EL REINADO DE AMEN-HOTEP IV Y EL FINAL DE LA DINAST�A XVIII |
Por. D. Francisco Mart�n Valent�n. |
Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. |
Correo: [email protected] |
Con
mejores derechos que �l, sabemos existi� un hermano, llamado
Thutmosis, del que conocemos la existencia a trav�s de un l�tigo que
lleva su nombre, procedente de la tumba de Tut-Anj-Am�n y un sarc�fago
procedente de Serapeum, destinado a guardar los restos momificados de su
gato preferido. Sabemos que fue el primog�nito de Amen-Hotep III y
ostent� los cargos de Gobernador de Menfis y Sumo Sacerdote del dios
Ptah de la misma ciudad. El
fallecimiento de este pr�ncipe, acaecido entre los a�os 16 al 27 de su
padre, ocup� su puesto con los mismos t�tulos y derechos el futuro
Amen-Hotep IV. Es
muy probable que el nuevo rey subiera al trono en corregencia con su
padre y que esto podr�a haber sucedido hacia el a�o 28 del reinado de
aqu�l. Sabemos
que siendo pr�ncipe se educ� en Menfis, capital del Bajo Egipto, muy
cercana, adem�s de la capital religiosa de Heli�polis, lo que, sin
duda, facilitar�a tambi�n su aprendizaje de los antiguos cultos
solares. Por
otra parte, sabemos que como Sumo Sacerdote del Ptah de Menfis, llevaba
el t�tulo del �Mas Grande de los Artesanos�, puesto que dicho dios
era el dios de las artes. Ya
al subir al trono, el nuevo rey era tambi�n sumo sacerdote del culto de
un dios reciente, el dios Aten. Aunque su presencia en los textos puede
remontarse hasta el Imperio Antiguo, en los textos puede remontarse
hasta el Imperio Antiguo, en los textos de las pir�mides, no es menos
cierto, que all� tan solo se habla de Aten, el disco, como sede
material del dios Re. Esas
dos condiciones (Sumo Sacerdote de Ptah de Menfis y del dios Aten) dan
forma a algunas de las cuestiones que caracterizar�n el reinado del
nuevo fara�n. Por una estela del Jefe de escultores Bek, sabemos que
este �ltimo fue directamente instruido por su Majestad a prop�sito de
lo que deb�a hacerse en materia art�stica. De otra parte el uevo rey
propiciaba el culto del dios solar Aten a quien se hab�a dado el ep�teto
que lo defin�a como �Re-Horakhty que se regocija en el horizonte en
su manifestaci�n de luz, que es el disco Aten�. Cuando
fue entronizado, el nuevo rey celebr� sus ceremonia de coronaci�n en
dos capitales de alto significado solar; en el Bajo Egipto de Heli�polis,
tambi�n llamada On del Norte; en el Sur en Hermontis tambi�n llamada On
del Sur. Sin embargo, en Tebas, capital tradicional para acceder al trono para los reyes del Imperio Nuevo no se celebr� ninguna ceremonia con este motivo para Amen-Hotep IV. Otra confirmaci�n del programa solar del nuevo rey, nos lo proporcionan los cinco nombres de su protocolo real, o conjunto de los cinco nombres reales. Veamos
los de Amen-Hotep IV. El de Horus: �Toro poderoso con las dos altas plumas (en referencia al dios solar Montu)�. El de las Dos Se�oras: �Grande es su realeza en Karnak�. (en el Santuario de Aten existente antes de la construcci�n del
Gem,t pa, Iten, al
este de Karnak). El de Horus de Oro: �Que lleva las Coronas de Hermothis�
(ciudad
solar del Sur de Egipto). El de la ca�a y la abeja: �Perfectas son las evoluciones de Re: �l es el �nico que (Rey del Alto y del Bajo Egipto) pertenece a Re�. El
de Hijo de Ra: �Amen-Hotep divino regente de Tebas�. Por
razones desconocidas no despos� a su hermana, la princesa Sat-Amon,
sino a Nefert-ity, que seg�n todos los indicios parece que fue hija de
Ay, hermano de la reina Tiy. DuranteРlos
cinco primeros a�os de su reinado, fij� su corte en Tebas, en la
orilla este; la primera gran obra de su reinado fue la apertura de
canteras de gres en Gebel El Silsilah para construir el Santuario de su
dios Aten al Este del recinto de Karnak. Es
en los relieves de este nuevo templo, donde se representa al nuevo dios,
tal y como Amen-Hotep IV lo conceb�a en estos momentos. Se suprime su
imagen zoomorfa de halc�n y le otorga la de un disco solar del que
salen m�ltiples rayos en forma de brazos terminados en manos. Del �reus
que sale el disco solar cuelga la cruz de vida o anj, al mismo tiempo se
encierra su nombre dentro de un cartucho real.
