LOS CARROS EN EL EJÉRCITO DEL ANTIGUO EGIPTO

 

María Begoña del Casal Aretxabaleta

Miembro del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto

 

DESARROLLO (cont.)

Conociendo estos antecedentes no es aventurado suponer que hasta la muerte de Thut-mose III, el grueso del cuerpo de carros del ejército egipcio estaba compuesto por los vehículos arrebatados a sus enemigos vencidos o a lo que ellos llamaban entrega de tributos de países extranjeros(L. VI), que más bien debieron ser trueques de mercancías caras[13].

Las pruebas que apoyan esta hipótesis son los nutridos ejemplos de carros que aparecen en representaciones egipcias realizadas durante los reinados de Thut-mose III(L. VII) y Amen-hotep II, los cuales se corresponden fielmente con modelo utilizado por sirios, ugaríticos(L. VIII) y micénicos(L. IX).

No se sabe cuándo aprendieron los egipcios las técnicas de la fabricación de carros.

No obstante, existen pruebas irrefutables de la construcción del modelo cananeo en la tumba de Hepu (TT 66)(L. X), visir de Thut-mose IV.

En otras anónimas[14], (Ls. XI y XII) nuevas pinturas muestran a artesanos egipcios esmerándose en la realización de las diversas piezas que componen dichos vehículos, tanto con ruedas de cuatro radios como de seis.

Las prestaciones que se exigían a un carro concluido -resistencia, ligereza y maniobrabilidad- precisaban la manipulación o supervisión de maestros experimentados en la utilización exacta de los variados materiales que lo componían, especialmente en el conocimiento de las costosas maderas que Egipto no producía y tuvo que importar. Los primeros maestros carreteros debieron ser cananeos, a juzgar por la utilización de ruedas de cuatro radios y colocación de su eje en la parte trasera de la caja[15], un modelo que usaba el propio faraón Amen-hotep II(L. XIII)[16].

Por un anillo de oro con una escena de cacería sabemos que su hijo, Thut-mose IV (1398-1387 a.C.), continuó por algún tiempo usando el mismo tipo de carro, aunque en su búsqueda de mejoras, pronto rompiera con la tradición para guerrear sobre un vehículo dotado con ruedas de ocho radios(L. XIV). Puede que duplicar los radios diera mayor consistencia a las ruedas, pero sin duda aumentaba el peso y, quizá, por eso, el nuevo modelo no llegó a prosperar.

No es posible asegurar si la novedad se desechó durante el breve reinado de Thut-mose IV o al comienzo del de Amen-hotep III, el cual fue representado únicamente sobre el modelo hitita: de seis radios por rueda y la caja sujeta al eje mediante casquillos.

Esta innovación, junto con muchas otras observadas en la transformación que sufrió la sociedad egipcia del momento, pone de manifiesto la llegada de hititas a la corte egipcia o la prosperidad de los ya asentados con anterioridad en el país del Nilo[17].

Inmediatamente, el éxito de la novedad rodada se hizo extensivo a los militares de alto rango, como atestigua el carro hallado en la tumba de Yuia, contemporáneo de Thut-mose IV y Amen-hotep III.

Ninguno de los faraones siguientes volvió a ser representado sobre un vehículo con ruedas de cuatro radios. Y, si creemos en los bajorrelieves policromados que, representando la batalla de Kadesh, nos dejó Ramsés II (1279-1212 a.C.), aceptaremos que en su época todo el cuerpo de carros del ejército egipcio ya había sido renovado con el modelo de vehículo militar hitita.

Dado que la rica iconografía egipcia tiene una información incalculable y respuesta para muchas incógnitas, en este caso nos demuestra cómo el abundante pero obsoleto contingente de carros estilo cananeo, desechado por los militares, se siguió utilizando en la vida civil.

