunidas en la sala que vieran al rey a través de la amplia puerta central. En las pinturas y relieves localizadas en las tumbas privadas de sus nobles, el rey aparece representado de esta forma

            Al sur de la sala de la coronación hay tres largas cámaras que forman la residencia privada del rey. La mayor de ellas(6), era un baño con una losa de piedra en la esquina. La habitación de la derecha, ricamente decorada, era el dormitorio real(8)Petrie, localizó la presencia de una plataforma alzada, en esta habitación, que indicaba que había habido un dormitorio. Paralelos semejantes se habían encontrado en las grandes casas de Kahum, en la XII dinastía y aparecen también en la mayor parte de las casas de Amarna. Quizás se construyó una especie de conducto para el aire con una abertura en el tejado de la alcoba y así aprovechar la brisa en las épocas de calor. La cama, colocada sobre la plataforma debió ser de madera con patas talladas, semejantes a las encontradas en la tumba de los padres de la reina Tiyi o Tut-anj-Amón. Al lado de esta habitación se encontraba un vestidor con pinturas igualmente hermosas Su techo estaba decorado con cabezas de toros entre dibujos con espirales entrelazadas que nos recuerdan a las pinturas minoícas del Palacio de Knossos en Creta. Y es que, esta corriente naturalista está muy estrechamente ligada a las influencias egeas. La pintura egipcia, ya en este periodo ha perdido toda la carga y hermetismo, que tenía en la primera mitad de la  dinastía.

El techo de la cámara que no incluye la  alcoba, tenía 25 pies de largo y 15 de ancho y estaba cubierto por pinturas de la diosa Nejbet, con ribetes de florones y franjas de cuadros. Esta diosa, como ya sabrán, estaba asociada a la realeza del Alto Egipto en la zona de el Kab, y allí dedicó Amenofis III un santuario a esta diosa, y que por otro lado ya había sido comenzado por su padre, que aún guarda una rica decoración.  

            Contemporáneos a los dibujos realizados en el Palacio de Amen-Hotep III, se encuentra un diseño en el que los escarabeos han ocupado el lugar de las cabezas de toro, como intentando dar un tono más egipcio al conjunto.

            Volviendo al Palacio del Rey, se dispusieron cuatro habitaciones grandes (suites) a cada lado de la sala columnada(4) y el trono(5),para el harén, formando un plano simétrico y compacto. Una delicada hilera de columnas de madera sujetaba el tejado  en las habitaciones grandes, mientras que en las pequeñas el vestidor era más reducido y no  se encontraron columnas. La sala de estar principal  de estas habitaciones, tenía un estrado de adobe para colocar una silla junto a la pared. A estas dependencias se entraba desde la sala columnada, a través de una habitación que tenía una plataforma alzada en piedra con un pequeño canal de desagüe para que el agua cayera en un receptáculo de piedra colocado en el suelo. Posiblemente este era el lugar donde se almacenaban jarras para el agua. Detrás de esta sala de estar, había otras dos habitaciones: la más pequeña servía de dormitorio y la otra era el vestidor. Esta zona comunicaba con un largo corredor que daba a otra habitación donde se guardaba vestidos y ropa de casa. Las dos dependencias del norte, servían de antecámara de otro dormitorio. En el vestidor de la zona oeste se hallaron pinturas en el techo. Las más interesantes son unas palomas volando. Llama la atención esta pintura por la redondez que han dado a los cuerpos de las aves, punteando incluso las partes superiores. Los techos de los otros vestidores se realizaron de una forma más cuidadosa. Estuvieron también decorados con patos volando, palomas y el que estaba más al sur, simulaba una parra con uvas.

PALACIO DEL SUR.

            El Palacio de Sur(10), pudo haber pertenecido a la Gran Esposa Real Tiyi. De este palacio se ha conservado muy poco, ya que parte de él, se encuentra dentro de la zona de cultivo, pero se sabe que tenía su techo decorado con espirales entrelazadas, y tréboles combinando con rosetones

            Todo el conjunto de Malkata, fue excavado por Tytus en 1.903  posteriormente por Petrie, que después de hacer los planos y tomar las fotografías (en blanco y negro), volvieron a cubrir sus cimientos con la misma arena que los había preservado. Parece mentira que, bajo este actual desorden de montículos, una vez, se encerrara tanta belleza.

