EL IMPERIO NUEVO: LA DINASTÍA XVIII. |
Por Teresa Bedman |
Conferencia impartida en el Instituto de Estudios Islámicos. Madrid, 16 de Marzo de 1995 |
Correo: [email protected]
Desde la liberación del país por Ahmosis, el imperio de los Thutmosis
y Amen-Hotep logra consolidar un estado que se extiende desde el Eúfrates
hasta Napata. Son, 3.200 Km. de norte a sur. La riqueza acumulada por
los tributos hace posible una sociedad rica y próspera, que proporciona
a la monarquía los medios necesarios para construir las ciudades y los
templos más ricos y colosales de toda la historia de Egipto.
En ninguna otra época
se edificaron más monumentos, superando incluso la grandiosidad de la
IV dinastía.
El reinado de Ahmosis fue el comienzo de una fantástico mundo
nuevo. Las invasiones hicsas habían destruido para siempre la creencia
egipcia de su superioridad. Los contactos, que a partir de este momento
se establecen con las culturas de Asia occidental y el mundo egeo,
hicieron ver a los egipcios, que sus reyes, que, según la tradición
eran el horizonte mismo de Re, en la realidad compartían sus soberanías
con otros monarcas también engendrados por sus dioses.
La victoria de Ahmosis en el campo de batalla introdujo el
concepto del rey como héroe nacional. Se convirtió en la personificación
misma de Egipto. Jefe de una organización militar y de un nuevo sistema
social. El rey pasa a ser
Seth y Montu, dioses de la guerra, a la cabeza de una nueva casta de
jefes militares diestros en este arte y basados en su movilidad.
El ingrediente asiático y nubio en la civilización del Imperio
Nuevo es considerable, llegando incluso a influir en el tipo étnico de
la clase dirigente. El egipcio del Imperio Nuevo pierde la solemnidad de
sus antepasados. Los rostros de los hombres ahora son de aspecto más
suave, con frecuencia sonrientes. Las mujeres más pequeñas, de rasgos
dulces y ojos almendrados. El exotismo penetra de una forma imparable en
toda la sociedad de la XVIII dinastía. El lujo y el esplendor
transforma a toda la clase dirigente. En
Egipto siempre hubo una tendencia al colosalísimo y a lo opulento desde
el Imperio Antiguo, tenemos los ejemplos de la IV dinastía en Saqqara y
Gizeh , o el complejo funerario de Amenemhat III en Hawara durante la
XII dinastía... Pero en el Imperio Nuevo, la monumentalidad se lleva a
las cotas más altas. Hay al menos, dos razones que explican este fenómeno:
1.- Además del aumento de riqueza
como resultado de la gran expansión territorial que se produce
en este periodo y el próspero
comercio con todo el Mediterráneo, hay que añadir, la reorganización
del gobierno de Egipto, convertido en una autocracia militar, con un
fuerte aparato administrativo reformado para hacer frente a las
necesidades logísticas de un estado militar. Este gran ejército
disciplinado, se utilizó como mano de obra, siempre que sus servicios
no fuesen necesarios en alguna campaña. Además se reforzó con
prisioneros. Este contingente explotó las minas de oro halladas en el
desierto oriental. La utilización del ejercito garantizaba la
existencia de una provisión constante y organizada, tanto de materiales
como de mano de obra, sin afectar a la agricultura, verdadero motor, de
todo el estado faraónico.
2.- El segundo factor, fue la explotación de las canteras de
Gebel es-Silsileh. Su proximidad a Tebas, permitió levantar enormes
edificios en relativamente poco tiempo. Los
edificios de la XVIII dinastía, que han llegado hasta nosotros, nos
indican una fiel vuelta a las tradiciones pasadas. Ejemplo de esta
monumentalidad incipiente, es la gran estela que Ahmosis dedica a su
madre Teti-Sheri (Museo de El Cairo), que se localizó en Abydos y que
copia sistemáticamente el estilo y las proporciones de las estelas de
Mentuhotep. Otro ejemplo lo encontramos en los bellos relieves de la
capilla de Amen-Hotep I en Karnak, que sigue el modelo de la de
Sesostris III, donde se comienza a vislumbrar ya, el nuevo estilo que caracterizará
a toda esta dinastía. La
agresividad y el aspecto fiero de los relieves del Imperio Medio, se
tornará, al menos durante la primera parte de la dinastía, por un
rostro de facciones suaves, de mejillas carnosas y mentón redondeado.
Las cejas estarán elegantemente curvadas y todo ello marcado por unos
finos labios que esbozan una ligera sonrisa. Los tocados, tanto en el
hombre como en la mujer se complican. Para el soberano, comienza a
ponerse de moda el casco azul que era en cuero trabajado. Los peinados también
se complican, las pelucas están más trabajadas, trenzadas
con tocado hat-horico, muy adornados con joyería, siendo peluca corta para él y larga en el caso de ellas. Otra
característica es, que en
los relieves de las reinas, se vuelve a la postura de las manos planas
sobre el muslo, en la otra mano, y esta es la novedad, lleva un cetro
terminado en flor de loto, como indicándonos la importancia que ciertas
esposas reales ejercieron. La
llegada de los thutmósidas
al trono de las dos tierras, marcó el comienzo de Egipto como
potencia mundial. Thutmois I, llevó las fronteras del sur hasta la
Cuarta Catarata y por el este, llegó hasta el Eúfrates. La
arquitectura de los thutmósidas, permaneció delicadamente estructurada
y nunca perdió el contacto con la escala humana. En el gran templo de
Amón en Karnak (realizado en piedra caliza por Sesostris I, fue el
punto de partida de la evolución de todos los edificios posteriores), Thutmosis
I construyó dos enormes pilonos (el IV y el V), y por
medio de un muro circundante, incorporó el antiguo templo de
Imperio Medio a su
complejo. Entre los dos pilonos existía una sala hipóstila con
columnas y techo de madera. El pilono exterior, el IV, grande y sólido,
hasta el periodo de Amen-Hotep III, formó la entrada al templo de
Karnak. Delante de las dos torres de este pilono Thutmosis levantó dos
obeliscos de granito. Pero
la primera gran construcción de la nueva actividad artística de Tebas,
fue la construcción del majestuoso templo funerario de Hatshepsut en
Deir-el-Bahari. En la zona se encontraba el templo funerario e
Mantuhotep II, el primer rey tebano de Egipto, que supuso, no sólo un
reto, sino una inspiración para Sennemut, el arquitecto de la reina.
"Su plano fue el modelo lógico, y el espacio que había junto a él,
el lugar idóneo. Sus ambiciones, al principio, no llegaban hasta el
punto de intentar algo tan grandioso como el templo de Mentuhotep. Pero
llegado al fin, Sennemut, había edificado un templo cuya estructura,
sin contar con el patio, abarcaba más de tres veces el área prevista
en el plano original y había alterado casi todo el aspecto, excepto el
esquema general de las terrazas con pórticos de columnas
(Winlock 1942,Pág. 135). El antiguo esquema fue conservado:
templo del valle, calzada ascendente, templo funerario y santuario,
excavado en la misma montaña. Pero nació una forma arquitectónica
totalmente diferente. Aquí todo
resulta más libre, más delicado, más abierto que en cualquier otro
conjunto arquitectónico egipcio,
de antes y de después. Aunque
existían capillas dedicadas a varias deidades, Hatshepsut, dedicó todo
el templo a su padre divino Amón-Re. La calzada del valle conectaba
directamente, al otro lado
del río, con el templo de Amón en Karnak. Posiblemente la intención
de la reina al dar esta orientación al templo fuese, una vez más,
legitimar su ascendencia divina. Cuando en la "Bella fiesta del
Valle", la estatua de Amón salía de su santuario de Karnak y
visitaba el templo de Hatshepsut, se instalaba en su propia capilla
situada en la tercera terraza. Tres
terrazas se extendían desde el límite de la tierra fértil hasta la
montaña. Partes de dichas terrazas estaban excavadas en roca. Rampas
anchas y suavemente inclinadas dividen
al templo a lo largo de un eje central de este a oeste y de norte a sur. Pero posiblemente la idea
que subyace en todo el conjunto sea su sentido ascendente. La primera
terraza estaba amurallada y se penetraba en ella por medio de una
puerta. La calzada estaba custodiada por
esfinges de la propia reina, dispuestas en paralelo. De la parte
de la izquierda, partía una rampa que conectaba directamente con la
capilla de la diosa Hat-hor, situada en la segunda terraza. Esta diosa
tenía ya un santuario consagrado situado en el extremo norte, cercano
al templo de Mentuhotep A
la segunda terraza se accedía por otra rampa custodiada por
esfinges del mismo modo que la primera. Hasta esta segunda terraza
estaba permitido el acceso al pueblo. A la derecha de esta segunda
terraza, en la pared rocosa, fue introducido un elemento formal: un
peristilo inacabado de 15 columnas protodóricas.
Volviendo
al eje central, a derecha e izquierda se abre una sala con columnas. La
sala de la derecha está decorada con finos relieves pintados. En esta
misma sala, en un intento más de posicionar su derecho a llevar la
doble corona, inventaron para ella el nacimiento divino, nada menos que
la emparentaron con el propio dios Amón. Y para que todo Egipto no
albergara dudas, lo mando grabar Senenmut, precisamente en esta segunda
terraza, a la que tenia acceso el pueblo, y a la vista de todos, quedó
la concepción por la reina Ahmosis, el nacimiento y educación de Hatshepsut.
