MAAT, hija de Ra: el equilibrio cósmico según los antiguo egipcios. |
Por D. Francisco Martín Valentín. |
Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto |
correo: [email protected] Probablemente
para toda persona amante de Egipto o simplemente interesadas, será fácil
comprender que esta civilización nos haya llamado poderosamente la
atención fundamentalmente por sus tesoros y por su arte, también por
el complejo y no muy fácilmente comprensible mundo religioso o por la
magnificencia de sus profusiones, pero para los que investigamos más
profundamente este apasionante mundo del antiguo Egipto, surge entre las
observaciones y estudios que realizamos, respecto de su historia, su
civilización y su arte, una estructura de orden moral altamente
espiritualizada que parece dar cuerpo y homogeneidad a todo el cúmulo
aparentemente caótico de información, que nos brinda las ruinas de sus
templos, las inscripciones y estelas de sus papiros o las enigmáticas
expresiones de los rostros de las personas que desarrollaron esta
sorprendente y enigmática civilización. De
este modo llega un momento para el estudioso del antiguo Egipto, en el
que urge comprender el espíritu de la vida a este prodigioso mundo que
se desarrolló durante más de 3000 años, y aún hoy hunde sus raíces
en nuestra moderna vida cotidiana de pueblo mediterráneo y europeo.
Esto es el objetivo e mi conferencia de hoy y es tratar
de exponerles en el breve espacio de una ora escasa, el extracto
del Egipcio Antiguo acerca de la ley natural que ellos sabían, lo unía
todo entre sí; en un difícil equilibrio diario y permanentemente
amenazado por otra parte, según ellos creían, o el desequilibrio o Ka.
Este complicado concepto abstracto recibía un nombre en la lengua
egipcias –MAAT-; los egipcios supieron dar forma trascendente, a todos
los principios elementales de la vida, como todos Uds. saben, y de este
modo deificaron cada una de las manifestaciones esenciales del mundo
espiritual y material que les rodeaba
por este motivo Maat aparece en la etimología egipcia, como
diosa hija del sol Re, creador del mundo en la forma de Atum-Re en la
teología de Heliópolis. La
iconografía religiosa, nos la presenta como una mujer, con una pluma en
la cabeza, y con un Anj en sus rodillas. Curiosamente los textos, nos la
muestran desde la época de Imperio Antiguo como la hija o como la
madre, en ocasiones, del propio dios Re, y otras veces como esposa del
propio dios RE, y otras veces como esposa del propio dios THOT, dios de
la inteligencia y del verbo creador, según la teología Hermopolitana.
Los textos de las pirámides, nos relatan que cuando Re creó el mundo,
consideró oportuno que su hija MAAT, velara por la permanencia de la
creación del primer día, frente al caos que amenazaba con eliminar el
orden creado en cada instante. Esta doctrina se impartió sobre los
egipcios, con una fuente elemental de orden social dentro del orden cósmico
del mundo egipcio. En
el célebre cuento del “Hombre del Oasis” es un relato de un
campesino que se ve despojado injustamente
de su mercancía y a animales, que apela a su faraón, como reclamación
de sus derechos exigiendo sus derechos, se recoge la esencia de la
doctrina del Maat, como doctrina social. Cuando este esclavo reclama al
faraón le invoca de este modo:
Dice también en su apelación al rey:
Esta doctrina se practicó para complacer a la divinidad, es la esencia del porqué de está doctrina, y se expresaba con palabras y tenían la obligación de demostrarlo con acciones. Los grandes funcionarios de la V Dinastía manifestaban en sus tumbas:
Después
de Imperio Antiguo diversos tratados recogen bajo el título genérico
de “Enseñanzas”, las llamadas OSEBAY; estas meditaciones, llamadas
por la Biblia, concretamente en el Libro de los Reyes, “La sabiduría
de los Egipcios”. Estas enseñanzas se dirigen siempre, por lo que se
ve en los textos, del interior al interior; así el dios al Rey formando
una doctrina divina, el rey a sus hijos lo que ha dado en llamarse también
doctrina familiar. Ejemplo de la doctrina real son las enseñanzas del
Rey Jepri con su hijo Merikaré, texto que se puede datar hacia al IX
dinastía, hacia el 2300 a. de C., o el de Amenenhat I a su hijo
Sesostris, los de Amenenhat III a sus funcionarios, el de Amen-Hotep IV
a sus cortesanos a través de los signos de Tell-el-Amarna, etc. La
ley de Maat, se dirigía en todo caso, y esto es importante, a todo el
mundo dentro de su lugar en la sociedad, Y esto lo hacían sin distinción
de rango social, ya fuera el rey, príncipes, los cortesanos, los pobres
egipcios, los destinatarios de esta locución. En
