CHAMPOLLION, EL ESCRIBA MODERNO. |
Por D�a. Gabriela Arrache V�rtiz. |
De la Sociedad Mexicana de Egiptolog�a. |
�En
1820, gracias a los relatos de los viajeros, a los gr�ficos de los
pintores y, sobre todo, al trabajo de los eruditos de la expedici�n de
Bonaparte, la cifra de los monumentos egipcios catalogados aument�
considerablemente. Se llevaron a Europa m�ltiples restos arquitect�nicos,
estatuas, objetos e incluso documentos escritos, papiros o estampaciones
de bajorrelieves. Ha llegado el momento de <hacerlos hablar> y de
resucitar as�, totalmente, el antiguo Egipto�[2] Si
la expedici�n de Bonaparte no fue muy afortunada desde el punto de
vista de apoderarse de Egipto, en cambio, gracias a ella, la ciencia se
apoder� del antiguo Egipto, llevando expertos en diferentes materias
dej� a la Humanidad un estudio serio del pasado. Al
ser la expedici�n conformada no solamente por soldados, sino por
grandes cient�ficos de diversas especialidades, era de esperar que esto
diera su fruto para bien de la ciencia. La egiptolog�a nace a
consecuencia de esta expedici�n, de una forma indirecta. �La
campa�a del gran corso en Egipto y el descubrimiento de la piedra
Rosetta son los primeros rayos de Ra, que elev�ndose sobre el horizonte
de la historia, van a iluminar una gran ciencia. LA EGIPTOLOG�A�[3]. En
las cercan�as del pueblo de Rosetta un oficial del cuerpo de
ingenieros, de los hombres que formaban parte de la Campa�a de Napole�n
en Egipto, realizaba un trabajo de rutina y al observar un muro que
estaban demoliendo le llam� la atenci�n una piedra negra con
inscripciones en tres diferentes escrituras, avisa de inmediato a su
jefe quien ordena mandarla de inmediato a Alejandr�a. As�
fue como ocurri� el hallazgo m�s importante para la egiptolog�a, ya
que esta piedra, llamada a partir de ese momento �piedra Rosetta�,
ser�a la clave para descifrar la escritura jerogl�fica y poder de esta
manera recurrir a fuentes primarias para conocer la cultura fara�nica,
y no como hasta ese momento en que lo �nico de que se dispon�a era las
versiones de historiadores que escrib�an muchas veces de lo que les hab�a
narrado de segunda o tercera mano, con los errores que esto implica. En
1801 al ocurrir la capitulaci�n del ej�rcito franc�s, se trata de
salvar la piedra Rosetta y los objetos m�s importantes encontrados
durante la campa�a, pero los ingleses exigen su entrega. En el art�culo
XVI de la capitulaci�n, se establec�a que la piedra y otras antig�edades
egipcias pasaban a manos del gobierno ingl�s, por ello a pesar de las
protestas de los cient�ficos franceses dichas piezas se encuentran en
el Museo Brit�nico. Esta
piedra contiene un decreto de Ptolomeo V (a�o 196 a.C.), el cual se
encontraba escrito en dos diferentes lenguajes: el griego y el egipcio.
La porci�n egipcia est� dividida en: caracteres jerogl�ficos y
caracteres dem�ticos. Los caracteres jerogl�ficos eran los que
formaban la escritura sagrada que era usada en templos, estelas,
paredes, monumentos etc., y los caracteres dem�ticos eran aquellos que
se usaban como escritura convencional abreviada usada en la �poca de
los Ptolomeos. Dado que la porci�n griega pod�a ser le�da,
comprendieron la posible importancia de la piedra para el descifrado de
los jerogl�ficos de la primera inscripci�n, ya que los cient�ficos de
la expedici�n dedujeron que la versi�n en griego, la cual pod�a f�cilmente
ser traducida, era una copia del texto anterior y por lo tanto pod�a
dar la clave, por primera vez, de c�mo se escrib�a el egipcio antiguo.