Como ejemplo ofrecemos el de User-hat Nefer-hef, un sacerdote secundario del templo del Ka Real de Sethy I. En un mural pintado de su tumba (TT 51) se recoge el desfile de porteadores de su ajuar funerario, entre cuyas piezas destaca un carro con ruedas de cuatro radios  muy parecido al expuesto en el Museo de Florencia.

También el apunte sobre un ostracón, hecho por un artesano de Deir el-Medina(L. XV), nos muestra a otro ciudadano anónimo manejando el tiro de un carro, de idéntico aspecto cananeo.

CONCLUSIONES

1. Egipto comenzó su guerra de liberación contra los hicsos usando el sistema de tropas de infantería transportadas por barcos de la armada, y no valoraron las prestaciones del carro ligero de combate hasta que las observaron de cerca, al adentrarse en la región siro-palestina guerreando en pos de sus enemigos.

2. Gracias a los datos epigráficos que nos ha legado el periodo faraónico podemos asegurar que el primer cuerpo de carros del ejército egipcio estuvo formado por los vehículos y animales de tiro incautados durante las campañas militares contra los cananeos u otros pueblos influenciados por ellos. A su vez, la iconografía de templos y tumbas deja bien a las claras que no todos los equinos uncidos a los carros fueron caballos, sino que también se sirvieron de robustos onagros, que por su poca docilidad son mucho más difíciles de manejar.

3. Una vez establecida la paz con las ciudades sirias y palestinas, Egipto recibió nuevos aportes de carros que igualmente pudieron llegar como pago de un tributo o simplemente por la vía comercial. La afluencia de estos vehículos debió ser muy celebrada, porque se reflejó en las pinturas de buena cantidad de las tumbas nobiliarias de Tebas, capital del estado.

4. La manufacturación de carros por artesanos egipcios puede ser fechada hacia 1400 a.C., y la iconografía pone de manifiesto que se iniciaron reproduciendo el modelo cananeo de cuatro radios por rueda. Posterior y definitivamente, los faraones y el ejército optaron por el carro de estilo hitita, quedando relegados los de cuatro radios al servicio particular de cortesanos, funcionarios y sacerdotes no muy relevantes.

 

Lám. VI: Hombre de Retenu ofreciendo un carro como tributo

 

Lám. VII: Carro con ruedas de cuatro radios trasportado sobre un barco. Tumba de Pa-Heri, El Kab

 

Lám. VIII: Carro Ugáritico

 

Lám. IX: Carro micénico

 

Lám. X: Carro cananeo, tumba de Heu, visir de de Thut-mose IV.

 

Lám XI: Escena de trabajo en carro cananeo, Willkinson

 

Lám. XII:  Escena de trabajo en carros, de seis radios, Willkinson

 

Lám. XIII: Amen-Hotep II sobre su carro de cuatro ruedas

Lám: XIV: Thut-mose IV  sobre su carro de ocho radios, los carros sirios con ruedas de cuatro radios

 

Lám. XV: Apunte de un carro sobre un fragmento de cerámica

BIBLIOGRAFÍA

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- Tiy, madre de tres faraones. (En prensa).

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RIZZO, A. Y SEMPE, M.A.: “El caballo en su evolución e historia”. [en línea] <http://www.medvet.com.ar> [consulta: 08/02/02]

 


[13] Paheri fue el nieto predilecto del almirante Ah-mose, hijo de Abana, ya citado. Durante el reinado de Thut-mose III ostentó el rango de nomarca y también se hizo excavar una tumba en El Kab. En las pinturas que la decoran se observa un carro, tipo cananeo, cuidadosamente transportado sobre la cabina de un barco mercante.

[14] Pinturas destruidas actualmente y que conocemos por los dibujos de Davies

[15] Los carros arcaicos llevaban el eje centrado en la caja, lo que les restaba velocidad.

[16] Pinturas destruidas actualmente que conocemos por los dibujos de Davies

[17] La influencia hitita en el Egipto de Amen-hotep III se desarrolla ampliamente en el libro de la misma autora, titulado Tiy. Madre de tres faraones, de próxima publicación.