EL REINADO DE AMEN-HOTEP IV Y EL FINAL DE LA DINAST�A XVIII

 

Por. D. Francisco Mart�n Valent�n.

Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.

Correo: [email protected]

 

El pr�ncipe Amen-Hotep, el futuro Amen-Hotep IV, era hijo de la reina Tiy y Amen-Hotep III, pero fue el primer heredero del trono.

Amen-Hotep IV. � I.E.A.E.

Con mejores derechos que �l, sabemos existi� un hermano, llamado Thutmosis, del que conocemos la existencia a trav�s de un l�tigo que lleva su nombre, procedente de la tumba de Tut-Anj-Am�n y un sarc�fago procedente de Serapeum, destinado a guardar los restos momificados de su gato preferido. Sabemos que fue el primog�nito de Amen-Hotep III y ostent� los cargos de Gobernador de Menfis y Sumo Sacerdote del dios Ptah de la misma ciudad.

El fallecimiento de este pr�ncipe, acaecido entre los a�os 16 al 27 de su padre, ocup� su puesto con los mismos t�tulos y derechos el futuro Amen-Hotep IV.

Es muy probable que el nuevo rey subiera al trono en corregencia con su padre y que esto podr�a haber sucedido hacia el a�o 28 del reinado de aqu�l.

Sabemos que siendo pr�ncipe se educ� en Menfis, capital del Bajo Egipto, muy cercana, adem�s de la capital religiosa de Heli�polis, lo que, sin duda, facilitar�a tambi�n su aprendizaje de los antiguos cultos solares.

Por otra parte, sabemos que como Sumo Sacerdote del Ptah de Menfis, llevaba el t�tulo del �Mas Grande de los Artesanos�, puesto que dicho dios era el dios de las artes.

Ya al subir al trono, el nuevo rey era tambi�n sumo sacerdote del culto de un dios reciente, el dios Aten. Aunque su presencia en los textos puede remontarse hasta el Imperio Antiguo, en los textos puede remontarse hasta el Imperio Antiguo, en los textos de las pir�mides, no es menos cierto, que all� tan solo se habla de Aten, el disco, como sede material del dios Re.

Esas dos condiciones (Sumo Sacerdote de Ptah de Menfis y del dios Aten) dan forma a algunas de las cuestiones que caracterizar�n el reinado del nuevo fara�n. Por una estela del Jefe de escultores Bek, sabemos que este �ltimo fue directamente instruido por su Majestad a prop�sito de lo que deb�a hacerse en materia art�stica. De otra parte el uevo rey propiciaba el culto del dios solar Aten a quien se hab�a dado el ep�teto que lo defin�a como �Re-Horakhty que se regocija en el horizonte en su manifestaci�n de luz, que es el disco Aten�.

Cuando fue entronizado, el nuevo rey celebr� sus ceremonia de coronaci�n en dos capitales de alto significado solar; en el Bajo Egipto de Heli�polis, tambi�n llamada On del Norte; en el Sur en Hermontis tambi�n llamada On del Sur.

Sin embargo, en Tebas, capital tradicional para acceder al trono para los reyes del Imperio Nuevo no se celebr� ninguna ceremonia con este motivo para Amen-Hotep IV. Otra confirmaci�n del programa solar del nuevo rey, nos lo proporcionan los cinco nombres de su protocolo real, o conjunto de los cinco nombres reales.

 

Veamos los de Amen-Hotep IV.

El de Horus:  �Toro poderoso con las dos altas plumas (en referencia al dios solar

                         Montu)�.

 

El de las Dos Se�oras: �Grande es su realeza en Karnak�. 

                                       (en el Santuario de Aten existente  antes de la construcci�n del

                                       Gem,t pa, Iten, al este de Karnak).

El de Horus de Oro: �Que lleva las Coronas de Hermothis�

                                   (ciudad solar del Sur de Egipto).

El de la ca�a y la abeja:           �Perfectas son las evoluciones de Re: �l es el �nico que

(Rey del Alto y del Bajo Egipto)     pertenece a Re�.

El de Hijo de Ra: �Amen-Hotep divino regente de Tebas�.

Por razones desconocidas no despos� a su hermana, la princesa Sat-Amon,  sino a Nefert-ity, que seg�n todos los indicios parece que fue hija de Ay, hermano de la reina Tiy.