Termina esta terraza, con una capilla dedicada al dios Anubis que consta
de una pequeña sala hipóstila y tres pequeñas capillas. Cruzando de
nuevo la rampa que da acceso a la tercera terraza, se encuentra la otra
sala columnada que contiene los mas conocidos relieves pintados de todo
el templo: la expedición al país de Punt con sus magníficos barcos,
los curiosos indígenas que encontraron, la gran variedad de árboles
que trajeron para adornar no sólo este templo, sino también el templo
de Karnak. A
la izquierda de esta sala se encuentra la capilla dedicada a la diosa
Hat-hor, que se encuentra integrada en este conjunto, pero como ya he
dicho anteriormente, se tenía acceso directo desde el valle por una
rampa que partía de la primera terraza. Consta esta capilla de dos
salas hipóstilas, de 20 y 12 columnas. La primera contiene dos columnas
con capiteles hat-horicos dobles, orientados a oriente y occidente. El
resto de la capilla está decorada con pinturas y relieves de la diosa
Hat-hor amamantando a la reina con apariencia masculina, mientras que en
otros presenta ofrendas de vino y otros alimentos. La figura de la
reina, como ocurre en otras partes del templo, ha sido mutilada. En la
parte mas oculta de la capilla se encuentra la
única representación que se conserva intacta
de la reina y Thutmosis, arrodillados, haciendo una ofrenda de
leche y vino. Dentro de este mismo recinto se abre una cámara excavada
en la roca de donde parten otras más pequeñas, que terminan en un
nicho con bóveda de cañón Una
segunda rampa conduce hasta
la tercera y última terraza. Veintiséis estatuas colosales de pie de
la reina en forma osiriaca,.esculpidas en hileras junto con las paredes
y columnas donde se encontraban adheridas, representa el estilo de
escultura más antiguo de todo el recinto. Tras estas, se accede a una
sala hipóstila y a la parte más sagrada del templo. A derecha e
izquierda se abren de nuevo capillas. En la derecha, una capilla
dedicada a Ra-Hor-ajty. Esta comprendía un pequeño vestíbulo rodeado
por una serie de nichos donde debieron estar depositadas sendas estatuas
de la reina. También parte de aquí, una pequeña capilla que la reina
dedicó al culto de sus antepasados: Thutmosis I, la reina Senseneb
(abuela de Hatshepsut). Volviendo a la capilla principal, en su centro
de levanta un altar solar de 5 x 4 x1,60m, de altura. Atravesamos
de nuevo la sala hipóstila y en el
lado de la izquierda,
se abren de nuevo varias capillas: la de la propia Hatsepsut
(izquierda), donde encontramos los más finos relieves pintados de todo
el templo, con sacrificio de animales, largas procesiones llevando
ofrendas, etc... También
dedicó la reina dos capillas a sus dos padres: al terrenal Thutmosis I
y al divino: al dios Amón de Tebas Pasamos
ya al santa-santorum (su fachada fue restaurada posteriormente por lo
tolomeos). Este está compuesto por tres cámaras:
Primera: esta era la sala principal, el reposadero de la barca.
Contiene cuatro nichos, dos a cada lado. Esta decorada con pinturas
donde se ve a la reina, a Thutmosis III y a la princesa Neferura (es en
el único lugar donde los podemos encontrar juntos), haciendo ofrendas a
los reyes divinizados: Thutmosis I, Thutmosis II y la reinas Ahmes. En
la otra pared se hacen ofrendas a Amón-Re. También encontramos una
personificación de Hatshepsut como rey del Alto y Bajo Egipto.
Segunda: esta capilla es muy pequeña, la decoración está muy
deterioradas y tan solo le salen dos nichos a cada lado
Tercera: esta última capilla fue realizada por Tolomeo VIII
Evergete II y está dedicada a grandes
personajes divinizados: Injotep y Amen-Hotep, hijo de Hapu Pero
volviendo a Karnak, en la estrecha sala hipóstila construida por
su padre, Hatshepsut levantó dos obeliscos en granito rosa de Asuán,
posiblemente para dar realce a la entrada
al nuevo santuario que había levantado detrás. Este último se
levantaba entre el Pilono V y el antiguo templo de Imperio Medio, y que
estaba dedicado a alojar la barca de Amón. A derecha e izquierda se
hallaba flanqueado por dos capillas más pequeñas decoradas en
relieves. De este santuario tan solo han quedado algunos bloques con
relieves que fueron descubiertos en los cimientos del pilono de Amenofis
III (Pilono III). Los
dos grandes obeliscos de aproximadamente 30 m., fueron el resultado de
unos siete meses de trabajo, y la reina se sentía particularmente
orgullosa de ellos. El piramidion estaba revestido de electrón ( oro y
plata) y fueron hechos "para elevarse hasta el cielo y ser vistos
desde lo largo y ancho de ambas orillas del Nilo y para iluminar a
Egipto como el sol. Con
su Pilono VIII, la reina Hatshepsut, inauguró el eje norte-sur. Como en
otros edificios, exteriormente siguió la tradición establecida, pero
en su interior se permitió algunos cambios. La forma del pilono es la
tradicional: trapezoidal, de paredes inclinadas más estrechas en la
zona de arriba, con filetes redondos en sus ángulos y con cornisa
agargantada que se había establecido desde Zoser. La composición escénica
es inusual: Hatshepsut, rinde homenaje a sus antepasados: Thutmosis I, Thutmosis
II, Amen-Hotep I y a ella misma. De este modo, en el centro religioso de
Egipto, Hatshepsut reiteró a escala monumental, su legitimidad a llevar
la doble corona de país. Seis estatuas colosales sedentes de la reina
guardaban el recinto (una de estas estatuas fue usurpada posteriormente
por Tutmosis III) De
este pilono partía un camino sagrado hacía el templo de la diosa Mut,
que aunque el constructor principal del mismo fuera Amenofis III, ya en
esta época debía existir un santuario del Imperio Medio. Todo el
camino procesional fue bordeado por esfinges de la reina. También mandó
construir una capilla-almacén con un deambulatorio y un pequeño templo
dedicado a Amon-Min-Kamutef y de se accedía a ellos por un corto camino
que se bifurcaba, en ángulo recto, desde la avenida de esfinges delante
del templo de Mut. Borchardt, trató de relacionar este lugar
al jubileo de Hatshepsut. Tradicionalmente
se ha culpado a Tutmosis III del damnatio
memoriae que se realizó contra Hatshepsut. Considero que al culpable
tendríamos que buscarle más bien en la dinastía siguiente, más
concretamente en Ramsés II. Entre
el reposadero de la barca de Amón de Hatshepsut y el Pilono V, Tutmosis
III edificó su sala de los anales donde relacionó sus grandes campañas
militares. Estaba decorado con bellos pilares heráldicos en
altorrelieve con los símbolos del Alto y Bajo Egipto. En el extremo
oriental del gran templo, levantó la sala de festivales, es decir
el Aj- Menou (monumento brillante). Su utilización es de difícil
interpretación, pues se utilizó como escenario del festival
Sed, y al mismo tiempo como una especie de "templo a la
fama", para glorificar las hazañas como gran conquistador. Pero si
pensamos que este lugar no era de acceso libre, este sentido no tiene
mucho peso. El Aj- Menou, era al mismo tiempo, la sala donde Tutmosis
III agradecía la los dioses principales sus triunfos. En la "sala
de los antepasados" en encontramos a Tutmosis haciendo ofrendas en
la llamada Tabla de los Reyes de Karnak (hoy se encuentra en el Museo
del Louvre), a quienes consideraba como antepasados suyos. Una de
estas salas hipóstilas está decorada con el llamado "Jardín Botánico",
donde nos introduce en un mundo exótico de fauna y flora, traídos a
Egipto en sus diferentes campañas, de igual modo que lo hiciera Hatshepsut
en su expedición al país de Punt. Del Aj- Menou hay constancia de su
utilización hasta en época de Alejandro, que restauro algunas de las
salas e incluso sustituyó
la imagen de Tutmosis III por la suya propia. Dentro
del recinto del templo de Karnak, el eje sur fue remarcado por cuatro
pilonos (VII-X), a los que Mariette denominó "eje sur". De
algún modo nos dan la expresión de arcos triunfales. Entre ellos se
abren tres patios con pequeñas capillas, destinadas a jubileos. El
camino procesional conducía a través de estos pilonos, atravesaban la
avenida de esfinges, hasta llegar al templo de Mut. Dentro del gran
patio interior del Pilono VIII (ahora pilono VII), Tutmosis III erigió
uno de sus cuatro obeliscos, que actualmente se encuentra en Roma (en la
Pza. de Santa Maria de Letran, fue trasladado por el Emperador
Constantino en el siglo IV,d.C.).
La iconografía habitual del faraón golpeando a sus enemigos, se repite
de forma monumental en este pilono. Con motivo del trigésimo
aniversario de coronación, Tutmosis III, mandó construir en la pared
oriental una capilla-almacén con salida al lago sagrado. Tan
sólo mencionar que Tutmosis III, también construyó su templo
funerario en Beir-el-Bahari, entre el de Mentuhotep I y el de Hatshepsut.
Era de pequeñas dimensiones, posiblemente porque el emplazamiento no
daba para más. Estaba decorado con hermosos relieves pintados de vivos
colores de los que alguno podemos admirar en el Museo de Luxor. La
escultura de este periodo sigue los modelos del Imperio Medio. Ya que el
objetivo final era lograr un efecto monumental, de bloque, debido a que
las mismas fueron diseñadas para ser colocadas en los patios de los
templos, y expuestas a los rayos del sol. La "estatua cubo",
que aparece en este momento,r esulta ser innovadora, pues soluciona el
problema de representar juntos a un niño y a un adulto, que como en un
cálido abrazo enseña ,cuida y protege. Senenmut y la princesa Neferura,
es el ejemplo mas patente. Han llegado unas veinte estatuas de lo dos.
En la estatuaria privada comienza a dejarse
patente la creciente influencia de la religión solar. Esta
estatuaria de menor tamaño muestra al dueño de la misma arrodillado,
levantando las manos para recitar un himno al sol. Este modelo pasó por
varias fases hasta llegar a la versión final, en la que el dueño mira
por encima de una estela, donde está inscrita una oración y él se
encuentra arrodillado detrás de la misma. Este tipo de estatuaria se
depositaba en las hornacinas del piramidion situado sobre la tumba
o incluso en la propia tumba. También encontramos en este
momento, estatuas de parejas de esposos sentados, generalmente del mismo
tamaño, y entrelazados por la cintura, y se destinaban a los santuarios
interiores de sus tumbas. Este tipo de representaciones fueron características
del Imperio Antiguo. Como
un fruto más de este periodo de grandes cambios y vuelta a la
tradiciones pasadas, tenemos que comenzar deteniéndonos en las necrópolis
del Imperio Nuevo. Del mismo modo que los Antef y los Mentuhotep (de la
XI dinastía), los reyes y nobleza
de la XVIII dinastía escogen Tebas oeste como sede de sus necrópolis.
Ahmosis tuvo su tumba en
Tebas, aunque nos es desconocida, pero si conocemos de él su cenotafio
en Abydos, que es un largo subterraneo en forma de "S", con
una sala hipóstila en su centro, terminando en una sala inacabada con
paredes redondeadas. De sus sucesor Amen-Hotep I, se ha querido
localizar su tumba, en un hipogeo en la zona denominada actualmente como
Dra'Abu'l Naga, pero hay serias dudas y actualmente se apunta más que
pueda pertenecer a su madre, la Gran Esposa Real
Ahmosis Nefertari. La
primera tumba real identificada con seguridad, es la de Tutmosis I.