En
el a�o 2 al 3 de Amen-Hotep IV, se estima se celebr� un an�malo
festival Sed, en honor de su nuevo dios, Aten. Estas ceremonias tendr�an
su principal escenario en el llamado por los textos �Gemet-Pa-Iten�;
o santuario del dios Aten construido por el rey al Este del Santuario de
Amon de Karnak. Se
trataba de un modelo de templo solar a cielo abierto, seguramente
inspirado en los antiqu�simos santuarios de Heli�polis, que luego se
reproducir�a en la nueva ciudad de Akhet-Aten. Era b�sicamente un
patio rectangular de unos 130 metros de ancho por 200 de largo, y estaba
rodeado por un muro de 5 metros de altura. En
el interior se erig�an una serie de colosos adosados a su per�metro,
que representaban al rey de un modo an�malo, como si sufriere graves
trastornos endocrinos y en forma asexuada. Inclu�an los edificios del recinto una especie de palacio con �ventana de apariciones�, especie de balc�n protocolario desde donde Amen-Hotep IV y Nefert-ity entregaban recompensas a sus funcionarios, quiz�s simbolizando las propias bendiciones que el disco solar otorgaba a sus criaturas. Los textos nos hablan adem�s de otros edificios, que llaman Rud-Menu y Teni-Menu, cuyo uso y significado no est� claro. Completaba el conjunto la piedra Ben-Ben, especie de monolito, objeto material de culto solar.
Durante
estos cinco primeros a�os, se supone que nacieron las princesas Merit-Aton,
Meket-Aton y Ajes-en-pa-Aton, las otras tres hijas de la nueva pareja
real nacer�an probablemente en
Akhet-Aton en los a�os 9, 10 y 11 de Aj-en-Aton (Tell el Amarna).
Se trata de Nefer-Neferu-Aton, Nefer-Neferu-Ra y Setep-en-Ra. A
partir del a�o 5 se producen sustanciales cambios, puesto que, en
primer lugar, Amen-Hotep IV, modifica su nombre por el de Aj-en-Aton.
Ese hecho pudo ser coincidente con la elecci�n del lugar donde se
ubicar�a la ciudad y la realizaci�n de las ceremonias de consagraci�n
de su futuro recinto al dios Aten. Estos
hechos los conocemos por las llamadas estelas-fronteras, que, en n�mero
de catorce, hizo erigir marcando los l�mites geogr�ficos de la futura
ciudad. En
ellas nos cuenta como su padre el divino Aten le revel� a �l solo la
existencia de un lugar, nunca antes dedicado a dios alguno, donde quer�a
que fundase la nueva ciudad. Estos cambios parece que podr�an coincidir con la celebraci�n del segundo Jubileo del fara�n Amen-Hotep III, en el a�o 34 de su reinado. La nueva ciudad se llamar�a Akhet-Aten �El Horizonte de Aton�. Adem�s
con este motivo se produce el llamado, primer cambio del nombre teol�gico-did�ctico
de Aton. A partir de este
momento, el rey comienza a trasladar artesanos y obreros especializados
desde Tebas a Amarna, al objeto de construir r�pidamente su nueva
ciudad. Se
calcula que en menos de un a�o, en el sexto de su reinado, Ajet-Aton
estuvo lista para comenzar a ser ocupada. Se
comienzan a excavar tumbas de estructura muy semejante a las de la necr�polis
tebana, aunque la mayor�a de ellas, quedaron inacabadas.