los textos de los sarcófagos, se proclama este principio, “Re ha
creado los cuatro vientos de la vida, para que cada hombre pueda
respirar con su hermano, durante el tiempo de vida, Re ha creado las
profundas aguas de vida, para que tanto el pobre como su señor, puedan
usar de ellas, Re ha creado todo hombre semejante a su hermano”. Esta
doctrina igualitaria, proclamada por el Imperio Medio, la igualdad de
todas la personas, dentro de la organización social;
y tenían como contrapunto, que nos puede ser de interés, el
derecho o las circunstancias existentes en Babilonia que a través del Código
de Hamurabi, nos da un contraste muy importante. Cuando en este código
legal, uno de los primeros de la historia, se contemplan los crímenes o
delitos, no se enjuician como una falta en el orden social o moral, sino
simplemente como un hecho material que se ha de reparar, las penas
consisten, casi siempre, en dinero, es decir, se retiene una diferente
cantidad de dinero, según si el agredido o el sujeto pasivo del delito
es u esclavo paga menos, si es n noble paga más, este concepto es
importante, desde el punto de vista sincrónico, como dos civilizaciones
se desarrollan al mismo tiempo, tienen conceptos tan distintos a propósito
de este tema. Como
Uds. saben , la sociedad en Egipto estaba compuesta por capas
permeables, al contrario de lo que se pueda pensar aparentemente, y esto
nos es conocido por diversos ejemplos
de personas que alcanzaron altos puestos en la administración, a
pesar de los orígenes humildes, llegaban a puestos altamente
representativos en la administración del estado; ciertamente existían
desigualdades de hecho, eso no se puede negar, como fortuna, talento o méritos,
pero la ley divina y real, proclamaba el principio de igualdad de todos. El
rey, sólo era de algún modo, el intérprete, y el representante del
Maat en la tierra, y de ello daría cuenta después de la muerte, antes
de ser recibido en el otro mundo. Para aventurar la doctrina del Maat,
se llegaron a crear un aserie de escuelas, formadoras de funcionarios,
que tienen sus orígenes en el Imperio Antiguo, es como un lugar de
formación que existía desde siempre, desde época prehistórica, y más
concretamente el sumo representante del mundo administrativo del mundo
egipcio, el llamado VISIR, llevaba en todas las épocas, el título de
“Escriba de Maat”, lo cual aclara muy oportunamente, el concepto del
que estamos hablando; y esto representaba ser el máximo cargo oficial,
pero al mismo tiempo, eran los encargados de velar por el cumplimiento
del principio del Maat, del equilibrio. Las
sabidurías nos enseñan, que el escriba debía ser un hombre bueno para
escribir, dicen: “Justo para el vivir”, y sus acciones están
siempre bajo el dominio del dios Thot, y su esposa Maat. Las enseñanzas
para el pueblo nos han llegado a través de diversos tratados, como
“Las Sabidurías de Ptah Hotep”, o el Jagemni, las del visir Sujetep-Tut-Re,
de la dinastía XIII. Un extracto de todas estas doctrinas, el conjunto
de estas sabidurías, apiñadas por los escribas y los hombres doctos,
suponía la educación en el ambiente y seno de la familia, los hijos,
dicen las enseñanzas, deben aprender a escuchar a sus padres,
deben comportarse correctamente ante la mesa, ante los superiores o ante
las mujeres, pues el hijo bien educado, discreto, honrado, modesto,
enemigo de la alabanza, triunfará en la vida, observando las enseñanzas
de su padre, y dice concretamente:
“Es bueno para el hijo, obedecer a su padre, el futuro
funcionario, tendrá como norma de conducta, hacer el Maat, sin
practicar la falsedad. Debe buscar y encontrar el Maat, en toda ocasión.
De este modo podrá volver a convertirse en un sabio” (término
egipcio que se usa para los consejeros del rey). Los deberes
exigidos por la doctrina del Maat, se presentan por fórmulas tan bien
redactadas, que se utilizarán en oriente a través del tiempo y la
historia. En la tumba concretamente de Het-Hu, un noble del Imperio
Antiguo de Elefantina , se lee:
“Yo he dicho Maat, yo he hecho el Maat, he dado pan al
hambriento, vestidos al que estaba desnudo, he ayudado a navegar hacia
la necrópolis al que no tenía barca, enterrado a los muertos” Esto parece una
obra de caridad, que tiene anunciada en un tiempo concreto. Y
curiosamente, en esta línea, en el Evangelio de San Mateo, se lee en el
cap. 25, vers. 34 y sig., una frase que atribuida a Jesús de Nazaret, y
que ya estaba recogida 2000 años antes en una estela de la dinastía
XII del Imperio Medio, la estela de HEPERES del Museo de Turín, dice así
a los justificados: (traducción literal).