            Entre Malakata  y el templo de Millones de Años de Amenofis III, se construyó Amen-Hotep, hijo de Hapu el suyo propio, que debió ser de una belleza inusual, a juzgar por la reconstrucción que conocemos del mismo. Actualmente se encuentra totalmente destruido, como si alguien hubiera empleado con saña para dañar su memoria.

            En cuanto al bulto redondo , se denota también la sensualidad que rige todo el periodo, del mismo modo que ya hemos ido viendo en la pintura, donde se aprecia una suavidad de las formas subyacentes y en una tendencia a la calidad táctil del tratamiento de las superficies. La más notable de estas piezas es la cabeza de una gran estatua de Amenofis III, que se conserva en el Museo de Brooklyn, que forma parte de un grupo de cabezas semejantes, en las que las rollizas facciones del joven faraón, se estilizan hasta formar un patrón. Los ojos almendrados, cejas en arco, nariz bien definida y labios gruesos, persisten en toda la estatuaria de casi todo su reinado. Sólo encontraremos, que al final de su reinado, la nariz se redondea. De esta misma manera, el tratamiento del cuerpo, muestra igual tendencia a la abstracción, al juntarse los músculos pectorales en un sólo pliegue que nos recuerda a los ejemplos ya vistos durante la XII y XIII dinastía.

            La estatuaria particular, tiene una tendencia, como siempre, ha seguir el patrón de moda que impone la casa real. En contraste con la monumentalidad de las piezas reales, la estatuaria privada es de menor  tamaño y son más naturalistas. Hay que destacar las numerosas estatuillas, que aparecen a lo largo de toda la XVIII dinastía, de damas de la corte, talladas en madera, posiblemente madera de boj, importada de oriente, y que son de color pardo.

            Pero había sin embargo, nuevas fuerzas acechando bajo la superficie del arte egipcio, que surgen hacia la última década del reinado de Amenofis III, coincidiendo con su primer jubileo. En el arte de este periodo comienza a denotarse cierto realismo. Las estatuas del rey revelan el paso de los años. La cabeza de madera de la reina Tiyi, que fue localizada en Kom Medinet Ghurab y que actualmente se encuentra en el Museo de Berlin, nos muestra unas facciones ya arrugadas y aunque su expresión es enfurruñada, se percibe una interpretación realista de la imperiosa dignidad real. También podemos apreciar en esta cabeza, el modelado plástico de los ojos dentro de sus cuencas, una boca seria, pero con labios cuidadosamente modelados, que dan al rostro una expresión sombría. Este cambio en el tratamiento del bulto redondo coincide, como he dicho anteriormente, con el primer jubileo de Amen-Hotep III. Aceptando la teoría de la corregencia entre Amen-Hotep III y Amen-Hotep IV, es posible que se produjera un intercambio de ideas entre los artistas de ambas cortes, ya que Men y Bak, los respectivos jefes de escultores de estos dos reyes, eran también, respectivamente, padre e hijo. Pero este tema lo veremos mejor reflejado en el relieve. Sea cual fuese el motivo, lo cierto es que la tendencia del momento se encamina hacía una mayor libertad de expresión.

            La estatuaria privada de este momento, expresa con frecuencia una piedad muy acrecentada, ante la aparente  presencia invisible de su dios. Son características, las representaciones en forma de escriba, con su rollo de papiro sobre el regazo y la cabeza inclinada, como escribiendo o leyendo  bajo la inspiración del dios. Este tipo de estatuaria, está inspirada en modelos del Imperio Antiguo y comienza aparecer durante el reinado de Amenofis II. Las de Amenofis, hijo de Hapu, es el más claro ejemplo de esto. De facciones idealizadas, serenas de espíritu y al mismo tiempo, devoto tanto de su señor, Amenofis III, como de su dios Amón. Pero también tenemos otras estatuas de él, donde ya se le representa como un hombre mayor, de ochenta años según la inscripción, donde tanto el peso de los años como de los acontecimientos que le tocó vivir muy de cerca, están patentes en las marcadas arrugas de su rostro. Tanto la postura del cuerpo, el retrato de su rostro, como sus ropajes, copia a los ejemplos que vimos durante la XIII dinastía. Con un mirada al frente, de hombre erudito, iniciado - sin duda -, en todos los ritos del pasado, y que con toda seguridad, se ocuparía  de reproducir fielmente, el ritual con motivo del primer jubileo de Amenofis III, a la antigua usanza y como los dioses habían establecido en la noche de los tiempos.