DuranteРlos cinco primeros a�os de su reinado, fij� su corte en Tebas, en la orilla este; la primera gran obra de su reinado fue la apertura de canteras de gres en Gebel El Silsilah para construir el Santuario de su dios Aten al Este del recinto de Karnak.

Es en los relieves de este nuevo templo, donde se representa al nuevo dios, tal y como Amen-Hotep IV lo conceb�a en estos momentos. Se suprime su imagen zoomorfa de halc�n y le otorga la de un disco solar del que salen m�ltiples rayos en forma de brazos terminados en manos. Del �reus que sale el disco solar cuelga la cruz de vida o anj, al mismo tiempo se encierra su nombre dentro de un cartucho real.

Como dec�amos m�s arriba, el rey encarga a su Jefe de Escultores Bek, la transformaci�n de las expresiones art�sticas, introduciendo un sistema totalmente nuevo, sin sujeci�n a ninguna de las normas o c�nones ortodoxos hasta tal momento existentes.

Esta transmisi�n inmediata, sin pasos aparentemente intermedios, se puede constatar en la Tumba de Ramose en Sheik Abd El Gurnah (TT 55).

De hecho se constata el trabajo en diversos monumentos tebanos de dos equipos de artesanos, unos con el concepto tradicional de la est�tica y t�cnicas y otros como ejecutores de nuevas concepciones y t�cnicas, tal y como se puede observar tambi�n en la Tumba de Jeruef en el Asassif (TT 192).

 

Tumba de Ramose TT 55. 

Amen-Hotep IV. Evidencia de la corregencia entre padre e hijo. � I.E.A.E.

En el a�o 2 al 3 de Amen-Hotep IV, se estima se celebr� un an�malo festival Sed, en honor de su nuevo dios, Aten. Estas ceremonias tendr�an su principal escenario en el llamado por los textos �Gemet-Pa-Iten�; o santuario del dios Aten construido por el rey al Este del Santuario de Amon de Karnak.

Se trataba de un modelo de templo solar a cielo abierto, seguramente inspirado en los antiqu�simos santuarios de Heli�polis, que luego se reproducir�a en la nueva ciudad de Akhet-Aten. Era b�sicamente un patio rectangular de unos 130 metros de ancho por 200 de largo, y estaba rodeado por un muro de 5 metros de altura.

En el interior se erig�an una serie de colosos adosados a su per�metro, que representaban al rey de un modo an�malo, como si sufriere graves trastornos endocrinos y en forma asexuada.

Inclu�an los edificios del recinto una especie de palacio con �ventana de apariciones�, especie de balc�n protocolario desde donde Amen-Hotep IV y Nefert-ity entregaban recompensas a sus funcionarios, quiz�s simbolizando las propias bendiciones que el disco solar otorgaba a sus criaturas. Los textos nos hablan adem�s de otros edificios, que llaman Rud-Menu y Teni-Menu, cuyo uso y significado no est� claro. Completaba el conjunto la piedra Ben-Ben, especie de monolito, objeto material de culto solar.

Ultima representaci�n de Amen-Hotep, hijo de Hapu, el valuarte de 

Amen-Hotep III.

 Tumba de Ramose, TT 55.

� I.E.A.E.

Durante los primeros cinco a�os de reinado, mientras la corte de Amen-Hotep IV, residi� en Tebas, se sucedieron diversos acontecimientos que preparan los eventos posteriores. En el a�o 2-3, se celebr� asimismo el Jubileo de Amen-Hotep III, de su a�o 30 de reinado.

Desaparecido Amen-Hotep hijo de Hapu en el a�o 30-31 de Amen-Hotep III, (coincidente con el 3-4 de Amen-Hotep IV) se produjeron profundas reformas de orden art�stico, pol�tico y religioso que anunciaban la ruptura total.

 

Durante estos cinco primeros a�os, se supone que nacieron las princesas Merit-Aton, Meket-Aton y Ajes-en-pa-Aton, las otras tres hijas de la nueva pareja real nacer�an probablemente  en Akhet-Aton en los a�os 9, 10 y 11 de Aj-en-Aton (Tell el Amarna).  Se trata de Nefer-Neferu-Aton, Nefer-Neferu-Ra y Setep-en-Ra.

