Amen-HOTEP hijo de Hapu: el pilar de egipto

FRANCISCO MART�N VALENT�N

Director del  Instituto de Estudios del Antiguo Egipto,

Director de la Misi�n Arqueol�gica �Proyecto Sen en Mut�.

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(El rey) Amenofis dese� contemplar a los dioses como lo hab�a hecho Or, uno de sus antecesores en el trono, y comunic� su deseo a  Amenofis, su hom�nimo, hijo de Paapis, que parec�a participar de la naturaleza divina por su sabidur�a y su conocimiento del porvenir�� (Flavio Josefo, Contra Apionem, Libro 1, 232).

As� se refer�a en el a�o 96 d.C., Flavio Josefo  a un hombre cuya fama hab�a llegado a trav�s de los tiempos hasta sus d�as. Manet�n, historiador egipcio del siglo III a.C. hab�a recogido de los escritos de los templos las tradiciones y relatos de las �pocas pasadas, entre los que se encontraba la memoria de Amen-Hotep hijo de Hapu. Ya entonces este hombre gozaba de la naturaleza de los seres divinizados, asimilado en su culto al gran Imhotep, el constructor de la pir�mide escalonada y al propio dios Ptah de Menfis, en tanto que los tres eran considerados protectores de la medicina.

En Baja �poca se le atribu�an poderes milagrosos para curar enfermedades y se le hab�an construido capillas dedicadas a su culto divino, con car�cter de sanatorios en diversos lugares de Egipto, tales como Deir El Bahari,  (d�nde est� representado en la cara norte del santuario de la tercera terraza);  en Deir el Medina (en el templo de Hathor); en el templo de Ptah en Karnak, en el templo en Karsel Aguz, en Medinet el Habu.

Pero �Qui�n fue este hombre? �Cu�les fueron sus hechos y su trayectoria de vida para conseguir pasar a lo largo del tiempo de su condici�n humana a la condici�n de la naturaleza divina?.

Sabemos que Amen-Hotep hijo de Hapu, debi� nacer en la ciudad de Athiribis, la antigua hwt hry ib � El castillo (que est�) sobre el centro (Lit. el coraz�n)�. Esta ciudad era la capital del X nomo del Bajo Egipto, llamado Km Wr, �El gran (toro) negro�� La inscripci�n existente en su estatua, llamada de los 80 a�os, nos permite deducir que pudiera haber nacido a finales del reinado del gran Thutmosis III o a principios del de Amen-Hotep II, viviendo bajo Thutmosis IV y Amen-Hotep III en cuyo a�o 30/31 debi� morir.

De este modo le toc� vivir la �poca m�s esplendorosa del Imperio Nuevo egipcio, es decir entre los a�os 1418 a 1338 a.C. aproximadamente.

Sus padres fueron el magistrado Hapu, escriba real en Atrhibis y Superior de los sacerdotes en el templo del Horus Jent-jety y la dama Itu. Al parecer descendientes de antiguas familias de nomarcas locales, y aunque se ha sugerido que pudieran ser de humilde condici�n, como parece indicar el hecho de que Amen-Hotep hijo de Hapu volvi� a darles mejor sepultura cuando su carrera profesional lleg� a las m�s altas instancias, ello no quiere decir que su enterramiento original no fuera digno de su condici�n, aunque fuese evidentemente de inferior categor�a a la que corresponder�a para los padres de un personaje que ostent� la primera autoridad en Egipto. Tambi�n sabemos de �l que utilizaba el sobrenombre de Huy, diminutivo familiar de Amen-Hotep.

Una nota caracteriza su biograf�a: es una persona que alcanz� su posici�n en Egipto por m�ritos propios, y aunque es algo que se produce en Egipto en repetidas ocasiones, no es menos cierto que en el caso de Amen-Hotep, hijo de Hapu, esto es m�s notorio y real.

No sabemos nada en concreto acerca de la infancia y juventud de Amen-Hotep, hijo de Hapu, pues los datos hist�ricos que nos son conocidos parten del reinado de Amen-Hotep III, momento en que tendr�a unos 50 a�os. Si podemos deducir que debi� ejercer la profesi�n de escriba local en la ciudad de su origen: Atrhibis.