            Pero el manierísmo del arte de este período, tenemos que buscarlo irremediablemente en el relieve. Los bajorrelieves delicadamente tallados en arenisca blanda, de las tumbas de Ramose, Jeruef,Jaemjat, resumen por sí mismas la suntuosidad y delicadeza de unas figuras elegantemente proporcionadas, dibujadas con una sutil precisión clásica y talladas con un sensual deleite en sus formas. Escenas como esta, de las princesas extranjeras haciendo libaciones en el tercer  jubileo del  faraón que se encuentran en la tumba de Jeruef, Chambelán de la reina Tiyi, o estas otras del Visir Ramose.

            Por la similitud en el estilo del relieve de todas las tumbas de altos dignatarios de este periodo, podría admitirse que el maestro de obras fue el mismo en todas ellas: Sa-Mut, Cuarto Profeta de Amón.

            Pero también debemos saber ver el elemento desestabilizador que  subyacía en la corte y que no fue otro que la yuxtaposición de dos poderes religiosos enfrentados o el de un hijo con su padre. En todos los relieves de las tumbas concedidas por Amenofis III a sus más fieles colaboradores, en el año 28 de su reinado con motivo de la subida al trono de su hijo corregente Amenofis IV, se pone de manifiesto una decoración de tipo ortodoxa que cambia bruscamente y evoluciona hacía un nuevo estilo heterodoxo. No podemos precisar el momento de este cambio o sí por el contrario, como afirman algunos autores(3), se puede admitir que trabajaron dos equipos de talleres en estas tumbas.

            Con Amen-Hotep IV se produce una tendencia realista en el arte, ya que el joven rey aúna en sí mismo, todas las corrientes solares que se habían venido produciendo a lo largo de toda la dinastía. La teología heliopolitana, por fin, se encuentra amparada por la casa real, que revindica la soberanía de Ra-Hor-ajty encarnando, en un sólo dios, a todas las demás divinidades. Este concepto abstracto de divinidad fue elevado por Amenofis IV-Ajenaten (cambia su nombre en el año cinco de su reinado), bajo un aspecto nuevo, el aspecto de rey y padre celestial, cuyo poder se manifestaba en la luz que irradiaba el disco solar, es decir, el Aten

            Al expresar este nuevo concepto de ideas, Ajenaten propició la creación de un nuevo estilo de arte. Todo pasa a ser nuevo. La corte abandona Waset (Tebas),contaminada por siglos de teología anterior y se crea en el Egipto Medio una nueva capital Ajet-Aten, la actual Tell-el Amarna, que dará nombre a todo este periodo de caos, y que durará 19 años. A pesar que Ajenaten, no propició cambio alguno en la iconografía tradicional, si se introdujeron deformaciones idiosincráticas, sin duda inspiradas en el propio Ajenaten, en los retratos de él mismo, así como de toda su familia.

            La nueva capital de Ajenaten, se construyó como he dicho anteriormente, a unos 500 kilómetros al norte de Tebas, sobre una estrecha franja de tierra cultivable y rodeada por montañas. La ciudad era larga (9 kilómetros), y estrecha, llegando a la orilla del río en los extremos norte y sur. Tras la apresurada visita de la expedición prusiana en 1.845, Francia envió su expedición arqueológica en 1.883 Pero este yacimiento, saltó por primera vez, a un primer plano en 1.887, cuando una campesina, casualmente encontró algunas tabillas de arcilla cocida, inscritas en escritura cuneiforme, que eran parte de la correspondencia diplomática  egipcia y que actualmente se conocen por el nombre de "Cartas de Amarna". Pretie, excavó este yacimiento en los años 1.891-92, comenzando por los edificios oficiales. La misión alemana continuó con esta labor, que fue interrumpida  por la I Guerra Mundial. En 1.921, se hace cargo del yacimiento la Egypt Exploration Society. La ciudad no ha sido todavía excavada por completo.  Esta estaba formada por  un núcleo central, que contenía palacios, templos, centros administrativos, almacenes, la ciudad sur o zona residencial, el barrio norte y varios palacios en la afueras. También se ha localizado una necrópolis en la montañosa. Dado que este emplazamiento estuvo ocupado durante poco tiempo, el emplazamiento es único, en el sentido que los excavadores sólo tienen que hacer frente a un nivel de ocupación, y además, el plano original de la ciudad jamás se vio alterado.