A partir del a�o 5 se producen sustanciales cambios, puesto que, en primer lugar, Amen-Hotep IV, modifica su nombre por el de Aj-en-Aton. Ese hecho pudo ser coincidente con la elecci�n del lugar donde se ubicar�a la ciudad y la realizaci�n de las ceremonias de consagraci�n de su futuro recinto al dios Aten.

Estos hechos los conocemos por las llamadas estelas-fronteras, que, en n�mero de catorce, hizo erigir marcando los l�mites geogr�ficos de la futura ciudad.

En ellas nos cuenta como su padre el divino Aten le revel� a �l solo la existencia de un lugar, nunca antes dedicado a dios alguno, donde quer�a que fundase la nueva ciudad.

Estos cambios parece que podr�an coincidir con la celebraci�n del segundo Jubileo del fara�n Amen-Hotep III, en el a�o 34 de su reinado.

 

La nueva ciudad se llamar�a Akhet-Aten �El Horizonte de Aton�.

 

Adem�s con este motivo se produce el llamado, primer cambio del nombre teol�gico-did�ctico de Aton.

A partir de este momento, el rey comienza a trasladar artesanos y obreros especializados desde Tebas a Amarna, al objeto de construir r�pidamente su nueva ciudad.

Se calcula que en menos de un a�o, en el sexto de su reinado, Ajet-Aton estuvo lista para comenzar a ser ocupada.

Se comienzan a excavar tumbas de estructura muy semejante a las de la necr�polis tebana, aunque la mayor�a de ellas, quedaron inacabadas.

La decoraci�n de estos monumentos nos indica que se ha suprimido totalmente la menci�n a las creencias funerarias esenciales tradicionales y a sus dioses. A cambio, en todas ellas, se observa una anormal presencia exclusiva de escenas de la familia real controlando la vida en la ciudad (los muelles reales, los carros de guerra, los soldados que van y vienen etc...). En algunas de las tumbas utilizadas se encontraron al ser excavadas, algunos fragmentos del llamado �Libro de los muertos�, como prueba inequ�voca de que los nuevos adeptos a la religi�n atoniana no estaban dispuestos a renunciar a sus tradicionales creencias a cambio de nada.

Pareja real. � I.E.A.E

La nueva ciudad se compon�a b�sicamente de un gran n�cleo central, con el Templo Mayor de Aten, el archivo donde se han hallado las c�lebres �cartas de El Amarna�, El Templo Menor y el barrio de los funcionarios alrededor del Palacio Real.

Los integrantes de la familia real pose�an cada uno de ellos un pabell�n personal.

Las necr�polis se divid�an en dos, una al norte y otra al Sur del recinto de la ciudad, en tanto que la Tumba Rea, se hallaba excavada en un Uadi, llamado hoy Darb-el-Melek, a medio camino entre aqu�llas.

La ciudad, que pose�a sus muelles, sus barrios obreros, y casas-tipo con jardines silos y estanques, se autoabastec�a de todo cuanto necesitaba, constituyendo, desde luego un peque�o y cerrado universo, donde se desarrollaba el endog�mico drama de la familia real.

En los a�os que siguieron a la celebraci�n del Segundo Jubileo de Amen-Hotep III, este pudo pasar a residir en Akhet-Aten, al menos de modo temporal, alternando este lugar de residencia con la capital del Bajo Egipto, Menfis. En todo caso el tercer jubileo del anciano rey, se documenta en Tebas. Sucede esto en el a�o 37/38. La �ltima inscripci�n que se conoce con el nombre del padre de Aj-en-Aton es, como ya dijimos del a�o 38.

En la tesis de la corregencia larga, este a�o coincidir�a con el a�o 12 de Aj-en-Aton. As� pues, falleci� Amen-Hotep III, parece veros�mil que Aj-en-Aton, rey ya, en solitario, decidiese celebrar, una especial ceremonia de pleites�a y sumisi�n a su realeza en la corte de Amarna. Es �sta la c�lebre recepci�n de embajadores de pa�ses extranjeros que para llevar tributos se celebr� en el a�o 12, y que refleja la tumba de Meryne (n� 2).