La
nueva ciudad se compon�a b�sicamente de un gran n�cleo central, con
el Templo Mayor de Aten, el archivo donde se han hallado las c�lebres
�cartas de El Amarna�, El Templo Menor y el barrio de los
funcionarios alrededor del Palacio Real. Los
integrantes de la familia real pose�an cada uno de ellos un pabell�n
personal. Las
necr�polis se divid�an en dos, una al norte y otra al Sur del recinto
de la ciudad, en tanto que la Tumba Rea, se hallaba excavada en un Uadi,
llamado hoy Darb-el-Melek, a medio camino entre aqu�llas. La
ciudad, que pose�a sus muelles, sus barrios obreros, y casas-tipo con
jardines silos y estanques, se autoabastec�a de todo cuanto necesitaba,
constituyendo, desde luego un peque�o y cerrado universo, donde se
desarrollaba el endog�mico drama de la familia real. En
los a�os que siguieron a la celebraci�n del Segundo Jubileo de Amen-Hotep
III, este pudo pasar a residir en Akhet-Aten, al menos de modo temporal,
alternando este lugar de residencia con la capital del Bajo Egipto,
Menfis. En todo caso el tercer jubileo del anciano rey, se documenta en
Tebas. Sucede esto en el a�o 37/38. La �ltima inscripci�n que se
conoce con el nombre del padre de Aj-en-Aton es, como ya dijimos del a�o
38. En
la tesis de la corregencia larga, este a�o coincidir�a con el a�o 12
de Aj-en-Aton. As� pues, falleci� Amen-Hotep III, parece veros�mil
que Aj-en-Aton, rey ya, en solitario, decidiese celebrar, una especial
ceremonia de pleites�a y sumisi�n a su realeza en la corte de Amarna.
Es �sta la c�lebre recepci�n de embajadores de pa�ses extranjeros
que para llevar tributos se celebr� en el a�o 12, y que refleja la
tumba de Meryne (n� 2). De
hecho la realidad exterior del mundo egipcio y su imperio asi�tico era
otra totalmente diferente. Las revueltas e intrigas en Asia eran
constantes y el pr�ncipe Aziru, vasallo del rey de Egipto, se revolv�a
contra �se en alianza con Shuppiliuliuma, rey de los hititas. De este
modo la frontera norte de la zona egipcia de influencia en Asia se ve�a
seriamente amenazada. No obstante Aj-en-Aton, hab�a seguido la pol�tica
de alianzas familiares de su padre, para lo que despos� a Taduhepa,
hija de Tushratta en el a�o 36 de Amen-Hotep III. Los
hititas hab�an destruido el reino de Mitani y ya nada se interpon�a
entre ellos y la zona de influencia egipcia en Asia. La aparente dejaci�n
del ejercicio del poder militar, hace pensar que Aj-en-Aton era
contrario al empleo de la fuerza, pero m�s bien cabe pensar que el rey,
encerrado en su universo m�stico de El Amarna, hac�a poco o ning�n
caso de los acontecimientos del gobierno de Egipto y sus zonas de
influencia. De
hecho, parece que hacia el final del reinado de Aj-en-Aton, se hicieron
ciertos preparativos militares para llevar a cabo una campa�a de
castigo en GEZER, aunque no tenemos constancia de si �sta se llev� o
no a cabo. Poco
despu�s del a�o 12 fallece la princesa Meket-Aton siendo enterrada en
una de las c�maras anexas de la Tumba real. La
situaci�n en Amarna parece degradarse gradualmente; se habla por
diversos autores de una posible epidemia que diezma a la familia real y
a la poblaci�n de la nueva ciudad. La propia reina Tiy que resid�a en
Amarna desaparece despu�s de estas fechas, e igual sucede con la reina
Nefert-ity, siendo reemplazada en su papel en la Corte por su hija mayor
Merit-Aton. En
las excavaciones llevadas a cabo en la Tumba Real, se han encontrado
fragmentos de ushebtis de Nefert-ity