 

EL GRAN TEMPLO DE ATEN.

 

            Dado que Ajenaten había instituido el culto solar, los templos encontrados en Amarna, difieren notablemente de los tradicionales. No había en ellos, ningún santuario cerrado donde se albergara la estatua de culto al dios, ni tampoco las capillas donde los sacerdotes hacían los rituales diarios de lavar, ungir, vestir y alimentar al dios. En lugar de esto, los templos amárnicos estaban abiertos al sol, al dios Aten, cuyos rayos benéficos aparecen tan a menudo en el arte de este periodo.

            El Gran Templo de Aten, en su conjunto, comprendía un amplio recito, con un santuario en un extremo. Una calzada de acceso ascendía progresivamente desde la entrada, a través de una serie de patios, hasta el altar mayor de santuario. Mesas de ofrendas, en piedra, flanqueaban la calzada de acceso, en su mayor parte destinadas al uso ceremonial. Otras mesas de ofrendas se colocaban en los patios y en el propio santuario, que tenía varias estatuas colosales de Ajenaten. Los patios de entrada denominados "Per-Hai" ("Casa del jubileo") y "Gem-Aten" ("Encuentro de Aten"). El "Per-Hai", estaba precedido por un pilono que comunicaba con un gran patio bordeado por dos columnatas laterales que se dirigian hacia un gran altar El "Gem-Atem", estaba formado por una serie de pilonos que comunicaban sucesivos patios, con columnas y altares en una de las caras. Al fondo se encontraba el altar principal y al que sólo tenian acceso Ajenaten y Nefertiti, como los únicos intermediarios ante la divinidad. En todo el recinto se encontraron dos series de mesas de ofrendas (unas en piedra y las otras en adobe), cada una de ellas con 365. Los investigadores creen que responderían al culto diario, aunque no se explica muy bien el hecho de que aparezcan las dos series. Badawy, piensa, que serian 365 para el culto diurno y 365 para el nocturno, es decir una por cada día y noche del año, auque existen discusiones al respecto.

EL GRAN PALACIO.

            Situado en en centro de la ciudad, con sus salas de ceremonias, era sin duda el de mayor importancia. La planta muestra el edificio principal, con una amplia sala a la izquierda. A la derecha aparecía una gran sala de coronación con columnas, y al otro lado el herén y las habitaciones para la servidumbre. El palacio estaba ubicado sobre una colina, con tres jardines en terrazas que descendían hacia  el desembarcadero del Nilo, y unido al palacio y a los jardines por medio de un puente abovedado que cruzaba la calzada real.

 

EL BARRIO SUR.

 

            Fue la zona residencial del amarna. Esta residencias estaban compuestas por un vestíbulo de entrada (plano) y galería abiertas, cada una con dos columnas, una sala central desde donde salía una escalera que conducía a la planta superior. En esta planta  se encontraba los dormitorios, vestidores, etc... Toda esta construcción estaba realizada en adobe estucado y pintado, piedra y madera tanto para las columnas como para el tejado de la misma forma que ya hemos visto en Malkata.

 

NECRÓPOLIS

            Las tumbas reales y de los nobles, se excavaron en los acantilados rocosos que rodeaban la ciudad. Debido al corto periodo de existencia de esta ciudad, ninguna de ellas fue terminada, aunque es posible que las de Huya (nº1) "Chanbelan de la reina Tiyi",y Any (nº23) "Secretario de la reina", podrían haber sido utilizadas.  Ya que estas tumbas eran la recompensa del rey a sus súbditos leales, no ahorraron medios para su estructura y decoración. La piedra de la zona donde se encuentra la necrópolis, es de caliza de baja calidad. EL sistema constructivo, fue el mismo que el de las tumbas tebanas de la XVIII dinastía: se cortaba la ladera para dejar una fachada vertical y después se excavaba en el interior del pasillo horizontal que terminaba en la cámara que contenía una estatua del difunto. Si bien, este era el esquema general de todas ellas, no se puede decir que  haya dos tumbas iguales. En algunas ocasiones encontramos que este pasillo se introducía en la propia montaña y se cortaba con otro perpendicular, de modo que se obtenía una planta cruciforme o a veces se transformaba en una sala hipóstila como es en el caso de las tumbas de  Panehesy (nº6) y Meryre (nº4).