LA CARRERA ADMINISTRATIVA DE AMEN-HOTEP HIJO DE HAPU

El t�tulo m�s com�n de trato que pose�a de acuerdo con las inscripciones de sus estatuas (siete encontradas en el templo de Karnak y dos m�s en Atrhibis), era de de rpt  h3t(i)tnsw ss, es decir, Noble Pr�ncipe, Escriba Real. Se trataba de un tratamiento honor�fico algo semejante a nuestro Excelent�simo Se�or.

Pero �l mismo nos relata en sus inscripciones que, su carrera administrativa se desarroll� en tres etapas bien definidas. Concretamente en su estatua biogr�fica  se nos dice que primero alcanz� la categor�a de:

ESCRIBA REAL BAJO LAS �RDENES DIRECTAS DE SU MAJESTAD.

�Yo penetr� entonces en la literatura religiosa y conoc� los trabajos �tiles de Thot. Me convert� en conocedor de las ideas inaccesibles  al com�n de las gentes. Comprend� todos los pasajes oscuros ( de los textos)��

Este pasaje tiene gran significado dentro de la biograf�a de Amen-Hotep hijo de Hapu Es sabido que el dios Thot de Herm�polis era el escriba de los dioses, por tanto patr�n de los escribas, se le consideraba el creador de la escritura y el lenguaje, la geometr�a, las especulaciones teol�gicas, y por lo mismo, y en funci�n del conocimiento profundo del significado de las palabras, del verbo creador, era considerado un Gran y Terrible Mago, patr�n y protector de los magos. As� pues, el propio Amen-Hotep, hijo de Hapy, nos indica que �l era un especial iniciado en el misterio del conocimiento de la naturaleza de las cosas. Un poderoso mago conocedor de los m�s profundos misterios de las palabras divinas. En suma, un hombre poderoso y temido por sus enemigos. El  estudio de los libros sagrados, sin ser necesariamente sacerdote, le otorg� pues un especial conocimiento de los rituales de culto, raz�n por la que probablemente fuese nombrado Gran celebrante del dios Am�n.

ESCRIBA REAL, JEFE SUPERIOR DE LOS RECLUTAMIENTOS

En calidad de tal era una especie de Ministro del Censo, del que depend�a toda la poblaci�n de Egipto �l era el encargado de determinar el n�mero de personas y los lugares de reclutamiento para las levas del ejercito, la polic�a y los trabajos y obras p�blica Amen-Hotep nos dice que organiz� la vigilancia minuciosa de los Dos Desiertos para controlar las idas y venidas de los beduinos. Igualmente organiz� las guarniciones del Delta con el apoyo de unidades de la marina real de la que era comandante. Tambi�n era responsable de la seguridad interior del pa�s. Nos cuenta que tom� parte en una expedici�n punitiva contra los nubios del Sehel (la inscripci�n existente en Gigh� le otorga el t�tulo de �Gobernador de los soldados del Se�or de las Dos Tierras�, lo que podr�a equivaler a una especie de General en Jefe).

El ejercicio de ese cargo llevaba consigo el de los cargos de Escriba de los soldados del Se�or de las Dos Tierras, e intendente de los reba�os de Ganado Mayor de Am�n en el Alto y en el Bajo Egipto.

En funci�n de ello, sabemos que dispon�a del personal civil y religioso y que realiz� en Tebas un cambio del estatuto personal de los servidores afectos a los dominios reales para hacerlos depender del clero de Am�n. Era el encargado de proveer de toda clase de alimentos al Clero de Am�n.

JEFE DE TODOS LOS TRABAJOS DEL REY.

Este t�tulo era consecuencia directa del ejercicio de los t�tulos anteriores, en la medida en que era conocedor de la ciencia de la geometr�a y de la t�cnica arquitect�nica y controlaba los medios humanos y econ�micos del rey.