lo que hace pensar que la reina tambi�n fue enterrada all�. De
otra parte la existencia de relieves e inscripciones en que se observa
la sustituci�n de los nombres y t�tulos de Nefert-ity por los de Merit-Aton,
parecen avalar tambi�n la posibilidad de una ca�da en desgracia de la
reina antes de su inmediata muerte. Aj-en-Aton
llevando a cabo una costumbre s�lo conocida en estos �ltimos momentos
de la dinast�a XVIII, despos� a su propia hija Merit-Aton, de la que,
se sabe, tuvo otra hija, llamada Merit-Aton-ta-Sherit.
Este
personaje debi� jugar un extra�o papel en la Corte de Amarna. De un
lado conocemos la escultura inacabada de Berl�n en la que se ve a Se-Menen-
Ka-Ra, sentado sobre Aj-en-Aton unidos por la boca y de otra parte
sabemos que utiliz� el t�tulo de Nefer-Neferu-aten que, antes hab�a
llevado la propia Nefert-ity y que disfrutaba del ep�teto �amado de
su Se�or�, lo que ha inducido a ciertos autores a pensar en una extra�a
uni�n homosexual entre Aj-en-Aton
y Se-Menen-Ka-Ra, asumiendo ambos de an�mala manera el papel de pareja
real. La
tercera de las hijas de Aj-en-Aton, Anj-es-en-pa-Aton, fue igualmente
desposada por su padre y de �l tuvo una hija. Todos
estos datos evidencian una total decadencia del ambiente amarniense
donde las continuas evoluciones del Cisma religioso desembocan, a trav�s
de la creencia en que Aj-en-Aton era el propio disco viviente (Aton), en
una serie de aberraciones al amparo del intento de la preservaci�n de
la sangre solar. El
final concreto de todo este aparato mon�rquico no nos es conocido. S�lo
sabemos que Se-Menen-Ka-Ra debi� morir hacia el a�o 15 del reinado de
Aj-en-Aton, algo despu�s fallecer� su esposa Merit-Aton y con todo
ello parece caer desplom�ndose el edificio familiar de Aj-en-Aton.
Es
casi seguro, que tendr�a preparada su propia tumba en Amarna (o quiz�s
en la Tumba Real de la ciudad). Sin embargo, quiz�s fuera enterrada en
la Tumba de Amen-Hotep III (KV 22) en el Valle Occidental de Tebas. En
todo caso, se cree que su momia pudiera ser la que se encontr� en compa��a
de otras de personajes reales en la tumba de Amen-Hotep II (KV 35) del
Valle de los Reyes, a donde fue llevada en tiempos de la Dinast�a XXI,
tras ser sacada de la (KV 55) tumba del Valle de los Reyes que pudo
albergar los restos de otros personajes reales de Amarna. Cyril
Aldred piensa que la persecuci�n de los dem�s dioses del pante�n
egipcio se llev� a cabo en los �ltimos a�os del reinado de Aj-en-Aton,
y que con anterioridad, tan solo se conform� el rey hereje con retirar
la percepci�n de recursos a otros templos para entregarlos a los
templos del dios de su exclusivista religi�n. Sea
lo que fuere, lo cierto es que hay persecuciones de los nombre de Amon y
de otros dioses, tanto en los templos como en el interior de las propias
tumbas de la necr�polis tebana. Los edictos de prohibici�n de los
nombres de Am�n y Mut, se cree que fueron dictados tras la muerte de
Se-Menen-Ka-Ra. Este ser�a el �ltimo acto del drama amarniense. Tras el a�o 17 Aj-en-Aton desaparece de la historia en medio de muy oscuros acontecimientos. LOS
ACONTECIMIENTOS DESPU�S DEL �EPISODIO AMARNICO�: El
entorno del fara�n hereje se deshace tan pronto como �l mismo
desaparece. El pueblo egipcio cre�a probablemente que toda la tragedia
de Egipto era debida a que su rey hab�a quebrantado el Maat. A
la muerte de Aj-en-Aton sube al trono el rey-ni�o Tut-Anj-Aton. El
origen del joven rey es objeto hoy d�a de una fuerte controversia.