“Venid, vosotros que sois los benditos de mi padre, pus yo tuve
hambre y me disteis de comer, yo tuve sed y me distéis de beber, yo
estuvo desnudo y me vestisteis”. Además,
la doctrina del Maat, es un elemento que viene en auxilio de Egipto,
reiteradamente, cuando, en los tiempos de revueltas y anarquía, acuden
al Valle del Nilo. Y es en estos momentos, cuado los sabios recuerdan a
las gentes e qué consiste el Maat, para que no lo olvide; y así las
enseñanzas de AMENEMOTEP que se redactan en el llamado 3er. Per. Int.
Un momento de rebeliones y revueltas, alrededor del año 1000 a. de C.
exhortan a no inventar al violento (es un momento en que la guerra civil
invada Egipto) a confiarse en vida a los brazos del dios, que guiará a
sus fieles en el camino de la verdad durante su vida y tras la muerte.
Pero Maat, también intervenía y regulaba de una manera definitiva, el
destino de los difuntos; eso demuestra lo preocupados que estaban los
antiguos egipcios por el mundo del más allá. Los que fuero fieles en
vida, disfrutarán después de una feliz inmortalidad, según los
textos, la prueba de buena conducta en la vida terrestre, se pasaba ante
un tribunal o juicio; este juicio aparece por primera vez durante la V
dinastía, hacia el 2540 a. de C. en los textos de las pirámides,
encontradas en la pirámide del faraón UNAS, el rey comparece ante el
tribunal de la doble justicia, como ven en los textos, y sale
justificado por sus acciones pues dicen los textos : “MAAT VA CON
EL”. La segunda
muerte era, para los egipcios, el castigo del culpable; la inmortalidad,
por el contrario, era el privilegio de los justos, eran acogidos por
Osiris, en su reino, y por el señor de la justicia Re. Durante el Período
Antiguo, todos los reyes y sólo ellos pasaban esta juicio. También en
el transcurso de la historia de Egipto, este juicio es algo a lo que
aspirarán todas las capas sociales, como una especie de privilegio que
permitirá alcanzar la bienaventuranza. Concretamente, las enseñanzas
para MERIKARE, quedaba muy claro; nos cuenta:
“No cuesta quien ignora esto, ninguna magia puede salvar a
quien es culpable, respecto al juicio”. Se
trata pues de un juicio definitivo, de un juicio insoslayable. A partir
del Imperio Medio, bajo la Din. XII, el juicio de los muertos, se hacía
por medio de la pesada del corazón, lugar en el que los egipcios creían
que se encontraba la conciencia; sabemos que creían que el corazón era
depositado en una vasija sobre un platillo de una balanza, en tanto que
en el otro platillo, existía, o se colocaba una representación de MAAT.