En virtud de todo ello. Amen-Hotep hijo de Hapu es, sin duda, el responsable del nuevo aspecto urban�stico que tom� Tebas en esta �poca Amen-Hotep aunque no tenemos una lista completa de sus trabajos sabemos que fue el constructor del templo de Mut, del templo Ja em Maat del recinto de Mont�, del templo de Jons�, del templo de Luxor, de la ciudad �palacio de Malkata del templo funerario de Amen-Hotep III

En Kom el Hettan, de la construcci�n y erecci�n de innumerables estatuas reales y divinas (entre las cuales el coloso de Amen-Hotep III  del X pilono de Karnak) de los templos Jubilares de Soleb y de Sedeinga, en general de cuantas construcciones emprendieron durante todo el reinado de Amen-Hotep III hasta el a�o 30 del rey, incluido su propio Templo Funerario en Tebas Oeste. 

Mi Se�or me renov� una vez m�s sus favores... me nombr� Jefe de Todos los trabajos. Yo he establecido s�lidamente el nombre del rey para siempre. No he buscado imitar lo que se hab�a hecho antes. Yo he hecho im�genes suyas de las canteras en la Monta�a de Arenisca ya que �l es el heredero de Atum. He actuado con todo el amor de mi coraz�n dirigiendo la reproducci�n de sus facciones, en este su gran templo, en toda clase de materias s�lidas como el cielo. Ciertamente jam�s persona alguna hab�a hecho estas cosas ni las har� desde los tiempos de la creaci�n de las Dos Tierras. Yo he dirigido los trabajos de sus estatuas grandes en su altura y anchura m�s que su columnata, cuya extremidad eclipsaba el pilono y cuya altura era de cuarenta codos en la impresionante monta�a de Arenisca a los costados de Ra y de Atum. Constru� un barco de ocho brazos (de calado), hice remontar por el Nilo a ese monumento que fue instalado en este gran templo, estable como el cielo. Estos ser�n mis testimonios para vosotros los que vendr�is despu�s de m�...� (estatua biogr�fica)

LA FIESTA SED DEL A�O 30.

En este Jubileo colaboraba todo el pueblo de Egipto. Para ello se realizaron proyectos de numerosas construcciones en todo Egipto y de erecci�n de estatuas del fara�n. Sabemos que la nobleza palaciega deb�a tomar parte en estos festivales interpretando papeles m�ticos como si se tratase de un drama sacro. Sabemos que Amen-Hotep hijo de Hapu represent� los papeles de Noble encargado del palacio blanco de Geb  y el Canalizador  (el que abre los canales). Tambi�n desempe�� el papel de Aquel que interpreta el papel del noble iry pr con motivo del jubileo del a�o 30. La preparaci�n de actividad. Hemos dicho que los preparativos del Jubileo necesitaron de la realizaci�n de un inventario de los bienes de Am�n y de una modificaci�n del estatuto del personal perteneciente a los dominios reales. En Soleb asistimos a la inauguraci�n de importantes monumentos por el rey y su arquitecto, en presencia de la reina de las princesas, del Visir Ramose y de los grandes cortesanos. Amen-Hotep est� representado junto al rey en actitud de consagrar por los ritos del citado templo de Nubia.

Junto a los t�tulos principales ya considerados a Amen-Hotep se le concedieron otros t�tulos secundarios tales como:  

  • INTENDENTE DE LOS REBA�OS DE AM�N EN EL ALTO Y EN EL BAJO EGIPTO. 

  • GRAN CELEBRANTE DE AM�N.

  • ADMINISTRADOR DEL DOMINIO REAL DE LA HIJA Y ESPOSA REAL SAT-AM�N.

  • JEFE DEL EJ�RCITO DE MENFIS.

  • SACERDOTE SEM EN LA CASA DE ORO (QUIZ�S DE UN TORO APIS).

  • JEFE DE LOS PROFETAS DEL HORUS JENT-JETY.

  • SE�OR DE KEM-UR 

Este t�tulo fue especialmente querido por Amen-Hotep hijo de Hapu, por tratarse de una distinci�n en relaci�n con el culto del dios de su villa natal, Atrhibis). Sabemos que dedic� grandes recursos y esfuerzos a embellecer y agrandar su ciudad. Mand� excavar estanques, aument� las ofrendas diarias del Horus Jent-Jety y decor� su templo.