Parece que inauguró una zona totalmente aislada, al noroeste de
Dra'Abu'l Naga y detrás de Deir-el-Bahari. Esta zona será durante casi
cinco siglos la sede de la necrópolis real. Se trataba de un ancho
valle, dividido en dos partes (este y oeste), dominado por una montaña
en forma piramidal que los egipcios denominaron
y que identificaron con la diosa Meret-Segert, la que ama el
silencio. Aquí fueron enterrados todos los soberanos de la XVIII, XIX y
XX dinastía, a excepción de Ajenaton que mandó
construir su tumba en Tell-el-Amarna. También fueron enterrados
en esta zona la gran nobleza o personajes emparentados con los reyes
como fue el caso de Tuya y Yuya, padres de la Gran Esposa real Tiyi. Las
esposas reales e hijos comenzaron a sen enterrados en otro valle cercano
a este, el que hoy denominamos Valle de la Reinas, a partir de la XIX
dinastía La
gran innovación de las tumbas de este periodo, nació principalmente de
la necesidad de proteger las momias y los grandes ajuares funerarios.
Para ello, se separó el lugar de culto del lugar de enterramiento. El
primero se colocó en el valle, en un lugar perfectamente accesible para
el culto, mientras que la sepultura se escondió en el interior de la
montaña. Aunque puede que existiesen otras series de connotaciones mágicas
para ello. Las
tumbas estaban compuestas por una puerta de entrada, una escalera, un
pasillo descendente, una antecámara y
la cámara del sarcófago, que podía estar suejta por
cuatro pilares y era el lugar donde se depositaba el sarcófago
de piedra. Existieron variaciones en el plano, relacionados más con las
exigencias de culto que con la duración del reinado de cada soberano,
como también se ha apuntado. Las tumbas del principio de la XVIII
dinastía, presentan un cambio de dirección del pasillo, en ángulo
recto (en algunos casos estos cambios de dirección son incluso dos como
ocurre en el caso de Tutmosis IV y Amenofis II). Ajenaton, en su tumba
de Tell-el-Amarna, quiso que el pasillo fuese perfectamente recto (del
que se bifurcaba un pasillo lateral que conducía
a una tumba secundaria), en el que algunos han querido ver un
artificio para permitir la llegada de los rayos del sol a la cámara del
sarcófago (aunque no está claro como se podía hacer tal cosa, si la
tumba se cerraba y sellaba). La
decoración de las tumbas reales, de este primer periodo de la dinastía,
son algo rígidas y tenuemente arcaicas. La temática tiene un carácter
exclusivamente religioso. Por el contrario, la tumba privada, contrasta
vivamente, pues reproducen escenas de la vida cotidiana: la pesca, la
caza en los pantanos... La
falsa puerta es aún centro de composición, pero adopta detalles
nuevos. La comida funeraria, se vuelve cada vez más complicada, y el
tema de los parientes y amigos que se lamentan a la puerta de la tumba,
adquiere importancia. Otra innovación en las tumbas privadas, es la
representación de dioses, sobre todo de Osiris, a los que el difunto y
su esposa hacen ofrendas. Pero
un estilo ya maduro de estas composiciones, comenzamos a encontrarlo en
la pintura de los cortesano de Tutmosis III. En Rejmiré (visir de
Tutmosis III), se intenta hacer una crónica general de la época, con
el difunto como protagonista: la recepción de las embajadas extrajeras,
funcionamiento de los tribunales, el cobro de impuestos, los trabajos
realizados para el templo de Amón en Tebas. Las escenas están
dibujadas y posteriormente coloreadas. Otras tumbas de este periodo
dignas de mención son las de Ineni ( nº81), Menkheperresoub (nº86),
con pago de tributos extranjeros al faraón A
Tutmosis III le sucede Amen-Hotep II Su reinado sigue siendo
expansionista, la actividad creadora en Karnak se cifra en dos obeliscos
y en una sala de festivales. A la muerte de rey, Egipto ha llegado a la
cima de su expansión, cuyos frutos serán recogidos por sus sucesores
inmediatos Tutmosis IV y Amenofis III. En este
periodo de aproximadamente cincuenta años se producirán una
serie de acontecimientos, que culminarán en el periodo amarniense, cuyo
desarrollo produce la sensación de que es en este momento, cuando la
historia de Egipto hace una inflexión que marca el indicio de la
decadencia de su civilización.
A
la muerte de Amen-Hotep II, le sucede su hijo Tutmosis IV, pero existen
indicios que parecen apuntar hacia la posibilidad de que existiese otro príncipe
heredero. Selim Hassan, excavó en diversas campañas durante los años
cuarenta, en las inmediaciones de Gize. Allí encontró una serie de
estelas que denominó A,B y C, pertenecientes a tres príncipes o quizás
a uno solo, que en cualquier caso eran hijos de Amenofis II. Estos
personajes se nos muestran haciendo ofrendas a la Esfinge o al propio
Rey, su padre, divinizado. Pero sus nombres han sido destruidos, salvo
en una de ellas en la que se puede leer el nombre de un príncipe
llamado Amenemipet, donde se le denomina "hijo real de su propia
carne" (del rey), y figura con las titulaturas que podrían
avalarle como futuro heredero del trono. No
existiendo otro personaje principesco conocido con los mismo títulos,
se piensa que Amenemipet falleció antes que pudiera ocupar el trono, lo
que benefició a su hermanastro Tutmosis. Los daños producidos en las
inscripciones citadas, hacen pensar en una "persecución de
memoria",llevada a cabo contra Amenemipet, que sólo podría verse
justificada por la autoría de Tutmosis IV, en tanto pudiera no haber
sido el legítimo heredero al trono. Pero él, Tutmosis IV, atribuyó su
buena fortuna a la protección del dios del Bajo Egipto Ra-Hor-ajty, que
en un sueño le prometió la corona si él era capaza de limpiar las
arenas que ocultaban su imagen en forma de esfinge en Gizeh. Esta
leyenda se recoge en la llamada Estela del Sueño ,grabado entre las
patas de la Esfinge de Gizeh, por cuya interpretación se puede llegar a
la conclusión de la falta de legitimidad inmediata para ocupar el trono
de Egipto. El
texto dice lo siguiente:
"Mírame, contémplame, oh, mi hijo, Tutmosis, yo soy tu
padre Ho-Ajty,Jepri,Ra,Atum, yo te daré la realeza sobre la tierra de
la cabeza de los vivientes, tú llevarás la Corona blanca y la Corona
roja sobre el trono de Geb, príncipe (de los dioses)....
He aquí, que ahora, la arena del desierto me atormenta, la arena
por encima de la cual yo estaba en otro tiempo. Ocúpate de mí a fin de
que puedas cumplir todo lo que yo deseo. Yo sé que tú eres mi hijo y
mi protector. Aproxímate a mí ¡mira! yo estoy contigo y seré tu guía.. Tutmosis
IV, a partir de este texto, parece confirmar la tesis de su acercamiento
a las tradiciones solares de Heliópolis, buscando el apoyo de este
centro religiosos como contrapeso al cada vez más poderoso clero
de Amón en Tebas. El texto
también nos indica , que el el dios Jepri-Re-Atum, el que le
otorga el derecho a ocupar el trono de Egipto, es decir la divinidad solar en sus tres manifestaciones:
nacimiento, cenit y ocaso. También no podemos olvidar el peso que debió
ejercer su madre, la reina Tia. Sus momumentos en la zona tebana son
escasos aunque erigió el gran obelisco, que actualmente se encuentra en
San Juan de Letrán en Roma, que fue planeado por Tutmosis III y
abandonado en Karnak. Pero el obelisco, era
un símbolo que honraba al dios sol de Heliópolis más que a Amón
de Tebas. Otra indicación más de la creciente influencia del culto
solar, se puede ver en la emisión de un gran escarabeo durante su
reinado en el que se habla de Atón como un dios de las batallas que
hace el faraón poderoso en sus dominios y protege a todos sus súbditos
bajo el imperio del disco solar. Esta es la primera mención de un
aspecto nuevo y universal del sol que acabara de asumir Ajenaton. La
actividad constructora del rey en su corto reinado, pues no se da para
él más de 8 ó 10 años,
tenemos que concentrarla en Karnak, aunque debemos mencionar los templos
solares que construyó al rededor de la Esfinge. En el templo de Karnak,
como decía, construye delante del IV Pilono un pequeño quiosco con
patio peristilo columnado. Su tumba es la KV 43 del Valle de los Reyes.
La decoración de la misma, sigue el estilo de la de su padre. Se
observa una ruptura más acusada del eje en la sala superior y en la cámara
del sarcófago. Hay
que hacer una mención
especial a la pintura privada que comienza a vivir su primer momento
evolutivo perdiendo la relamida seriedad que ha caracterizado el periodo
de los tutmosis.
Ejemplo de esto son las tumbas de Nebamón (nº90), Najt (nº52) o Menna
(nº69). El
momento expansionista que vivía Egipto y los contactos comerciales con
los mundos egeo y asiático, fueron la causa de una utilización más
opulenta de materiales como el cristal y el bronce negro con engastes de
plata y oro. Había llegado la hora del lujo. La pintura sufre una nueva
evolución, tiende a ser más naturalista. En los pocos restos que nos
han llegado de los palacios se puede observar la influencia minoica. En
cuanto a la pintura sepulcral, sigue perdiendo serenidad apareciendo una
línea más fluida, audaz, y una utilización más suntuosa del color.
Un elemento erótico entra en la vida de la sofisticada clases
dirigente. Este periodo de riqueza y ostentación son visibles en la
moda que observamos tanto en las pinturas como en los relieves. El
vestido femenino se vuelve más amplio, plisado y transparente dejando
vislumbrar el contorno de la silueta. Se pone también de moda las
pelucas trenzadas. Los hombres llevan camisolas. El faldellín es más
largo y para las grandes ocasiones se utiliza una túnica blanca que
cubre sus hombros y que se ciñe a la cintura por medio de una ancha
banda. El peinado tiende a ser largo cayendo sobre los hombros en ondas.