Mientras que para G.T. Mart�n y otros, Tut-anj-Aton, ser�a hijo de Aj-en-Aton
y de su segunda esposa real Kiya, conforme a la interpretaci�n dada al
relieve anepigr�fico existente en la c�mara de enterramiento de la
princesa Maket-Aton, en la tumba real de El Amarna, para otros, se
tratar�a del menor de los hijos varones del Rey Amen-Hotep III, y por
tanto hermano, o medio hermano de Aj-en-Aton y Se-Menen-Ka-Ra. Algo
antes de su coronaci�n se
cas� con la princesa y, ambos pasaron a residir a la ciudad de Menfis
donde se le consagr� como nuevo Rey del alto y del Bajo Egipto, a la
edad de nueve o diez a�os. No obstante, alrededor del joven rey, segu�a
vivo y latente, el nefasto entramado familiar de la reina Tiy, ya
desaparecida. Se trata del padre divino Ay, t�o del joven rey y abuelo
de la reina. Ay fue promovido durante el reinado de Tut-Anj-Amon a los
cargos de Visir y Regente. Otro personaje influyente, fue el general Najt-Min
probablemente hijo del anterior, y adem�s un militar de carrera llamado
en �poca amarniense Pa-Aten-em-heb, que luego restaurar�a su nombre
por el de Hor-em-heb, que se cas� con la princesa Mut-Nedjemet, hija de
Ay y hermana de la reina Nefert-ity, y a trav�s de la cual adquirir�a
derechos para ocupar en su d�a el trono de las Dos Tierras.
�Cuando
su Majestad se convirti� en Rey, los Templos, de un punto del pa�s al
otro, estaban en ruinas. Sus santuarios, abandonados, se hab�an
convertido en rincones salvajes donde crec�an las malas hierbas, como
si nunca hubieran existido.... El Pa�s estaba desorganizado, pues los
dioses lo hab�an abandonado. Si un ej�rcito era enviado al Asia para
ampliar las fronteras de Egipto, no ten�a ning�n �xito. Si se ped�a
a un dios para obtener alguna cosa, �l no ven�a. Si a una diosa,
tampoco ven�a. Sus corazones se hab�an hecho tan duros que lo que hab�a
sido hecho estaba destruido...�. El
nuevo fara�n reconstruy� los templos, mando hacer de nuevo estatuas de
los dioses; aboli� el culto del dios Aten y continu� la obra
interrumpida del rey Amen-Hotep III en los templos de Luxor y de Soleb,
mandando construirse su tumba en el Valle Occidental, no lejos de la de
su posible padre. Ajet-Aten,
fue paulatinamente abandonada por sus funcionarios y habitantes, quienes
se llevar�an consigo los restos mortales de los fallecidos en la ciudad
her�tica, para darles tradicional sepultura en sus lugares de origen. Es
casi seguro, que el gobernante en la sombra durante estos a�os fue el
Padre Divino Ay. Tut-Anj-amon
muri� sin descendencia durante el d�cimo a�o de su reinado y con �l
se extingui� la gloriosa familia de Ahmosis, fundador de la Dinast�a
XVIII. Su
muerte pudiera haber sido provocada por las ambiciones de las personas
que le rodeaban, y en todo caso, conforme se desprendi� del examen de
su momia, a consecuencia de una herida existente en su mejilla
izquierda. En
estos momentos el Imperio Asi�tico de Egipto se desmoronaba. Los
egipcios hab�an sido derrotados en Siria del Norte y los hititas,
rompiendo un pacto de no agresi�n con el rey de Egipto, hab�an