De hecho la realidad exterior del mundo egipcio y su imperio asi�tico era otra totalmente diferente. Las revueltas e intrigas en Asia eran constantes y el pr�ncipe Aziru, vasallo del rey de Egipto, se revolv�a contra �se en alianza con Shuppiliuliuma, rey de los hititas. De este modo la frontera norte de la zona egipcia de influencia en Asia se ve�a seriamente amenazada. No obstante Aj-en-Aton, hab�a seguido la pol�tica de alianzas familiares de su padre, para lo que despos� a Taduhepa, hija de Tushratta en el a�o 36 de Amen-Hotep III.

Los hititas hab�an destruido el reino de Mitani y ya nada se interpon�a entre ellos y la zona de influencia egipcia en Asia. La aparente dejaci�n del ejercicio del poder militar, hace pensar que Aj-en-Aton era contrario al empleo de la fuerza, pero m�s bien cabe pensar que el rey, encerrado en su universo m�stico de El Amarna, hac�a poco o ning�n caso de los acontecimientos del gobierno de Egipto y sus zonas de influencia.

De hecho, parece que hacia el final del reinado de Aj-en-Aton, se hicieron ciertos preparativos militares para llevar a cabo una campa�a de castigo en GEZER, aunque no tenemos constancia de si �sta se llev� o no a cabo.

Poco despu�s del a�o 12 fallece la princesa Meket-Aton siendo enterrada en una de las c�maras anexas de la Tumba real.

La situaci�n en Amarna parece degradarse gradualmente; se habla por diversos autores de una posible epidemia que diezma a la familia real y a la poblaci�n de la nueva ciudad. La propia reina Tiy que resid�a en Amarna desaparece despu�s de estas fechas, e igual sucede con la reina Nefert-ity, siendo reemplazada en su papel en la Corte por su hija mayor Merit-Aton.

En las excavaciones llevadas a cabo en la Tumba Real, se han encontrado fragmentos de ushebtis de Nefert-ity  lo que hace pensar que la reina tambi�n fue enterrada all�.

De otra parte la existencia de relieves e inscripciones en que se observa la sustituci�n de los nombres y t�tulos de Nefert-ity por los de Merit-Aton, parecen avalar tambi�n la posibilidad de una ca�da en desgracia de la reina antes de su inmediata muerte.

Aj-en-Aton llevando a cabo una costumbre s�lo conocida en estos �ltimos momentos de la dinast�a XVIII, despos� a su propia hija Merit-Aton, de la que, se sabe, tuvo otra hija, llamada Merit-Aton-ta-Sherit.

En el extra�o mundo de relaciones incestuosas de El Amarna la Princesa ser�a entregada como esposa m�s tarde de Se-Menen-Ka-Ra que, probablemente fuere otro hijo de Amen-Hotep III, y, por tanto, hermano o medio hermano de Aj-en-Aton.

Aunque sabemos muy poco de este personaje, s� conocemos que fue nombrado corregente del propio Aj-en-Aton y que su reinado no durar�a m�s de 3 � 4 a�os, as� como que se hizo construir su tumba en Tebas y no en Amarna, concretamente un grafito fechado en el a�o 3 de Se-Menen-Ka-Ra nos dice que el templo funerario de este rey se hab�a construido en �el recinto de Am�n�? lo que evidenciar�a un acercamiento al clero de este dios buscando, probablemente, una reconciliaci�n.

Se-Menen-Ka-Ra 

� I.E.A.E.

Este personaje debi� jugar un extra�o papel en la Corte de Amarna. De un lado conocemos la escultura inacabada de Berl�n en la que se ve a Se-Menen- Ka-Ra, sentado sobre Aj-en-Aton unidos por la boca y de otra parte sabemos que utiliz� el t�tulo de Nefer-Neferu-aten que, antes hab�a llevado la propia Nefert-ity y que disfrutaba del ep�teto �amado de su Se�or�, lo que ha inducido a ciertos autores a pensar en una extra�a uni�n homosexual  entre Aj-en-Aton y Se-Menen-Ka-Ra, asumiendo ambos de an�mala manera el papel de pareja real.

La tercera de las hijas de Aj-en-Aton, Anj-es-en-pa-Aton, fue igualmente desposada por su padre y de �l tuvo una hija.