Cobra también mucha importancia, tanto para el hombre como para la
mujer, la utilización de joyería: brazaletes, pectorales, collarines,
que en muchos casos son obsequios de los reyes a quienes sirven. A
Tutmosis IV le sucede su hijo Amen-Hotep III. No entraremos aquí si
hubo o no corregencia entre ambos. Pero por el aspecto infantil, de Amen-Hotep,
en sus primeras representaciones, debemos
suponer que era un niño, de 8 ó 10 años, cuando accede al
trono de Egipto. Pero la gran actividad constructora de Amenofis
comenzará a partir de año 8 de su reinado. La
importancia de un hombre viene medida por la calidad de sus amigos o en
la intensidad de sus enemigos. Bien Amenofis III, supo rodearse no solo
de buenos consejeros, que le demostraron su fidelidad sino también, y
lo más importante, su amistad. Pero de entre todos uno, que destacó no
solo por capacidad constructiva sino también porque bajo su mano, pero
con toda lealtad hacia su señor, mandó, dirigió y gobernó, el país
de las Dos Tierras. Estamos hablando de Amenofis, hijo de Hapu. Según
se describe en la estela que Amen-Hotep III, mandó levantar en su
Templo del Valle, el pilono que construyó en el Templo de Amón en
Karnak, era el más hermoso de los hasta entonces construidos. Estaba
chapado en electrón y piedras semipreciosas, las puertas eran de madera
del Líbano cubiertas también
de oro sobresaliendo la imagen del Dios Amón en lapizlázuli. Un auténtico
derroche de lujo y esplendor. Amenofis llamó a este III Pilono "Amón
ha recibido su barca", porque con motivo del levantamiento de este
pilono, Amenofis también manda construir una nueva barca
"Userhat" procesional para Amón. Esta barca está
descrita y reflejada con todo lujo de detalles es la misma estela que
hacía referencia anteriormente. Nos cuenta la cantidad de oro que
llevaba el casco en la proa, en la popa, de como los dioses de las
tinieblas desparecian al ver la barca "Userhat". En este III
Pilono se encuentra el relieve donde se representa a Amón cuadrifonte,
mirando al norte-sur-este y oeste, protegiendo a todo Egipto. También
manda construir un pasillo techado procesional ,con columnas de
37 m., de altura, terminando en capiteles papiriformes abiertos. Esta vía
procesional estaba precedida por una avenida de esfinges que conducían
al embarcadero. Pero quizás lo más audaz que se permitió Amenofis
III, fue colocar en el propio corazón del templo de Amón, un símbolo
de culto solar: una columna que en altorrelieve tenía al dios Jepri, en
la parte de arriba y el fuste, en relieve, una representación del dios
Atum sentado frente Amenofis III. La lectura del conjunto, son dos
manifestaciones solares, del principio y final del ciclo solar, con la
ausencia total de Amón. Según
las últimas investigaciones dicen que este símbolo se encontraba en el
templo funerario de Amenofis y que fue emplazado en este lugar en
tiempos de Ramsés III. Esto solamente es una hipótesis, porque no hay
documento que así lo atestigüe. Yo personalmente me quedo con que esta
representación fue colocada in situ por Amenofis, pues hay que pensar también
en el pulso de fuerza que ya comenzaba a darse entre el poder político
y el poder religioso, y que estaba dividiendo, no solo
a la casa real, sino a todo Egipto. Adosadas
ala parte exterior del X Pilono, fueron colocadas dos enormes estatuas
de cuarcita roja de Amen-Hotep III. El pilono actual es de Horemheb,
pero bien pudiera ser que ya hubiera uno anterior, en adobe, estucado y
pintado. Una
avenida de esfinges criocéfalas, de unos 300 m., unía el Templo de
Karnak, con el Templo de la diosa Mut, esposa de Amón. Esta diosa tenía
un doble aspecto: como diosa de la guerra, y también diosa de la paz y
de la alegría, con ciertas
vinculaciones a la diosa Hat-hor. El
recinto estuvo custodiado por 730 estatuas de la diosa, 365 para el día
y otras tantas para la noche, que protegían los acontecimientos del año.
El recinto contaba con un lago sagrado en forma de creciente lunar, que
nos indica también la vinculación del culto lunar de esta diosa. De
Amen-Hotep III es también el Templo a Montú. Este dios estaba
vinculado al dios Amón, pero no llegó a sincretizarse con él. Es un
dios básicamente de la guerra. El Instituto francés de Arqueología
Oriental, ha sido quien ha excavado en este recinto, que al igual que el
de Mut, se encuentra muy deteriorado. Básicamente se compone de: -
Templo central, que el actual es de época tolemaíca. -
Mammisi, dedicado a Hat-Re (una forma de dios Horus).
- Un pequeño templete dedicado a la diosa Maat. Este templete es
interesante, porque
en él ubican ciertos autores, las fases instructoras de los procesos
por los
saqueos de tumbas que se produjeron durante la XX Dinastía, y que son
relatados en el Papiro Abbott. El
templo constaba también, de una serie de almacenes y lago sagrado. El
conocido hoy como Templo de Luxor, recibió el nombre de Ipet-Resit (el harén
meridional) y era el recinto donde el dios Amón celebraba la llegada de
la crecida anual, que regeneraba el ciclo de vida. La construcción de
este magnífico conjunto se debe principalmente de Amenofis III y a Ramsés
II. Como
en el caso anterior, este templo, y todas las magníficas construcciones
de este rey, se deben al arquitecto Amen-Hotep, hijo de Hapu. Pero también
sabemos los nombres de los dos maestros de obras gracias a una estela
que se encontró en el propio templo y eran, Suti y Hor. Puede
que la ejecución de este templo dedicado al dios Amón se deba a los
consejos y al buen criterio de su arquitecto, ya que la teología solar
iba minando cada vez más el reinado de Amen-Hotep. La consagración de
este templo al dios Amón, seria en consecuencia un intento de apaciguar
al poderoso clero amoniano, pues no hay constancia de su construcción
antes del año 30 de su reinado. En
este templo se siguió la planta tradicional del Imperio Antiguo, y
estaba unido al de Karnak por un largo dromo bordeado de esfinges del
faraón de más de 2 Km.(las actuales son de Nectanebo), y que
llegaban hasta un gran portón de madera, pues en este periodo el
recinto se cerraba. Tras franquear la puerta, nos encontramos con la vía
procesional, 14 columnas, de fuste liso y terminadas en capiteles
lotiformes abiertos. Aunque en su parte superior se encuentran los
cartuchos de Amenofis III, esta columnata fue decorada posteriormente
por Tut-anj-Amón, usurpados algunos por Horemheb y terminados por Sethy
I y Ramsés II. Pero
la importancia de esta vía, viene dada porque en sus laterales, se
recoge en detalle el desarrollo de las procesiones con motivo del
Festival Opet. Estas paredes fueron decoradas en altorrelieve por
Tut-anj-Amón y Horemheb. El muro de la derecha recoge la salida desde
el santuario del dios en Karnak, hacia su recinto en el Templo
de Luxor, mientras que en el de la izquierda, tenemos el regreso
hacia Karnak. En
cuanto a la duración de este festival, los autores no se ponen de
acuerdo. Hay quien afirma que en época de Amenofis III, eran once los días
de duración de la fiesta, otros que eran catorce, siguiendo paso
a paso, por cada columna, otros, sin embargo afirman que era un
ciclo lunar, es decir, veintiocho días, ya que si este templo era para
la regeneración del rey, de la propia vida y fuerza del valle del Nilo y dado que en su interior se
representaba un drama con el rey en el papel de dios Amón
y la esposa divina ,llegando a la unión carnal, con finalidad mágica,
e invocaciones para que la sangre fuese poderosa y para que la tierra
fuese fértil. Pero
volviendo a los relieves de la derecha de esta sala, nos cuentan al
detalle como era esta procesión de Opet. Desde el III Pilono del Templo
de Karnak, salían las barcas de Amón, Mut y Jonsu (en época de Amen-Hotep
III). Estas barcas eran de una belleza espléndida y transportaban
encima de ellas las barcas rituales de los tres dioses anteriormente
citados. Al paso de la comitiva salía todo el pueblo, pues era la única
oportunidad que tenían de ver, relativamente de cerca, a sus dioses.
Esta procesión, iba acompañada de cánticos, de danzas y de rezos,
entonados por los sacerdotes, con letras muy antiguas, posiblemente del
Imperio Antiguo, en las que se alababan la unión del dios con la esposa
divina, como ya he comentado anteriormente. En la pared de la izquierda,
nos relata el regreso de la procesión hacia Karnak. Estos relieves, que
se encuentran muy deteriorados, están siendo objeto de restauración
por la Casa Oriental de Chicago. El estilo fresco y libre de estas
representaciones sería el poso que había dejado el llamado estilo
amarniense (recuerden que estos relieves fueron realizados en época de
Tut-anj-Amón.). Todo el conjunto del relieve da la sensación de
movimiento. Si nos fijamos bien en las representaciones podemos incluso
captar el lento descenso por el río de las barcas, ayudadas por los
remeros y por la siga desde tierra. Podemos recrearnos en las alegres
piruetas de las danzarinas, etc... La vía
procesional nos conduce al patio solar con peristilo, que forma un
bosque de columnas fasciculadas con capiteles lotiformes cerrados. En
este gran patio, se realizaba un deambulatorio con las barcas, que se
depositaban en puntos muy concretos, pues los restos del relieve que
quedan en la parte inferior del muro, se refieren a actos de adoración
del rey a los dioses Amón-Re, Mut y Jonsu (en la parte donde aparece el
nombre de Amón, fue dañado en época de Ajenaton. Hay una teoría que
dice que fue el propio Amenofis III quien daña su nombre de Amón). En
esta misma zona es, donde en Febrero de 1.990, se encontraron una serie
de estatuas en perfecto estado de diferentes periodos que hoy se
encuentran expuestas en la nueva sala del Museo de Luxor. El
patio solar, da paso a una sala hipóstila con 32 columnas fasciculadas
lotiformes cerradas. Esta sala fue reutilizada posteriormente, como todo
el templo, y aquí podemos también encontrar los cartuchos de Ramsés
IV que posteriormente fueron usurpados por Ramsés VI. A derecha e
izquierda de la sala hipóstila se abren los reposaderos de la barcas de
Jonsu (sala III) y Mut (sala II), junto a la capilla de Jonsu, se
encuentra otra pequeña capilla dedicada a Amón-Min (sala IV). Esta,
constaba de una escalera que conducía a la terraza del templo(1). Pasamos
ahora a la sala de las procesiones de los nomos de Amen-Hotep III (sala
V), Esta formada por ocho columnas, iguales que las anteriores y que
fueron gravemente dañadas por Ajenaton. De esta sala salen a su vez dos
pequeñas salas laterales que fueron utilizadas como sacristía La
siguiente sala, es la sala de las ofrendas (sala VII), con cuatro
columnas. Esta decorada con escenas litúrgicas variadas: Amen-Hotep III
haciendo un ritual en honor de los dioses Amón y Min. La
sala del reposadero de la barca de Amón (sala XII),se construyó en época
de Amenofis III, y posteriormente fue reconstruido por Alejandro. Todos
los relieves son de este último periodo. El
deambulatorio (sala XVII), con seis columnas, era donde se debían celebrar una serie de
rituales ante el Sancta Santorum (sala XIX). Las paredes de este
santuario están decoradas con diversos relieves donde se ven a los
dioses Horus y Atum que introducen al rey en la sala y posteriormente al
rey, en presencia de Amón. Las
habitaciones laterales (salas XVIII y XX), columnadas estaban destinada
para depositar las ofrendas. Las
salas XIII y XIV, en el lateral, son las piezas más interesantes del
todo el conjunto. Son las cámaras de la teogamia (concepción divina) y
nacimiento de Amenofis III. En este momento, el rey, por razones que no
es el momento exponer, tiene la necesidad de reivindicar su naturaleza
divina como hijo del dios Amón a modo o paralelo de lo que hace la
reina Hatshepsut en Deir el Bahari. Estos relieves están en muy al
estado de conservación, pero básicamente nos cuenta como el propio
dios Amón engendra en su madre Mutemuia un hijo que será el futuro
Amen-Hotep III. Cruzando
el río, en la orilla oeste, construyó Amenofis hijo de Hapu, para su
señor Amenofis III, su templo de "Millones de Años". Dos
colosos sedentes de 21m., tallados en cuarcita de las canteras de Gebel
el Ahmar, cerca de Heliópolis, custodiaban la entrada al primer pilono
del templo. La descripción de lo maravilloso que era este templo esta
descrito en una estela de más de tres metros que Petrie localizó en el
templo funerario de Merenptha en su campaña de 1.896. La estela nos
dice que todo el templo estaba construido en arenisca blanca, y
embellecido con placas de oro. El segundo pilono también tenía sendas
estatuas del rey realizadas en cuarcita y las del tercero eran en alabastro.