            La decoración de estas tumbas se realizó con bajorrelieves o con un taraceado modelado con espátula mientras el yeso aún está húmedo, una técnica de gran tradición en el Egipto Medio, que proporcionaba unos resultados mas vistosos. En cuanto a la temática, a excepción de las de Any y Huya en las que se sigue el ritual ortodoxo completo, es decir: ofrendas, plañideras, sacedote Sem, en el resto, no hay representaciones funerarias de ningún tipo y es sustituido, en exclusividad, por las actividades rutinarias de la familia real y a las que el propietario de la tumba puede asistir como un simple servidor o espectador y en el mejor de los casos, como un participante cuando es honrado por el rey.

            La tumba del rey se descubrió en 1.892 , en una zona que actualmente se conoce con el nombre árabe de Darb el Melek. Este es un lugar, hendido en un alta y árida meseta, de una belleza impresionante al amanecer y al anochecer.

            La entrada a la tumba real está a nivel del suelo en la cara este del valle, la región por donde Aten salía todos los días. La planta de la tumba, es un largo y vacío corredor que desciende por medio de dos escaleras separadas por un largo e inclinado pasaje, de 28 metros, hacia el interior de la montaña. La antesala está al pie de una segunda escalera y conduce a través de una puerta a un "pozo de protección" de 3,5 metros.(4). Estos muros, de la cámara del pozo, fueron enyesados, decorados en relieve con  composiciones florales y adornados con inscripciones. En otra escena de esta misma sala, encontramos figuras de rey, la reina e hija, haciendo ofrendas a Aten. La salida de esta habitación conducía directamente a la puerta de la cámara funeraria. Esta sala, es una cámara impresionante de 10 metros cuadrados y tres y medio de altura, con una plataforma a la izquierda de 33 cm. que descansa sobre dos pilares cuadrados de piedra. Los relieves e inscripciones de estos muros, fueron destruidos no mucho después de la muerte del rey. En ella, estaban representados el rey y la reina haciendo ofrendas al disco solar.

            Además de las cámara principales de la tumba, se construyeron dos conjuntos separados de cámaras, uno se abre a mitad del muro derecho del corredor descendente y el otro a sus pies, en el lugar en que el corredor se abre a la antecámara. El conjunto más interesante es el que forman estas tres cámaras, donde se nos muestra unas escena del rey y la reina haciendo duelo por su hija muerta Meketaten (segunda hija). Al no aparecer  el nombre de la princesa ya que la inscripción ha sido muy dañada, existe la hipótesis de que no fuera una hija, sino el entierro de una reina secundaria de Ajenaten.

            En los relieves que hemos ido viendo, se nos puede pasar perfectamente por alto, una de las características esenciales de este periodo cuyas implicaciones son, si cabe, más revolucionarias que las religiosas propiamente dichas. Se trata de un nuevo intento de representar el espacio en dos dimensiones. En los relieves que hasta ahora hemos visto siempre se nos muestra al hombre idealizado, con ambos pies vistos su lado interior, y cada par de manos convertido en copias exactas de una misma mano. Pero en el periodo amarniense, sin embargo, se percibe con frecuencia el esfuerzo por considerar las manos desde un punto de vista nuevo y representarlas debidamente en un contexto espacial. Quizás el más impresionante de todos, es el que se conserva en la Schimmel Collection de Nueva York, donde se nos muestra una mano, posiblemente de Ajenaten, levantando hacia los rayos acariciadores de Aten, una rama de olivo que se curva bajo el peso de los frutos. Esta maravillosa escena, única, es el mejor ejemplo de la realidad espacial de la nueva visión artística.  Este intento de dar una ilusión de profundidad se aprecia de nuevo en la forma de representar el trigo, como un conjunto desordenado de espigas, que se mece bajo una suave brisa