invadido los territorios existentes entre el L�bano y el antil�bano. Probablemente sea este el momento en que debe ubicarse la carta encontrada en los archivos hititas de la ciudad de Boc-az-Koey, en la que una reina, probablemente Anj-es-en-Amon, pide a Shupiliuliuma, rey de los hititas, que la env�e a uno de sus hijos para hacerle rey de Egipto. El rey enviar�a a su hijo Zennanza que nunca llegar�a al valle del Nilo, puesto que fue asesinado durante su viaje. Todos estos grav�simos acontecimientos, que debieron suceder durante el per�odo de las exequias de Tut-Anj-Amon, (unos setenta d�as seg�n los ritos tradicionales), debieron ser vigilados muy de cerca por el Padre Divino Ay, quien ofici� en los funerales del peque�o rey como su sucesor, y despu�s se coron� nuevo fara�n de Egipto. Se
cree que desposar�a a la viuda del rey fallecido, su propia nieta Aj-es-en-Amon
para acabar de legitimar su accesi�n al trono, aunque tras este
acontecimiento la ni�a-reina desaparece de la historia. De hecho Ay se
hace representar en la tumba usurpada a Tut-Anj-Amon en el Valle
Occidental de Tebas con su esposa Tiyi. El
reinado de Ay, fue muy corto; se calcula que no super� los cuatro a�os.
A su muerte, sobrevenida tambi�n de modo r�pido y sorprendente, a
pesar de ser ya un anciano al subir al trono, le sucede el General Mor-em-heb,
quien residiendo en Menfis como Comandante Militar del Bajo Egipto, con
la misi�n de impedir la invasi�n e Egipto por los hititas y sus
aliados, estaba lejos de las intrigas de Tebas. Hor-em-heb,
se hizo construir una hermosa tumba en la necr�polis de Sakara, que
nunca lleg� a utilizar, siendo enterrado como rey de Egipto, en la que
qued� inconclusa en el Valle de los Reyes de Tebas (KV 57). Hor-em-heb,
debi� contar con el apoyo del Clero de Am�n Tebano para suprimir y
suceder a Ay en el trono de Egipto. El conocido grupo escult�rico del nuevo fara�n, existente en el museo de Tur�n, nos muestra al nuevo rey, protegido por Amon, quien le entrega la realeza, aunque en la inscripci�n consta el reconocimiento del fara�n al dios Horus de Hutnesut, lugar de su nacimiento, como divino patr�n que le ha elegido para gobernar la tierra de Egipto. Dice el texto entre otras cosas: �....Despu�s de muchos d�as, el hijo primog�nito de Horus de Hutnesut, se present� en Tebas, la ciudad del Se�or de la eternidad.... despu�s, en Karnak para presentarle (Horus) a Amon, a fin de transmitirle la funci�n real que �l cumplir�a hasta el fin de sus d�as.... La divina Eneada prodigaba alabanzas que se elevaban hasta lo alto del cielo: Ved, Am�n ha llegado.... su hijo (est�) delante de �l para fijar la Corona sobre su cabeza y exaltar su duraci�n por toda una vida.... Alabaremos
a Am�n a causa de �l. Tu nos has tra�do a nuestro protector, dale los
Jubileos de RE, los a�os de Horus como Rey, pues �l es quien satisfar�
Tu coraz�n en Karnak, as� como en Heli�polis y en Menfis, es �l,
quien convertir� estos lugares en duraderos�. Hor-em-heb,
vuelve a explotar las canteras de gres de Gebel-el.-Silvileh para