El camino entre el segundo y el tercer pilono estaba custodiado por una
iconografía totalmente solar: una esfinge-cocodrilo y otra esfinge. El
tercer pilono daba paso a un amplio corredor que terminaba en un patio
solar columnado. Todo el suelo del santuario era de plata, así como sus
puertas. El emplazamiento del templo se encontraba dentro de zona de
crecida del río y se
inundaba. Esto fue un error de calculo del propio Amenofis, hijo de
Hapu: el templo debía se inundado. Su suelo de plata, al retirarse las
aguas se oxidaba y le daba una coloración negra simulando el limo, que
regeneraba la tierra de Egipto, de este mismo modo se regeneraba el
templo. Por
la cantidad de pies y restos de estatuas del rey, parece ser que todo el
patio solar, en su exterior, estuvo custodiado por imágenes de Amenofis
III, esculpidas en granito rosa de Asuán. Dentro del recinto, también
se encontraba un pequeño santuario dedicado a Ptah-Sokar-Osiris, donde también
se encontraba un busto de Amen-Hotep III. De
este periodo, tenemos dos magníficos ejemplos de arquitectura civil. El
primero es el palacio que Amenofis III manda construir en Malkata y el
segundo es Tell el Amarna, la nueva capital que manda fundar su hijo
Ajenaton. No vamos a entrar en los motivos por los que Amenofis III
decidió trasladarse a la orilla oeste y construir su magnífico
palacio. En
el camino hacia la actual Medinet Habu, se encuentra unos imprecisos
contornos que en otro tiempo fueron palacios, templos y casas.
Afortunadamente, los planos documentos, dibujos, así como los distintos
elementos de decoración y los objetos recuperados en las excavaciones,
que les voy a mostrar, intentará acercarles a lo que debió ser este
magnífico conjunto de edificios. El
asentamiento se llama Malkata, y resulta difícil buscar un plano
organizado en todo esta conjunto tan vasto e irregular. La construcción
de todas las estructuras, fueron en adobe estucado y pintado, sostenidas
con un derroche de columnas y vigas de madera, así mismo pintadas, con
basamento de piedra. Al utilizar así la madera y el adobe, Amenofis
III, estaba siguiendo una tradición ya establecida en la arquitectura
nacional. En estos palacios se repiten algunas características básicas,
pero no se desarrolló en todo el conjunto, ningún esquema fijo. La
ciudad y los palacios fueron creciendo de una forma desordenada Malkata,
se encuentra aproximadamente a una milla al suroeste de su templo
funerario, y debió estar comunicado con éste mediante una calzada y
probablemente con otras estructuras. Todo lo que queda ahora es una
carretera, pero anteriormente, hubo una entrada desde esta carretera a
través de la puerta occidental al gran patio, que unía las
dependencias principales del palacio, así como las diversas
edificaciones administrativas. La parte oriental de este recinto, entre
el Palacio del Rey, que formaba la estructura principal en el centro del
lado sur, se ha conservado en muy mal estado y ahora se encuentra dentro
de la zona de cultivo. Por
diversas vasijas fechadas parece que el Palacio real, debió comenzarse
a construir hacía el año 8 del reinado de Amen-Hotep III. En el
extremo norte de este asentamiento se encuentra una capilla dedicada al
dios Amón, así como las últimas edificaciones que se realizaron en
esta zona. En el centro de este asentamiento se encontraba una
enorme sala de audiencias. Al sur, en una zona al rededor del
gran patio, se encuentran los bloques de las edificaciones que forraban
cuatro palacios independientes pero comunicados entre sí: Palacio del
Norte, Palacio del Sur, Palacio del Rey y el Palacio Medio. En la
esquina suroccidental del recinto, se agrupaban una serie de casas, al
rededor de una gran dependencia. Al parecer en estas casas se alojaban
,en ocasiones, los altos dignatarios del rey: Amen-Hotep, hijo de Hapu,
Jeruef Ramose, Jaemjat... También en esta misma zona se encuentra un área
de viviendas de los servidores de palacio. Ya fuera de lo que fue el
recinto del palacio, tanto hacía el sur como al oeste se encuentra una
zona más amplia de viviendas, sobre todo las de la zona oeste, por su
magnitud debieron pertenecer a grandes señores. Es posible que en esta
zona se encontrara las residencias permanentes de Ramose, Amenemhat
Surero, Jaemjat, Jeruef o del propio Amen-Hotep, hijo de Hapu. PALACIO
DEL NORTE En
este palacio se repite, en menor escala, la sala columnada, el estrado
del trono y las dependencias adyacentes que después veremos con más
detalle en el Palacio del Rey. La zona sur de esta edificación consiste
en una larga serie de dependencias para sirvientes. Tenemos que suponer
que estuvo conectada con el Palacio del Rey. De esta zona no se conserva nada y en lugar de una entrada
monumental a la sala de audiencias, al acceso principal se encuentra
junto a un amplio corredor que conduce a la parte oriental del Palacio
Medio PALACIO
DEL REY Este
palacio estaba compuesto por tres salas de audiencias, dos grandes (1,2)
y otra más pequeña (3), en el extremo norte del palacio. Cada una de
ellas tenía un estrado para el trono. A la sala mayor, de estas tres
(1), se entraba por un amplio corredor que venía desde la parte
occidental y constituía la entrada principal al palacio. Otro corredor
va hacia el sur, pasando la segunda sala de audiencias(2), hasta la
antecámara columnada de la gran sala del harén(4). Por un pasaje
lateral, con un tramo de escalera se descendía hasta un corredor más
bajo y que daba acceso a las cocinas(9) y también al Palacio del
Sur(10). Al este de la segunda sala de audiencias, entrando a través de
una gran habitación y una antecámara, había otra pequeña sala de
audiencias(3), con cuatro columnas y una base para el trono. Esta sala
debió ser utilizada para recepciones privadas. Esta habitación, al
igual que la segunda sala de audiencias(2) y las residencias del harén,
conservó gran parte de su rica decoración. Tanto las paredes como el
suelo estaban alegremente decorados. El trono estaba cubierto con un
dosel de madera y el efecto debía ser espléndido. En su parte inferior
estaban los tradicionales prisioneros de Egipto capturados por el rey.
El suelo representaba un estanque, con plantas acuáticas de donde salían
colando aves. Unos motivos similares, con plantas, animales e insectos
se emplearon a menor escala en los preciosos azulejos (más tarde
veremos alguno), utilizados en la decoración de las paredes de Amarna. Las
pinturas que encontramos en Malkata, y que en consecuencia encontraremos
posteriormente en la ciudad de Ajenatón, es naturalista y decorativa,
que parece haberse creado para los suelos y que posteriormente pasó a
los espacios menores de las paredes. La ausencia de figura humana ayuda
a explicar una obra maestra
aislada. Otros elementos decorativos, como son los rodapiés, jambas de
las puertas y los arietes florales en la parte superior de las paredes,
son más tradicionales como también lo son, las elaboradas
combinaciones de plantas geométricas y pájaros en los techos. En
estos, predomina la línea curva en espirales entrelazadas, con toros,
introduciendo el elemento naturalista para proporcionarnos uno de los más
ambiciosos intentos de los pintores egipcios para lograr un efecto
ilusionista en lo cuerpos de las palomas volando en el techo de una de
las habitaciones del harén. Quedan
muy pocos restos de las escenas de las paredes, pero en la pared
occidental de la segunda sala de audiencias(2), se pude ver una figura
de una señora de la corte, con un elaborado tocado de flores sobre
artesonado rojo, azul y blanco. Sólo se conserva una parte de la cabeza
y la rodilla, y parte del friso floral que se extendía en la parte
superior de la pared. En esta misma sala, en la pared que hay detrás
del trono, había una pintura de animales salvajes, que Daressy nos
describe como un toro blanco y negro corriendo a través de las montañas,
marcadas con franjas ondulantes de color azul, amarillo y rojo,
salpicado de florones rojos sobre el suelo azul y florones azules sobre
el rojo. El techo estaba decorado con la diosa Nejbet volando. Las
dependencias privadas del rey, consistían en una larga sala de
columnas(4),con una sala para el trono(5) detrás de la cual se hallaba
un baño(6),unas antecámara(7) y el dormitorio del rey(8). En cada lado
de la sala había cuatro habitaciones grandes (suites) para las mujeres
principales del harén. Las pinturas de este suelo de la sala
representaban un estanque en los pantanos. El techo, también estaba
decorado con representaciones de la diosa Nejbet. Titus, cuando los
excavó en 1.903 encontró unos capiteles de madera en forma de flor de
loto. También describe una pintura del rey sentado en su trono, que se
localizó en una de las paredes laterales de la zona sur de esta sala,
que daba un tono más privado a la sala del trono, pero que al mismo
tiempo permitía a las personas reunidas en la sala que vieran al rey a
través de la amplia puerta central. En las pinturas y relieves
localizadas en las tumbas privadas de sus nobles, el rey aparece
representado de esta forma Al
sur de la sala de la coronación hay tres largas cámaras que forman la
residencia privada del rey. La mayor de ellas(6), era un baño con una
losa de piedra en la esquina. La habitación de la derecha, ricamente
decorada, era el dormitorio real(8)Petrie, localizó la presencia de una
plataforma alzada, en esta habitación, que indicaba que había habido
un dormitorio. Paralelos semejantes se habían encontrado en las grandes
casas de Kahum, en la XII dinastía y aparecen también en la mayor
parte de las casas de Amarna. Quizás se construyó una especie de
conducto para el aire con una abertura en el tejado de la alcoba y así
aprovechar la brisa en las épocas de calor. La cama, colocada sobre la
plataforma debió ser de madera con patas talladas, semejantes a las
encontradas en la tumba de los padres de la reina Tiyi o Tut-anj-Amón.