Normalmente, esta representación se hacía por medio de una pluma, que
es uno de los símbolos de la diosa. En todo caso, el corazón del
difunto, debía ser tan ligero, tan exento de cuña como la pluma de la
justicia, y en tal caso, el corazón del difunto, debía ser declarado
justo y ya podía pasar a disfrutar del reino de Osiris, en caso
contrario, el corazón era devorado por el monstruo que esta situado
detrás del dios THOT en algunos escritos, que tiene cabeza de
cocodrilo, cuerpo de pantera y el final del cuerpo de hipopótamo. El
difunto padecía la segunda muere ¿por qué? La aniquilación del corazón
suponía la aniquilación de la personalidad. Estas
representaciones, se reconocen a partir de a Din. XVIII aunque ya en la
Din. IX, se hablaba de los textos de los sarcófagos de la balanza de Re
con que se pese el Maat. Desde este punto de vista, para los egipcios
existía un contrapunto en el concepto de Maat que no podemos ignorar,
que es importante el concepto, en términos egipcios era “ISTET”, término
que podríamos traducir en término amplio, por nuestro concepto de
carne. ISTET, para los egipcios es lo que impide, altera o perturba el
Maat, y en la confesión negativa del difunto, que ésta recogía en el
libro de los muertos; en el momento del peso del alma, el difunto
enumeraba una serie de faltas que no había cometido y que le había
convertido en justo. Genéricamente se habla en el libro de los muertos,
de no haber cometido ISTET, de no haber cometido falta contra el Maat y
posteriormente enumera una serie de faltas, 80 concretamente, que se
nombran en el libro de los muertos, consideradas en la moral egipcia,
como quebrantamiento del Maat, y por tanto causas de condenación para
el difunto que hubiera incurrido en ellas. El
tema es suficientemente amplio como para extendernos innecesariamente,
se trata de dar unas pequeñas pinceladas. Visto la trascendencia que podría tener la doctrina del Maat, podríamos decir a nivel particular, es el momento de analizar que suponía dentro de la teoría del estado. Realmente el principio en virtud del cual, el faraón ejercía la representación, o la intermediación entre el dios y los hombres se materializaba mediante los sacrificios u ofrendas a los dioses en los templos, sin duda, el sacrificio más importante que el faraón podría hacer, el sacrificio por excelencia que podía ofrecer, era el Maat, la justicia. La
enseñanza de MERIKARE nos dice: “La virtud del justo, es más favorablemente acogido por el dios, que el buey del hombre injusto, dios conoce al que trabaja para él” Este sacrificio
de Maat, que nos representan en los textos del Imperio Nuevo en los
templos, mediante la ofrenda hecha por el faraón a la divinidad del
templo en cuestión, de una cesta o cuenco, en cuyo interior hay una
representación de la diosa Maat, esta representación, normalmente, va
acompañada de un texto, que decía:
“Ra ha instalado al rey sobre la tierra de los vivientes por
siempre, y durante toda la eternidad, de modo que él juzga a todos los
hombres, y satisface a los dioses, que él haga el MAAT y aniquile al
ISTET; el rey hace sacrificios a los dioses y ofrendas funerarias a los
muertos inmortalizados”. De ese modo
sabemos, que la misión esencial del rey es en realizar el Maat y
combatir o anular el Istet, el equilibrio; y ello supone cuidar de los
hombres en el orden social y cuidar de los dioses en el orden religioso,
el Rey tiene, de este modo, atribuido el papel de intermediario, como
decíamos antes, entre los hombre y los dioses, y de algún modo también
la permanencia y la restauración del Maat, cuando ha sido alterado, lo
que hace habitable al mundo del valle del Nilo, felices a los hombres y
satisface a los dioses. Así, la fórmula de hacer subir al Maat, al que
hacíamos referencia,
significa mantener la comunicación entre la tierra, donde el Maat, se
cumple y el cielo donde Ra, el creador del primer día, se nutre, se
alimenta, dicen los textos; de esta justicia, de este Maat que aquí se
cumple. Concretamente,
en el templo de Hatshepsut, dice:
“Yo he magnificado el MAAT, que dios ama, pues se que el dios
la divinidad, vive del MAAT, el MAAT es también mi pan y yo bebo su
esencia y soy un solo cuerpo con el MAAT”. Esto
nos indica, la preocupación que para los reyes tenía, el ser
cumplimentadores de esta doctrina, como hemos visto ya, el cumplimiento
de esto se convertía ya en el gobernante de todo el orden, pero del
orden cósmico, en la medida en que las buenas relaciones con la
divinidad, garantizaba para los egipcios, la permanencia de fenómenos
diarios, para nosotros tan evidentes, como la salida del sol, o periodos
que garantizaban la vida, como la correcta y periódica crecida el Nilo,
que era esencial. Consecuentemente, en las épocas de turbulencias, (períodos
intermedios), siempre le seguía un período de restauración del orden
“La vuelta al MAAT”, dicen los textos; y esto era lo que garantizaba
la buena marcha del país del Nilo, por tanto tenemos, “La crecida de
Negerti”, que nos anuncia una importante crecida, en el reinado del