Todos estos datos evidencian una total decadencia del ambiente amarniense donde las continuas evoluciones del Cisma religioso desembocan, a trav�s de la creencia en que Aj-en-Aton era el propio disco viviente (Aton), en una serie de aberraciones al amparo del intento de la preservaci�n de la sangre solar.

El final concreto de todo este aparato mon�rquico no nos es conocido. S�lo sabemos que Se-Menen-Ka-Ra debi� morir hacia el a�o 15 del reinado de Aj-en-Aton, algo despu�s fallecer� su esposa Merit-Aton y con todo ello parece caer desplom�ndose el edificio familiar de Aj-en-Aton.

Reina Tiy.

Pero, mientras tanto: �Qu� hab�a sido de la reina Tiy, tras la muerte de su esposo?. Sin duda pas� a residir permanentemente en Amarna, donde su hijo le hab�a entregado un palacio para habitar en �l. Su nuevo Intendente, Huya, sucesor de Jeruef, que fue beneficiado con la concesi�n de una tumba en la necr�polis de Akhet-Aten, hace representar a la anciana reina en los actos de la Gran Recepci�n de Tributos del a�o 12 de Aj-en-Aton.

Es casi seguro, que tendr�a preparada su propia tumba en Amarna (o quiz�s en la Tumba Real de la ciudad). Sin embargo, quiz�s fuera enterrada en la Tumba de Amen-Hotep III (KV 22) en el Valle Occidental de Tebas.

En todo caso, se cree que su momia pudiera ser la que se encontr� en compa��a de otras de personajes reales en la tumba de Amen-Hotep II (KV 35) del Valle de los Reyes, a donde fue llevada en tiempos de la Dinast�a XXI, tras ser sacada de la (KV 55) tumba del Valle de los Reyes que pudo albergar los restos de otros personajes reales de Amarna.

Cyril Aldred piensa que la persecuci�n de los dem�s dioses del pante�n egipcio se llev� a cabo en los �ltimos a�os del reinado de Aj-en-Aton, y que con anterioridad, tan solo se conform� el rey hereje con retirar la percepci�n de recursos a otros templos para entregarlos a los templos del dios de su exclusivista religi�n.

Sea lo que fuere, lo cierto es que hay persecuciones de los nombre de Amon y de otros dioses, tanto en los templos como en el interior de las propias tumbas de la necr�polis tebana. Los edictos de prohibici�n de los nombres de Am�n y Mut, se cree que fueron dictados tras la muerte de Se-Menen-Ka-Ra.

Este ser�a el �ltimo acto del drama amarniense. Tras el a�o 17 Aj-en-Aton desaparece de la historia en medio de muy oscuros acontecimientos.

 

 

LOS ACONTECIMIENTOS DESPU�S DEL �EPISODIO AMARNICO�:

El entorno del fara�n hereje se deshace tan pronto como �l mismo desaparece. El pueblo egipcio cre�a probablemente que toda la tragedia de Egipto era debida a que su rey hab�a quebrantado el Maat.

A la muerte de Aj-en-Aton sube al trono el rey-ni�o Tut-Anj-Aton.

El origen del joven rey es objeto hoy d�a de una fuerte controversia. Mientras que para G.T. Mart�n y otros, Tut-anj-Aton, ser�a hijo de Aj-en-Aton y de su segunda esposa real Kiya, conforme a la interpretaci�n dada al relieve anepigr�fico existente en la c�mara de enterramiento de la princesa Maket-Aton, en la tumba real de El Amarna, para otros, se tratar�a del menor de los hijos varones del Rey Amen-Hotep III, y por tanto hermano, o medio hermano de Aj-en-Aton y Se-Menen-Ka-Ra.

Algo antes de su coronaci�n  se cas� con la princesa y, ambos pasaron a residir a la ciudad de Menfis donde se le consagr� como nuevo Rey del alto y del Bajo Egipto, a la edad de nueve o diez a�os. No obstante, alrededor del joven rey, segu�a vivo y latente, el nefasto entramado familiar de la reina Tiy, ya desaparecida. Se trata del padre divino Ay, t�o del joven rey y abuelo de la reina. Ay fue promovido durante el reinado de Tut-Anj-Amon a los cargos de Visir y Regente. Otro personaje influyente, fue el general Najt-Min probablemente hijo del anterior, y adem�s un militar de carrera llamado en �poca amarniense Pa-Aten-em-heb, que luego restaurar�a su nombre por el de Hor-em-heb, que se cas� con la princesa Mut-Nedjemet, hija de Ay y hermana de la reina Nefert-ity, y a trav�s de la cual adquirir�a derechos para ocupar en su d�a el trono de las Dos Tierras.