La piedra fue trasladada de inmediato al Instituto de Egipto, reci�n
fundado en El Cairo. Una vez que lleg� ah� fue objeto de gran inter�s,
el mismo Bonaparte mostr� enorme inter�s por el contenido de la
piedra, �l orden� hacer varias copias para su distribuci�n entre los
eruditos europeos. Las copias se hicieron con tinta y dos de estas
copias fueron a Par�s, guard�ndolas en el Instituto de Francia. Una de
estas copias llegan a manos de un capit�n Champollion, quien la muestra
a su joven Primo Jean Fran�oise Champollion, de 12 a�os de edad, y
cambia para siempre la vida de este joven, el cual encamina su vida
entera al desciframiento de esta escritura. El nunca visit� Gran Breta�a,
en donde se encontraba la original, por lo tanto sabemos que el nunca
conoci� el original, pero su hermano le aconsej� que se dedicara a su
estudio. As� en 1804, Champollion escribe a su hermano �tu me
aconsejas estudiar la piedra Rosetta y eso es precisamente lo que voy a
hacer�. En 1809 inicia su estudio efectivo sobre Egipto. Jean
Fan�oise Champollion naci� 1790
en Gigas, su hermano, quien estaba a cargo de su educaci�n, consigue
que le otorguen una beca para estudiar en la ciudad de Grenoble. Tanto
su hermano como el hombre para quien trabaja �Furier�, eran
apasionados de Egipto, por lo tanto nuestro joven crece en medio de un
ambiente en que constantemente se habla sobre la cultura egipcia. Ten�a
una facilidad sorprendente para los idiomas de forma que a los trece a�os
adem�s del griego y el lat�n, que eran obligatorios en la escuela,
aprende �rabe, hebreo, sirio y arameo. Pero el estudio de estas lenguas
tienen una finalidad Egipto, todos estas lenguas eran necesarias para
entender lo que hab�a en ese momento de la historia egipcia. A los 18 a�os
su hermano le manda a Par�a en donde aprende el persa y sobre todo el
copto, esta �ltima lo obsesiona ya que est� convencido que es el
egipcio en una forma de griego, est� seguro que esta lengua es una
supervivencia de la lengua egipcia, �l dice �Quiero saber el egipcio
como el franc�s. Hablo copto yo solo, ya que nadie me entender�a�.
Champollion sostiene que al alfabeto griego los coptos a�adieron
algunas letras de origen dem�tico para representar todos los sonidos de
la lengua, de esta forma el copto se convierte en una reminiscencia de
lo que era el egipcio antiguo. A
los 19 a�os vuelve a Grenoble a realizar un doctorado, es nombrado
secretario de la facultad e inicia su primer libro, que por supuesto va
a hablar de Egipto, de esta obra s�lo publica la parte geogr�fica.
Cerca de Grenoble, en el campo, es en donde se dedica a estudiar con
calma una y otra vez, la copia de la piedra Rosetta que pose�a, aunque
�l sab�a que ya antes de �l ya lo hab�an intentado al menos Sacy,
franc�s y Akerblad de nacionalidad sueca, quienes est�n intentando lo
mismo que Champollion, descifrar la piedra de Rosetta. Escritores
de la antig�edad, como Herodoto, Horapollon y Clemente de Alejandr�a
hab�an supuesto que los jerogl�ficos eran esencialmente una
escritura pictogr�fica y Jean Fran�oise Champollion, demuestra en
abril de 1810 la necesidad del uso fon�tico en la escritura de los
nombres. Cuando
Napole�n regresa de la isla de Elba, Grenoble es una de las ciudades
que lo apoya y se piensa que Jean Fran�oise Champollion fue quien subi�
hasta el lugar m�s alto de la ciudadela para quitar la bandera blanca
de los Borbones. Le son presentados a Napole�n los hermanos Champollion
y este anima a Jean Fran�oise a que publique el diccionario de lengua
copta que acaba de terminar. Lo
anterior le causa problemas en la �poca de Luis XVIII, aunque de omento
recupera su puesto en Grenoble, vuelve a tomar parte en algunos
disturbios en 1821, por lo que los dos hermanos son exiliados a Figeac;
para ganarse la vida abren una escuela, aqu� contin�a el estudio de la
piedra Rosetta; por una carta enviada a un amigo a Grenoble se sabe de
los avances que tuvo Champollion en sus estudios de la piedra Rosetta.
Gracias a la ayuda de unos amigos recupera de momento su puesto en
Grenoble, pero vuelve a involucrarse en disturbios por lo que se tiene
que refugiar en Par�s en casa de su hermano, quedando a su alcance
documentos que no pod�a tener en la provincia. Al tener a su alcance vi�etas
y papiros de la �poca Ptolemaica, hace un descubrimiento fundamental
estudi�ndolos comparativamente: �La escritura de los papiros no es m�s
que una simplificaci�n de la escritura jerogl�fica, una especie de
taquigraf�a jerogl�fica. El dem�tico es una derivaci�n de la
escritura hier�tica, por lo que las tres escrituras obedecen las mismas
reglas. Es
entonces cuando Champollion siente que alguien puede ganarle la gloria
del desciframiento de esa lengua que se ha vuelto en �l una obsesi�n
que incluso le est� afectando en su salud, ese alguien era Thomas Young. A
Thomas Young no s�lo le interesaba la ling��stica, sino que adem�s
curs� la carrera de medicina, estudi� bot�nica y f�sica y cobra
notoriedad por su teor�a sobre la propagaci�n ondulatoria de la luz.