            Pero esta forma de representar el espacio, tuvo poco efecto en la estatuaria de este reinado, que estaba sometido a consideraciones de tipo técnico y arquitectónico. Los  cambios más dramáticos los encontramos en las innovaciones de los colosos erigidos en Karnak, que desconcertó, sin duda, a sus propios contemporáneos  por su violenta ruptura con los ideales por los que se regían las representaciones reales. En ellas las peculiaridades físicas de Ajenaten se alargan y distorsionan en busca de un nuevo símbolo de la divinidad. Bak, el principal escultor y sin duda, el diseñador de estas estatuas, afirma, en una estela como si quisiera disculparse ante la posteridad, que él no fue más que un mero discípulo al que el propio rey enseñaba. Estas estatuas están entre las obras de arte más inquietantes que ha producido el mundo antiguo, y son una expresión externa y visible de una fuerza interior y espiritual que tiene un destello de fanatismo.

            En Karnak, en el año 2 ó 3 de su reinado, cuando aún se llamaba Amenofis IV, construye el III Pilono que se limita a decorar con escenas rituales de masacre de enemigos, totalmente simbólicas, porque no representan ningún tipo de campaña y escenas de culto al dios sola Ra-Hor-ajty Edifica también en este periodo, en el exterior del recinto de Amón, en la parte este, su gran templo solar al dios Aten, donde debemos suponer que celebra unas fiestas jubilares especiales para el dios y él mismo. Las características arquitectónicas son muy similares a las ya expuesta en los templos de Amarna, con altares abiertos a pleno sol. Estaba decorado con "talatat", denominados así por sus dimensiones 30 x 3 cm (talatat en árabe significa tres),en caliza enlucida y con decoraciones en hueco relieve que daba una sensación muy vistosa. Este templo fue desmontado y  colocado como relleno del II y IX Pilono. Hasta  ahora se han localizado unos 62.000 de estos "Talatat

            Si en el periodo anterior decíamos que es cuando el relieve alcanzó , a mi juicio, sus más alta cotas, será en este periodo cuando la estatuaria de bulto redondo alcance su más alto grado de perfección. Las exageraciones del físico del rey contrastan con las sensuales representaciones de la reina Nefertiti, que nos muestran  a una mujer de una gran atractivo físico, de cintura fina, cuyo cuerpo de deja adivinar bajo los ropajes de su vestido plisado. Pero el extremado estilo de esta primera fase se vió modificado en la segunda década del reinado de Ajetaten, posiblemente como consecuencia del nombramiento de un nuevo jefe de escultores o de una suavización del fervor religioso del rey. La mayor parte de la escultura que se encontró entre las ruinas del estudio principal del escultor Tutmose, en Amarna, está libre de las deformaciones a las que antes hacíamos alusión. El estudio de Tutmose, nos ha dejado toda una serie de objetos que revelan la amplia gama de recursos con que contaban los escultores ,como cabezas, brazos, manos y pies esculpidos en cuarcita para encajarlos en estatuas del rey, la reina o las princesas. Entre todos estos restos hay como media docena de soberbias obras maestras del arte egipcio, pero de entre  todas, una se eleva por encima de ellas,  la de la reina Nefertiti

            Ajenaten parece que hizo corregencia con Se-menej-ka-Ra, pero la muerte prematura de este rey, hizo que la corona del doble país pasara a una niño de 9 años: Tut-anj-aten. 

            Como dijera Howard Carter "El misterio de su vida sigue escabulléndosenos; las sombras se mueven, pero la oscuridad nunca se dispersa". Probablemente nació en Ajet-aten, durante la segunda mitad del reinado de Ajenaten. Aunque su linaje real ha sido discutido en alguna ocasión, una inscripción aparecida en  el-Ashmunein, al otro lado del río en Amarna, confirma que Tut-anj-aten, era hijo real. No existen pruebas fehacientes que permitan con certeza la identidad de su madre. No parece que Nefertiti, diera un hijo varón a Ajenaten, aunque entre las esposas secundarias y las concubinas reales, destacó una en particular: Kiya, identificada por algunos como la princesa mittania Taduhkepa,hija de Tushratta, enviada a Egipto a comienzo del reinado. Kiya está muy presente en el-Amarna, su especial posición en el favor real se refleja en su único título: Esposa Grandemente Amada. En cierto número de relieves encontrados en el-Amarna, Kiya se muestra en compañía de una hija, la cuestión es si pudo haber dado también un hijo al rey.