El examen de las diferentes funciones desempe�adas por Amen-Hotep nos lo presentan como un gran hombre de Estado. Su formaci�n como escriba real la hab�a hecho capaz de controlar los c�lculos m�s complejos y resolver los problemas de matem�ticas m�s dif�ciles, as� como de dibujar los planos de las m�s enormes edificaciones. Es por estas razones por las que vemos a Amen-Hotep hijo de Hapu  Acumular funciones tales como Organizador del Censo, Gran Intendente y Ministro de las Obras P�blica, funciones, todas ellas verdaderamente gubernamentales. Pero Egipto goz� durante treinta a�os de un largo periodo de paz puesto que, ni dentro, ni fuera hubo conflictos graves que perjudicaran la buena marcha de los asuntos del gobierno.

Las riquezas de �frica y de Asia inundaban Egipto. No obstante fueron su genio, su capacidad de juicio y su ciencia, los que hicieron de �l el hombre de Estado m�s importante que un rey de Egipto hubiera tenido jam�s a su lado.

LA PERSONALIDAD DE AMEN-HOTEP

�Es posible discernir los rasgos de la personalidad de AMEN-HOTEP a pesar de los milenios que nos separan de �l?

Amen-Hotep se presenta ante nosotros como un hombre bien equilibrado en el que todas las facultades se combinan en �l de manera armoniosa. Hasta d�nde es razonable admitirlo, se desprende de las representaciones de su aspecto f�sico que pose�a una robusta constituci�n pudiendo atribu�rsele un temperamento algo sangu�neo, no nervioso, pero con un complemento de energ�a vital considerable. Esto est� confirmado por los textos que nos muestran a nuestro hombre como una persona acogedora, que deja que se le acerquen, y al que gusta documentarse e informarse, sin por ello dejarse importunar. Es un hombre h�bil y servicial, pero al mismo tiempo, y a pesar de la dulzura de su car�cter, de una voluntad que siempre termina por imponer.

Uno de los aspectos m�s sobresalientes de la psicolog�a de Amen-Hotep era saberse poseedor de un alto valor personal. Esto se confirma por los hechos de ser bastante m�s mayor que el propio fara�n y tener acceso a las m�s �ntimas estancias de las residencias reales. Por ello se puede vanagloriar de haber mantenido unas relaciones muy familiares con su se�or  Amen-Hotep III. Prueba de ello son los t�tulos ostentados de Depositario del Sello del Rey del Norte, Portador del Flabelo a la derecha del rey y primer amigo entre los amigos (del rey)

Soy un verdadero ser de elite en medio de la masa de los humanos; un hombre cuya inteligencia comprende todo, cuando recorre la sala del Consejo, y a quien las cosas m�s excepcionales le parecen naturales; saca las lecciones de los acontecimientos incluso cuando las conclusiones son oscuras; es un maestro de perspicacia que satisface el coraz�n de su soberano que hace cosas magn�ficas  para su Horus...� (estatua biogr�fica).

Ten�a una profunda inteligencia que le permiti� abordar complejos problemas filos�ficos  y pol�ticos� es decir que se basa permanentemente en las lecciones del pasado  sin ser por ello un esclavo del tradicionalismo, utilizando siempre su imaginaci�n para resolver los problemas que se le plantean.

Desde un punto de vista moral, parece haber sido un practicante de la doctrina Maat, que exalta la Justicia y la Verdad como fundamento del orden total. �l est� entre los favorecidos que practican dicho culto. El debe todo a esta diosa. Es ella la que le ha conseguido el favor real, gracias a ella �l ha llegado a viejo.  La estatua llamada de los 80 a�os nos dice:

�El noble pr�ncipe, depositario del sello del rey del norte, el escriba real...He aqu� que estoy entre los favoritos que practican a Maat. Soy un Justo. No act�o jam�s con parcialidad y me guardo de frecuentar  la compa��a del malvado. No me aprovecho cuando alguno est� en dificultad para encargarle trabajos bajo mi autoridad. No hay hombre que siendo llamado a mi presencia no sea escuchado por m�, aunque se explique muy ampliamente. No entro en relaci�n con las personas que han actuado contra m�. Nunca presto atenci�n a la mentira lanzada para quitar sus bienes a alguien. Mi m�rito es la prueba de las cosas bien hechas en mi favor a los ojos de todos. El que me ha conocido desear� ser como yo a causa de la importancia de lo que me ha sucedido. Llegar a viejo es una prueba del rey, y cumplir� los 110... �

Desde un punto de vista religioso se nos muestra como un profundo conocedor de los dogmas del culto y de los rituales (lo que resultaba ser imprescindible para un arquitecto que construyese templos de culto divino y de culto funerario). A partir de su nombre  (Amen-Hotep) hay que pensar que Amen-Hotep hijo de Hapu. Se mantuvo en la tradici�n amoniana. Am�n era para �l el dios primordial creador del mundo:  La estatua de la lealtad a Am�n dice lo siguiente:

�Yo he venido cerca de ti �Oh Am�n, Se�or de los Tronos de las Dos Tierras pues t� eres RA  que aparece en el cielo, que ilumina la tierra con las perfecciones de su ojo brillante, que ha salido del Un, que ha aparecido encima del agua primigenia, que ha conocido su propia carne y que se ha engendrado  en sus propias formas��

Sin embargo no olvida a las otras divinidades del pante�n egipcio. En las inscripciones de sus estatuas se encomienda tambi�n a Osiris, a Ptah-Sokaris, Anubis, a las En�adas de los dioses del Sur y del norte, a la diosa Mut y al Khons� tebano. Demuestra una especial devoci�n al Horus Jent-Jety, patr�n de su ciudad natal. Amen-Hotep fue, desde luego, un conservador a causa de su formaci�n, de sus funciones y de su edad.

Su obediencia a Am�n es incontrovertible. La inscripci�n de la estatua de las Levas dice lo siguiente, � Estatua donada como testimonio de favor hacia un familiar del rey para el templo de Am�n de Karnak, al noble, encargado del palacio blanco de Geb, el escriba real, el escriba de las levas, Amen-Hotep Justificado, hijo de Hapu del Nomo de Athribis. El dice: 

Yo he actuado como mandatario real de su Majestad cuando ha sido necesario llevarle gentes de Tebas que estaban sujetos al dominio de rey para consagrarlos por siempre, a ellos y a su descendencia, a Am�n, Se�or de los Tronos de las Dos Tierras. Con la ocasi�n del primer jubileo del a�o treinta de Su Majestad. El rey me encarg� de efectuar la revisi�n del dominio de Am�n� El rey me nombr� Jefe de los ritos de Am�n ( para sustituirle en ) todas las fiestas del dios. He cumplido las obligaciones que impon�an los preparativos de todos su festines sagrados, cada vez que ten�an lugar.�

Cabe pensar que Amen-Hotep hijo de Hapu intent�  conciliar las crecientes tendencias solares que surg�an en el seno de la familia real con los cultos tradicionales en una sin igual jugada pol�tica. Dec�amos la semana pasada que en el  reinado de Amen-Hotep III se lleva a cabo un proceso de solarizaci�n de los cultos tradicionales, siendo el m�s representativo el de Am�n que se convierte en este momento en Am�n-Ra. Sin duda fue Amen-Hotep hijo de Hapu el responsable de esta modificaci�n teol�gica que ten�a por objeto controlar el desordenado proceso pol�tico que, sab�a, se avecinaba en la mente de su Se�or, el rey, y conociendo a fondo las sagradas leyes de Egipto que le hab�an sido reveladas en los templos, �l realiz� un important�simo esfuerzo para, de una parte, canalizar las tendencias solares enraiz�ndolas con la teolog�a amoniana, y de otra, controlar el poder�o del clero de Am�n y someterlo a la voluntad del soberano. De estos intentos tenemos pruebas directas en las afirmaciones que se recogen en los textos de sus estatuas, e indirectos a trav�s de otros indicios como son el texto acr�stico existente en la tumba de Jeruef, d�nde se entrecruzan los nombres de Am�n y de Ra-Hor-Ajty, o el nombramiento para el cargo de Visir del Sur de Ramose, en lugar del Sumo Sacerdote de Am�n Ptahmose, en el a�o 28 del rey. Todo ello para no hablar de la recreaci�n en el templo de Luxor del mito de la divina concepci�n como hijo carnal de Am�n de Amen-Hotep III, recogido  en las c�maras del Sur de dicho templo. La desaparici�n de Amen-Hotep hijo de Hapu en el a�o 30 de Amen-Hotep III, resulta ser un acontecimiento pol�tico de primer orden. Con su muerte se produce un desencadenamiento de los acontecimientos y la crisis larvada largamente estalla finalmente. Tras el desaparecen paulatinamente toda una serie de personajes como Ramose, Visir del Sur; Jeruef, Intendente de la reina Tiy, Ja-em-hat, jefe de los Graneros del Sur y del norte; Amen-em-hat Surero, Gran Mayordomo Real, y muchos otros. La prueba de estos momentos delicados se ve especialmente en la tumba de Ramose donde se aprecia claramente el momento hist�rico que propicia el cambio de estilo de decoraci�n desde el estilo ortodoxo al estilo revolucionario del futuro Aj-en-Aton.