faraón del Imperio Medio, después de una época de anarquía, o “La
Estela de la restauración” de Tut-anj-Amón; restaurado el culto del
dios Amón, después de la época Amárnica, allí se habla en el inicio
de los textos de cómo el faraón acude a restaurar el Maat, y esto es
lo que le legitima ante los hombres y ante los dioses. Otra
consideración del concepto del Maat, en la mentalidad muy importante
egipcia, era el principio como ordenador del cosmos. El cosos, para los
egipcios, era el curso o trayecto en donde giraba el Nilo, y esto sucedía
de una manera atípica, todos los días, como una cosa especial, pero
que para ellos, en el fondo, quedaba la experiencia. Para los egipcios,
más que un concepto temporal, o especial en el sentido de que pueden
tener los planetas o las estrellas, era el concepto temporal, era un
proceso en luchas y victorias permanentes, de manera que el orden
siempre triunfase sobre el caos, la garantía del éxito y el orden
creado así como la repetición del primer día de la creación. Esto
llevaba consigo, por otra parte, forzosamente, cosas tan elementales
como la diferenciación entre
vida y muerte, entre el día y la noche, la separación de los dioses y
de los hombres, en fin, todos los conceptos elementales que iban
ordenando el mundo, en definitiva, los egipcios creían que la
trayectoria solar, se realizaba a través de un esfuerzo colectivo
continuo, que exigía la colaboración entre los dioses y los hombres, y
más concretamente la de Sethy I, nos muestran como el sol tiene que
salir triunfante en el transcurso del trayecto nocturno de navegación
del libro de los muertos, y que esta barca en la que va el dios sol, es
auxiliada por una serie de fuerzas negativas, que la más representativa
es la serpiente APOFIS, la gran serpiente del mal; evidentemente el sol,
o el faraón asimilado al sol, triunfaba sobre este gran enemigo que
trataba de impedir la nueva salida del sol al día siguiente. Realmente,
bajo el signo de MAAT, se libra la lucha del bien y del mal, de las
fuerzas creadoras y las fuerzas destructoras del universo. El sol en
este caso, partiendo del faraón, se alimenta del MAAT, que es el
principio de lo que quiere guiar, para conseguir la victoria final; esto
tiene una importancia vital, porque en la mentalidad egipcia, esto
obligaba a practicar el MAAT para ayudar al faraón a que saliese
triunfante de su largo viaje, asimilado a Ra, y éste volviese a
triunfar para poder poner en marcha todo el proceso de la creación. Concretamente
se dice del sol en los textos:
“Tu alimento es MAAT, tu bebida es MAAT, tu pan es MAAT, tu
cerveza es MAAT, el ungüento de tu cabeza es MAAT, el vestido de tu
cuerpo es MAAT, tu respiras el incienso bajo la forma de MAAT, el alto
de tu nariz es MAAT”. Según
los textos, el dios RE, es el padre de Maat, y sin embargo, la necesita
para sobrevivir, de este modo se crea la obligación de crear y producir
el MAAT para crear el dios RE. Los
textos de Abydos, nos dice respecto al ritual divino diario de los
templos:
“Yo hago surgir el MAAT a su señor y doy las ofrendas, al que
las ha creado”. Todo
el esfuerzo social por hablar y actuar conforme al MAAT sube a la
divinidad a través del faraón, que es Re, y garantiza de este modo el
éxito cósmico a través de la doctrinada vida social. Este es un
esquema muy simple, pero nos puede dar una comprensión de lo que era la
vida egipcia, en los momentos habituales. Decir
que los egipcios temían, como he dicho hace un momento, que el sol no
volviese a salir, puede parecer exagerado, y probablemente lo sea, pero
conviene jugar en podo con esa imagen. Realmente, la experiencia histórica
de los egipcios, les hacía confiar en el temor y solucionar el mundo
que estaba continuamente en peligro; realmente el mundo egipcio todo
estaba garantizado, las crecidas periódicas, las montañas que protegían
de los enemigos del oeste y del este; el mar; al sur que estaba
protegido por las fortalezas egipcias, hacían del Valle del Nilo, un
lugar idílico donde todo el mundo temía por la pérdida de esa
seguridad. Pero,
realmente lo que más temían los egipcios eran las cosas habituales,
como el hambre, las enfermedades, las inversiones de los extranjeros, ,
la desaparición del poder real, y era en definitiva, el mantenimiento
en las obras de regadío que eran esenciales para poder sobrevivir y
otros males que venían con la desaparición de ese orden establecido;
éste era el temor, casi infantil que los egipcios tenían
permanentemente en su conciencia, y era lo que el MAAT les garantizaba. Por tanto, decimos que esto es una creencia fruto de una experiencia histórica, más que una abstracta concienciación filosófica que era asequible para unos pocos elegidos y era la posibilidad de sobrevivir cotidianamente a todo; en todo caso, el MAAT era, algo nuevo para ellos, y yo creo que, al igual que para todos los que estudiamos Egipto, el espíritu indefinible de una civilización –la Egipcia- es el más importante legado que hemos recibido de este maravilloso país que es el VALLE DEL NILO. |