            Se sabe también que Kiya, era favorita entre los años 9 ó 10 del reinado de Ajenaten, pero después del año 11,hacia la época del nacimiento de Tut-anj-aten desaparece de los monumentos y en su lugar aparece la princesa Meritaten, hija de Nerfertiti. Según una teoría , Kiya moriria al dar a luz, y es el duelo que se refleja en la tumba de Ajenaten. Pero sea cual fuese su origen, Tut-anj-aten, el caso es que el destino le otorgó el gobierno del doble país.

            Bajo su reinado, Amarna se abandona, trasladando la capital administrativa a Menfis y Tebas quedó restablecida como centro religioso del país. Se casa con Ankhesenpaten, hija de Nefertiti. En el año 2 de su reinado, promulgado por decreto en Menfis y registrado en la "Estela de la Restauración", se restablece el culto formal a Amón y a todos los dioses tradicionales. El propio rey y su esposa cambian en este momento su nombre por el de Tut-.anj-Amón y Ankhesenpamon. Su corto reinado, no le permitió levantar grandes monumentos. En el Templo de Amón en Karnak, al III Pilono se le añade una estatua del rey.  Puede que durante su reinado comenzaran la desmantelación de templo que Ajenaten. También se le atribuye la avenida de esfinges con cabeza de carnero entre el X  Pilono y el recinto de la diosa Mut. Esta bella estatua de caliza, del rey con el dios Amón que actualmente se encuentra en el Museo de Turín, también se encontraba en Karnak. En Luxor, ya hemos visto la columnata de Amenofis III que es decorada tanto por Tut-anj-Amón como por

Horemheb, del mismo modo que los relieves de las escenas del Festival de Opet.

            A lo largo de todo este periodo hemos venido hablando de grandes construcciones, de magníficos templos, de delicada estatuaria, pero no nos hemos parado, en las artes menores. De la mano de Tut-anj-Amón y de su magnifico ajuar funerario vamos a introducirnos en ellas.

             Como ya es sabido, en noviembre de 1.922, Howard Carter, descubrió para el mundo la tumba inviolada de este rey. Su precipitada muerte, el rey debía contar entre 17 ó 19 años, sorprendió a todos. Montones de objetos, sin ningún orden yacían por toda la tumba. Camas, muebles, cajas, carros, ropa, utensilios que había utilizado el joven rey durante su vida, así como aquellos que necesitaría en el más allá. Pero sin duda, la delicadeza de la joyería encontrada, es lo que nos llama más la atención. Sirva para ello, esta muestra.

            Tras la muerte inesperada o esperada del rey Ay, no se sabe muy bien en virtud de que vínculo real, sube al trono de Egipto. También tuvo un reinado muy breve y fue enterrado en el Valle de los Monos (WV 23).

            Ante este vació de descendencia real Horemheb, entre cuyos títulos estaba el de comandante en jefe del ejercito y delegado del rey, asume la corona del doble país. Antes de tomar el trono de Egipto, Horemheb, había comenzado a construirse en la zona de Saqqara, una magnífica tumba, con unos notables relieves esculpidos en piedra caliza. En ella persistirán algunos detalles amarnienses como  son el uso indistinto del bajorrelieve y el hueco relieve en la misma escena, al objeto de conseguir una mayor profundidad.

            En Karnak, edificó el II Pilono y se dedica hacer una serie de restauraciones. En el tempo de Luxor, decora parte de la vía procesional de Amen-Hotep III.

            En el Valle de los Reyes mandó construir su tumba KV 57. Consta de dos ejes bien diferenciados. El primero de estos, consta de tres corredores, un profundo pozo y una sala superior con pilares. De esta cámara parte el segundo eje de la tumba, con tres corredores inclinados que terminan en la antecámara y sala del sarcófago. Los más interesante de esta tumba son las magníficas pinturas que aún hoy guardan la frescura del legado artístico, que sin duda dejó Amarna.

 

NOTAS

 

1.- Se ha utilizado la numeración existente en los planos del P. and Mosse.

2.-Se ha utilizado la numeración del plano de Smit.

3.- Ver  conferencia de F. Martín Valentín.

4.- Los pozo de protección eran una característica de la mayor parte de las tumbas         los reyes del Imperio Nuevo y se supone que no eran excavados hasta que el        difunto era depositado con todo su ajuar funerario en el interior de la cámara.

 

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