Amen-Hotep hijo de Hapu est� representado en la tumba en compa��a de una misteriosa dama y todo parece indicar que Ramose podr�a haber sido pariente o familiar de nuestro hombre pues la inscripci�n as� lo recoge.

SU CULTO FUNERARIO.

Como no pod�a ser menos y atendiendo a las tradiciones funerarias de Egipto, Amen-Hotep hijo de Hapu se preocup� grandemente de organizar con arreglo  a las concesiones de su se�or su propio culto funerario.

Su tumba ha sido descubierta en los contrafuertes de Gurmet Murrai en los a�os setenta, aunque su estado es de total destrucci�n. De este modo se confirmaron las sospechas de que habr�a sido violada en la antig�edad, puesto que se encontraron antes del descubrimiento de la tumba propiamente dicha fragmentos de sus sarc�fagos.

Unido a la tumba, se encontraba su templo funerario que fue descubierto por Robichon y Varille en el a�o 1934.

Estaba situado tambi�n en la misma zona de la tumba e inmediatamente cercano al templo funerario Amen-Hotep III. Ten�a unas dimensiones inusitadas para tratase del culto funerario de un personaje no real, puesto que era cinco veces m�s grande que su templo vecino, el del propio Thutmosis II. Su templo funerario ser� concluido alrededor de su fecha de fallecimiento ( el a�o 30 o algo despu�s), dado. Se conoce una estela (B.M. 138) que recoge el decreto de la fundaci�n del templo. Est� fechada en el a�o 31 de Amen-Hotep III, es decir un a�o despu�s de la muerte de Amen-Hotep hijo de  Hapu, pero sin duda se trata de una copia reproducida durante la dinast�a XXI, en el Tercer Per�odo Intermedio. Probablemente se tratar�a de una reconstrucci�n del templo funerario ya en ruinas para esa �poca. Un acto piadoso realizado por los sumos sacerdotes de Am�n que protegieron tambi�n las momias reales de los faraones del imperio nuevo. �Quiz�s protegiesen tambi�n los restos de Amen-Hotep hijo de Hapu escondiendo su momia y sac�ndola de su tumba violada para depositarla en alguna cachelle que a�n  no conocemos?.

En todo caso Amen-Hotep hijo de Hapu quiso garantizarse su culto funerario a trav�s de sus estatuas. Sabemos que las estatuas de un egipcio eran seg�n sus creencias los recept�culos que con los rasgos del difunto estaban destinados a recibir las esencias espirituales del hombre muerto y justificado para asegurar su supervivencia en el m�s all�, siempre vinculada a la supervivencia de su forma terrestre.

Por esas razones �l consigui� colocar sus estatuas (7)  en el recinto de Karnak para asegurarse el culto y la participaci�n de las ofrendas alimentarias hechas a la divinidad. Estando all� podr�a contemplar al dios en sus procesiones rituales, gozar de sus ofrendas y, al tiempo ser�a venerado por los humanos que dar�an culto a sus estatuas.

Veamos en la diapositiva los lugares donde se encontraron sus estatuas en Karnak: La estatua Biogr�fica, se hall� en el patio central detr�s del 3er pilono. La estatua de los 80 a�os, delante del VII pilono, de Thutmosis III (sin duda colocada all� para simbolizar todo un trayecto vital puesto que sabemos que debi� nacer bajo el reinado de dicho fara�n).

Las estatuas de Jefe de las Levas y del Arquitecto, estaban colocadas al traspasar el X pilono. Entrando desde el sur era lo primero que ve�a el visitante a los pies de la gran estatua de Amen-Hotep III.