Por lo tanto se convierte en el m�s grande de sus enemigos y
competidores del desciframiento de los jerogl�ficos. Veinte
a�os despu�s del descubrimiento de la piedra Rosetta, ninguno de los
cuatro ten�a la clave para descifrarlos. Champollion acusa a sus
competidores de charlatanes y se obsesiona cada vez m�s. Antes
que sus competidores Akrblad o Young, Champollion reconoce sobre la
piedra Rosetta los nombres de los gobernantes griegos, ya que estos para
poder escribir sus nombres lo tuvieron que hacer fon�ticamente,
formando as� el inicio de un posible alfabeto. Los nombres que �l
reconoce son el de Cleopatra y el de Ptolomeos.... Buscando en la base
del obelisco Bankes, tra�do de Fil�, encuentra los mismos nombres.
Entusiasmado por su hallazgo comienza a hacer suposiciones en todos los
objetos tra�dos de todos los sitios de Egipto o en copias de
monumentos, pudiendo dar con nuevos nombres del per�odo grecorromano
como Alejandro, Germ�nico, Cesar, Tiberio, Augusto, Trajano, etc. En
septiembre de 1822, Jean Fran�oise Champollion, anuncia que encontr�
la clave de la escritura jerogl�fica, da con la clave despu�s de
reconocer los nombres, con los que inicia una serie de conjeturas que
dar�n por resultado el entender al fin dicha escritura, plasmada hac�a
tanto tiempo, la cual es a la vez ideogr�fica y fon�tica. Humbolt
declara solemnemente: �El brillante desciframiento del alfabeto jerogl�fico,
es honroso no solamente por lo que �l ha hecho, sino para la Naci�n.
Debemos estar orgullosos de que un franc�s haya empezado a penetrar en
los misterios que la antig�edad no hab�a revelado a los cient�ficos y
que haya encontrado el significado de los s�mbolos que todos los
pueblos modernos buscaban desesperadamente�. Thomas
Young, declara que �l ya hab�a publicado un estudio de la piedra
Rosetta en 1816, en Cambridge, presentando un an�lisis de la triple
inscripci�n y de los rudimentos del vocabulario. Sin embargo de los
trece signos que propuso s�lo cinco eran correctos y a�n estos eran
deducciones pero no ten�a ninguna demostraci�n, por lo que no pude
considerarse que hayan sido copiados por Champollion. En
1822, la colecci�n Drovetti, c�nsul franc�s en Egipto, es ofrecida a
Francia y al no ser aceptada de inmediato es vendida al rey del Piamonte
e Instalada en el museo de la ciudad de Tur�n. La proximidad de tantos
nuevos monumentos en los cuales puede aplicar sus conocimientos hace que
Champollion cruce los Alpes. Gracias a la recomendaci�n de la esposa
del Duque d�Orleans, Champollion llega al fin a Italia en donde
comienza sus trabajos en el museo de Tur�n. Su primera ocupaci�n es
traducir los nombres de los papiros reunidos por Drovetti, haciendo los
facs�miles, escribiendo los res�menes y reuniendo las fechas y los
nombres reales de toda la colecci�n. Desde su llegada a Tur�n,
Champollion fue acogido con entusiasmo por los miembros de la Academia
de Ciencias. En
1825 Jean Fran�oise Champollion, es enviado por el rey Carlos X, a la
ciudad de Livorno a examinar la colecci�n
de SALT, quien fuera c�nsul ingl�s en Egipto, esta riqu�sima
colecci�n fue comprada para el museo del Louvre por recomendaci�n de
Champollion, quien fue nombrado inmediatamente por el rey curador del
museo, pero casi no disfrut� de su cargo, pues muy pronto se hab�a de
realizar su sue�o, dirigir una expedici�n Franco-Toscana en Egipto. Es
en febrero de 1825 en que por primera vez se le propone la expedici�n a
Egipto, aunque antes es invitado a realizar un viaje a trav�s de Italia
para estudiar todos los monumentos que ah� se encuentran. As�
visita Mil�n y Roma, en donde estudia los obeliscos de esta ciudad y
los papiros de la biblioteca vaticana, es recibido por el Papa Le�n XII