concluir monumentos y construir otros, usurpando los construidos por Tut-Anj-Amon
y sus antecesores. Del
estado an�rquico de Egipto cuando sube al trono, nos informa su c�lebre
Decreto, cuyo texto nos ha llegado parcialmente en una estela que en
origen deb�a tener cinco metros de alta por tres de ancha y que el rey
mand� colocar delante del X pilono de Karnak que tambi�n mand�
construir: �...As� pues, Su Majestad deliber� con su coraz�n para extender su protecci�n sobre el pa�s entero... pare rechazar el mal y destruir la mentira; sus proyectos son un refugio eficaz a fin de expulsar la violencia....Mirad, su Majestad velaba d�a y noche, pensando en aquello que podr�a hacer y ser �til al Pa�s Bien-Amado, buscando (realizar) acciones ben�fica.... Se trajo al
escriba de Su Majestad, qui�n tom� su paleta y un rollo de papiro y se
puso a escribir, reproduciendo todas las palabras del Rey, despu�s el
mismo dict� el Decreto..... Decreto sellado cerca de Su Majestad, para
poner t�rmino a los actos de bandidaje en el Pa�s....�. El
contenido del documento que contempla una reforma administrativa
profunda con supresi�n de cargos e impuestos y con normas para corregir
y castigar las actuaciones de funcionarios venales y corruptos, nos da
la medida de la situaci�n de caos y anarqu�a que deb�a imperar en
Egipto tras el episodio am�rnico. A
pesar de haber accedido al trono siendo ya mayor, Hor-em-heb rein�
cerca de 27 a�os, durante los cuales actu� con gran energ�a,
reorganizando a Egipto en el interior, mientras en el exterior derrot�
y rechaz� al rey hitita Arnu-Uanda, asegurando de nuevo las fronteras
de Egipto. Al carecer de descendencia para sucederle en el trono, nombre su sucesor a otro militar procedente del Delta, el general Pa-Ramessu, el futuro Rams�s I, fundador de la Dinast�a XIX. BIBLIOGRAF�A. ALDRED, C. (1968 y 1988).- Akh�naten.King of Egypt Londres. BADAWY, A. (1962).- �The sumbolism of the temples of Amarna�.ZAS 87, pp. 77-95. BERMAN, M. Ed. 1990.- The art of Amenhotep III: art Historical Analysis. Cleveland. BERNHARDT, K (1969).- �Amenophis IV und Psalm 104�. MIO 15, pp. 193-206. BORCHARD, L (1980).- Die Wohnh�user in Tell el-Amarna. Berl�n. BRYAN M.B. (1984).- �The Reign of Thutmosis IV�. Baltimore y Londres. COONEY, J. (1965).- Amarna reliefs from Hermopolis. Nueva York. CROCKER, P. (1985).- �Status symbols in the architecture of El Amarna� JEA 71, pp.52-65. DAVIS, N. (1903-8).- The Rocks Tombs of El Amarna. Londres. HARI, R. (1985).- New Kingdom. Amarna period. Leiden. JANSSEN, J. (1983).- �El Amarna as a residential city� Bior 40, pp. 273-288. KEMP, B (1977).- �The city of El Amarna as a source for the study of urban society in Ancient Egypt�. World Archaeology i, pp. 123-39. KEMP, B (1981).- �The character of the South Suburb at Tell El Amarna. MDOG 113, pp. 81-97. KEMP, B (1985-89).- Amarna Reports. 5 vols. Londres. KEMP, B (1989).- Ancient Egypt. Anatomy of a civilization. Londres. KOZLOFF. A. Et alii (1992).- �Egypt�s Dazzling Sun�. Amenhotep III and his World. Cleveland. KRUCHTEN,
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