La estatua del Templo Mut colocada en dicho recinto para disfrutar de la mesa de ofrendas de la diosa, lo mismo que suced�a con la estatua del templo de Jons�. Lo mismo sucedi� con la estatua encontrada en Athiribis por Habachi, en el templo de Horus Jenty-Jety.

AMEN-HOTEP COMO INTERMEDIARIO ENTRE LOS HOMBRES Y LOS DIOSES.

Si el soberano al que hab�a servido en la tierra era dios, su primer ministro  (�l mismo) gozar�a de una relevante situaci�n como una especie de mensajero entre los dioses y los hombres.

Alrededor de la base de la estatua de Escriba de las Levas, se lee: �Oh gentes de Karnak, vosotros los que dese�is ver a Am�n, venid a m�. Yo comunicar� vuestras peticiones,  pues yo soy un intermediario cerca de este dios. Neb-Maat-Ra me ha colocado para transmitir los asuntos de las Dos Tierras.  Haced para m� el rito Hetep dt nesu, mencionad mi nombre en toda ocasi�n diaria, como debe hacerse para un favorito.�

De igual modo alrededor de la base de la estatua del arquitecto se lee tambi�n: �Oh el Sur y el Delta, Oh todos los ojos que ven el disco solar, vosotros los que ven�s a Tebas, ya sea, descendiendo por el r�o, ya sea remont�ndolo para dirigir una petici�n al se�or de los dioses, venid a m�; yo transmitir� vuestra petici�n a Am�n en Karnak. Ejecutad en mi favor el rito hetep di nesu; verted para mi una libaci�n con lo que llev�is en la mano, pues yo soy un intermediario que ha colocado el rey en el acto de escuchar las s�plicas para elevar hasta dios los deseos de las Dos Tierras.�

Estas dos estatuas colocadas a la entrada del X pilono de Karnak recog�an el papel del intercesor de Amen-Hotep hijo de Hapu ante los dioses para su pueblo. Ambas tienen gastada (como consecuencia de las preces del pueblo que tocaba con sus manos en piadosa actitud) la  parte del papiro desenrollado  sobre sus piernas.

CONCLUSI�N

Como dec�amos m�s arriba Amen-Hotep hijo de Hapu fallece alrededor del a�o 30 de Amen-Hotep III, puesto que contamos con el decreto de la fundaci�n de su templo funerario datado en el a�o 31 de dicho rey. Tras su muerte sobrevino casi inmediatamente el cisma amarniense  que sumi� a Egipto en la confusi�n y el caos a juzgar por el decreto de la restauraci�n dictado por el fara�n Hor-em-heb. Muy probablemente su memoria sufri� persecuci�n aunque no podemos determinar hasta qu� punto. De hecho sus estatuas se han encontrado intactas aunque el nombre de Am�n haya sido martilleado en todas ellas, Pero tambi�n se constata una posible violaci�n de su tumba y, desde luego, un posible ataque a su templo funerario, aunque todo parezca indicar que su memoria gozaba de cierta protecci�n por parte de la casa real.

Restaurado el culto de Am�n, con la fundaci�n de la dinast�a XIX, su memoria es cultivada de modo especial. A lo largo de la �poca ram�sida se le empezar� a representar en compa��a de los reyes-ancestros en la necr�polis tebana. Como vimos m�s arriba se restaur� su templo funerario en la dinast�a XXI, y probablemente su momia fuera sacada de su tumba para ponerla a buen recaudo por los sacerdotes de Am�n.

El paso del tiempo no hizo sino acrecentar su fama. Las pretendidas facultades curativas de sus estatuas, consideradas milagrosas, fueron otorg�ndole con el transcurrir de los a�os una m�tica naturaleza semi-divina, que acabar�a confiri�ndole la asimilaci�n al propio dios Ptah, patr�n de la medicina.

Su personalidad, sus obras, y su mito vivieron a trav�s de los milenios entre el pueblo de Tebas que se acostumbr� a rezarle y a pedirle la divina intercesi�n que sus inscripciones proclamaban. �l que tanto am� a Egipto qued� �ntimamente unido a su cielo, a su bondad de hombre sabio pasaron a formar parte para siempre del impresionante universo egipcio que todav�a hoy nos emociona y nos conmueve.