el 15 de junio, una semana despu�s el 4 de julio Champollion est� en
Florencia con el Gran Duque Leopoldo II, quien lo invita a estudiar la
colecci�n egipcia reunida por Giuseppe Nizzoli. Es aqu� en donde
conoce a sus futuros colaboradores. Durante
su estancia en Livorno, en donde fue acogido como a un gran sabio, tuvo
contacto con una gran cantidad de eruditos, con los que hablaba mucho
sobre la egiptolog�a naciente debido a su descubrimiento. Entre ellos
estaba el cart�grafo Gerolamo di Vedana. La academia de esa ciudad
fundada en 1816, lo nombra Socio Corresponsal para la clase de lenguas y
a la ceremonia de su recepci�n asiste quien se fuera a convertir en
gran amigo y socio importante en su aventura: Hip�lito Rossellini, a
quien dio clase de escritura jerogl�fica y con quien poco tiempo despu�s
partiera en su expedici�n a Egipto. De
regreso en Par�s, para la llegada de la colecci�n SALT al Louvre, con
la ayuda de su fiel amigo Dubois, adem�s de Rosellini y de Nestor L�Hote,
realiza la clasificaci�n met�dica para la presentaci�n en el museo
que se llevar� a cabo el 15 de diciembre del a�o siguiente. Para esta
ocasi�n Champollion publica una peque�a gu�a: �Nota descriptiva de
los monumentos egipcios del Museo Carlos X�. Desde
1826 se cartea con su gran amigo Rosellini, so�ando con una campa�a en
la Tebaida, pasar�an dos a�os m�s para concretar este sue�o. Con una
gran resoluci�n Champollion sortea todo tipo de problemas y fue hasta
el 28 de agosto que arrib� a Egipto, quedando maravillado con la sola
vista de la ciudad de Alejandr�a. Esta era sin duda una expedici�n
diferente a la que los c�nsules estaban acostumbrados a recibir. A
lo largo de su viaje los fellahs acud�an en maza a las orillas del Nilo
para ver pasar a aquel que hab�a logrado descifrar los misterios de la
escritura jerogl�fica. Recorriendo
casi todo Egipto, �l y sus colaboradores, toman apuntes, copian
relieves y llevan adelante serias reformas sobre la gram�tica jerogl�fica,
se realizan famosas acuarelas que a�n hoy en d�as son reproducidas. Su
hermano Jacques-Joseph fue el editor de los principales manuscritos de
su hermano. El publica �La gram�tica egipcia�, �El diccionario de
la escritura jerogl�fica�, �Los monumentos de Egipto y de Nubia�,
�La iconograf�a de los faraones�. Todos con gran �xito y elogiados
por la Biblioteca Nacional. Regresa
a Francia el 5 de marzo de 1830, inicia una serie de �xitos, es
reconocido por todos e incluso dona los derechos de sus libros para la
posteridad pero lo sorprende la muerte a una edad muy temprana, a los 41
a�os el 4 de marzo de 1832. Nunca ha sido olvidado y los estudiosos de esta cultura siempre tendr�n en mente que gracias a �l la historia de un pueblo, que estaba muerta para el mundo, revivi� y nos ha dejado ense�anzas que incrementa el conocimiento del Egipto fara�nico d�a a d�a. BIBLIOGRAF�APETER A. CLAYTON: �Redescubrimiento de Egipto�. Dit. Ediciones Serval.
Barcelona 1985. MICHEL DEWACHETER: 1990 �Champoolion, Un scribe pour L�Egypte. Colecci�n
Biblioteca
de Bolsillo. Edit. Aguilar. JEAN VECUTIER: 1990. �Egipto, Tras las huellas de los faraones�. Colecci�n
Bibliotea de
bolsillo. Edit. Aguilar. CHISTIAN JACQ: �Champollion. El Egipcio�. Edit: Ediciones del Prado. Espa�a 1994. [1]Licenciada en Econom�a de la UNAM. Socia Fundadora y Secretaria General de la �Sociedad Mexicana de Egiptolog�a. Estudios de Egiptolog�a en la Universidad de Cardiff, en el Pa�s de Gales, Gran Breta�a y en la Universidad de Londres. Miembro de la Escuela de Escribas en Gran Breta�a. [2] Egipto, tras las huelas de los faraones. Editorial Aguilar P. 87. [3] La piedra Rosetta. Departamento Arqueol�gico Espa�a 1989.
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