Al lado de esta habitación se encontraba un vestidor con pinturas
igualmente hermosas Su techo estaba decorado con cabezas de toros entre
dibujos con espirales entrelazadas que nos recuerdan a las pinturas minoícas
del Palacio de Knossos en Creta. Y es que, esta corriente naturalista
está muy estrechamente ligada a las influencias egeas. La pintura
egipcia, ya en este periodo ha perdido toda la carga y hermetismo, que
tenía en la primera mitad de la dinastía.
El
techo de la cámara que no incluye la
alcoba, tenía 25 pies de largo y 15 de ancho y estaba cubierto
por pinturas de la diosa Nejbet, con ribetes de florones y franjas de
cuadros. Esta diosa, como ya sabrán, estaba asociada a la realeza del
Alto Egipto en la zona de el Kab, y allí dedicó Amenofis III un
santuario a esta diosa, y que por otro lado ya había sido comenzado por
su padre, que aún guarda una rica decoración. Contemporáneos
a los dibujos realizados en el Palacio de Amen-Hotep III, se encuentra
un diseño en el que los escarabeos han ocupado el lugar de las cabezas
de toro, como intentando dar un tono más egipcio al conjunto. Volviendo
al Palacio del Rey, se dispusieron cuatro habitaciones grandes (suites)
a cada lado de la sala columnada(4) y el trono(5),para el harén,
formando un plano simétrico y compacto. Una delicada hilera de columnas
de madera sujetaba el tejado en
las habitaciones grandes, mientras que en las pequeñas el vestidor era
más reducido y no se
encontraron columnas. La sala de estar principal
de estas habitaciones, tenía un estrado de adobe para colocar
una silla junto a la pared. A estas dependencias se entraba desde la
sala columnada, a través de una habitación que tenía una plataforma
alzada en piedra con un pequeño canal de desagüe para que el agua
cayera en un receptáculo de piedra colocado en el suelo. Posiblemente
este era el lugar donde se almacenaban jarras para el agua. Detrás de
esta sala de estar, había otras dos habitaciones: la más pequeña servía
de dormitorio y la otra era el vestidor. Esta zona comunicaba con un
largo corredor que daba a otra habitación donde se guardaba vestidos y
ropa de casa. Las dos dependencias del norte, servían de antecámara de
otro dormitorio. En el vestidor de la zona oeste se hallaron pinturas en
el techo. Las más interesantes son unas palomas volando. Llama la
atención esta pintura por la redondez que han dado a los cuerpos de las
aves, punteando incluso las partes superiores. Los techos de los otros
vestidores se realizaron de una forma más cuidadosa. Estuvieron también
decorados con patos volando, palomas y el que estaba más al sur,
simulaba una parra con uvas. PALACIO
DEL SUR. El
Palacio de Sur(10), pudo haber pertenecido a la Gran Esposa Real Tiyi.
De este palacio se ha conservado muy poco, ya que parte de él, se
encuentra dentro de la zona de cultivo, pero se sabe que tenía su techo
decorado con espirales entrelazadas, y tréboles combinando con
rosetones Todo
el conjunto de Malkata, fue excavado por Tytus en 1.903
posteriormente por Petrie, que después de hacer los planos y
tomar las fotografías (en blanco y negro), volvieron a cubrir sus
cimientos con la misma arena que los había preservado. Parece mentira
que, bajo este actual desorden de montículos, una vez, se encerrara
tanta belleza. Entre
Malakata y el templo de
Millones de Años de Amenofis III, se construyó Amen-Hotep, hijo de
Hapu el suyo propio, que debió ser de una belleza inusual, a juzgar por
la reconstrucción que conocemos del mismo. Actualmente se encuentra
totalmente destruido, como si alguien hubiera empleado con saña para dañar
su memoria. En
cuanto al bulto redondo , se denota también la sensualidad que rige
todo el periodo, del mismo modo que ya hemos ido viendo en la pintura,
donde se aprecia una suavidad de las formas subyacentes y en una
tendencia a la calidad táctil del tratamiento de las superficies. La más
notable de estas piezas es la cabeza de una gran estatua de Amenofis
III, que se conserva en el Museo de Brooklyn, que forma parte de un
grupo de cabezas semejantes, en las que las rollizas facciones del joven
faraón, se estilizan hasta formar un patrón. Los ojos almendrados,
cejas en arco, nariz bien definida y labios gruesos, persisten en toda
la estatuaria de casi todo su reinado. Sólo encontraremos, que al final
de su reinado, la nariz se redondea. De esta misma manera, el
tratamiento del cuerpo, muestra igual tendencia a la abstracción, al
juntarse los músculos pectorales en un sólo pliegue que nos recuerda a
los ejemplos ya vistos durante la XII y XIII dinastía. La
estatuaria particular, tiene una tendencia, como siempre, ha seguir el
patrón de moda que impone la casa real. En contraste con la
monumentalidad de las piezas reales, la estatuaria privada es de menor
tamaño y son más naturalistas. Hay que destacar las numerosas
estatuillas, que aparecen a lo largo de toda la XVIII dinastía, de
damas de la corte, talladas en madera, posiblemente madera de boj,
importada de oriente, y que son de color pardo. Pero
había sin embargo, nuevas fuerzas acechando bajo la superficie del arte
egipcio, que surgen hacia la última década del reinado de Amenofis
III, coincidiendo con su primer jubileo. En el arte de este periodo
comienza a denotarse cierto realismo. Las estatuas del rey revelan el
paso de los años. La cabeza de madera de la reina Tiyi, que fue
localizada en Kom Medinet Ghurab y que actualmente se encuentra en el
Museo de Berlin, nos muestra unas facciones ya arrugadas y aunque su
expresión es enfurruñada, se percibe una interpretación realista de
la imperiosa dignidad real. También podemos apreciar en esta cabeza, el
modelado plástico de los ojos dentro de sus cuencas, una boca seria,
pero con labios cuidadosamente modelados, que dan al rostro una expresión
sombría. Este cambio en el tratamiento del bulto redondo coincide, como
he dicho anteriormente, con el primer jubileo de Amen-Hotep III.
Aceptando la teoría de la corregencia entre Amen-Hotep III y Amen-Hotep
IV, es posible que se produjera un intercambio de ideas entre los
artistas de ambas cortes, ya que Men y Bak, los respectivos jefes de
escultores de estos dos reyes, eran también, respectivamente, padre e
hijo. Pero este tema lo veremos mejor reflejado en el relieve. Sea cual
fuese el motivo, lo cierto es que la tendencia del momento se encamina
hacía una mayor libertad de expresión. La
estatuaria privada de este momento, expresa con frecuencia una piedad
muy acrecentada, ante la aparente presencia
invisible de su dios. Son características, las representaciones en
forma de escriba, con su rollo de papiro sobre el regazo y la cabeza
inclinada, como escribiendo o leyendo
bajo la inspiración del dios. Este tipo de estatuaria, está
inspirada en modelos del Imperio Antiguo y comienza aparecer durante el
reinado de Amenofis II. Las de Amenofis, hijo de Hapu, es el más claro
ejemplo de esto. De facciones idealizadas, serenas de espíritu y al
mismo tiempo, devoto tanto de su señor, Amenofis III, como de su dios
Amón. Pero también tenemos otras estatuas de él, donde ya se le
representa como un hombre mayor, de ochenta años según la inscripción,
donde tanto el peso de los años como de los acontecimientos que le tocó
vivir muy de cerca, están patentes en las marcadas arrugas de su
rostro. Tanto la postura del cuerpo, el retrato de su rostro, como sus
ropajes, copia a los ejemplos que vimos durante la XIII dinastía. Con
un mirada al frente, de hombre erudito, iniciado - sin duda -, en todos
los ritos del pasado, y que con toda seguridad, se ocuparía
de reproducir fielmente, el ritual con motivo del primer jubileo
de Amenofis III, a la antigua usanza y como los dioses habían
establecido en la noche de los tiempos. Pero
el manierísmo del arte de este período, tenemos que buscarlo
irremediablemente en el relieve. Los bajorrelieves delicadamente
tallados en arenisca blanda, de las tumbas de Ramose, Jeruef,Jaemjat,
resumen por sí mismas la suntuosidad y delicadeza de unas figuras
elegantemente proporcionadas, dibujadas con una sutil precisión clásica
y talladas con un sensual deleite en sus formas. Escenas como esta, de
las princesas extranjeras haciendo libaciones en el tercer
jubileo del faraón
que se encuentran en la tumba de Jeruef, Chambelán de la reina Tiyi, o
estas otras del Visir Ramose. Por
la similitud en el estilo del relieve de todas las tumbas de altos
dignatarios de este periodo, podría admitirse que el maestro de obras
fue el mismo en todas ellas: Sa-Mut, Cuarto Profeta de Amón. Pero
también debemos saber ver el elemento desestabilizador que
subyacía en la corte y que no fue otro que la yuxtaposición de
dos poderes religiosos enfrentados o el de un hijo con su padre. En
todos los relieves de las tumbas concedidas por Amenofis III a sus más
fieles colaboradores, en el año 28 de su reinado con motivo de la
subida al trono de su hijo corregente Amenofis IV, se pone de manifiesto
una decoración de tipo ortodoxa que cambia bruscamente y evoluciona hacía
un nuevo estilo heterodoxo. No podemos precisar el momento de este
cambio o sí por el contrario, como afirman algunos autores(3), se puede
admitir que trabajaron dos equipos de talleres en estas tumbas. Con Amen-Hotep IV se produce una tendencia realista en el arte, ya que el joven rey aúna en sí mismo, todas las corrientes solares que se habían venido produciendo a lo largo de toda la dinastía. La teología heliopolitana, por fin, se encuentra amparada por la casa real, que revindica la soberanía de Ra-Hor-ajty encarnando, en un sólo dios, a todas las demás divinidades. Este concepto abstracto de divinidad fue elevado por Amenofis IV-Ajenaten (cambia su nombre en el año cinco de su reinado), bajo un aspecto nuevo, el aspecto de rey y padre celestial, cuyo poder se manifestaba en la luz que irradiaba el disco solar, es decir, el Aten Al
expresar este nuevo concepto de ideas, Ajenaten propició la creación
de un nuevo estilo de arte. Todo pasa a ser nuevo. La corte abandona
Waset (Tebas),contaminada por siglos de teología anterior y se crea en
el Egipto Medio una nueva capital Ajet-Aten, la actual Tell-el Amarna,
que dará nombre a todo este periodo de caos, y que durará 19 años. A
pesar que Ajenaten, no propició cambio alguno en la iconografía
tradicional, si se introdujeron deformaciones idiosincráticas, sin duda
inspiradas en el propio Ajenaten, en los retratos de él mismo, así
como de toda su familia. La
nueva capital de Ajenaten, se construyó como he dicho anteriormente, a
unos 500 kilómetros al norte de Tebas, sobre una estrecha franja de
tierra cultivable y rodeada por montañas. La ciudad era larga (9 kilómetros),
y estrecha, llegando a la orilla del río en los extremos norte y sur.