Tumba de Tut.-Anj-Amon en el Valle de los Reyes.

� I.E.A.E.

La situaci�n, a la subida al trono del rey-ni�o, era, al parecer ca�tica. Tras cambiar su nombre y el de la reina por los de Tut-Anj-Amon y Anj-es-en-Amon, respectivamente, en el a�o 4 de su reinado, dicta un decreto real del que se hacen copias para su instalaci�n por todo el pa�s, del que se ha encontrado un ejemplar usurpado por Hor-em-heb, en Menfis, se trata de la llamada �Estela de la Restauraci�n� que entre otras cosas dice:

�Cuando su Majestad se convirti� en Rey, los Templos, de un punto del pa�s al otro, estaban en ruinas. Sus santuarios, abandonados, se hab�an convertido en rincones salvajes donde crec�an las malas hierbas, como si nunca hubieran existido.... El Pa�s estaba desorganizado, pues los dioses lo hab�an abandonado. Si un ej�rcito era enviado al Asia para ampliar las fronteras de Egipto, no ten�a ning�n �xito. Si se ped�a a un dios para obtener alguna cosa, �l no ven�a. Si a una diosa, tampoco ven�a. Sus corazones se hab�an hecho tan duros que lo que hab�a sido hecho estaba destruido...�.

El nuevo fara�n reconstruy� los templos, mando hacer de nuevo estatuas de los dioses; aboli� el culto del dios Aten y continu� la obra interrumpida del rey Amen-Hotep III en los templos de Luxor y de Soleb, mandando construirse su tumba en el Valle Occidental, no lejos de la de su posible padre.

Ajet-Aten, fue paulatinamente abandonada por sus funcionarios y habitantes, quienes se llevar�an consigo los restos mortales de los fallecidos en la ciudad her�tica, para darles tradicional sepultura en sus lugares de origen.

Es casi seguro, que el gobernante en la sombra durante estos a�os fue el Padre Divino Ay.  Tut-Anj-amon muri� sin descendencia durante el d�cimo a�o de su reinado y con �l se extingui� la gloriosa familia de Ahmosis, fundador de la Dinast�a XVIII.

Su muerte pudiera haber sido provocada por las ambiciones de las personas que le rodeaban, y en todo caso, conforme se desprendi� del examen de su momia, a consecuencia de una herida existente en su mejilla izquierda.

En estos momentos el Imperio Asi�tico de Egipto se desmoronaba. Los egipcios hab�an sido derrotados en Siria del Norte y los hititas, rompiendo un pacto de no agresi�n con el rey de Egipto, hab�an invadido los territorios existentes entre el L�bano y el antil�bano.  

Probablemente sea este el momento en que debe ubicarse la carta encontrada en los archivos hititas de la ciudad de Boc-az-Koey, en la que una reina, probablemente Anj-es-en-Amon, pide a Shupiliuliuma, rey de los hititas, que la env�e a uno de sus hijos para hacerle rey de Egipto.

El rey enviar�a a su hijo Zennanza que nunca llegar�a al valle del Nilo, puesto que fue asesinado durante su viaje.

Todos estos grav�simos acontecimientos, que debieron suceder durante el per�odo de las exequias de Tut-Anj-Amon, (unos setenta d�as seg�n los ritos tradicionales), debieron ser vigilados muy de cerca por el Padre Divino Ay, quien ofici� en los funerales del peque�o rey como su sucesor, y despu�s se coron� nuevo fara�n de Egipto.

Se cree que desposar�a a la viuda del rey fallecido, su propia nieta Aj-es-en-Amon para acabar de legitimar su accesi�n al trono, aunque tras este acontecimiento la ni�a-reina desaparece de la historia. De hecho Ay se hace representar en la tumba usurpada a Tut-Anj-Amon en el Valle Occidental de Tebas con su esposa Tiyi.

