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Mientras gobiernos y ciudadanos se están moviendo para elegir las nueve siete maravillas del mundo a instancias del millonario Bernard Weber, no deja de ser curioso que las pirámides de Giza no hayan sido ni postuladas. Pero en los Cursos de Verano de la Complutense no va a perder su bien merecido lugar.
“Imaginemos un concurso de belleza en el que siempre hay una concursante fuera de concurso porque las supera a todas”, dice el Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, Francisco Martín Valentín, codirector junto a Federico Lara Peinado del curso El Egipto faraónico en su proyección mediterránea: tres milenios de historia.
Este año, la Cátedra de Egiptología José Ramón Mélida, dedica su tradicional curso a la proyección de la cultura egipcia en la cuenca mediterránea. “Siempre se ha dicho que Egipto vivía sobre sí mismo, viendo crecer el Nilo, pero los más recientes hallazgos arqueológicos demuestran que esto no fue así como Manfred Bietak expuso ayer en su conferencia” explica Martín Valentín.
Federico Lara Peinado resume en tres las aportaciones más importantes de la cultura egipcia a las civilizaciones mediterráneas: “El concepto de mortalidad, su arquitectura y su plástica. Concretamente, la escultura”.
Y es que la expansión de la civilización de los faraones no se basó en una superioridad militar, sino e las relaciones comerciales imbuidas de “mestizaje cultural” y siempre planteadas en términos de igualdad. “Los egipcios creían que cada ser humano tenía una parte de divinidad en sí, por eso no fue un pueblo militar rotundo, porque no se concebía atentar contra una vida humana” recuerda Lara Peinado.
“Ojalá se tuviera en cuenta todavía esta aportación en la zona”, terminó el egiptólogo.
Por Rosa Díaz. Fuente: COMPLUTENSE, Año III, nº 73 El Escorial, 27 de Junio de 2007.