Tras la apresurada visita de la expedición prusiana en 1.845, Francia
envió su expedición arqueológica en 1.883 Pero este yacimiento, saltó
por primera vez, a un primer plano en 1.887, cuando una campesina,
casualmente encontró algunas tabillas de arcilla cocida, inscritas en
escritura cuneiforme, que eran parte de la correspondencia diplomática
egipcia y que actualmente se conocen por el nombre de
"Cartas de Amarna". Pretie, excavó este yacimiento en los años
1.891-92, comenzando por los edificios oficiales. La misión alemana
continuó con esta labor, que fue interrumpida
por la I Guerra Mundial. En 1.921, se hace cargo del yacimiento
la Egypt Exploration Society. La ciudad no ha sido todavía excavada por
completo. Esta estaba
formada por un núcleo
central, que contenía palacios, templos, centros administrativos,
almacenes, la ciudad sur o zona residencial, el barrio norte y varios
palacios en la afueras. También se ha localizado una necrópolis en la
montañosa. Dado que este emplazamiento estuvo ocupado durante poco
tiempo, el emplazamiento es único, en el sentido que los excavadores sólo
tienen que hacer frente a un nivel de ocupación, y además, el plano
original de la ciudad jamás se vio alterado. EL
GRAN TEMPLO DE ATEN. Dado
que Ajenaten había instituido el culto solar, los templos encontrados
en Amarna, difieren notablemente de los tradicionales. No había en
ellos, ningún santuario cerrado donde se albergara la estatua de culto
al dios, ni tampoco las capillas donde los sacerdotes hacían los
rituales diarios de lavar, ungir, vestir y alimentar al dios. En lugar
de esto, los templos amárnicos estaban abiertos al sol, al dios Aten,
cuyos rayos benéficos aparecen tan a menudo en el arte de este periodo. El
Gran Templo de Aten, en su conjunto, comprendía un amplio recito, con
un santuario en un extremo. Una calzada de acceso ascendía
progresivamente desde la entrada, a través de una serie de patios,
hasta el altar mayor de santuario. Mesas de ofrendas, en piedra,
flanqueaban la calzada de acceso, en su mayor parte destinadas al uso
ceremonial. Otras mesas de ofrendas se colocaban en los patios y en el
propio santuario, que tenía varias estatuas colosales de Ajenaten. Los
patios de entrada denominados "Per-Hai" ("Casa del
jubileo") y "Gem-Aten" ("Encuentro de Aten").
El "Per-Hai", estaba precedido por un pilono que comunicaba
con un gran patio bordeado por dos columnatas laterales que se dirigian
hacia un gran altar El "Gem-Atem", estaba formado por una
serie de pilonos que comunicaban sucesivos patios, con columnas y
altares en una de las caras. Al fondo se encontraba el altar principal y
al que sólo tenian acceso Ajenaten y Nefertiti, como los únicos
intermediarios ante la divinidad. En todo el recinto se encontraron dos
series de mesas de ofrendas (unas en piedra y las otras en adobe), cada
una de ellas con 365. Los investigadores creen que responderían al
culto diario, aunque no se explica muy bien el hecho de que aparezcan
las dos series. Badawy, piensa, que serian 365 para el culto diurno y
365 para el nocturno, es decir una por cada día y noche del año, auque
existen discusiones al respecto. EL
GRAN PALACIO. Situado
en en centro de la ciudad, con sus salas de ceremonias, era sin duda el
de mayor importancia. La planta muestra el edificio principal, con una
amplia sala a la izquierda. A la derecha aparecía una gran sala de
coronación con columnas, y al otro lado el herén y las habitaciones
para la servidumbre. El palacio estaba ubicado sobre una colina, con
tres jardines en terrazas que descendían hacia
el desembarcadero del Nilo, y unido al palacio y a los jardines
por medio de un puente abovedado que cruzaba la calzada real. EL
BARRIO SUR. Fue
la zona residencial del amarna. Esta residencias estaban compuestas por
un vestíbulo de entrada (plano) y galería abiertas, cada una con dos
columnas, una sala central desde donde salía una escalera que conducía
a la planta superior. En esta planta
se encontraba los dormitorios, vestidores, etc... Toda esta
construcción estaba realizada en adobe estucado y pintado, piedra y
madera tanto para las columnas como para el tejado de la misma forma que
ya hemos visto en Malkata. NECRÓPOLIS Las
tumbas reales y de los nobles, se excavaron en los acantilados rocosos
que rodeaban la ciudad. Debido al corto periodo de existencia de esta
ciudad, ninguna de ellas fue terminada, aunque es posible que las de
Huya (nº1) "Chanbelan de la reina Tiyi",y Any (nº23)
"Secretario de la reina", podrían haber sido utilizadas.
Ya que estas tumbas eran la recompensa del rey a sus súbditos
leales, no ahorraron medios para su estructura y decoración. La piedra
de la zona donde se encuentra la necrópolis, es de caliza de baja
calidad. EL sistema constructivo, fue el mismo que el de las tumbas
tebanas de la XVIII dinastía: se cortaba la ladera para dejar una
fachada vertical y después se excavaba en el interior del pasillo
horizontal que terminaba en la cámara que contenía una estatua del
difunto. Si bien, este era el esquema general de todas ellas, no se
puede decir que haya dos tumbas iguales. En algunas ocasiones encontramos que
este pasillo se introducía en la propia montaña y se cortaba con otro
perpendicular, de modo que se obtenía una planta cruciforme o a veces
se transformaba en una sala hipóstila como es en el caso de las tumbas
de Panehesy (nº6) y Meryre
(nº4). La
decoración de estas tumbas se realizó con bajorrelieves o con un
taraceado modelado con espátula mientras el yeso aún está húmedo,
una técnica de gran tradición en el Egipto Medio, que proporcionaba
unos resultados mas vistosos. En cuanto a la temática, a excepción de
las de Any y Huya en las que se sigue el ritual ortodoxo completo, es
decir: ofrendas, plañideras, sacedote Sem, en el resto, no hay
representaciones funerarias de ningún tipo y es sustituido, en
exclusividad, por las actividades rutinarias de la familia real y a las
que el propietario de la tumba puede asistir como un simple servidor o
espectador y en el mejor de los casos, como un participante cuando es
honrado por el rey. La
tumba del rey se descubrió en 1.892 , en una zona que actualmente se
conoce con el nombre árabe de Darb el Melek. Este es un lugar, hendido
en un alta y árida meseta, de una belleza impresionante al amanecer y
al anochecer. La
entrada a la tumba real está a nivel del suelo en la cara este del
valle, la región por donde Aten salía todos los días. La planta de la
tumba, es un largo y vacío corredor que desciende por medio de dos
escaleras separadas por un largo e inclinado pasaje, de 28 metros, hacia
el interior de la montaña. La antesala está al pie de una segunda
escalera y conduce a través de una puerta a un "pozo de protección"
de 3,5 metros.(4). Estos muros, de la cámara del pozo, fueron
enyesados, decorados en relieve con
composiciones florales y adornados con inscripciones. En otra
escena de esta misma sala, encontramos figuras de rey, la reina e hija,
haciendo ofrendas a Aten. La salida de esta habitación conducía
directamente a la puerta de la cámara funeraria. Esta sala, es una cámara
impresionante de 10 metros cuadrados y tres y medio de altura, con una
plataforma a la izquierda de 33 cm. que descansa sobre dos pilares
cuadrados de piedra. Los relieves e inscripciones de estos muros, fueron
destruidos no mucho después de la muerte del rey. En ella, estaban
representados el rey y la reina haciendo ofrendas al disco solar. Además
de las cámara principales de la tumba, se construyeron dos conjuntos
separados de cámaras, uno se abre a mitad del muro derecho del corredor
descendente y el otro a sus pies, en el lugar en que el corredor se abre
a la antecámara. El conjunto más interesante es el que forman estas
tres cámaras, donde se nos muestra unas escena del rey y la reina
haciendo duelo por su hija muerta Meketaten (segunda hija). Al no
aparecer el nombre de la
princesa ya que la inscripción ha sido muy dañada, existe la hipótesis
de que no fuera una hija, sino el entierro de una reina secundaria de
Ajenaten. En
los relieves que hemos ido viendo, se nos puede pasar perfectamente por
alto, una de las características esenciales de este periodo cuyas
implicaciones son, si cabe, más revolucionarias que las religiosas
propiamente dichas. Se trata de un nuevo intento de representar el
espacio en dos dimensiones. En los relieves que hasta ahora hemos visto
siempre se nos muestra al hombre idealizado, con ambos pies vistos su
lado interior, y cada par de manos convertido en copias exactas de una
misma mano. Pero en el periodo amarniense, sin embargo, se percibe con
frecuencia el esfuerzo por considerar las manos desde un punto de vista
nuevo y representarlas debidamente en un contexto espacial. Quizás el más
impresionante de todos, es el que se conserva en la Schimmel Collection
de Nueva York, donde se nos muestra una mano, posiblemente de Ajenaten,
levantando hacia los rayos acariciadores de Aten, una rama de olivo que
se curva bajo el peso de los frutos. Esta maravillosa escena, única, es
el mejor ejemplo de la realidad espacial de la nueva visión artística.