El reinado de Ay, fue muy corto; se calcula que no super� los cuatro a�os. A su muerte, sobrevenida tambi�n de modo r�pido y sorprendente, a pesar de ser ya un anciano al subir al trono, le sucede el General Mor-em-heb, quien residiendo en Menfis como Comandante Militar del Bajo Egipto, con la misi�n de impedir la invasi�n e Egipto por los hititas y sus aliados, estaba lejos de las intrigas de Tebas. 

Hor-em-heb, se hizo construir una hermosa tumba en la necr�polis de Sakara, que nunca lleg� a utilizar, siendo enterrado como rey de Egipto, en la que qued� inconclusa en el Valle de los Reyes de Tebas (KV 57).

Hor-em-heb, debi� contar con el apoyo del Clero de Am�n Tebano para suprimir y suceder a Ay en el trono de Egipto.

El conocido grupo escult�rico del nuevo fara�n, existente en el museo de Tur�n, nos muestra al nuevo rey, protegido por Amon, quien le entrega la realeza, aunque en la inscripci�n consta el reconocimiento del fara�n al dios Horus de Hutnesut, lugar de su nacimiento, como divino patr�n que le ha elegido para gobernar la tierra de Egipto.

 

Dice el texto entre otras cosas:

 

�....Despu�s de muchos d�as, el hijo primog�nito de Horus de Hutnesut, se present� en Tebas, la ciudad del Se�or de la eternidad.... despu�s, en Karnak para presentarle (Horus) a Amon, a fin de transmitirle la funci�n real que �l cumplir�a hasta el fin de sus d�as....

La divina Eneada prodigaba alabanzas que se elevaban hasta lo alto del cielo: Ved, Am�n ha llegado.... su hijo (est�) delante de �l para fijar la Corona sobre su cabeza y exaltar su duraci�n por toda una vida....

Alabaremos a Am�n a causa de �l. Tu nos has tra�do a nuestro protector, dale los Jubileos de RE, los a�os de Horus como Rey, pues �l es quien satisfar� Tu coraz�n en Karnak, as� como en Heli�polis y en Menfis, es �l, quien convertir� estos lugares en duraderos�.

Hor-em-heb, vuelve a explotar las canteras de gres de Gebel-el.-Silvileh para concluir monumentos y construir otros, usurpando los construidos por Tut-Anj-Amon y sus antecesores.

Del estado an�rquico de Egipto cuando sube al trono, nos informa su c�lebre Decreto, cuyo texto nos ha llegado parcialmente en una estela que en origen deb�a tener cinco metros de alta por tres de ancha y que el rey mand� colocar delante del X pilono de Karnak que tambi�n mand� construir:

�...As� pues, Su Majestad deliber� con su coraz�n para extender su protecci�n sobre el pa�s entero... pare rechazar el mal y destruir la mentira; sus proyectos son un refugio eficaz a fin de expulsar la violencia....Mirad, su Majestad velaba d�a y noche, pensando en aquello que podr�a hacer y ser �til al Pa�s Bien-Amado, buscando (realizar) acciones ben�fica.... 

Se trajo al escriba de Su Majestad, qui�n tom� su paleta y un rollo de papiro y se puso a escribir, reproduciendo todas las palabras del Rey, despu�s el mismo dict� el Decreto..... Decreto sellado cerca de Su Majestad, para poner t�rmino a los actos de bandidaje en el Pa�s....�.

El contenido del documento que contempla una reforma administrativa profunda con supresi�n de cargos e impuestos y con normas para corregir y castigar las actuaciones de funcionarios venales y corruptos, nos da la medida de la situaci�n de caos y anarqu�a que deb�a imperar en Egipto tras el episodio am�rnico.

A pesar de haber accedido al trono siendo ya mayor, Hor-em-heb rein� cerca de 27 a�os, durante los cuales actu� con gran energ�a, reorganizando a Egipto en el interior, mientras en el exterior derrot� y rechaz� al rey hitita Arnu-Uanda, asegurando de nuevo las fronteras de Egipto.

Al carecer de descendencia para sucederle en el trono, nombre su sucesor a otro militar procedente del Delta, el general Pa-Ramessu, el futuro Rams�s I, fundador de la Dinast�a XIX.

 

 

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