Este intento de dar una ilusión de profundidad se aprecia de
nuevo en la forma de representar el trigo, como un conjunto desordenado
de espigas, que se mece bajo una suave brisa Pero
esta forma de representar el espacio, tuvo poco efecto en la estatuaria
de este reinado, que estaba sometido a consideraciones de tipo técnico
y arquitectónico. Los cambios
más dramáticos los encontramos en las innovaciones de los colosos
erigidos en Karnak, que desconcertó, sin duda, a sus propios contemporáneos
por su violenta ruptura con los ideales por los que se regían
las representaciones reales. En ellas las peculiaridades físicas de
Ajenaten se alargan y distorsionan en busca de un nuevo símbolo de la
divinidad. Bak, el principal escultor y sin duda, el diseñador de estas
estatuas, afirma, en una estela como si quisiera disculparse ante la
posteridad, que él no fue más que un mero discípulo al que el propio
rey enseñaba. Estas estatuas están entre las obras de arte más
inquietantes que ha producido el mundo antiguo, y son una expresión
externa y visible de una fuerza interior y espiritual que tiene un
destello de fanatismo. En
Karnak, en el año 2 ó 3 de su reinado, cuando aún se llamaba Amenofis
IV, construye el III Pilono que se limita a decorar con escenas rituales
de masacre de enemigos, totalmente simbólicas, porque no representan ningún
tipo de campaña y escenas de culto al dios sola Ra-Hor-ajty Edifica también
en este periodo, en el exterior del recinto de Amón, en la parte este,
su gran templo solar al dios Aten, donde debemos suponer que celebra
unas fiestas jubilares especiales para el dios y él mismo. Las características
arquitectónicas son muy similares a las ya expuesta en los templos de
Amarna, con altares abiertos a pleno sol. Estaba decorado con
"talatat", denominados así por sus dimensiones 30 x 3 cm
(talatat en árabe significa tres),en caliza enlucida y con decoraciones
en hueco relieve que daba una sensación muy vistosa. Este templo fue
desmontado y colocado como relleno del II y IX Pilono. Hasta
ahora se han localizado unos 62.000 de estos "Talatat Si
en el periodo anterior decíamos que es cuando el relieve alcanzó , a
mi juicio, sus más alta cotas, será en este periodo cuando la
estatuaria de bulto redondo alcance su más alto grado de perfección.
Las exageraciones del físico del rey contrastan con las sensuales
representaciones de la reina Nefertiti, que nos muestran
a una mujer de una gran atractivo físico, de cintura fina, cuyo
cuerpo de deja adivinar bajo los ropajes de su vestido plisado. Pero el
extremado estilo de esta primera fase se vió modificado en la segunda década
del reinado de Ajetaten, posiblemente como consecuencia del nombramiento
de un nuevo jefe de escultores o de una suavización del fervor
religioso del rey. La mayor parte de la escultura que se encontró entre
las ruinas del estudio principal del escultor Tutmose, en Amarna, está
libre de las deformaciones a las que antes hacíamos alusión. El
estudio de Tutmose, nos ha dejado toda una serie de objetos que revelan
la amplia gama de recursos con que contaban los escultores ,como
cabezas, brazos, manos y pies esculpidos en cuarcita para encajarlos en
estatuas del rey, la reina o las princesas. Entre todos estos restos hay
como media docena de soberbias obras maestras del arte egipcio, pero de
entre todas, una se eleva
por encima de ellas, la de
la reina Nefertiti Ajenaten
parece que hizo corregencia con Se-menej-ka-Ra, pero la muerte prematura
de este rey, hizo que la corona del doble país pasara a una niño de 9
años: Tut-anj-aten. Como
dijera Howard Carter "El misterio de su vida sigue escabulléndosenos;
las sombras se mueven, pero la oscuridad nunca se dispersa".
Probablemente nació en Ajet-aten, durante la segunda mitad del reinado
de Ajenaten. Aunque su linaje real ha sido discutido en alguna ocasión,
una inscripción aparecida en el-Ashmunein,
al otro lado del río en Amarna, confirma que Tut-anj-aten, era hijo
real. No existen pruebas fehacientes que permitan con certeza la
identidad de su madre. No parece que Nefertiti, diera un hijo varón a
Ajenaten, aunque entre las esposas secundarias y las concubinas reales,
destacó una en particular: Kiya, identificada por algunos como la
princesa mittania Taduhkepa,hija de Tushratta, enviada a Egipto a
comienzo del reinado. Kiya está muy presente en el-Amarna, su especial
posición en el favor real se refleja en su único título: Esposa
Grandemente Amada. En cierto número de relieves encontrados en
el-Amarna, Kiya se muestra en compañía de una hija, la cuestión es si
pudo haber dado también un hijo al rey. Se
sabe también que Kiya, era favorita entre los años 9 ó 10 del reinado
de Ajenaten, pero después del año 11,hacia la época del nacimiento de
Tut-anj-aten desaparece de los monumentos y en su lugar aparece la
princesa Meritaten, hija de Nerfertiti. Según una teoría , Kiya
moriria al dar a luz, y es el duelo que se refleja en la tumba de
Ajenaten. Pero sea cual fuese su origen, Tut-anj-aten, el caso es que el
destino le otorgó el gobierno del doble país. Bajo
su reinado, Amarna se abandona, trasladando la capital administrativa a
Menfis y Tebas quedó restablecida como centro religioso del país. Se
casa con Ankhesenpaten, hija de Nefertiti. En el año 2 de su reinado,
promulgado por decreto en Menfis y registrado en la "Estela de la
Restauración", se restablece el culto formal a Amón y a todos los
dioses tradicionales. El propio rey y su esposa cambian en este momento
su nombre por el de Tut-.anj-Amón y Ankhesenpamon. Su corto reinado, no
le permitió levantar grandes monumentos. En el Templo de Amón en
Karnak, al III Pilono se le añade una estatua del rey.
Puede que durante su reinado comenzaran la desmantelación de
templo que Ajenaten. También se le atribuye la avenida de esfinges con
cabeza de carnero entre el X Pilono
y el recinto de la diosa Mut. Esta bella estatua de caliza, del rey con
el dios Amón que actualmente se encuentra en el Museo de Turín, también
se encontraba en Karnak. En Luxor, ya hemos visto la columnata de
Amenofis III que es decorada tanto por Tut-anj-Amón como por Horemheb,
del mismo modo que los relieves de las escenas del Festival de Opet. A
lo largo de todo este periodo hemos venido hablando de grandes construcciones,
de magníficos templos, de delicada estatuaria, pero no nos hemos
parado, en las artes menores. De la mano de Tut-anj-Amón y de su
magnifico ajuar funerario vamos a introducirnos en ellas. Como
ya es sabido, en noviembre de 1.922, Howard Carter, descubrió para el
mundo la tumba inviolada de este rey. Su precipitada muerte, el rey debía
contar entre 17 ó 19 años, sorprendió a todos. Montones de objetos,
sin ningún orden yacían por toda la tumba. Camas, muebles, cajas,
carros, ropa, utensilios que había utilizado el joven rey durante su
vida, así como aquellos que necesitaría en el más allá. Pero sin
duda, la delicadeza de la joyería encontrada, es lo que nos llama más
la atención. Sirva para ello, esta muestra. Tras
la muerte inesperada o esperada del rey Ay, no se sabe muy bien en
virtud de que vínculo real, sube al trono de Egipto. También tuvo un
reinado muy breve y fue enterrado en el Valle de los Monos (WV 23). Ante
este vació de descendencia real Horemheb, entre cuyos títulos estaba
el de comandante en jefe del ejercito y delegado del rey, asume la
corona del doble país. Antes de tomar el trono de Egipto, Horemheb, había
comenzado a construirse en la zona de Saqqara, una magnífica tumba, con
unos notables relieves esculpidos en piedra caliza. En ella persistirán
algunos detalles amarnienses como son
el uso indistinto del bajorrelieve y el hueco relieve en la misma
escena, al objeto de conseguir una mayor profundidad. En
Karnak, edificó el II Pilono y se dedica hacer una serie de
restauraciones. En el tempo de Luxor, decora parte de la vía
procesional de Amen-Hotep III. En
el Valle de los Reyes mandó construir su tumba KV 57. Consta de dos
ejes bien diferenciados. El primero de estos, consta de tres corredores,
un profundo pozo y una sala superior con pilares. De esta cámara parte
el segundo eje de la tumba, con tres corredores inclinados que terminan
en la antecámara y sala del sarcófago. Los más interesante de esta
tumba son las magníficas pinturas que aún hoy guardan la frescura del
legado artístico, que sin duda dejó Amarna. NOTAS 1.-
Se ha utilizado la numeración existente en los planos del P. and Mosse. 2.-Se
ha utilizado la numeración del plano de Smit. 3.-
Ver conferencia de F. Martín
Valentín. 4.-
Los pozo de protección eran una característica de la mayor parte de
las tumbas
los reyes del Imperio Nuevo y se supone que no eran excavados
hasta que el
difunto era depositado con todo su ajuar funerario en el
interior de la cámara. BIBLIOGRAFIA. Aldred,C
Akhenaton,farón de Egipto.Madrid 1989.
Arte Egipcio.Barcelona 1993. Edwards.I.E.S
Tutankhamun:his tomb and its treasure. Verona 1977. Giedion,S
El presente eterno: los comienzos de la arquitectura. Madrid
1988. Hornung,E
The valley of the king.New York 1990. Kozloffl,A
Amenhotep III and his world.Cleveland 1992. Mekhitarian,A
La peinture egyptienne. Ginebra 1978. Prisse,E
Atlas of Egyptian art.Cairo 1992. Reeves,N
Todo Tutankamon.Barcelona 1991 Russmann,E
Egyptian sculpture.Texas 1989. Stevenson,W
The art and architecture of Ancient Egyopt.London 1981. Varille,A
Inscrptions concernant l'architecte Amenhotep,fils de Hapou.Cairo
1968. |